Rosario mundial de las religiosas para invocar el fin de la pandemia

31
May
2021

Vaticano.- El rezo del Rosario, recitado en cuatro idiomas para pedir la intercesión de la Virgen no sólo por el fin de la pandemia, sino también para llevar consuelo y ayuda a todas las personas que son víctimas de la trata y la explotación sexual: es la iniciativa promovida por la UISG, la Unión Internacional de Superioras Generales, que ha tenido lugar en línea hoy al mediodía.

Una oración del Rosario que quiere atravesar todos los continentes, para pedir a la Virgen, según las intenciones de Francisco, la liberación de la Pandemia. «No podíamos dejar de estar presentes en esta invitación que el Papa nos ha dirigido a todos -explica la hermana Therese Raad, de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Tohuret y colaboradora de la UISG-, creemos firmemente en el poder de la oración. Con nosotros estarán conectadas en línea nuestras hermanas que viven en aquellos países particularmente afectados por la pandemia, como India y México, pero también países como Túnez y Australia, que junto con Italia representarán los cinco continentes. Nos uniremos a nuestras hermanas que rezan el Santo Rosario cada día».

La pobreza agravada por la pandemia

La UISG a través de Talitha Kum, la Red Internacional de Vida Consagrada contra la Trata de Personas, presente en más de 70 países del mundo, lleva ayuda a todas aquellas personas que viven en situaciones de gran dificultad, como la explotación económica y sexual. La pandemia, desgraciadamente -continúa la Hermana Therese-, sobre todo en los países más pobres, ha empeorado mucho las situaciones económicas y sociales, ya de por sí muy precarias. Por ello, nuestra oración es especialmente por aquellos pueblos que han visto agravado su sufrimiento».

María, Madre que nos lleva a Jesús

La oración mariana del Rosario es una invocación a la Santísima Virgen para que se sequen las muchas lágrimas causadas por las pandemias e injusticias del mundo, especialmente las de los más débiles y frágiles. «María es la mamá – dice Sor Teresita, -y cuando tenemos un dolor, lo primero que hacemos es dirigirnos a la madre que nos comprende inmediatamente. Es la figura que une a toda la humanidad. Al rezar el Santo Rosario, Ave María tras Ave María, pedimos la paz para nuestras sociedades, para nuestras Iglesias. Y a través del sí de María, también nosotros aprendemos a decir nuestro sí al Señor en la cotidianidad de la vida, y la Virgen nos acompaña en este camino, que nos lleva hacia su Hijo Jesús.