Este 20 de junio, es el día en el que el mundo entero está invitado a visibilizar y dar respuestas a la realidad de quienes, siendo víctima de la violencia en sus distintas formas, pero particularmente de la violencia Estatal, solicitan protección a sus derechos humanos y oportunidades de desarrollo en otros países: es el Día Internacional del Refugiado.
Esta es una efeméride establecida por la ONU desde el año 2001 que llama a todos propiciar acciones concretas –cada uno desde su ámbito y cotidianidad- para fomentar la comprensión y la empatía hacia las personas que hoy atraviesan estas difíciles circunstancias. Según ACNUR, desde 2014 ha habido un aumento del 8 mil por ciento en el número de venezolanos y venezolanas que solicitan la condición de refugiado en todo el mundo y, globalmente, hay 26,4 millones de personas refugiadas, más de la mitad de estos son niños, niñas y adolescentes. Quien solicita el estatus de refugiado es una persona que, en contra de su voluntad o deseos, se desplaza, se desarraiga procurando sembrarse en otras tierras, en otra sociedad o cultura.
Refugiado puede ser sinónimo de vulnerabilidad y expresión de lo que el Papa Francisco llama “periferias existenciales”. Pero también es sinónimo de resiliencia, porque con la misma fuerza y coraje que han tomado la decisión de abandonar sus hogares para escapar de conflictos y persecuciones, apuestan por la vida mejor, se ajustan saludablemente a las condiciones adversas y reconstruyen la historia de sus vidas desarrollando un sentido de pertenencia hacia las comunidades y sociedades de acogida, haciendo contribuciones en los diversos ámbitos de la vida social: económico, cultural, las comunicaciones, el servicio a las familias desde la salud y el bienestar, la educación, la pastoral, entre más.
Para los católicos, este 20 de junio es una especie de preludio que les prepara también para celebrar la 107.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado el próximo 26 de septiembre con el tema: “Hacia un nosotros cada vez más grande”, con el que el Papa Francisco siembra la ilusión y el compromiso de construir sociedades más inclusivas en las que, en medio de la diversidad, y conviviendo armónicamente con extranjeros, nos reconozcamos parte de una misma familia humana, pasajeros de la misma barca planetaria, donde los bienes de la creación son disfrutados sin distingos de nacionalidad, postura política, cultura o raza por todos a todos y todas. El llamado es a cuidar la naturaleza y a cuidar, acoger, promover, proteger e integrar a todo ser humano, sin distingos.
Prensa CEV
Nota de prensa Red Clamor
19 de junio de 2021