Caracas.- El momento celebrativo de la II Asamblea Nacional de Pastoral tendrá lugar en julio de 2022, y ya han iniciado las asambleas parroquiales en las que los miembros de las distintas comunidades eclesiásticas de Venezuela, se reúnen para discutir sobre su realidad, partiendo de un tema en común, el lema de la II ANP: Una parroquia misionera en salida desde una Iglesia en comunión.
Pero ¿cómo es una parroquia misionera? En primer lugar, una parroquia misionera es una comunidad orante. Un grupo de fieles que reconocen que su centro se encuentra en Cristo, y que Cristo, a su vez, se acerca en lo pequeño y sencillo, en el misterio divino, en el sagrario. Una parroquia misionera, es una comunidad adoradora de Jesús Eucaristía como fuente de vida que inflama el espíritu y enciende el ardor apostólico de la evangelización.
En segundo lugar, una parroquia misionera es a su vez tierra de misión, pues más allá del grupo de fieles orantes, se encuentra una gran cantidad de personas a las que se nos llama a incorporar al cuerpo de la Iglesia, desde la caridad, la fraternidad y la solidaridad. La parroquia también abarca a aquellos que, formando parte de la zona geográfica que la compone, tienen influencia en los sucesos sociales, políticos y de todos los ámbitos que afectan a la comunidad, y, por tanto, es menester acercarlos también a la fe, que es parte esencial y una necesidad fundamental del espíritu; la fe por la que se obtiene la salvación. No se es misionero si no existe el deseo de llamar a más hermanos a conocer el rostro de Jesús y su acto amoroso por el cual somos redimidos del pecado.
Para ser una parroquia misionera, es decir, una comunidad orante que actúa en su tierra de misión, es necesario ser primero una Iglesia en comunión. Que entre los fieles que reconocen a Cristo como centro, la Eucaristía como fundamento y la evangelización como la misión, también reconozcan en sus iguales, en sus hermanos de comunidad, el rostro vivo de Jesús. Que sean capaz de ver la semejanza de Dios en cada hombre, mujer, niño, joven y anciano que forman parte de la Iglesia de Cristo, y que juntos vivan su fe desde la oración, compartan el culmen de esa misma fe en cada Eucaristía, y asuman la misión de la evangelización juntos, para cumplir el mandato de Cristo iniciando en la tierra de misión que es la parroquia: “Vayan y hagan de todos mis discípulos” Mt. 28,19”.
Prensa CEV
17 de mayo de 2022