Vaticano.- Esta semana la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral publica un boletín, informando de la labor de la Iglesia en este tiempo de pandemia. Esta vigésimo quinta publicación se centra en la vulnerabilidad de las personas víctimas de la trata: una lacra social que continúa creciendo en medio de la crisis sanitaria.
La Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral publica su vigésimo quinto boletín, en el que comparte las iniciativas católicas para celebrar la Jornada Mundial de las Misiones y a los testimonios de los misioneros que trabajan en primera línea, ellos son hombres y mujeres de todo el mundo, que no han abandonado las tierras donde sirven en misión.
El 14 de octubre se celebró virtualmente en Roma un simposio sobre la trata de personas, bajo el título “ La lucha contra la trata de personas: acción en tiempos de crisis ”. La Embajada de EE.UU. ante la Santa Sede organizó el encuentro, en colaboración con la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG). El fenómeno de la trata de personas se ha visto agravado durante la pandemia del coronavirus, debido sobre todo al aislamiento y a las dificultades económicas. Las religiosas han prestado una ayuda de inestimable valor, que ha servido tanto para ayudar a proteger a las víctimas como para recopilar datos útiles sobre la trata de personas.
El cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, clausuró el simposio afirmando que “La ceguera de nuestras sociedades, instituciones y gobiernos, y la invisibilidad de esta realidad es el principal problema… permitimos que nuestros hermanos y hermanas sean víctimas…”. Citó la nueva Encíclica del Papa Francisco sobre la fraternidad y la amistad social, Fratelli Tutti: el hecho de que siguen sin satisfacerse las necesidades humanas básicas de una gran parte de la sociedad “debería ser motivo de vergüenza para la humanidad”.
“La actual pandemia del Covid-19, con los bloqueos y restricciones impuestos en muchos países, ha permitido a los delincuentes transformar aún más la trata de personas en un negocio creciente en Internet”, dijo el Observador Permanente de la Santa Sede ante la OSCE, Monseñor Janusz Urbańczyk. Su denuncia se produjo durante la reunión del Consejo Permanente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que se centra en la lucha contra la trata de personas. Mons. Urbańczyk señaló que “la trata de seres humanos y otras formas contemporáneas de esclavitud, son un problema mundial que debe ser tomado en serio por la humanidad en su conjunto”.
Razón por la cual pidió aunar esfuerzos para “empezar a abordar sus causas fundamentales”. El representante de la Santa Sede explicó que una de las prioridades es “garantizar el acceso a la protección social, la educación, el trabajo, la atención de la salud y el sistema judicial”. Al mismo tiempo, para poder rescatar, rehabilitar y reintegrar a los supervivientes, necesitan poder acceder a “servicios de salud física y mental, educación, programas de capacitación y oportunidades de empleo para que puedan encontrar un nuevo comienzo y protección jurídica contra quienes pudieran obligarles a volver a la esclavitud”.
La organización Australian Catholic Religious Against Trafficking in Humans (ACRATH), con el apoyo de Catholic Religious Australia , ayuda y defiende la causa de quienes pueden correr el peligro de ser explotados mientras trabajan bajo el amparo del Programa de Trabajadores Estacionales del Gobierno Federal. Por desgracia, la esclavitud es un crimen que sigue afligiendo a la sociedad moderna, también debido a su naturaleza oculta, puesto que en sectores como la hostelería, los restaurantes y la limpieza, estas personas terminan siendo invisibles.
Las víctimas de la trata de personas se enfrentan a las dificultades causadas por la falta de recursos financieros, alojamiento y atención médica. Quienes no entran en la categoría oficial de víctimas de la trata por falta de pruebas, son particularmente vulnerables. ACRATH les asiste proporcionándoles un alojamiento adecuado, impartiendo clases de inglés y colaborando con las oficinas gubernamentales para garantizarles una atención médica adecuada, asesoramiento y formación para encontrar un empleo seguro y remunerado. Además, ACRATH señaló que muchas personas víctimas de la trata desconocían totalmente el COVID-19 y la necesidad de guardar una distancia social o de mejorar su higiene personal. Así que la organización preparó rápidamente kits con artículos de higiene y de protección individual, para ser distribuidos entre estas personas.
