Categoría: Papa Francisco

27
Nov

Mensaje del Papa a los participantes en Festival de la Doctrina Social de la Iglesia

Vaticano.- Una granada plantada al mismo tiempo en todas las ciudades conectadas, abre «Memoria del futuro», la décima edición del evento creado en 2011 por Monseñor Adriano Vincenzi, fallecido en febrero, difundido por primera vez en toda Italia. Hoy jueves, en Verona, el Papa les envió un video mensaje en el que anima a los participantes a ser constructores de puentes. Al hablar del título de la edición el Papa dijo que «la esperanza es la virtud de un corazón que no se cierra en la oscuridad, no se detiene en el pasado, no vive en el presente, sino que sabe ver el mañana» Será el primer Festival nacional de la Doctrina Social de la Iglesia sin monseñor Adriano Vincenzi, el sacerdote veronés, por años guía de la Fundación Toniolo, el centro diocesano de investigación social, que fundó el Festival y durante nueve ediciones fue su principal animador. Mons. murió a la edad de 68 años el 13 de febrero de este año. Esta Festival será también el primero en difundirse, ya no sólo en Verona, sino como soñaba el prelado, que esté dirigido a toda Italia. En efecto, hace un año Monseñor Vincenzi, Don Adriano para las más de 20.000 personas de toda Italia y del resto del mundo que participan cada año a finales de noviembre en el evento que creó en 2011, había cerrado la novena edición del Festival con la esperanza de ampliarlo a diez ciudades en 2020. Mensaje del Papa Francisco El Papa Francisco dijo a los participantes que este Festival quiere, con su metodología creativa, iniciar una confrontación entre sujetos diferentes en su sensibilidad y en su acción, pero convergentes en la construcción del bien común. Y recordando a Mons. Vincenzi, el Papa mencionó su última encíclica: “Queremos recordarlo en el rasgo distintivo de su servicio con palabras que están en armonía con lo que escribí en mi última encíclica Fratelli Tutti: «es una gran nobleza poder iniciar procesos cuyos frutos serán cosechados por otros, con la esperanza puesta en el poder secreto del bien que se siembra». Memoria del futuro Este año el tema que han elegido es «Memoria del futuro». Suena un poco extraño, pero es creativo, afirmó el Papa, y añadió que el tema invita a esa actitud creativa que podemos decir: «frecuentar el futuro».  “Para nosotros los cristianos, el futuro tiene un nombre y este nombre es «esperanza». La esperanza es la virtud de un corazón que no se cierra en la oscuridad, no se detiene en el pasado, no vive en el presente, sino que sabe ver el mañana». ¿Qué significa el mañana para nosotros los cristianos? Es la vida redimida, la alegría del don del encuentro con el amor trinitario. En este sentido, ser Iglesia significa tener una mirada y un corazón creativo y escatológico sin ceder a la tentación de la nostalgia que es una verdadera patología espiritual”. El Papa dijo además que la “dinámica de los cristianos no es retener el pasado con nostalgia, sino más bien acceder a la memoria eterna del Padre y esto es posible viviendo una vida de caridad. Por lo tanto, no es la nostalgia la que bloquea la creatividad y nos hace personas rígidas e ideológicas incluso en las esferas sociales, políticas y eclesiales. Más bien, la memoria está tan intrínsecamente ligada al amor y a la experiencia que se convierte en una de las dimensiones más profundas de la persona humana”. «Todos hemos sido generados a la vida en el Bautismo. Hemos recibido el don de la vida que es la comunión con Dios, con los demás y con la creación. Por lo tanto, estamos llamados a realizar la vida en comunión con Dios, es decir, en la intimidad de la oración en la presencia del Señor, en el amor a las personas que encontramos, es decir, en la caridad, y finalmente, en relación con la Madre Tierra, lo que indica un proceso de transfiguración del mundo. Y la vida recibida como un don es la vida misma de Cristo, y no podemos vivir como creyentes en el mundo a menos que manifestemos su vida misma en nosotros. Injertados en la vida del amor trinitario nos volvemos capaces de la memoria, de la memoria de Dios. Y sólo lo que es amor no cae en el olvido precisamente porque encuentra su razón de ser en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En este sentido toda nuestra vida debe ser de alguna manera una liturgia, una anamnesis, una memoria eterna de la Pascua de Cristo». Vivir la memoria del futuro Así que aquí está el significado del Festival de este año, dijo Francisco,  vivir la memoria del futuro significa comprometerse a hacer de la Iglesia, que el gran pueblo de Dios (LG, 6) pueda ser en la tierra el principio y la semilla del reino de Dios. Vivir como creyentes inmersos en la sociedad manifestando la vida de Dios que recibimos como regalo en el Bautismo para que podamos recordar ahora esa vida futura en la que estaremos juntos ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.  Esta actitud nos ayuda a superar la tentación de la utopía, de reducir la proclamación del Evangelio a un simple horizonte sociológico o a dedicarse a la comercialización de diversas teorías económicas o facciones políticas. En el mundo con la fuerza y la creatividad de la vida de Dios en nosotros: así sabremos fascinar el corazón y los ojos de la gente con el Evangelio de Jesús, ayudaremos a hacer fructíferos los proyectos de la nueva economía y política inclusiva capaz de amar. Constructores de puentes El Pontífice por último se dirigió a los diferentes actores de la vida social reunidos con ocasión del Festival: al mundo de los empresarios, de los profesionales, de los representantes del mundo institucional, de la cooperación, de la economía y de la cultura, y les dijo que continúen comprometiéndose siguiendo el camino que Don Adriano Vincenzi ha trazado con ellos para el

