Vaticano.- Una vez más el Romano Pontífice alza su voz por Siria: lo hace a la hora del Ángelus del domingo 9 de febrero, renovando su apremiante llamamiento a la comunidad internacional y a las partes involucradas para que “utilicen los instrumentos diplomáticos del diálogo y las negociaciones”, para “salvaguardar la vida y la suerte de los civiles”.
Desde el comienzo de su pontificado, el Papa Francisco ha levantado su voz por Siria, haciéndose intérprete del dolor de un pueblo que sufre, pidiendo la intervención de la comunidad internacional para poner fin a las armas, ofreciendo ayuda concreta a los refugiados. Este domingo 9 de febrero a la hora del Ángelus, una vez más se pronuncia sobre la difícil situación que viven las mujeres, los niños y las personas obligadas a huir debido a la escalada militar de los últimos días. Estas sus palabras:
“Siguen llegando dolorosas noticias del noroeste de Siria, en particular sobre la difícil situación de tantas mujeres y niños, de personas obligadas a huir debido a la escalada militar.Renuevo mi apremiante llamamiento a la comunidad internacional y a todos los interesados para que utilicen los instrumentos diplomáticos del diálogo y las negociaciones, en conformidad con el derecho internacional humanitario, para salvaguardar la vida y la suerte de los civiles. Recemos por esta amada y martirizada Siria: Dios te salve María…».
Sangre inocente derramada, niños atrapados bajo los sangrientos bombardeos, testigos de la fe secuestrados y asesinados pero que no se echaron atrás ante la Cruz. Hay muchas imágenes que Francisco, en seis años de Magisterio, ofreció al mundo para que no apartara la vista de la inhumana guerra de Siria. El Papa se convirtió en una voz de esperanza, de paz, de compromiso, sin ocultar las dificultades de diálogo entre las partes y el gran riesgo de transformar el conflicto en una «persecución brutal» de las minorías religiosas. La preocupación del Santo Padre se ha dirigido varias veces a los refugiados y desplazados que huyen de la guerra y de la violencia que «sólo crea más violencia».
Papa a Assad: solución pacífica a las hostilidades
El 12 de diciembre de 2016 vuelve a escribir al presidente sirio Bashir Al-Assad, a través del Nuncio Apostólico el Card. Mario Zenari, otro incansable embajador de la paz. Hace un llamamiento a «una solución pacífica a las hostilidades», a la protección de los civiles, a permitir el acceso a la ayuda humanitaria y condena «todas las formas de extremismo y terrorismo de dondequiera que provengan».
Junto al pueblo sirio
Siria es una constante en los mensajes Urbi et Orbi que pronuncia el Papa; lo mismo ocurre en las audiencias generales de los miércoles, Ángelus y Regina Coeli, cuando los sangrientos acontecimientos estallan y trastornan debido a la violencia con que se cometen.
Francisco hace oír el grito de paz a los grandes de la tierra con los que se encuentra, escribe por ejemplo al presidente ruso Vladimir Putin con ocasión de la cumbre del G20 en San Petersburgo (5 de septiembre de 2013), pidiendo «una solución pacífica mediante el diálogo y la negociación entre las partes interesadas con el apoyo unánime de la comunidad internacional».
La caricia de la Iglesia
«Quiero decirles que no están solos»: así explica Francisco su presencia, junto al Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé, en Lesbos el 16 de abril de 2016, dirigiéndose a los refugiados acogidos en el campo de Mòria. En el avión que lo lleva de vuelta al Vaticano hay también tres familias sirias. Es un gesto que va más allá de las palabras; es un gesto que es amor de la Iglesia por los débiles, es la caricia de Jesús a los hambrientos de hoy. Tres años más tarde el Papa envía al Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Pontificio, a aportar su cercanía y una donación de 100 mil euros a los emigrantes alojados en las estructuras de la isla.
El día de ayuno y la vigilia por la paz
Dieciocho días después de su elección, en el mensaje Urbi et Orbi, Francisco recuerda a la «amada Siria» y a la población herida por el conflicto, pero también a «los numerosos refugiados, que esperan ayuda y consuelo». «¡Cuánta sangre se ha derramado! ¿Y cuánto más sufrimiento debe infligirse antes de que se pueda encontrar una solución política a la crisis?»
Una pregunta que repite varias veces a lo largo de los años. El Papa pide «coraje» y «decisión» para tomar el camino de la negociación, sin escatimar esfuerzos. La oración es la fuerza a la que hay que aferrarse en el dolor y la dificultad, por lo que promueve un Día de Ayuno y Oración por la Paz en Siria, en Oriente Medio y en todo el mundo el 7 de septiembre de 2013. «La humanidad», dice Francisco en el Ángelus del 1 de septiembre de 2013, «necesita ver gestos de paz y escuchar palabras de esperanza y paz».