“El miedo al COVID-19 no logra detener la demanda de servicios sexuales a cambio de dinero en las calles” (IT) afirmó Luciano Gualzetti, director de Cáritas Ambrosiana, con ocasión del 14o Día Europeo contra la Trata de Seres Humanos, celebrado el 18 de octubre. En 2020, los trabajadores y voluntarios de la unidad Avenida de Cáritas Ambrosiana que trabajan en las calles, interceptaron a 135 víctimas de trata durante sus rondas nocturnas. Las dificultades económicas llevan a las mujeres a ejercer la prostitución, pues carecen de alternativas reales para romper sus vínculos con sus explotadores y terminan aceptando el riesgo de contraer el COVID-19. Lo que Cáritas Ambrosiana ofrece a las víctimas de la trata con fines sexuales, es una acogida y un acompañamiento en el camino hacia la autonomía económica. También les asiste en la calle, en estrecha colaboración con “Farsi prossimo” (Hacerse prójimo), una cooperativa que gestiona dos comunidades y cuatro apartamentos, y ofrece un servicio de escucha y acompañamiento. En 2020, acogieron a 34 mujeres, cinco de las cuales actualmente viven en total autonomía.
La educación no debe detenerse a causa de la pandemia
La educación es la mejor arma para garantizar protección y serenidad a los niños desplazados, a la vez que representa la clave para un futuro próspero. Debido al cierre de las escuelas de todo el mundo por la pandemia del COVID-19, numerosos agentes católicos han desarrollado soluciones para seguir formando a los estudiantes, incluso a distancia.
En la diócesis de Nashville, Catholic Charities de Tennessee, ha empezado a ayudar, virtualmente, a los niños refugiados que asisten a las escuelas públicas de Nashville. Para ello, Catholic Charities ha asignado a cada niño refugiado un “súper aliado”, que le servirá de enlace con la escuela y le ayudará con todos los aspectos del aprendizaje virtual.
Cada agente pondrá a la familia del niño que asiste, en contacto con la escuela, les ayudará con las plataformas digitales y les proporcionará la traducción de todos los recursos proporcionados por la oficina de las escuelas públicas. Dicho agente se conectará también virtualmente con el niño por lo menos una vez a la semana, para ayudarle y asegurarse de que se mantiene al día con sus clases. Además, las escuelas públicas de la ciudad y Catholic Charities han trabajado duramente para asegurarse de que todos los niños tengan ordenadores portátiles y acceso a Internet, para que puedan acceder a sus plataformas virtuales de aprendizaje desde casa. A pesar de los retos a los que se han enfrentado estos niños, vivir en campamentos de refugiados, establecerse en un nuevo país, hacer frente a la pandemia del coronavirus y ahora navegar en la escuela virtual, están demostrando una notable resiliencia.
La pandemia del Covid
JRS ha adaptado sus respuestas y programas para seguir instruyendo a los niños durante la pandemia del COVID-19. La respuesta educativa de la ONG católica se basa en tres principios rectores: proteger la salud, tanto de los estudiantes como del personal, garantizar la continuidad del aprendizaje y proporcionar protección y apoyo emocional a los estudiantes y profesores. Con este fin, el personal del JRS ha distribuido información sanitaria importante entre las comunidades vulnerables y suministrado instalaciones adecuadas de agua, servicios sanitarios e higiénicos en las escuelas. Mientras tanto, el JRS ha organizado un sistema de aprendizaje a distancia, o a domicilio, basado en Internet. Los profesores y educadores han seguido cobrando sus sueldos y recibiendo una formación, con el objetivo de mejorar sus capacidades y garantizar una educación de alta calidad. Por último, pero no por ello menos importante, el JRS ofrece apoyo psicosocial y servicios de salud mental, transmitiendo mensajes creativos a los padres y a los niños sobre cómo gestionar los desafíos emocionales planteados por la pandemia y su impacto en las comunidades.
