Si te callas, #tusilencioescómplice, si eres indiferente, #tusilencioescómplice… Así comienza el pronunciamiento de la vida religiosa Latinoamericana y Caribeña, las redes integrantes de Talitha Kum, la Red Internacional contra la trata de personas, la Red CLAMOR y la Red CLAR contra la trata; durante este 30 de julio, declarado por la Organización de Naciones Unidas como Día Mundial contra la trata de personas.
Estas organizaciones se unen para hacer un llamado a la comunidad universal para que alcen su voz contra el fenómeno y denuncien las diferentes expresiones de la comercialización de la vida; comprendiendo la gravedad de esta expresión de la esclavitud moderna.
Ya es la hora
Desde su experiencia en la reivindicación de las víctimas, la investigación del fenómeno y su prevención, recuerdan a las Conferencias Episcopales, Congregaciones religiosas femeninas y masculinas, el Clero Diocesano y la Comunidad Creyente, que ya es la hora que como Iglesia, se logren acciones coordinadas y exista colaboración en la transformación de la cultura de dominación. El propósito es que se construyan relaciones de igualdad entre todas las personas, colaborando para erradicar la demanda y visibilizando todas las formas de explotación que han permanecido ocultas, empezando desde la casa.
Los religiosos afirman que Ya es la hora de promover la justicia económica y social, favoreciendo a las personas más empobrecidas. También recuerdan que Ya es la hora de exigir a los gobiernos que adopten alternativas justas al modelo neoliberal; a poner en práctica las leyes contra la trata y garantizar los derechos humanos en especial para las mujeres, niñas, niños y adolescentes. Ya es la hora de que cuestionen los modelos empresariales que engañan y explotan.
Y advierten que Ya es la hora de llevar a cabo acciones proféticas en favor de la Dignidad Humana, en consonancia con la invitación del Papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes, refugiados y desplazados; para evitar que caigan en manos de los traficantes. Se trata de lograr acciones para protegerlos del engaño y la seducción de los que se convierten en sus verdugos.
Las denuncias
El clamor de la vida religiosa es el clamor de las víctimas por lo que hacen tres denuncias que a la vez se convierten en retos pastorales.
En primer lugar denuncian el poder de la cultura patriarcal en todos los sectores: económico, social, familiar, político, cultural y religioso, de manera particular la cosificación de la mujer que contribuye a la cultura mundial de explotación y violencia contra ellas, reflejado en la trata de personas.
La segunda denuncia se dirige al modelo económico injusto, cruel, neoliberal y capitalista que beneficia a unos pocos entre los que se incluyen los traficantes, empresarios y compradores, que por encima de los derechos humanos, fomentan una cultura de mercantilización deshumanizante y excluyente que expone a las personas a un mayor riesgo de ser víctimas de la trata.
Finalmente, denuncian las leyes y políticas injustas y deshumanizantes de inmigración que se hallan arraigadas en una cultura de racismo, violencia y xenofobia que niegan los derechos humanos básicos de migrantes y refugiados.
Finalmente como religiosos reiteran su compromiso para crear conciencia más allá de sus redes, Exigiendo a los gobiernos actitudes y políticas públicas que promuevan la integridad y los derechos humanos de todas las personas que son víctimas de este delito.
“Usaremos nuestra voz para dar la bienvenida, defender, proteger, promover e integrar a las personas que son víctimas de la trata, del abuso sexual y de la explotación de niñas, niños y adolescentes, para garantizar una migración más segura, evitar el reclutamiento de traficantes durante su viaje y acompañar a las víctimas a su regreso“. Reiteran con convicción.
Prensa CEV
Nota de prensa CELAM
30 de julio de 2020