25
Nov

Catequesis del Papa Francisco: Es Dios quien hace la Iglesia, no el clamor de las obras

Vaticano.- En la audiencia general desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, el Papa Francisco reflexiona sobre un pasaje de los Hechos de los Apóstoles, que define a una comunidad primitiva cuyos primeros pasos “estuvieron marcados por la oración”. La oración de la Iglesia naciente fue el centro de la catequesis del Papa Francisco del último miércoles de noviembre, transmitida una vez más en streaming desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, a causa de la pandemia. “La imagen de la comunidad primitiva de Jerusalén es punto de referencia para cualquier otra experiencia cristiana”, afirmó el pontífice, reflexionando sobre el pasaje de los Hechos de los Apóstoles. “Una Iglesia en camino, trabajadora, pero que encuentra en las reuniones de oración la base y el impulso para la acción misionera”, como la descrita en las Sagrada Escrituras. Las “coordenadas” de la Iglesia Del relato del Evangelista Lucas, surgen las cuatro características esenciales de la vida eclesial, que “nos recuerdan que “la existencia de la Iglesia tiene sentido si permanece firmemente unida a Cristo”, afirma el Papa: “La escucha de la enseñanza de los apóstoles, la custodia de la comunión recíproca, la fracción del pan y la oración”. La predicación y la catequesis testimonian las palabras y los gestos del Maestro; la búsqueda constante de la comunión fraterna preserva de egoísmos y particularismos; la fracción del pan realiza el sacramento de la presencia de Jesús en medio de nosotros: Él no estará nunca ausente, Él vive y camina con nosotros. Y finalmente la oración, que es el espacio del diálogo con el Padre, mediante Cristo en el Espíritu Santo. Según Francisco, estas son las “coordenadas” que deben guiar la vida de la Iglesia, y todo lo que en la Iglesia crece fuera de ellas no tiene fundamento: Todo lo que en la Iglesia que crece fuera de estas «coordenadas» carece de fundamento. Para discernir una situación debemos preguntarnos acerca de estas cuatro coordenadas, si en esta situación existen estas cuatro coordenadas: la predicación, la búsqueda constante de la comunión fraterna, la caridad, la fracción del pan -es decir, la vida eucarística- y la oración. Cualquier situación debe ser evaluada a la luz de estas cuatro coordenadas. Lo que no encaja en estas coordenadas carece de eclesialidad, no es eclesial. Es como una casa construida sobre la arena. Es Dios quien hace la Iglesia, no el clamor de las obras. Es la palabra de Jesús la que llena de sentido nuestros esfuerzos. Es en la humildad que se construye el futuro del mundo.  