Año de San José: Una oportunidad para el don de la Indulgencia Plenaria

09
Dic
2020

Caracas.- Con motivo del 150° aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia, el Papa Francisco ha convocado a un año en su honor, del 08 de diciembre de 2020, al 08 de diciembre de 2021, con la Carta Apostólica “Patris Corde” (Corazón de Padre) en la que destaca las numerosas virtudes de San José.

Durante este año especial, la Penitenciaría Apostólica concederá Indulgencia Plenaria hasta el 8 de diciembre de 2021 en las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Papa. En el decreto, se enumeran los diversos métodos por los cuales se podrá obtener la indulgencia, al participar en el Año de San José “con un alma despojada de todo pecado”.

Acciones para recibir el don de la Indulgencia

Entre las acciones que se pueden realizar para recibir las indulgencias, se invita a la meditación del Padre Nuestro por lo menos 30 minutos, la participación en un retiro espiritual en el que se prevea la meditación sobre San José, a fin de redescubrir las virtudes de las que él es ejemplo. También se invita a realizar obras de misericordia corporales o espirituales, en las que se resalte el valor del silencio, la prudencia y la lealtad, así como la justicia que encuentra su fuente en la misericordia, todas ellas actitudes de San José.

Resaltan también la importancia de la oración, por lo que otro método para recibir el don, es a través del rezo del Santo Rosario en familia y entre novios, destacando que la vocación de San José floreció con la aceptación de su misión como esposo de María, padre de Jesús y custodio de la familia de Nazaret, por lo que se anima a las familias a fortalecer la comunión en imitación de la Sagrada Familia. Aunado a ello, expresan que se podrá recibir Indulgencia Plenaria recordando la universalidad de San José como patrono de la Iglesia, con el rezo de «Cualquier oración o acto de piedad legítimamente aprobado en honor de San José», especialmente en las fiestas del 19 de marzo y del 1 de mayo, en la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, en el domingo de San José (según la tradición bizantina), el 19 de cada mes, y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo según la tradición latina.

A su vez, confiar en “el artesano de Nazareth” las actividades laborales y pedir a él su intercesión cotidianamente, podrá obtener el don de la indulgencia. A ello se suma el recitar las Letanías a San José (tradición latina) o el Akathistos a San José, totalmente o al menos en parte (para la tradición bizantina), o alguna otra oración dedicada a él, propia de las otras tradiciones litúrgicas; oraciones dirigidas a la Iglesia sufriente para el alivio de los cristianos que padecen persecución, así como ocurrió a la Sagrada Familia en su huida a Egipto.

En atención especial a quienes sufren por la emergencia del Covid-19, el decreto expresa que «el don de la Indulgencia Plenaria se extiende particularmente a los ancianos, los enfermos, los agonizantes y todos aquellos que por legítimos motivos no pueden salir de su casa»; así pues, aquellos que reciten «un acto de piedad en honor a San José ofreciendo con confianza a Dios las penas y las dificultades de su vida» quienes podrán recibirla teniendo » ánimo desprendido de todo pecado y con la intención de cumplir, lo antes posible, las tres condiciones habituales, en su propia casa o dondequiera que el impedimento les retenga». En el decreto, la Penitenciaría Apostólica exhorta a los sacerdotes a celebrar el Sacramento de la Reconciliación y a administrar la Santa Eucaristía a los enfermos.

San José, destaca el Papa Francisco en su carta, fue un padre de ternura y obediencia, valiente y trabajador, así como prudente y discreto. El Sumo Pontífice lo describe como “un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”, por ser el suyo, precisamente, un rol clave desempeñado con total humildad y sencillez, con la plena aceptación de la Voluntad del Padre. “La felicidad de José no está en la lógica del auto-sacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza”.

Prensa CEV
09 de diciembre de 2020