Categoría: Iglesia Sinodal

19
Ene

«Sigamos caminando juntos». Última fase del Sínodo de la Sinodalidad

En octubre de 2024 tendrá lugar la tercera y última fase de la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos que comenzó en 2021, en el cual han participado obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, hombres, mujeres, jóvenes y adultos de todas las edades; todo el conjunto del Pueblo de Dios. La Secretaría General del Sínodo ha ofrecido, junto con la relación de Síntesis, el texto “Hacia Octubre 2024”. Una herramienta para que en pequeños grupos de estudio, en nuestras parroquias, comunidades eclesiales de base, familias, movimientos de apostolado seglar, grupos juveniles, cofradías, equipos de Cáritas, instituciones educativas, cooperativas, sindicatos, pastorales específicas (salud, penitenciaria, de la ecología integral, de Derechos Humanos, etc) y todo el pueblo de Dios que se sienta motivado, pueda comprender el sentido profundo del kairós que significa este tiempo sinodal y, pueda hacer aportes para seguir construyendo juntos, una Iglesia en salida misionera, samaritana, sacramento de comunión, donde todos cabemos y todos tenemos una misión. El sueño del Papa Francisco es ver a la Iglesia entera participando en la búsqueda de métodos hacia la sinodalidad, es decir, conseguir de manera real y efectiva, que todos caminemos juntos en comunión y fraternidad. La invitación es a transitar, con la ayuda de este subsidio, la senda que nos conducirá a Octubre de 2024, pero no como meros espectadores de lo que ocurrirá en Roma, sino como discípulos misioneros que oran, disciernen, se dejan mover por el Espíritu de Dios, para aportar a la edificación de la Iglesia que está en el sueño de Dios y en el corazón del Papa Francisco Monseñor José Luis Azuaje (Arzobispo de Maracaibo / Presidente de Cáritas-Venezuela) Descargue el documento «Hacia Octubre 2024»

30
Nov

“Iglesia Sinodal en Misión». Informe de Síntesis en Resumen

La primera sesión de la fase universal del Sínodo sobre la Sinodalidad se realizó en la Ciudad del Vaticano, del 4 al 28 de octubre 2023. Desde entonces, estamos llamados a conocer, profundizar y dar nuestra opinión sobre el documento síntesis antes de la segunda sesión en octubre de 2024. El documento síntesis está dividido en tres capítulos, que corresponden a los tres aspectos de la sinodalidad de la Iglesia: la comunión, la participación y la corresponsabilidad. En cada capítulo se recogen convergencias, cuestiones que afrontar y propuestas. Algunos aspectos que merece destacar son los siguiente: Compartimos con Ustedes un informe síntesis en resumen elaborado por Por Agenor Brighenti y Rafael Luciani, teólogos implicados en el sínodo. Descargue aquí el subsidio

02
Nov

XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Conclusiones

(Vía CELAM) Concluye la Asamblea sinodal. “En esta ‘conversación del Espíritu’ hemos podido experimentar la tierna presencia del Señor y descubrir la belleza de la fraternidad. Nos hemos escuchado mutuamente y, sobre todo, en la rica variedad de nuestras historias y nuestras sensibilidades, nos hemos puesto a la escucha del Espíritu Santo”. Con estas palabras el Papa Francisco hacía un balance de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que concluyó este 29 de octubre en Roma. Una Iglesia en camino Una Iglesia sinodal en misión es justamente el título del documento de síntesis que se aprobó al final de las sesiones. Se trata de un documento de 37 páginas y que consta de tres partes: (1) El rostro de la Iglesia misionera; (2) todos discípulos, todos misioneros; y (3) tejer lazos, construir comunidad. No se trata de un documento definitivo ni concluyente, sino de un importante insumo para avanzar en el itinerario sinodal, con miras a la segunda sesión en octubre de 2024. Este documento, así como la Carta al Pueblo de Dios, reflejan, de alguna manera, lo vivido durante cuatro semanas por los 365 representantes de los cinco continentes, entre cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, laicas, laicos y el propio Obispo de Roma. Todos con voz y voto, incluyendo las 54 mujeres que por primera vez tienen la facultad de aceptar o no las propuestas que se formulen. Poner a Dios en el centro También el Papa evidenciaba el peligro de caer en agendas propias que lesionan la comunión y generan divisiones internas. Por eso alentaba a los miembros del sínodo a “volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia. Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes”. El rostro plural de la Iglesia Francisco ha sido más incisivo al manifestar la primacía de la categoría ‘pueblo de Dios’ –expresión que de alguna manera reivindica el protagonismo de todos los católicos en razón de su dignidad bautismal–, puesto que “los miembros de la jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas”. Así que el rostro de la Iglesia es un rostro plural, está delineado por la diversidad del pueblo creyente o, como refiere el Papa, por “el pueblo fiel de Dios, santo y pecador”, y no solo por sus ministros ordenados (sacerdotes, obispos y cardenales), que si bien han consagrado su vida al servicio de Dios, a través de la misión evangelizadora de la Iglesia, no pierden su condición de bautizados, de pueblo de Dios. “La Iglesia es femenina, es esposa, es madre” La presencia de las mujeres en el sínodo ha sido ampliamente valorada. Asimismo, el ambiente de diálogo abierto y de confianza fue favorecido por la metodología de la ‘conversación espiritual’ en mesas redondas –también en la que se encontraba el Papa–, distribuidas a lo largo y ancho de la emblemática Aula Pablo VI, en lugar de la clásica aula sinodal que, como ocurre en un teatro, concentra toda la atención en la tarima principal que la preside. En total fueron 35 mesas idiomáticas –en inglés, italiano, español, francés y portugués– compuestas por 12 personas cada una. La inusitada imagen de las mesas redondas bien podría expresar el anhelo de una Iglesia cada vez más abierta a todos e incluyente.