La asistencia a los que sufren
La preocupación de Francisco a lo largo de los años y en vista de las cumbres internacionales sobre Siria, es de respetar el derecho humanitario. Solicitó repetidamente garantías para la evacuación de civiles y elogió la acogida de países como el Líbano, Jordania y Turquía. Desde Lesbos, en 2016, el Papa junto con el Patriarca Bartolomé y el Arzobispo de Atenas Ieronymos, firmaron una Declaración Conjunta con el fin de implorar el fin de la guerra e intensificar los esfuerzos para la acogida de los que huyen.
“Pedimos a todos los países que extiendan el asilo temporal, ofrezcan el estado de refugiados a quienes son idóneos, incrementen las iniciativas de ayuda y trabajen con todos los hombres y mujeres de buena voluntad por un final rápido de los conflictos actuales”.
Un sufrimiento que clama a Dios
Ante los secuestros de cristianos y musulmanes, entre los cuales obispos y religiosos, Francisco pide que callen las armas y en su Carta a los cristianos de Oriente Medio habla de las tribulaciones puestas en acto por el autodenominado Estado Islámico.
“En los últimos meses se han agravado debido a los conflictos que afligen a la Región, pero especialmente por la actividad de una reciente y preocupante organización terrorista, de unas dimensiones nunca antes vistas, que comete todo tipo de abusos y prácticas inhumanas, golpeando especialmente a aquellos de ustedes que han sido brutalmente expulsados de sus tierras, en las que los cristianos están presentes desde la época apostólica”. «Este sufrimiento clama a Dios y apela al compromiso de todos nosotros, en la oración y en todo tipo de iniciativas».
«El fundamentalismo religioso – explica el Papa en enero de 2015 – incluso antes de rechazar a los seres humanos perpetrando horribles masacres, rechaza a Dios mismo, relegándolo a un mero pretexto ideológico».
Rosario y peregrinación por la paz en Siria
“Queridos hermanos y hermanas, el mes de mayo está dedicado a la Virgen; los invito a cultivar la devoción a la Madre de Dios con el rezo cotidiano del Rosario, orando en particular por la paz en Siria y en el mundo entero”. En el martes primero de mayo de 2018 el Romano Pontífice iniciaba el Mes de María con una peregrinación al Santuario del Divino Amor, en donde recitó el Santo Rosario “por la paz en Siria y en el mundo entero”, algo que había anunciado en el domingo precedente, cuando, durante el rezo del Regina Coeli, había pedido a los peregrinos del mundo que lo acompañasen con esta intención particular.
Acción común a favor de la paz en Siria
También dos domingos antes, es decir, el 15 de abril del mismo año, el Papa Francisco realizaba un apremiante llamamiento a los líderes políticos:
“Estoy profundamente preocupado por la situación mundial actual, en la cual, a pesar de los instrumentos a disposición de la comunidad internacional, es difícil acordar una acción común a favor de la paz en Siria y en otras regiones del mundo. Mientras rezo incesantemente por la paz e invito a todas las personas de buena voluntad a continuar haciendo lo mismo, mi llamamiento nuevamente a todos los responsables políticos, para que prevalezcan la justicia y la paz”.
No hay guerras buenas y malas
Y el domingo 8 de abril, tras recibir noticias de terribles de bombardeos con decenas de víctimas, “noticias de muchas personas golpeadas por los efectos de sustancias químicas contenidas en las bombas” el pontífice afirmaba que “no hay una guerra buena y una mala” y que “nada puede justificar el uso de tales instrumentos de exterminio contra personas y poblaciones inermes” insistiendo en que se ore «para que los responsables políticos y militares elijan el camino de la negociación».
Fin inmediato del exterminio en Siria
“Frutos de paz para el mundo entero”, comenzando por “la amada y martirizada Siria, cuya población está extenuada por una guerra que no ve el fin”: así, en cambio, se expresaba en su Mensaje Urbi et Orbi, en el domingo de la Resurrección del Señor. El Romano Pontífice rezaba para que en esta Pascua la luz de Cristo iluminase las conciencias de los responsables políticos y militares, para que “se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente”.
En 2019, en las estaciones de la cruz del Coliseo, dos sirios sostuvieron la cruz con fuerza en la duodécima estación. Las manos alrededor de la madera son un recordatorio de las palabras del Papa en su Carta a los Cristianos en el Medio Oriente en 2014, «que puedan siempre dar testimonio de Jesús a través de las dificultades”, escribió Francisco.
Niños, esperanza de paz
En el pensamiento de Francisco siempre hay un espacio particular para los niños, las primeras víctimas de la guerra que «no podrán ver la luz del futuro». Condenando firmemente el uso de armas químicas y los traficantes de armas que «siguen haciendo sus intereses: armas bañadas en sangre, sangre inocente», el Pontífice recuerda que la violencia crea violencia.
«Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Nunca es el uso de la violencia lo que lleva a la paz. ¡La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia!»
El 1 de junio de 2016, con ocasión del Día Internacional del Niño, el Papa invita a los niños de todo el mundo a unirse en oración con sus pares sirios. El 2 de diciembre de 2018, primer domingo de Adviento, enciende una vela, símbolo de la paz, para los pequeños que viven en conflicto, para que no pierdan la esperanza. La paz, después de todo, Francisco repitió varias veces, «comienza en el corazón».
Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
10 de febrero de 2020