Efectos de desastres naturales, pobreza y acompañamiento espiritual: Retos de la Iglesia en el Caribe

21
May
2021

Bogotá.- Como parte de la agenda de la 38.ª Asamblea General del Celam, los representantes de los episcopados del continente presentaron un informe sobre las realidades eclesiales de sus países y los proyectos emprendidos por la Iglesia para responder a las urgencias pastorales que les comprometen.

Realidades que desafían pero no desmotivan a la Iglesia confiada en la presencia de Dios en cada circunstancia y dispuesta a trabajar por los más necesitados. Estos avances y tareas por cumplir fueron expuestos por los presidentes y secretarios generales de los episcopados. El propósito es intercambiar experiencias, conocer realidades y estrechar los lazos de hermandad que unen a los países de América Latina y el Caribe, mucho más si recordamos que la misión del Consejo Episcopal Latinoamericano es  acompañar la tarea pastoral de las 22 Conferencias Episcopales del continente.

La región Caribe está integrada por Antillas, Haití, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba. La ubicación geográfica de estos países determina en gran parte algunas de las problemáticas comunes entre los que están los devastadores efectos de los desastres naturales, la pobreza y la necesidad de un acompañamiento certero a las comunidades a través de procesos de evangelización estables que logren alimentar su fe.

Antillas: El reto de mantener las prácticas religiosas

Mantener las prácticas litúrgicas y religiosas en medio de la pandemia ha sido uno de los principales desafíos para la Iglesia de Antillas según lo confirmó el presidente de la Conferencia Episcopal Monseñor Gabriel Malzaire. Esta dificultad se convirtió en una motivación para que la Iglesia trabaje intensamente por satisfacer las necesidades espirituales y materiales de los creyentes. Estas acciones pastorales abarcan la creación de comedores, la implementación de programas de alimentación y la entrega de paquetes de asistencia para suplir las necesidades básicas de las comunidades menos favorecidas.
Con este panorama, la prioridad pastoral de la Iglesia antillana es la atención a los desempleados que dejó la pandemia, pero sobre todo permanecer en el amor y el compromiso con Dios, verdadera esperanza ante las dificultades.

Haití: La Iglesia al servicio de la economía solidaria

Para Monseñor Launay Saturné, presidente de la Conferencia Episcopal de Haití, el país sufre los efectos de la crisis socioeconómica que alcanza las dimensiones de una plaga a lo que se une la propagación del Covid-19, la proliferación de sacerdotes vudú y la inexistencia de planes gubernamentales para ayudar a las poblaciones abandonadas. Aquí el aporte de la Iglesia a la comunidad se siente desde los centros de salud, acompañando a los enfermos y facilitando los recursos necesarios para la adquisición de insumos. En el campo educativo, la Iglesia está presente desde las escuelas y colegios administrados por comunidades religiosas, sin olvidar la acción pastoral de Cáritas, cuyo servicio se entiende como un brazo social de la Iglesia que motiva a la población y promueve la experiencia de la economía solidaria.

Puerto Rico: Trabajando por la comunidad fuera de los templos

Los efectos de los desastres naturales han hecho que la Iglesia puertorriqueña cambie los escenarios para el ejercicio de su fe. Las celebraciones litúrgicas se celebran en la calle porque muchas de las edificaciones de la iglesia se derrumbaron por los recientes terremotos. El presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Rubén Antonio González señala que una de las mayores dificultades es la reconstrucción de las viviendas e Iglesias.
Situación a la que se suma la pandemia, en donde ha sido clave unirse al gobierno para apoyar todo lo referente al acompañamiento del proceso de vacunación y liderando iniciativas para mantenerse firmes en la oración con la esperanza de que estas circunstancias se superen pronto.

República Dominicana y su preocupación por la seguridad alimentaria

Monseñor Fredy Antonio de Jesús Bretón, presidente del episcopado dominicano, explicó que la principal tarea de la Iglesia en este tiempo de pandemia ha sido la distribución de raciones, la organización de centros de acopio para la organización de ayudas humanitarias, destinadas a la población en estado de vulnerabilidad. Un testimonio que se puede ofrecer gracias a la generosidad de las personas que piensan en sus hermanos con necesidad y confían en la Iglesia que llega a todos a través de la ayuda material y el consuelo espiritual.

Prensa CEV
Nota de prensa CELAM
21 de mayo de 2021