Barinas.- La Diócesis de Barinas celebró el 12 de abril de 2022, Martes Santo, la Misa Crismal en la parroquia Catedral Nuestra Señora del Pilar. La Eucaristía inició a las 10:00 a.m., presidida por Monseñor Jesús Alfonso Guerrero Contreras, Obispo de Barinas y concelebrada por el presbiterio diocesano, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles cristianos que peregrinan en esta Iglesia local.
En la solemne celebración se bendicen los óleos y el crisma que serán utilizados en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Ordenación Sacerdotal y Unción de Enfermos. En su homilía, Monseñor Jesús Guerrero resaltó la importancia de celebrar la Misa Crismal en la que alrededor del altar se expresa la comunión de los presbíteros con el obispo, se bendicen los oleos y se realiza la renovación de las promesas sacerdotales.
Asimismo, destacó la importancia de celebrar el don de la vocación presbiteral reflexionando sobre la identidad y misión. ”La vocación al presbiterio arraiga y encuentra su razón de ser en Dios, en su designio amoroso. La naturaleza y la misión de los presbíteros sólo se comprende dentro de la Iglesia pueblo de Dios, cuerpo de Cristo y templo del Espíritu Santo, a cuyo servicio consagran su vida”.
Monseñor Guerrero invitó a los sacerdotes a revisar el ejercicio ministerial. “Conviene en primer lugar evaluarnos espiritualmente. Si somos hombres de Dios o más bien proyectamos una imagen de funcionarios y de hombres de negocios. Si somos hombres de oración antes de ser maestros de oración. Si el amor a Dios es tan fuerte que no necesita compensación de otros amores. Debemos preguntarnos por la calidad de nuestro trabajo pastoral y por el testimonio que debemos dar a las personas que nos han sido confiadas. Debemos examinar si somos hermanos o señores de la gente y si tomamos en serio la necesidad de trabajar con proyecto pastoral para no improvisar y hacer de francotiradores”.
Para finalizar expresó, que Venezuela sigue clamando a sus dirigentes justicia, entendimiento, respuesta concreta a los problemas. Los sacerdotes deben oír los gritos angustiosos de los pobres y responder a ellos.