Caracas.- Quinto venezolano en recibir la dignidad de Cardenal, Jorge Urosa Savino, como expresó en su último mensaje dirigido al país, estuvo siempre guiado “por un inmenso amor patriótico al pueblo sencillo, humilde”. Su vida, dedicada al servicio de Dios y de la Iglesia en una constante atención a las situaciones sociales de Venezuela, pone de manifiesto la vocación de entrega al prójimo a la que fue llamado, y que recoge en su lema episcopal Pro Mundi Vita: “para la vida del mundo”.
El 28 de agosto de 1942, nace de Luis Manuel Urosa Joud y Ligia Savino de Urosa, Jorge Liberato Urosa Savino, en la ciudad de Caracas. Se formó en el núcleo de una familia de profundos valores cristianos, y desde su niñez, se evidenciaba su interés por los asuntos sociales y la atención a las necesidades de otras personas. Surge en él además el amor mariano a través de su participación en la Legión de María.
Vocación al servicio
Estudió en el Colegio “La Salle” y al sentir inquietud hacia la vocación al sacerdocio, desiste de su interés por la Ingeniería, e ingresa al Seminario Interdiocesano de Caracas donde cursa Filosofía. En el Seminario de San Agustín de Canadá, cursó Teología durante los años 1962-1965. Fue ordenado sacerdote por imposición de manos del Cardenal José Humberto Quintero, el 15 de agosto de 1967, y recibe su doctorado en Teología Dogmática en 1971, en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma.
Fue rector y profesor en el Seminario San José en Caracas y rector del Seminario Interdiocesano de Caracas en el cuál habría estudiado en su juventud. Además, ocupó el cargo de Vicario general de la Arquidiócesis de Caracas y fundó una vicaría parroquial en la comunidad conocida como “Casa de Tabla”, ahora comunidad “Cecilio Acosta” en Maca, Petare, una zona popular de la arquidiócesis. Fue Presidente de la Organización de Seminarios de Venezuela (OSVEN) de 1974 hasta 1977; Vicepresidente de la Organización de Seminarios de América Latina (1976 a 1982), Miembro del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Caracas (1973-1990) y Miembro del Consejo de Administración de la Arquidiócesis (1976-1982).
Pastor con olor a oveja
El Papa Juan Pablo II le designó Obispo Auxiliar de Caracas y titular de la Dioecesis Vegeselitana in Byzacena el 06 de julio de 1982, recibiendo su consagración episcopal el 22 de septiembre del mismo año, por el entonces Arzobispo de Caracas, Mons. José Alí Lebrún, como ordenante principal; y como concelebrantes Mons. Domingo Roa y Mons. Miguel Antonio Salas. Fue entonces Vicario general de la Arquidiócesis de 1982 a 1990; Decano de la Catedral de 1984 a 1990, Vice-postulador de la causa de Beatificación del Dr. José Gregorio Hernández de 1984 y participó en el Sínodo sobre los Laicos (1987).
El que fuese en aquél momento Mons. Urosa, fue nombrado II Arzobispo de Valencia el 06 de marzo de 1990. Durante el tiempo que cumplió con esta misión, se interesó por crear la escuela de Teología en el Seminario de Valencia; poco después la sede sería insuficiente para el número de seminaristas, por lo que tras consultarlo y con la aprobación de las debidas instancias canónicas, consiguió en forma de donativo, el terreno en Monteserino, San Diego, donde fue construida la nueva sede. Como su énfasis en la promoción vocacional, también lo fue la evangelización en los espacios culturales de gran influencia en la sociedad valenciana. Destacable fue además su labor en la promoción de la creación de la Diócesis de Puerto Cabello, cuya petición de erección solicitó al Papa Juan Pablo II, quien la aprobó y emitió su decreto el 5 de julio de 1994.
Asistió al Sínodo de los Obispos sobre la Iglesia en América Latina en el año 1997, siendo aún Arzobispo de Valencia, y el 19 de septiembre de 2005, el entonces Mons. Urosa fue nombrado 15° Arzobispo de Caracas, por el Papa Benedicto XVI, quien también lo crea Cardenal en su primer consistorio el 24 de marzo de 2006, día en que recibió la birreta roja y el título de Santa María in Monti.
«Para la vida del mundo»
Cumplió su labor como Arzobispo de Caracas en medio de tiempos políticos radicales, ante los que se mantuvo firme ante la fe, la defensa de los valores democráticos y de los derechos humanos. Promovió la devoción a Nuestra Señora de Coromoto, con lo cual su advocación fue establecida como Patrona de Caracas en 2011, y el 19 de noviembre del mismo año, presidió la Eucaristía en la que fue renovada la Consagración al Santísimo Sacramento y al Inmaculado Corazón de la Virgen de Coromoto, en el IV Congreso Eucarístico Nacional de Venezuela. En el año 2015, acudió al Sínodo de los Obispos “Vocación y misión de la familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo”.
El Cardenal Jorge Urosa Savino, profundo admirador de los ejemplos de santidad venezolanos, fungía como Arzobispo de Caracas durante las ceremonias de beatificación de Madre Candelaria de San José (27 de abril de 2008) y Madre Carmen Rendiles (16 de junio de 2018). Es destacable además su labor como responsable de la promoción de la causa de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández en su condición de Arzobispo, luego de haber sido vicepostulador durante su servicio como Obispo auxiliar.
El 28 de agosto de 2017, al cumplir sus 75 años de edad, presentó su renuncia al Arzobispado de Caracas, de acuerdo con lo señalado por el Código de Derecho Canónico. Su renuncia fue aceptada el 09 de julio de 2018, cuando asume como Administrador Apostólico de Caracas el Cardenal Baltazar Porras. En la Curia Romana, fue miembro de la Congregación para el Clero, del Pontificio Consejo Justicia y Paz y de la Pontificia Comisión para América Latina. Dominaba el inglés, francés e italiano y su destreza en la escritura quedó palpable en los numerosos artículos publicados a lo largo de su vida, incluso como emérito; autor de libros como «El progreso y el Reino de Dios en Teilhard de Chardin» obra que fue su tesis doctoral; “Jesucristo, Camino, Verdad y Vida” y «La Venezuela del futuro, un reto a la Iglesia». El 28 de febrero de 2007, recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Teológica del Centro (Unitec). Fue además asesor de la Legión de María en Venezuela, el mismo movimiento de la Iglesia Católica que impulsó su fe en la niñez.
Prensa CEV
24 de septiembre de 2021