Mons. José Luis Azuaje en Misa Crismal: la misión del sacerdote es “santificar al pueblo de Dios”

26
Mar
2021

Maracaibo.- El jueves 25 de marzo de 2021, en la Solemnidad de la Anunciación del Señor, la Arquidiócesis de Maracaibo celebró la Misa Crismal en la Iglesia San José. En la Eucaristía presidida por Mons. José Luis Azuaje, Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, el clero arquidiocesano junto a su pastora, renovaron sus votos sacerdotales. La Santa Misa se llevó a cabo sin presencia de fieles, tan solo con la participación de los sacerdotes y algunos diáconos, siguiendo las medidas de bioseguridad como prevención ante la pandemia por covid-19.

Durante su homilía, Mons. Azuaje resaltó que “ha sido un año muy difícil y de muchos sufrimientos para todos, pero particularmente para los más pobres, para los migrantes, para los médicos y operadores de la salud”, y recordó a los sacerdotes de la arquidiócesis fallecidos por la enfermedad, así como el padecimiento de aquellos “que se han contagiado ejerciendo el sacerdocio de Cristo en favor de sus comunidades”.

“La pandemia continúa, los sufrimientos impuestos por ella siguen su marcha. A esto se une la tragedia humanitaria presente en nuestras comunidades empobrecidas y sin esperanza”, continuó el Prelado. “Todo un desafío para la Iglesia en su propuesta del Reino que nos ha traído Jesús: promover la paz ante tanta violencia, hacer que la justicia salga a la luz pública y empape cada organismo público, y el amor que debe ser fuente de todo encuentro y responsabilidad en el crecimiento de las comunidades”.

José Gregorio Hernández, esperanza de los venezolanos

Mons. Azuaje señaló que incluso en medio de los sufrimientos, “Dios nos da mensajes esperanzadores”, refiriéndose a la noticia de la próxima beatificación del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros el 30 de abril. Expresó que la beatificación del Médico de los Pobres “nos abre posibilidades inmensas para un aprendizaje desde la fe y los valores cristianos y humanos, hacia la santidad”.

En una breve catequesis, indicó que “la santidad es ofrecida a todos, pero es ofrecida como un compendio íntegro del desempeño de la vida”, y la describió como “un don dado por Dios inmerecidamente a los humanos”, en el que influye la acción personal con respecto al bien del otro. “¿Qué tanto me importan los otros? Resuena la pregunta de Dios a Caín: ¿dónde está tu hermano? Esta es la pregunta clave de la cual depende no solo nuestra santidad, sino nuestra salvación: ¿qué has hecho con tu hermano?”.    

San José, ejemplo de fe

Mons. Azuaje expresó su alegría al celebrar la Santa Misa en la iglesia San José, en el año dedicado al Custodio de Jesús y María, a quien describió como “hombre prudente, centrado en su misión, respetuoso de la cultura que le envolvía, amoroso con su esposa e hijo, protector de su familia, cultivador de sus tradiciones religiosas y enseñante de todo lo que es necesario para enfrentar la vida”.

“San José no buscó la relevancia, ni figurar, ni ser tomado en cuenta en la historia”, indicó el Prelado. “Él hizo lo que Dios a través del Ángel le dio como misión: ser custodio de una familia e introducir al Hijo de Dios en la historia de la Salvación de un pueblo que a la larga se convertiría en el pueblo de Dios”. Invitó a los sacerdotes a seguir este ejemplo que da San José: “esa misión también es nuestra, introducir a todo un pueblo en el camino de la santidad, siendo solamente siervos inútiles que hacemos solo lo que tenemos que hacer, sin esperar recompensas ni prebendas. Todo eso se corroe. Pero la Gracia de Dios nutre y perfecciona”.

Santificación del Pueblo de Dios

Sobre la misión del sacerdote en la Iglesia, el Arzobispo de Maracaibo reflexionó que “no nos debemos a nosotros mismos, porque todo lo hemos recibido como dice Pablo, nos debemos a Dios y a su pueblo; por eso los proyectos en la Iglesia no son personales, sino comunitarios y en sinodalidad”, y añadió que “no debemos asustarnos en nuestras responsabilidades dadas por la Iglesia, porque el Espíritu Santo nos asiste y completa lo que no somos capaces de construir”.

“Este es nuestro ministerio que se nutre con la oración, el ejercicio de nuestro ministerio, los votos sagrados, pero sobre todo con la caridad para con los hermanos y hermanas, lo que podríamos llamar la fraternidad; es decir, todo está dado con base en el testimonio de vida. Nos salva el amor y la entrega al prójimo, el perdón sin medida, la caridad desbordante, la justicia compartida y el respeto a la dignidad humana, sea quien sea”, manifestó el prelado.

“Como sacerdotes renovamos nuestras promesas sacerdotales. Son promesas que hicimos un día, pero que la Iglesia como madre nos pide renovarlas. Nos pide la coherencia entre lo dicho y lo hecho; de lo contrario no tendría sentido este rito”, aseveró el Arzobispo de Maracaibo. “A esa coherencia la llamamos testimonio de vida, es decir, mostrar el Crisma en nuestras manos como sacerdotes y en nuestra cabeza como Obispo (…) recrear, rehacer, renovar a toda creatura con el aroma de los oleos es una de las misiones que la Iglesia pone en nuestras manos ministeriales. Santificar al pueblo de Dios, conducirlo a la santidad”, concluyó Mons. Azuaje.

Prensa CEV
26 de marzo de 2021