La Iglesia no es un mercado, la Iglesia no es un grupo de empresarios que siguen adelante con esta nueva empresa. La Iglesia es la obra del Espíritu Santo que Jesús nos envió a reunir. Sin Espíritu Santo no hay Iglesia El Papa continúa hablando espontáneamente, sin texto escrito y agrega: A veces, siento una gran tristeza cuando veo alguna comunidad que, aun con buena voluntad, equivoca el camino porque piensa que está haciendo la Iglesia en las reuniones, como si fuera un partido político. «Pero, la mayoría, la minoría, ¿qué piensa de esto, de aquello, de lo otro… Y esto es como un Sínodo, un camino sinodal que debemos hacer…». Me pregunto: «¿Dónde está el Espíritu Santo allí? ¿Dónde está la oración? ¿Dónde está el amor comunitario? ¿Dónde está la Eucaristía?». Para evaluar una situación, si es eclesial o no eclesial, preguntémonos sobre estas cuatro coordenadas. (…) Si esto falta, falta el Espíritu y si falta el Espíritu, seremos una hermosa asociación humanitaria, caritativa, buena, buena… incluso una fiesta eclesial, digámoslo así, eclesial. Pero no hay Iglesia. La oración, motor de la Evangelización “Las reuniones de oración son el motor de la Evangelización, donde quien participa experimenta en vivo la presencia de Jesús y es tocado por el Espíritu” afirma también el Santo Padre y precisa: Los miembros de la primera comunidad – pero esto vale siempre, también para nosotros hoy – perciben que la historia del encuentro con Jesús no se detuvo en el momento de la Ascensión, sino que continúa en su vida. Contando lo que ha dicho y hecho el Señor, rezando para entrar en comunión con Él, todo se vuelve vivo. La obra del Espíritu: recordar a Jesús “La oración infunde luz y calor” pero es “el don del Espíritu hace nacer en ellos el fervor”, puntualiza. De hecho, como recuerda el catecismo, ésta es la obra del Espíritu: recordar a Jesús. Pero no como un ejercicio mnemónico: Los cristianos, caminando por los senderos de la misión, recuerdan a Jesús haciéndolo presente nuevamente; y de Él, de su Espíritu, reciben el “impulso” para ir, para anunciar, para servir.  En la oración el cristiano se sumerge en el misterio de Dios, aquel misterio que ama a cada hombre, aquel Dios que desea que el Evangelio sea predicado a todos. Dios es Dios para todos, y en Jesús todo muro de separación es definitivamente derrumbado: como dice San Pablo, Él es nuestra paz, «el que de los dos pueblos hizo uno» (Ef 2,14). Jesús ha hecho la unidad. La fuerza del Espíritu Santo que anima todo La vida de la Iglesia primitiva está marcada por una “sucesión continua de celebraciones, convocatorias, tiempos de oración comunitaria y personal”, hace notar Francisco, “y es el Espíritu que concede fuerza a los predicadores que se ponen en viaje, y que por amor de Jesús surcan los mares, enfrentan peligros, se someten a humillaciones”. Dios dona amor y pide amor. Esta es la raíz mística de toda la vida creyente. Los primeros cristianos en oración, pero también nosotros que venimos varios siglos después, vivimos todos la misma experiencia. El Espíritu anima todo. El Pontífice concluye con la invitación a “retomar el sentido de la adoración. Adorar, adorar a Dios, adorar a Jesús, adorar al Espíritu. El Padre, el Hijo y el Espíritu: para adorar. En silencio. La oración de adoración es la oración que nos hace reconocer a Dios como el principio y el fin de toda la historia. Y esta oración es el

23
Nov

Papa Francisco: En el juicio final seremos juzgados por el amor y por la ayuda solícita