26
Oct

Desde el Sínodo: Carta al Pueblo de Dios

La sinodalidad es el camino de la Iglesia del tercer milenio Este miércoles, 25 de octubre, fue publicada la Carta de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios. A continuación, el texto íntegro de la Carta que fue aprobada por la Asamblea Sinodal. Queridas hermanas, queridos hermanos: Cuando se acerca la conclusión de los trabajos de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir. Este tiempo bendecido lo hemos vivido en profunda comunión con todos vosotros. Hemos sido sostenidos por vuestras oraciones, llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas y también vuestros miedos. Han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo, discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo. La sesión que nos ha reunido en Roma desde el 30 de septiembre constituye una etapa importante en este proceso. Por muchos motivos, ha sido una experiencia sin precedentes. Por primera vez, por invitación del Papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos. Juntos, en la complementariedad de nuestras vocaciones, de nuestros carismas y de nuestros ministerios, hemos escuchado intensamente la Palabra de Dios y la experiencia de los demás. Utilizando el método de la conversación en el Espíritu, hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy. Así hemos experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano. la participación de delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales ha enriquecido profundamente nuestros debates. Nuestra asamblea se ha llevado a cabo en el contexto de un mundo en crisis, cuyas heridas y escandalosas desigualdades han resonado dolorosamente en nuestros corazones y han dado a nuestros trabajos una gravedad peculiar, más aún cuando algunos de nosotros venimos de países en los que la guerra se intensifica. Hemos rezado por las víctimas de la violencia homicida, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración. Hemos garantizado nuestra solidaridad y nuestro compromiso al lado de las mujeres y de los hombres que en cualquier lugar del mundo actúan como artesanos de justicia y de paz. Por invitación del Santo Padre, hemos dado un espacio importante al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu. Durante la vigilia ecuménica de apertura, experimentamos cómo la sed de unidad crece en la contemplación silenciosa de Cristo crucificado. “La cruz es, de hecho, la única cátedra de Aquel que, dando su vida por la salvación del mundo, encomendó sus discípulos al Padre, para que ‘todos sean uno’ (Jn 17,21). Firmemente unidos en la esperanza que nos da Su Resurrección, le hemos encomendado nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia, el clamor de la tierra y el clamor de los pobres: ‘¡Laudate Deum!’”, recordó el Papa Francisco precisamente al inicio de nuestros trabajos. Día tras día, hemos sentido el apremiante llamamiento a la conversión pastoral y misionera. Porque la vocación de la Iglesia es anunciar el Evangelio no concentrándose en sí misma, sino poniéndose al servicio del amor infinito con el que Dios ama el mundo (cf. Jn 3,16). Ante la pregunta de qué esperan de la Iglesia con ocasión de este sínodo, algunas personas sin hogar que viven en los alrededores de la Plaza de San Pedro respondieron: “¡Amor!” Este amor debe seguir siendo siempre el corazón ardiente de la Iglesia, amor trinitario y eucarístico, como recordó el Papa, evocando el 15 de octubre, en la mitad del camino de nuestra asamblea, el mensaje de Santa Teresa del Niño Jesús. “Es la confianza” lo que nos da la audacia y la libertad interior que hemos experimentado, sin dudar en expresar nuestras convergencias y nuestras diferencias, nuestros deseos y nuestras preguntas, libremente y humildemente. ¿Y ahora? Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra “sínodo”.  No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso: “Si no se cultiva una praxis eclesial que exprese la sinodalidad […] promoviendo la implicación real de todos y cada uno, la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos” (9 de octubre de 2021). Los desafíos son múltiples y las preguntas numerosas: la relación de síntesis de la primera sesión aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”. Para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres. Eso requiere, por su parte, un camino de conversión, que es también un camino de alabanza: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños” (Lc 10,21). Se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia. Escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas. Sobre todo, la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de

