Rodrigo Guerra: “La Asamblea Eclesial no busca ser una VI Conferencia General, ni parlamento, ni laboratorio de teologías”

25
Nov
2021

Rodrigo Guerra, secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, ha asegurado, en entrevista con la revista Vida Nueva, que esta Asamblea Eclesial “es una oportunidad que Dios nos da a los miembros de la Iglesia de América Latina para reaprender a escuchar, y para hacer de este gesto un método permanente en la vida cristiana y en el discernimiento social y pastoral”.

“La Asamblea es una experiencia eclesial novedosa pero sostenida en algo muy antiguo y entrañable: escuchar la voz de Dios. Escuchar a Dios que no habla tanto en el ruido, en los altavoces, sino en el silencio interior, en el corazón, en la herida íntima, y en la objetividad del hermano, sobre todo cuando es pobre y marginado”, acotó.

Para el laico mexicano “todo lo demás que se pueda decir de la Asamblea, gravita sobre esta breve pero potente afirmación: escuchar la voz de Dios ahí donde se manifieste, sin prejuicio”.

Escuchar la voz de Dios

En cuanto a distinguir la voz de Dios de otras voces para no caer en una sociologización, ha señalado que “primero, es preciso recordar que bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”.

Por tanto, –asegura– la presencia de Dios puede percibirse cuando se escucha con corazón recto, limpio, eclesial, a todo el pueblo y no sólo a un sector y cuando la escucha se da al interior de la fe, con contacto íntimo con la Palabra de Dios, y no como quien lee el resultado de una encuesta.

“Esto quiere decir que la voz de Dios se hace oír cuando de corazón se vive la experiencia cristiana en comunión”, ha añadido.

Reactivar Aparecida

Sobre el objetivo que busca la Asamblea Eclesial, ha mencionado que “para el Papa Francisco, el principal desafío que la Asamblea Eclesial debe de atender es cómo reactivar Aparecida y cómo impulsar a fondo Evangelii Gaudium”.

De hecho: “La Asamblea no busca ser una VI Conferencia General, un parlamento democratoide o un laboratorio de teologías por interesantes que sean. La Asamblea debe preguntarse con toda seriedad: ¿por qué algunos temas señalados en “Aparecida” no lograron volverse acción sostenida?

Al respecto, indica que “Aparecida tiene una enorme riqueza. Sería largo hacer un elenco completo de temas y asuntos pendientes o poco desarrollados en la práctica. Lo más importante, sin embargo, se encuentra expresado en los números 11 y 12 del documento. Es necesario más que nunca recomenzar desde Cristo y evitar toda reducción moralista, sea conservadora, sea liberal”.

“La misión de la Iglesia se aletarga, cada vez que la enfermedad del moralismo reaparece. Lo único que dinamiza fuerte y de manera sostenida es redescubrir la frescura y la libertad de Jesús”, ha dicho.

Moralismo y clericalismo

Asimismo Guerra ha explicado que “el moralismo y el clericalismo son dos de las causas que más inhiben el sentido misional y que fortalecen el nacimiento de grupitos, de actitudes sectarias, de eclesiolas gnósticas al interior de la Iglesia”.

Por una parte, “el clericalismo es un vicio profundo que aparece y reaparece en gestos, actitudes y pequeños o grandes detalles de sacerdotes y de laicos”.

En tanto “moralismo y clericalismo son caldo de cultivo para atmósferas de “puros”, de “cátaros”, que creen que la agenda cristiana esencial son las batallas culturales reaccionarias”.

Precisamente Aparecida y Evangelii gaudium “son como la carta magna de la evangelización auténtica, consciente del cambio de época y de afirmar valientemente que la fe antes que combate es anuncio de una misericordia infinita que exalta la dignidad de toda persona y abre rutas nuevas para repensar”.

En algo está claro Guerra: “Afirmar la comunión sin sinodalidad puede prestarse a rigideces y acartonamientos indeseables. Defender la sinodalidad sin comunión puede derivar en un asambleísmo que oculte lógicas de poder en lugar de deseos de aprender del otro”.

Prensa CEV
Nota de prensa Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe
25 de noviembre de 2021