Vaticano.- En el video mensaje, con motivo de la VII Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, el Pontífice describe tres acciones concretas para lograr una economía sin trata: una economía del cuidado, que ofrezca oportunidades de empleo, una economía con reglas de mercado que promuevan la justicia, una economía valiente capaz de conjugar el beneficio con la promoción del empleo y las condiciones dignas de trabajo.
En la VII Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, el Papa Francisco se dirigió a través de un video mensaje a “todos los que trabajan contra la trata de personas”, a “todas las personas de buena voluntad que rezan, se comprometen, estudian y reflexionan” así como a “quienes han experimentado la tragedia de la trata en sus propias vidas”. La ocasión fue la Maratón Mundial de Oración virtual contra la Trata de Personas, que hoy, en la memoria litúrgica de Santa Josephina Bakhita, símbolo universal del compromiso de la Iglesia contra la esclavitud, une al mundo entero, desde Oceanía hasta las Américas, en oración en línea por una «Economía sin trata de personas”, tema elegido por la Red Internacional contra la Trata de Personas, Talitha Kum.
Oración y gestos concretos
“Me complace saber que este año varios momentos de oración son interreligiosos, uno de ellos también en Asia”, dijo el pontífice interviniendo en el momento central de la Maratón Mundial de Oración virtual contra la Trata de Personas. Esta jornada es importante – aseguró – porque “nos anima a no dejar de rezar y de luchar juntos. Que la reflexión y la toma de conciencia vayan siempre acompañadas de gestos concretos, que abren también vías de emancipación social” para que “cada persona esclavizada vuelva a ser protagonista libre de la propia vida”.
Queridos amigos, este es un Día de Oración. Sí, hay que rezar para apoyar a las víctimas de la trata y a quienes acompañan los procesos de integración y reinserción social. Tenemos que rezar para que aprendamos a acercarnos con humanidad y valentía a quienes están marcados por tanto dolor y desesperación, manteniendo viva la esperanza. Necesitamos rezar para ser centinelas capaces de discernir y tomar decisiones orientadas al bien. La oración toca el corazón y nos impulsa a acciones concretas, a acciones innovadoras, valientes que saben asumir el riesgo, confiando en el poder de Dios (cf. Mc 11,22-24).
“La memoria litúrgica de Santa Bakhita es un fuerte recordatorio de esta dimensión de la fe y de la oración es un llamamiento a poner en el centro a las víctimas de la trata, sus familias y sus comunidades”, afirmó también el Santo Padre compartiendo a continuación algunas ideas para la reflexión y la acción en relación con el tema elegido: la «Economía sin trata”.
Una economía del cuidado
Una economía sin trata – subrayó el Papa en el video mensaje en la VII Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas – es una economía de cuidados, hacia las personas y hacia la naturaleza, es una “economía solidaria”:
El cuidado puede entenderse como la atención a las personas y a la naturaleza, ofreciendo productos y servicios para el crecimiento del bien común. Una economía que cuida el trabajo, creando oportunidades de empleo que no explotan al trabajador mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes. La pandemia de Covid ha exacerbado y agravado las condiciones de explotación laboral; la pérdida de puestos de trabajo ha penalizado a tantas víctimas de la trata en proceso de rehabilitación y reinserción social. En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común (Enc. Fratelli tutti, 115). Por lo tanto, una economía del cuidado significa economía solidaria: trabajamos por una solidez que se conjuga con la solidaridad. Estamos convencidos de que la solidaridad, bien administrada, da lugar a una construcción social más segura y firme (cf. ibíd.).
Una economía que busque la justicia
Una economía sin trata – precisó a continuación el Pontífice – es una economía disciplinada con reglas de mercado que promueven la justicia y no exclusivos intereses particulares:
La trata de personas encuentra un terreno fértil en el planteamiento del capitalismo neoliberal, en la desregulación de los mercados que pretende maximizar los beneficios sin límites éticos, sin límites sociales y sin límites medioambientales (cf. ibíd., 210). Si se sigue esta lógica, existe sólo el cálculo de ventajas y desventajas. Las elecciones no se hacen en función de criterios éticos, sino secundando los intereses dominantes, a menudo hábilmente revestidos con una apariencia humanitaria o ecológica. Las elecciones no se hacen mirando a las personas: las personas son uno de los números, incluso para ser explotados.
Una economía valiente, no miope
Una economía sin trata – concluyó Francisco – es una economía valiente:
Se necesita valor. No en el sentido de imprudencia, de las operaciones arriesgadas en busca de ganancias fáciles. No, en ese sentido no; por supuesto no es éste el valor que se necesita. Por el contrario, es la audacia de la construcción paciente, de la planificación que no mira siempre y sólo al beneficio a corto plazo, sino a los frutos a medio y largo plazo y, sobre todo, a las personas. La valentía de combinar el beneficio legítimo con la promoción del empleo y las condiciones dignas de trabajo. En tiempos de fuertes crisis, como la actual, este valor es aún más necesario. En la crisis, el tráfico prolifera, lo sabemos todos: lo vemos todos los días. En la crisis la trata prolifera, por lo que hay que reforzar una economía que responda a la crisis de forma no miope, de manera durable, de manera sólida.
“Queridos hermanas y queridos hermanos, finalizó el Santo Padre – pongamos todo esto en nuestra oración, especialmente hoy, por la intercesión de Santa Bakhita”.
Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
08 de febrero de 2021