20
Oct

El Sínodo en oración por los emigrantes: la Iglesia como casa que acoge a todos

La lectura de la Palabra de Dios, el silencio de reflexión, las intercesiones y el Padre Nuestro marcaron la noche del 19 de octubre, en un momento de oración con el que la comunidad sinodal abrazó a los migrantes y refugiados, inquietud que desde el inicio de la Asamblea fue colocado en el centro de las confrontaciones y preocupaciones.  Este momento fue presidido por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro. “Nos reunimos esta tarde en la plaza de San Pedro para rezar por todos los que han perdido la vida a lo largo de las diversas rutas migratorias, por sus familias, por los que han sobrevivido y por todos los refugiados y migrantes que siguen en camino”. En su reflexión, el Santo Padre señaló que “las rutas migratorias de nuestro tiempo están pobladas por hombres y mujeres heridos y abandonados medio muertos; por hermanos y hermanas cuyo dolor clama ante la presencia de Dios” y que «la compasión es la huella de Dios en nuestro corazón. Esta es la clave”. Ayer se celebró una rueda de prensa especial sobre el tema de los migrantes y refugiados. Puede verla a continuación. Vía Vatican News

13
Oct

El Sínodo implora por la paz

Desde el 4 y hasta el 29 de octubre, en el Vaticano, se realiza la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Un encuentro marcado por la Sinodalidad, un lugar “donde escuchar, discernir y caminar juntos hacia la orilla donde el Señor nos espera”. Profundamente consternados por el conflicto en Medio Oriente, los participantes Sinodales han realizado una oración en la mañana de este 12 de octubre en el Aula Pablo VI del Vaticano. Antes de iniciar los trabajos en el Sínodo, el Patriarca Sako, arzobispo de Bagdad, invitó a rezar “por la paz en el mundo, especialmente en Tierra Santa, pero también en Ucrania”. En las palabras del Patriarca también debemos orar por la violencia en Irak, en Irán, en el Líbano. “La gente espera con gran esperanza vivir con dignidad y fraternidad y no siempre con miedo y preocupación. Sinodalidad – ha dicho – significa también solidaridad con todos los que tienen miedo y sufren”. De particular relevancia fueron las palabras de Margaret Karram, árabe cristiana y desde hace dos años, presidenta del Movimiento de los Focolares: “Me pregunté qué hago aquí? ¿No debería estar haciendo otra cosa en este momento para promover la paz? Pero después pensé: aquí también puedo unirme a la invitación del Papa Francisco y a las oraciones de todos. Con estos hermanos y hermanas de todo el mundo podemos pedirle a Dios el don de la paz. Se pueden hacer muchas cosas por la paz, pero yo creo en el poder de la oración. Por otra parte, también lo dice el Evangelio de la liturgia de hoy: llamen y se les abrirá, pidan y se les dará» Cuando se le preguntó por el conflicto, dijo: «Se necesita la ayuda de todo el mundo… Espero que hoy todos los países -sean árabes o no- sientan la urgencia de prestar atención a este conflicto. No por intereses de parte, sino por la causa de la paz.» Este Sínodo propuesto por el Papa Francisco se centra en un proceso de escucha y diálogo entre todos los estamentos eclesiales. La necesidad de hacer silencio, de escuchar, intentar comprender y entender, perseverar en la búsqueda de respuestas auténticas a las inquietudes del ser humano de hoy, marcan los diversos momentos y reflexiones del encuentro. El Sínodo enfatiza también, los niveles de participación en la comunidad eclesial, característica primordial de la Iglesia. Desde América Latina, participan activamente, 79 personas –28 no obispos –. Los representantes desde Venezuela son Monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam); Monseñor Juan Carlos Bravo, obispo de Petare y Sor María de Fátima Vieira, Superiora General de las Siervas del Santísimo Sacramento.

