Caracas.- El Centro de Investigación y Evaluación Institucional (CIEI) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) realizó una investigación sobre cómo la población está enfrentando social y psicológicamente la pandemia de la COVID-19.
Según la misma, ocho de cada 10 personas (79%) se siente saturada ante la cantidad de información que surge en sus países con respecto al tema. Además, en América, Venezuela es el país que registra mayor disfunción social, es decir, mayor presencia de malestar psicológico y pérdida de bienestar en los ciudadanos.
El sondeo, elaborado por Luisa Angelucci, directora del CIEI, y Yolanda De Abreu como responsable del proyecto, fue efectuado entre el 2 y el 18 de abril a través de la plataforma Google Forms y contó con la participación de 2.011 personas, con edades entre 18 y 85 años y un promedio de 37 años, residentes mayoritariamente de Venezuela (73%), pero también de Suramérica (17%), Europa (5%) y Centroamérica/Norteamérica (5%). Del total, 67% son universitarios o con postgrado, 26% bachilleres y 5% técnicos. Solo 0,6% de los que respondieron no culminaron el bachillerato.
La encuesta preguntó a los participantes datos sobre su salud mental, calificación de la información, prácticas de prevención, creencias, preocupaciones y niveles de satisfacción sobre los servicios y sistemas de apoyo y control de la COVID-19.
Según explicó Luisa Angelucci, el objetivo del estudio fue evaluar los efectos psicológicos que la situación de pandemia ha tenido sobre la población, así como los comportamientos y pensamientos en torno a la misma.
“Lo inédito de la situación generada por el COVID-19, así como la cuarentena asociada propició un papel activo de la Universidad en el área de investigación. En este sentido, la profesora De Abreu ideó el estudio desde el CIEI. Se hace énfasis en la indagación de aspectos psicosociales del COVID-19, dado que la situación generada por la pandemia involucra un conjunto de comportamientos, pensamientos y emociones. De esta manera se consideró importante explorar no sólo la prevalencia de la enfermedad en el evaluado y conocidos, sino también las cogniciones, emociones y conductas asociadas”, dijo la directora del CIEI.
La profesora aclaró que, aunque la muestra no es probabilística y existe disparidad entre la cantidad de encuestados de Venezuela y el resto de las regiones, la encuesta permite ver al coronavirus desde una perspectiva psicosocial, favorece el análisis de los datos en un contexto-país particular y provee un conjunto de información que puede relacionarse entre sí para crear modelos de predicción.
Infodemia y confusión
El estudio “Aspectos psicosociales asociados a la COVID-19” indica que casi la totalidad de los encuestados (98,4%) ha cumplido la cuarentena en casa o con familiares y que las medidas preventivas más frecuentes frente a la enfermedad son el distanciamiento social, el confinamiento y el lavado de manos.
La interacción en redes sociales, seguida por ver televisión y escuchar música en casa han sido las alternativas que más de 70% de la gente ha encontrado para enfrentar el ocio durante los días de pandemia. Le siguen cocinar, conversar en casa y realizar tareas en el hogar, entre otras.
En cuanto a la información más buscada por los encuestados sobre el tema de la COVID-19, el reporte revela que la gente está mayoritariamente interesada en conocer sobre los síntomas de la enfermedad y la cantidad de casos por país.
Sobre esto, los resultados del estudio indican que la mayoría tiene claros los datos básicos sobre el virus, las formas de contagio y las medidas de prevención. Además, en las diferentes regiones, los encuestados tienen pocas creencias erróneas o mitos sobre la COVID-19.
Sin embargo, de acuerdo con el informe, casi ocho de cada 10 personas (79%) afirman sentirse saturadas con el volumen de datos que reciben, seis de cada 10 (65%) están confundidas y tres de cada 10 (35%) comparten información no verificada.
Estos resultados sugieren que la población está presentando lo que se denomina infoxicación, es decir, una intoxicación mental ante el exceso de información que impide a las personas profundizar en el conocimiento obtenido y además las hace sentir abrumada.
La Organización Mundial de la Salud ha señalado que emitir y recibir información falsa puede relacionarse con el fenómeno denominado infodemia, término que se refiere a la sobreinformación respecto a una enfermedad, mucha de la cual está constituida por rumores, noticias falsas o mitos, lo que dificulta la toma de medidas adecuadas contra la COVID-19.
Incertidumbre: principal preocupación en Venezuela
Al pedírseles a los encuestados que mencionaran tres palabras con las que asocian el COVID-19, entre los venezolanos las más frecuentes fueron, en orden de importancia, incertidumbre, muerte y aislamiento, todas de carácter negativo.
