Monseñor Edgar Peña: José Gregorio Hernández gastó la vida por los pobres

04
May
2021

Vaticano.- El Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, Mons. Edgar Peña Parra, celebró la Misa de Acción de Gracias, en la parroquia de Santa Maria ai Monti, por la beatificación de José Gregorio Hernández, realizada el 30 de abril de 2021 en Caracas. Asistió a la Eucaristía la comunidad venezolana.

Mons. Peña destacó sobre el Beato José Gregorio Hernández, que en él «vemos reflejado el mejor genio de nuestra gente”. Con su ciencia y talento “quiso hacerse hermano de los pobres y de ese modo, dio testimonio de Jesús no con palabras, sino con la vida”. Además, propuso para el desarrollo de la homilía “un verbo, un sustantivo y un adjetivo, presentes en las palabras que Jesús dirigió a los suyos en ese momento cumbre de su vida, después de la última cena, en la inminencia de la Pasión”.

El prelado recuerda que en texto del Evangelio de Juan (Jn 15, 4-7), que de la liturgia del domingo, el verbo permanecer adquiere un sentido vital: “Jesús, al finalizar su ministerio, dice a los suyos que no es suficiente conocerlo, seguirlo, ni siquiera imitarlo. Es esencial, para ser sus discípulos, habitar con Él”. Esto para nosotros significa: “mantener una relación viva, personal y habitual con Él. Porque Jesús no es sólo un personaje que hay que imitar, sino una persona que hay que amar (…) Este es el sentido de permanecer: Cristo desea que no haya espacios en nuestro corazón que no compartamos con Él”.

Refiriéndose al Beato José Gregorio Hernández afirma: “Así lo hizo nuestro beato. Para permanecer en Jesús, participaba cada día en la Misa. Ahí hacía converger todo en el Señor. Las investigaciones que comenzaba, los pobres que ayudaba, las personas, las situaciones y todos los problemas que llevaba en el corazón, todo lo ponía sobre el altar, uniéndolo a la ofrenda de Jesús”.

La vid

Para Monseñor Peña, la vid “expresa precisamente la unión vital entre Jesús y nosotros, sus sarmientos. El Señor subraya que esta vid es cultivada por el Padre”. El cuido incluye la poda para que dé fruto. El acto de podar tiene como consecuencia la purificación, se trata de “un dejarnos vaciar de nosotros mismos para que el Señor nos llene de sí”.

En el caso del beato, indica el Arzobispo, “no faltaron las podas”. Vivió dificultades, renunció a proyectos, experimentó la debilidad; sin embargo, “En vez de quejarse de la vida, se abrazó siempre a la Providencia, yendo cada vez más a lo esencial. No le faltó ciertamente la posibilidad de hacerse rico y famoso mediante una carrera de prestigio. Pero eligió el Evangelio, eligió negarse a sí mismo y gastar la propia vida por los pobres, haciendo lo que parece infructuoso a los ojos del mundo, pero que es precioso ante Dios”.

La vid verdadera

Mons. Peña señala que el término verdadero no debe ser entendido como contrapuesto a falso. “Verdadero, en el lenguaje bíblico, significa sobre todo “digno de confianza, fiel”. En hebreo, la raíz de “verdadero” evoca la solidez de lo que no se hunde y donde podemos apoyarnos sin caer”.

Refiriéndose a Gregorio Hernández afirmó: “Nuestro beato comprendió el primado de la gracia en la vida. Acogió la verdad viviendo como mendicante de Dios. Y a su vez se hizo cargo de quienes, mendigando por las calles, necesitaban ese amor que él había encontrado en el Señor. De esa forma dio testimonio de la verdad”. Finalizó la homilía con estas palabras: “Pidamos hoy, por intercesión de nuestro nuevo beato, la gracia de dar un fruto de amor, permaneciendo cada día firmemente injertados en Jesús, la vid verdadera que nunca se marchita”.

Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
04 de mayo de 2021