Guarenas.- Monseñor García Naranjo presidió una misa privada debido a la pandemia del COVID-19, para agradecer a Dios por sus 45 años de ordenación sacerdotal, ratificando su compromiso de entrega a Jesucristo, a la Iglesia y feligresía de Guarenas, Guatire y Barlovento.
“Quiero agradecer ante ustedes en este día tan especial para mí porque el 29 de junio del año santo de 1975, fui consagrado sacerdote de manos del papa Pablo VI en Roma. Jamás me imaginé que posteriormente, por los designios de Dios, iba a formar parte del grupo de los apóstoles en mi condición de obispo de la Iglesia. Y mucho menos imaginé que iba a convertirme en el primer obispo de la maravillosa ciudad de Guarenas por lo cual les estoy muy agradecido”.
Así habló monseñor Gustavo García Naranjo hacia el final de eucaristía en agradecimiento a Dios por los 45 años de su ordenación sacerdotal, hecho que coincidió con la festividad de San Pedro y San Pablo.
“Celebramos también la apostolicidad de la iglesia que reconocemos en san Pedro y que es una, santa, católica y apostólica. Pertenecemos a nuestra iglesia junto al fundamento principal que es Jesucristo, la piedra angular que desecharon los arquitectos”, expresó.
Comisión Nacional Doctor JGH
Igualmente, monseñor García Naranjo agradeció al Papa Francisco por la beatificación del Doctor José Gregorio Hernández, recordando que en esta fecha se cumplieron 101 años de su fallecimiento.
“Los venezolanos recordamos a José Gregorio Hernández quien falleció en una fecha como hoy. Pero agradecemos al Papa y a la Iglesia que nos dio ese maravilloso regalo de tenerlo como beato”, acotó.
Con miras a las actividades previas a la ceremonia de beatificación previstas para el primer trimestre de 20021, informó que el padre José Antonio Barrera Ruiz, párroco de Nuestra Señora de Copacabana, es el responsable de conformar con médicos, educadores, periodistas y otros, la delegación diocesana que se incorporará a la Comisión Nacional José Gregorio Hernández.
Cumplimiento de las normas sanitarias
Para el desarrollo de esta celebración, monseñor García Naranjo y el padre José Antonio Barrera, insistieron en el cumplimiento de las normas sanitarias en prevención del COVID-19, acogidas por Conferencia Episcopal Venezolana, como el uso de gel antibacterial, mascarillas, la recepción de la comunión en las manos, pocas personas en la ceremonia y separación adecuada entre los asistentes.
“Debido a las normas de la cuarentena para evitar la pandemia del coronavirus, la Eucaristía en honor a la festividad de San Pablo y San Pedro ha sido de carácter privado, y solo asistieron los integrantes de la Parranda de San Pedro de Guarenas, algunos representantes del gobierno local junto al alcalde Luis Figueroa y muy pocos invitados”, informó el padre José Antonio.
De acuerdo con el señor Pablo Núñez, responsable de la Parranda de San Pedro de Guarenas, ni siquiera cuando en Venezuela se sufrieron los estragos de la Gripe Española, los “sanpedreños” dejaron de salir a la calle. “A pesar de no recorrer en esta ocasión las calles de Guarenas, hemos venido al templo como cada año, para agradecer durante la misa por el milagro concedido”, indicó.
La festividad de San Pedro y San Pablo en la región de Guarenas y Guatire, es una manifestación cultural y religiosa que reúne a muchas personas, teniendo como centro de la misma a la Parranda de San Pedro. Con esta parranda se recuerda el milagro obrado en una niña de la Hacienda San Pedro del entonces Cantón de Guarenas hacia las primeras décadas de los años 1800.
Según la tradición, la niña Rosa Ignacia sanó de una terrible virosis que la tuvo al borde de la muerte, y su madre María Ignacia, que era esclava de la hacienda, ofreció sacar una parranda para bailar en honor del santo, a quien le pidió el milagro de sanar a la hija. Así lo hizo cada 29 de junio, y luego de su fallecimiento, su esposo se vistió de mujer para continuar con el pago de la promesa.
Varios historiadores de Guarenas y Guatire encontraron en el archivo parroquial de “Nuestra Señora de Copacabana” de Guarenas, documentos que avalan la existencia de María Ignacia, lo cual hace verídica la historia. Nació el 31 de julio de 1800 y fue bautizada el 11 de agosto del mismo año por el sacerdote Juan Antonio Díaz Argote. Era esclava del hacendado don Gabriel Blanco Uribe.
La Parranda de San Pedro es reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, desde el 5 de diciembre de 2012, motivando toda una expansión en escuelas públicas y otras ciudades de Venezuela.
Prensa CEV
Nota de prensa El Guardián Católico
30 de junio de 2020