Caracas.- En ocasión de la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, Mons. José Luis Azuaje, Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, expresó sus palabras a todos aquellos que, asumen la misión de ser sacerdotes de la Iglesia de Cristo, invitándoles a «Vivir con la alegría que nos da el Señor Jesús».
A continuación, el mensaje completo:
Muy queridos hermanos sacerdotes:
Felicitaciones en este día de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Me da verdadera alegría el compartir con ustedes una breve reflexión sobre un aspecto importante de nuestra vida sacerdotal: Vivir con la alegría que nos da el Señor Jesús.
Esta alegría de la cual quiero hablarles viene sintetizada en la unción sacerdotal, porque es un regalo. Nadie llega al sacerdocio triste ni amargado ni refunfuñando; todos hemos llegado al sacerdocio con emoción, con mucha alegría y sobre todo con la confianza puesta en Dios.
La alegría sacerdotal tiene su fuente en el amor del Padre. El Señor decía: Que la alegría de este amor esté en nosotros y sea plena (Cf. Jn. 15, 11). Esta es la alegría del Padre, el amor del Padre, la Caridad del Padre que sale a nuestro encuentro; una alegría que nos unge, que es incorruptible: no podemos nosotros llenarla de elementos que la denigren, porque su fundamento es el amor.
Puede tal vez adormecerse o tener trabas, pero nunca se puede dañar en sí. El mismo Pablo escribía a Timoteo: «Te recuerdo que atices el fuego del don de Dios que hay en ti, por la imposición de mis manos». Pero también esta alegría es eminentemente misionera, lo que nos fundamenta a nosotros como sacerdotes, el salir, el ir, el compartir esta alegría con el pueblo. Lo hemos tratado de hacer en estos tiempos de pandemia a través de muchas acciones, con el uso de la web y las comunicaciones, pero ciertamente es algo que está en nosotros y lo compartimos. Por eso, el sacerdote en salida es misionero.
Es un regalo de Jesús, el hacernos pastores. Hemos sido acogidos desde la gratuidad como Jesús que se abajó, y se abajó con gratuidad, con desprendimiento, pero también con memoria de la acción de Dios en cada uno de nosotros.
Prensa CEV
04 de junio de 2020