04
Oct

Inicia el Sínodo de los Obispos: comunión, participación y misión

El 4 de octubre inició la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con la Eucaristía de apertura en la Plaza San Pedro. La decimosexta Asamblea lleva por nombre Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión. Su fase de preparación se viene realizando desde el mes de octubre del 2021 con diversas reuniones en parroquias y diócesis. En las palabras de apertura, el papa Francisco resaltó que la mirada de “bendición del Señor nos invita también a ser una Iglesia que, con corazón alegre, contempla la acción de Dios y discierne el presente; que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda”. La fiesta litúrgica de San Francisco de Asís, ilumina esta celebración: “Francisco de Asís, en un período de grandes luchas y divisiones entre el poder temporal y el religioso, entre la Iglesia institucional y las corrientes heréticas, entre cristianos y otros creyentes, no criticó ni atacó a ninguno, sólo abrazó las armas del Evangelio: la humildad y la unidad, la oración y la caridad. ¡Hagamos lo mismo también nosotros!” Insiste el Santo Padre. Por último, invitó a todos los creyentes a mantenerse en oración:“Quizá pueda decir que el momento de mayor fecundidad en el Sínodo son los momentos de oración, también el ambiente de oración, por el que el Señor actúa en nosotros… Él es el protagonista, el Espíritu Santo. Dejemos que Él sea el protagonista del Sínodo. Y con Él caminemos, con confianza y con alegría” Los participantes del Sínodo son un total de 464 miembros, de los cuales tiene derecho a voto 365, entre ellos, 54 mujeres por primera vez en la historia de los Sínodos. Otra de las alegrías de este Sínodo es la participación de dos obispos chinos.

07
Ago

Seminario de actualización teológica: Hacia una Iglesia sinodal en salida misionera

A partir de este martes 8 y hasta el jueves 10 de agosto, se realizará en las instalaciones de la Universidad Católica Andrés Bellos el seminario Hacia una Iglesia sinodal en salida misionera, organizado por el INPAS y el centro Animación para la Conversión Pastoral (SPEV). Este seminario se enmarca en el proceso que hace la iglesia desde que el Papa Francisco convocó al Sínodo de la Sinodalidad. Durante la misa de apertura del Sínodo, en octubre de 2021, el Papa recordó que «el Espíritu Santo siempre sopla de modo sorprendente, sugiriendo recorridos y lenguajes nuevos». El Sínodo es el proceso más extenso que ha realizado la Iglesia Católica a lo largo de su historia para emprender un camino de conversión y reforma a la luz de los signos de los tiempos que se manifiestan, de un modo especial, en el grito de los pobres y el clamor de la tierra. Para avanzar en esta reflexión e iniciar la segunda fase del Sínodo en Venezuela, se presentaran tres ponentes. Serena Noceti. Laica italiana, profesora titular de teología sistemática en el Istituto Superiore di Scienze Religiose della Toscana. Imparte cursos en la Facultad de Teología de Italia Central y en otras facultades de teología italianas. Es miembro fundador de la Coordinamento Teologhe Italiane (Coordinación de Teólogas Italianas) y fue vicepresidenta de la Asociación Teológica Italiana (2011-2019). Ha sido experta de la REPAM durante el Sínodo para la Amazonia. Entre sus publicaciones destaca las dedicadas a la eclesiología, el ministerio ordenado y la teología del género. Rafael Luciani. Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana e investigación posdoctoral en la Julius Maximilians Universität. Profesor titular de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, y extraordinario en la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College. Enseña Eclesiología, Teología Latinoamericana y Concilio Vaticano II. Sirve como perito del Consejo Episcopal Latinoamericana. Es co-coordinador del Proyecto Iberoamericano de Teología y del Peter & Paul Seminar. Sus últimas publicaciones están centradas en el Sínodo de la Sinodalidad. Mons Raúl Biord Castillo. Obispo de La Guaira. Ha sido Vice-Presidente y Secretario General de la Conferencia Episcopal Venezolana. Doctor en Teología y licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma), especializado en Dei Verbum. Ha sido rector del Instituto Universitario Padre Ojeda y coordinador del núcleo de Los Teques, de la Universidad Católica Andrés Bello, secretario de la comisión teológico-pastoral del Concilio Plenario de Venezuela, asesor del equipo de la Misión Continental y del departamento de Espiritualidad y Misión del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) Entre sus publicaciones destacan las referidas a la Misión de la Iglesia.