Vaticano.- El Papa recibió este lunes a la comunidad del Pontificio Seminario Lombardo, a quienes exhortó a cultivar un corazón abierto, dispuesto y misionero.
“Nos volvemos a encontrar hoy, con motivo del centenario de la elección del Papa Pío XI, un antiguo alumno suyo”, dijo Francisco a la comunidad del Pontificio Seminario Lombardo Santos Ambrosio y Carlos, a quienes recibió esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano.
“De estas raíces ligadas a Pío XI tratemos de sacar alguna inspiración: no para cultivar la nostalgia del pasado y cerrarnos a la novedad del Espíritu, que nos invita a vivir hoy, trazando signos proféticos para su ministerio y su misión, particularmente al servicio de la Iglesia”, refirió el Obispo de Roma a los presentes.
Este Seminario fue fundado en 1854 por los Obispos de Lombardía (Italia), y está ubicado a un costado de la Basílica Santa María Mayor en Roma.
¿Qué puedo ofrecer al Señor?
“Es una buena pregunta -indicó Francisco-, que pueden aplicar a todo lo que están haciendo ahora para preparar la misión”. Y les exhortó a “cultivar con entusiasmo en estos años y en esta ciudad, en la dimensión universal de Roma y de Lombardía, un corazón abierto, dispuesto y misionero”.
Luego Francisco mencionó palabras de Pio XI en la Carta Encíclica Quadragesimo Anno, que son actuales: «Lo que duele a los ojos es que en nuestra época no solo se produce la concentración de la riqueza, sino la acumulación de un enorme poder, de un dominio despótico de la economía en manos de unos pocos. […] Este poder se vuelve más despótico que nunca en aquellos que, teniendo el dinero en sus manos, son los amos; de modo que son en cierto modo los distribuidores de la propia sangre de la que vive el organismo económico, y tienen en sus manos, por así decirlo, el alma de la economía» (105-106).
“Qué cierto y qué trágico es esto ahora, cuando la brecha entre los pocos ricos y los muchos pobres es cada vez mayor”, puntualizó Francisco.
En este contexto de desigualdad y pandemia, reiteró la invitación a “vivir y trabajar como sacerdotes del Concilio Vaticano II, como signos e instrumentos de la comunión de los hombres con Dios y entre sí” (cf. Lumen Gentium, 1).
Y al concluir los invitó a pedir a Dios por una Iglesia “fiel al espíritu del Evangelio, más libre, más fraterna y alegre en su testimonio de Jesús”.
Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
07 de septiembre de 2022