San Juan XXIII a 57 años de su regreso a la Casa del Padre

03
Jun
2020

Vaticano.- Hoy se cumplen cincuenta y siete años del fallecimiento de Angelo Giuseppe Roncalli, el Papa Juan XXIII, que tuvo lugar la tarde de un día como el de hoy pero de 1963

Muchos fieles en todo el mundo lloraron el 3 de junio de 1963 al conocer la noticia del fallecimiento del Papa Juan XXIII, cuyo nombre era Angelo Giuseppe Roncalli. Noticias que fue anunciada, antes que por los medios de comunicación, por el tañido, en señal de luto, de las campanas de todas las iglesias de Roma. Tenía poco más de ochenta años y su elección a la Cátedra de Pedro había sido considerada como la de “un Papa de transición”, puesto que ya era mayo. Sorprendió con su breve magisterio en que puso de manifiesto su personalidad humana y sacerdotal. De hecho, amplió los contactos con los fieles a través de sus visitas a las parroquias, a los hospitales y a las cárceles, adonde llevaba su sonrisa.

Concilio Ecuménico Vaticano II

Sin embargo, se considera que su mayor contribución fue la convocación  del Concilio Ecuménico Vaticano II, cuya conclusión no vería. Lo anunció en la Basílica de San Pablo Extramuros el 25 de abril de 1959. Fue una decisión personal, que tomó como Pontífice, tras diversas consultas privadas con algunas personas de su esfera íntima y con su Secretario de Estado, el Cardenal Tardini. Las finalidades que deseaba alcanzar con tan grande Cumbre conciliar eran originales: no se trataba de definir nuevas verdades, sino, más bien, de volver a exponer la doctrina tradicional de un modo “más apto a la sensibilidad moderna”.

Privilegiar la misericordia y el diálogo con el mundo

En efecto, lo quería en la perspectiva de esa actualización que concierne a toda la vida de la Iglesia, por eso Juan XXIII invitaba a privilegiar la misericordia y el diálogo con el mundo en lugar de la condena y la contraposición, con una conciencia de la misión eclesial renovada que abrazara a todos los pueblos. Y quería que en esta apertura universal no se excluyeran las diversas confesiones cristianas, a las que también se las invitó a participar en este Concilio para iniciar un camino de acercamiento.

De hecho, en el curso de la primera fase se pudo ver que Juan XXIII quería un Concilio verdaderamente deliberante, cuyas decisiones respetó después de que todas las voces tuvieron la oportunidad de expresarse y confrontarse.

Mater et Magistra y Pacem in Terris

En la primavera de 1963 fue galardonado con el Premio «Balzán» de la Paz como testimonio de su compromiso en favor de  la paz con la promulgación de sus Encíclicas Mater et Magistra (en 1961) y Pacem in Terris (en 1963) además de por su decisiva intervención con motivo de la grave crisis de Cuba en 1962.

La caricia del Papa

Algunos aún lo recuerdan por el llamado “discurso de la luna”, en que pidió a los padres que enjugaran las lágrimas de sus niños a su vuelta a casa y pidiéndoles que le dieran a ellos “la caricia del Papa”. En una oportunidad, al saludar a un niño en un hospital, en que llevaba su capa roja, éste le preguntó si era Papá Noel, lo que le provocó una sonora sonrisa.

Ejerció gran influencia espiritual sobre los católicos del mundo. Pero mayor aún fue la influencia de su personalidad. Su bondad, su gran hospitalidad, su sencillez y sus emocionantes exhortaciones por la paz, conmovieron a todos los pueblos de la tierra.

Había nacido en Sotto il Monte, en la provincia italiana de Bérgamo, el 25 de noviembre de 1881. Fue elegido 261° Sucesor de Pedo el 28 de octubre de 1958, sucediendo al Papa Pío XII. Murió la tarde del 3 de junio de 1963. Se estimó que más de un millón de personas asistieron a su funeral. Y el mundo, que también ayer estaba profundamente dividido, se unió en duelo por la muerte de este Papa. Fue así que desde el primer ministro soviético Nikita Kruschev, hasta el entonces presidente de los Estados Unidos de América, John F. Kennedy y la Reina Isabel II del Reino Unido, manifestaron su pesar ante su fallecimiento de este reconocido Pontífice por su compromiso por la paz mundial y la unidad entre los hombres y mujeres de aquel tiempo y de los que vendrían.

Juan Pablo II lo beatificó el 3 de septiembre, en pleno Jubileo del Año 2000. Y el Papa Francisco, quien en diversas ocasiones manifestó su admiración por este Pastor de la Iglesia universal, lo canonizó el 27 de abril del año 2014. A partir de entonces, se celebra su memoria cada 11 de octubre, fecha simbólica del Pontificado del Papa Roncalli, puesto que ese día del año 1962 el Concilio Ecuménico Vaticano II tenía su primera sesión.

Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
03 de junio de 2020