Caracas.- La Misa Exequial de Mons. Cástor Oswaldo Azuaje, Obispo de Trujillo, tuvo lugar el sábado 09 de enero de 2021, en el Monasterio Santa Teresa y San Juan de la Cruz del estado Lara, presidida por el Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Barquisimeto, Mons. Víctor Hugo Basabe. Al respecto, la Diócesis de Trujillo ha compartido una nota informativa en la que se describen los detalles del hecho. A continuación, el texto íntegro: Nuestra diócesis está de luto por el fallecimiento del IV Obispo de Trujillo, el Excelentísimo Monseñor Cástor Oswaldo Azuaje Pérez. Después de varios días convaleciendo, nuestro querido pastor diocesano partió al encuentro con su Señor, el pasado viernes 08 de enero, a primeras horas de la mañana, en la ciudad de Valera. Así como él mismo nos instruía durante sus frecuentes enseñanzas, tenemos esperanza en que la muerte no es el final. La fe en Jesucristo, muerto y resucitado, nos da fortaleza para clamar en medio de la tristeza y de esta terrible pandemia que se cierne sobre la humanidad: Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6, 68). Nuestro apreciado obispo había sido atendido diligentemente por una comisión de médicos y por el equipo sacerdotal creado por él mismo para atender los casos de Covid 19 que se susciten entre los presbíteros. Luego de su deceso, han sido innumerables las muestras de afecto, pesar y solidaridad, provenientes de sus hermanos obispos, las diócesis del país, congregaciones, comunidades religiosas, organizaciones eclesiásticas, instituciones públicas y distintas personalidades. El Presbiterio Diocesano, junto a los familiares del obispo y la diócesis en general, agradecen la fraternal cercanía. Los restos mortales de Monseñor Oswaldo Azuaje fueron trasladados a la ciudad de Barquisimeto para su cremación el día sábado 09 de enero. Las respectivas honras fúnebres correspondientes al obispo diocesano se están llevando a cabo en su iglesia catedral cumpliendo con las medidas sanitarias prescritas en el país. El merecido homenaje, comenzó el mismo sábado en la ciudad de Barquisimeto donde su Administrador Apostólico, el Excmo. Mons. Víctor Hugo Basabe ofreció la Santa Misa, lo mismo que la congregación de los Carmelitas Descalzos residentes en la capital larense; trasladados sus restos mortales a la catedral Nuestra Señora de la Paz, en Trujillo, continuaron los rituales propios, desde el sábado hasta el lunes 11 de enero. El Colegio de Consultores de la diócesis, organismo canónico previsto para esta ocasión imprevista, emitió un comunicado explicando los acuerdos y la programación religiosa que inició el mismo sábado a las 5:00 de la tarde con una Eucaristía presidida por el Excmo. Mons. Benito Adán Méndez, Obispo castrense y oriundo de la diócesis de Trujillo. Durante el domingo se estarán celebrando varias misas que serán transmitidas por la emisora diocesana Paz Fm 98.9. Se tiene prevista la Santa Misa Exequial para este lunes a las 11 de la mañana, presidida por el Excmo. Monseñor José de La Trinidad Valera Angulo, Obispo de Guanare y también oriundo de nuestra región. Le acompañarán varios obispos y una nutrida representación del clero, diáconos, religiosos y seminaristas. Por las medidas de bioseguridad ante la pandemia, la participación de la feligresía será de un pequeño grupo de sus diocesanos que representan a los diversos movimientos de apostado. Luego de la Santa Misa se le dará cristiana sepultura en su catedral. En toda la diócesis se hará el novenario de misas por su eterno descanso comenzando el mismo día lunes. La obra de Monseñor Oswaldo Azuaje en Trujillo Llegada la edad canónica para la dimisión de Monseñor Ramón Vicente Hernández Peña, fue designado, como cuarto Obispo de Trujillo, Mons. Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, quien tomó posesión el 09 de junio del 2012. No vengo a sustituir a Monseñor Vicente Ramón Hernández, decía Mons. Azuaje, porque él es insustituible. Efectivamente, el prelado cumplió aquello que le propuso a la diócesis cuanto tomaba posesión en la catedral cuando parafraseando a San Agustín de Hipona nos indicó: con ustedes soy cristiano, para ustedes soy obispo. La obra episcopal del IV Obispo de Trujillo fue fructífera a pasar del poco tiempo. Durante estos ocho años y medio al frente de nuestra Iglesia particular su celo pastoral le llevó a desarrollar diversos planes tratando de hacer un seguimiento personal y cercanía con sus sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos. Una de sus primeras intenciones fue concretar el primer sínodo para la diócesis de Trujillo. Con este antiguo método eclesial nos invitó a caminar juntos; las asambleas, convivencias, conferencias, debates y acuerdos, produjo sus frutos de mayor conocimiento intra eclesial entre sus diocesanos y el establecimiento de los lineamientos pastorales para la renovación pastoral. La intención central del sínodo, en palabras del Obispo, consiste en que Trujillo sea una Iglesia discípula misionera en marcha, casa y escuela de comunión. También tuvo entre sus principales afanes pastorales el acompañamiento de su clero. Ocupado en el bienestar integral de los sacerdotes procuró brindarles afecto y orientación con una actitud paternal. Así mismo impulsó decididamente la pastoral del clero e incrementó su número logrando ordenar casi 50 nuevos sacerdotes. Se empeñó en consolidar la formación permanente enviando a cursar estudios en el exterior un considerable grupo de presbíteros. El Seminario Diocesano Sagrado Corazón de Jesús constituyó para él una prioridad. Desde su llegada se ocupó de que funcionara a cabalidad esta casa donde se fraguan los futuros pastores. Continuamente se hacia presente, atendía a los formadores y seminaristas en cuanto le fuese posible y dispensó dos visitas pastorales al instituto. Proviniendo de ese ambiente, no menos importante fue para el pastor diocesano su cercanía a la vida religiosa. Las congregaciones masculinas y las hermanas religiosas dan testimonio de su estilo fraternal de comunión eclesiástica con ellos, acompañamiento y solidaridad. La formación y el incremento de diaconado permanente también estuvieron entre sus líneas de acción pastorales. Estos servidores pueden dar testimonio de la disponibilidad, cercanía y amistad del pastor diocesano. Monseñor Oswaldo Azuaje tuvo una constante actitud de apertura y escucha para con el laicado. frecuentemente se
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