Muchos niños se convierten en víctimas de la explotación sexual y la trata de personas debido a la pobreza, a la falta de instrucción o a la violencia y a la desestructuración familiar. El trabajo de los misioneros Salesianos se centra en prevenir y erradicar esta forma de esclavitud moderna a través de la educación y la formación profesional.
“Stop Trata” es uno de los proyectos que los Misioneros Salesianos tienen en Etiopía, en el que participan unos 15.000 jóvenes, que de esta manera dejan de ser potenciales víctimas de la trata, ya que están recibiendo formación para poder encontrar trabajo. La Congregación también desarrolla proyectos similares en otros países gracias a los que brindan la oportunidad, a niños en situación de riesgo, de recibir una instrucción y una formación, para que no se dejen engañar por falsas promesas de un futuro mejor. La vida de un niño que tiene la oportunidad de ir a la escuela cambia radicalmente para bien. Los menores que reciben una instrucción, además de encontrar mejores trabajos, conocen sus derechos, participan en la toma de decisiones y viven mejor. Los misioneros salesianos también trabajan con los menores que han sido víctimas de la trata o de la explotación, les ofrecen cobijo, acceso a los servicios sanitarios y educativos.
Voces de la Iglesia
En un vídeo mensaje (IT), presentado el 15 de octubre, el Papa Francisco hizo un llamamiento, a nivel mundial, a todos los sectores de la sociedad, a suscribir y respaldar el pacto educativo mundial.
Este se produjo durante una conferencia celebrada en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, organizada por la Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede. “En la actual situación de crisis sanitaria, llena de desánimo y desconcierto, consideramos que es el momento de firmar un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes”, dijo el Papa. Francisco pidió una educación que sitúe la dignidad humana en el centro. El objetivo, explicó es “garantizar el acceso de todos a una educación de calidad, a la altura de la dignidad de la persona humana y de su vocación a la fraternidad”. En su mensaje, el Santo
Padre llamó la atención sobre las consecuencias negativas de la crisis del COVID-19 sobre los sistemas educativos de todo el mundo. Señaló que “las plataformas educativas informatizadas han mostrado no solo una marcada disparidad en las oportunidades educativas y tecnológicas, sino también ha obligado a unos diez millones de niños a abandonar la escuela”.
También hizo un llamamiento a escuchar la voz de los niños y de los jóvenes, a fomentar la plena participación de las niñas y de las jóvenes en la educación, a educar a los jóvenes a abrirse a los más vulnerables, a salvaguardar el planeta y a encontrar otras formas de poner la economía y la política al servicio del hombre. La conferencia se celebra de conformidad con la iniciativa del Papa Francisco de formar una alianza internacional e interreligiosa, que describió como una “aldea global”, para educar a cada niño y promover el cuidado de la Tierra.
¡Juntos contra la trata!
Una segunda reflexión llega de la Iglesia en Argentina. “Cuando una persona se puede comprar, ofrecer o alquilar como si fuera un objeto, estamos ante un síntoma severo de descomposición social”, expresó Mons. Jorge Lozano , arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina). “La trata de personas es una realidad criminal que nos avergüenza como seres humanos”.
El “consumidor” merece una dura condena. El Arzobispo explicó que “vivimos en una sociedad con valores distorsionados. Se pretende justificar conductas perversas con argumentos que contienen resabios de una pseudo-cultura machista y con una mirada de la sexualidad en un marco hedonista y frívolo”. Otro de los “destinos de las personas robadas o retenidas ilegalmente es el trabajo esclavo. Se las somete para la producción de prendas de vestir, falsificadas o reales, de marcas importantes en talleres clandestinos, o para el trabajo rural”. Las empresas que participan en esta cadena son “cómplices de opresión”. En medio de ese flagelo, Mons. Lozano expresó que “estamos llamados a unirnos en el cuidado de los más frágiles. ¡Juntos contra la trata! Solo juntos podemos derrotar esta plaga y proteger a las víctimas. La oración es la fuerza que sostiene nuestro compromiso’”, dijo el Prelado citando al Papa Francisco.
Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
27 de octubre de 2020