En Venezuela, 14% de los encuestados señaló incertidumbre (200 personas), 11% (equivalente a 157 personas) mencionó el término muerte y otro 10% (146 personas) señaló aislamiento. Esta percepción varía ligeramente respecto a otras regiones. Por ejemplo, en Surámerica, los encuestados relacionan al virus con muerte, aislamiento y miedo (en ese orden) y en Europa con incertidumbre, aislamiento y miedo.
Para los encuestados de Centro y Norteamérica, la COVID-19 también constituye principalmente incertidumbre (un término de tono negativo), pero también es asociado a las palabras cambio (neutro) y reflexión (de carácter positiva).
Respecto a los niveles de preocupación por la enfermedad y los de satisfacción ante los servicios y las medidas de control de la pandemia, el estudio del CIEI reportó que los venezolanos son los más preocupados y menos satisfechos respecto al resto de las regiones. En todas «se presenta un nivel medio alto en cuanto a las preocupaciones generadas por la COVID-19. En Venezuela hay mayor preocupación en comparación a Norteamérica, Europa y Suramérica. En Suramérica hay más preocupaciones que en Europa y Norteamérica», apunta el reporte.
En el continente americano, los ciudadanos de Venezuela son los que se manifestaron más preocupados por el contagio y manejo de la enfermedad, así como por la pérdida de esperanza sobre la situación y el miedo a perder el control de su vida. Asimismo, los encuestados venezolanos son los menos satisfechos con servicios como agua potable y electricidad, acceso a insumos alimenticios o a productos de higiene personal y manejo de la COVID-19 por los entes gubernamentales.
Las expertas del CIEI indicaron que, de acuerdo con el reporte, los niveles de ansiedad cognitiva relacionados con el temor al contagio, la falta de asistencia médica adecuada, las fallas en los servicios básicos y el colapso de la economía, se agudizan en los países suramericanos. Enfatizaron que en el caso de Venezuela, a esas preocupaciones se le anexa la crisis política que vive el país.
“Estos datos se obtuvieron por medio de dos escalas específicas realizadas para esta investigación, una de satisfacción con relación al suministro de servicios básicos, productos y manejo de la COVID-19 por los entes gubernamentales; la otra, de preocupaciones acerca de diferentes aspectos relacionados a contagio, incertidumbre o pérdida de control a raíz de este virus”, apuntó la directora del CIEI.
Una sociedad con alto malestar psicológico
Con respecto a la disfunción social a raíz del confinamiento, ligada a la presencia de malestar psicológico y a la pérdida de bienestar en los habitantes, el nivel más alto de América es el presentado por los venezolanos y solo se equipara con el de los europeos. Sin embargo, las profesoras explicaron que en Venezuela, la merma de la calidad en las áreas de salud, alimentación, educación y seguridad ya existía desde antes del inicio de la pandemia.
“En este contexto de deterioro, la situación de la COVID-19 viene a agudizar dicho malestar y a aumentar los niveles de preocupación e insatisfacción”, afirmó Yolanda De Abreu.
A pesar de esto, el estudio reveló bajos niveles de depresión-ansiedad entre los encuestados. «Las regiones presentan moderados o bajos síntomas de depresión y ansiedad, un poco menor en Norteamérica. Sin embargo, no hay diferencias significativas entre ellas», se lee en el informe.
Curioso optimismo
A pesar de las referencias de preocupación, insatisfacción e incertidumbre manifestadas por los participantes en este estudio, un dato curioso es que la mayoría de ellos (67,3 %) valora como positiva la situación relacionada con la COVID-19; es decir, casi siete de cada 10 personas manifiesta optimismo ante lo que representa la pandemia. Solo 18,70% de los encuestados tiene una percepción negativa de lo que ocurre y 14% ve con indiferencia el panorama.
“Hay varias explicaciones para esto. Una es que a pesar de presentar pensamientos y reacciones emocionales negativas ante la COVID-19, las personas evalúan en forma general la situación con optimismo. Parecen ver a la situación como un nuevo obstáculo a superar. Es vivir preocupados, pero aún optimistas, lo que aparentemente les permite afrontar la situación”, manifestó Angelucci.
«Tomando en cuenta las limitaciones, la investigación permite conocer varias aristas de la COVID-19, desde una perspectiva psicosocial, que pueden servir de base a diferentes profesionales que abordan el tema. Así mismo, favorece el análisis de los datos en un contexto determinado y provee un conjunto de información que puede relacionarse entre sí para comprender un poco más esta situación de pandemia”, concluyó la encargada del Centro de Investigación y Evaluación Institucional de la UCAB.
El resumen infográfico del estudio “Aspectos psicosociales asociados a la COVID-19” está disponible, a continuación. También puede descargarse, en PDF, haciendo clic aquí.
Prensa CEV
Nota de prensa UCAB
16 de junio de 2020