Vaticano.- En su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, el Papa Francisco, tras recordar la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo que cierra el año litúrgico, recordó la gran parábola en la que se despliega el misterio de Cristo, Alfa y el Omega, el comienzo y el cumplimiento de la historia, dijo el Papa, y la liturgia de hoy se centra en el «omega», es decir, en el destino final. En sus saludos después del rezo mariano del Ángelus, el Papa envió un «pensamiento especial a la gente de Campania y Basilicata» que hace cuarenta años sufrieron el desastroso terremoto que tuvo su epicentro en Irpinia. También saludó a esas familias que se han visto afectadas por la crisis sanitaria. “El sentido de la historia se comprende teniendo ante nuestros ojos su culminación: el final es también el fin. Y esto es precisamente lo que hace Mateo, en el Evangelio de este domingo, colocando el discurso de Jesús sobre el juicio universal en el epílogo de su vida terrenal: Él, a quien los hombres están a punto de condenar, es en realidad el juez supremo. En su muerte y resurrección, Jesús se mostrará como el Señor de la historia, el Rey del universo, el Juez de todo. Pero la paradoja cristiana es que el Juez no reviste una realeza temible, sino que es un pastor lleno de mansedumbre y misericordia”. En la parábola del juicio final,  dijo el Papa en su alocución previa al rezo mariano, Jesús utiliza la imagen del pastor, recordando las profecías de Ezequiel, que hablaba de la intervención de Dios en favor del pueblo, contra los malos pastores de Israel. Yo soy el Buen Pastor “Aquellos habían sido crueles y explotadores, prefiriendo alimentarse ellos mismos en lugar del rebaño; por lo tanto, Dios mismo promete cuidar personalmente de su rebaño, defendiéndolo de las injusticias y los abusos. Esta promesa de Dios para su pueblo se cumplió plenamente en Jesucristo, que dice de sí mismo: «Yo soy el buen pastor». En la página evangélica de hoy, Jesús se identifica no sólo con el rey pastor, sino también con las ovejas perdidas, es decir, con los hermanos más pequeños y necesitados”. El criterio del juicio como lo indicó Jesús, se efectuará sobre la base del amor concreto dado o negado a los más pequeños, los más necesitados, porque él mismo, el juez, está presente en cada una de ellas. Jesús dice: «En verdad os digo que cuanto hicisteis (o no hicisteis) a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hicisteis (o no lo hicisteis)». (vv. 40.45). Seremos juzgados por el amor. No por el sentimiento, no: por las obras, por la compasión que se hace cercanía y ayuda solícita. El Señor en el fin del mundo pasará revista a su rebaño El Señor, pues, en el fin del mundo, pasará revista a su rebaño, y lo hará no sólo del lado del pastor, sino también del lado de las ovejas, con las que se ha identificado. Y preguntará: «¿Has sido un poco pastor, como yo?» Esta es la pregunta que el Evangelio ya pone en nuestros corazones hoy, como criterio de juicio. «Esa vez que tuve problemas, ¿fuiste capaz de perder algo de tiempo para cuidarme? ¿Conseguiste, con mi gracia, salir un poco de ti mismo para darte cuenta de mí, que estaba necesitado? ¿Se enterneció tu corazón ante mis heridas, ante mi soledad, ante mi desconsuelo?» Así nos pasará revista el Rey del universo que para salvarnos se hizo cordero . Pidamos a la Virgen María que nos enseñe a reinar en el servir. Nuestra Señora, asunta al Cielo, recibió la corona real de su Hijo, porque lo siguió fielmente en el camino del Amor. Aprendamos de ella a entrar desde ahora en el Reino de Dios, por la puerta del servicio humilde y generoso. Un pensamiento por las regiones italianas de Campania y Basilicata En sus saludos después del rezo mariano del Ángelus, el Papa envió un «pensamiento especial a la gente de Campania y Basilicata» que hace cuarenta años sufrieron el desastroso terremoto que tuvo su epicentro en Irpinia y sembró muerte y destrucción.  Ese dramático acontecimiento, dijo el Papa,cuyas heridas aún no han cicatrizado del todo, ha puesto de relieve la generosidad y la solidaridad de los italianos. «Esto se atestigua por los numerosos hermanamientos entre las regiones afectadas por el terremoto y las del Norte y el Centro, cuyos vínculos todavía existen. Estas iniciativas han favorecido el arduo camino de la reconstrucción y, sobre todo, la fraternidad entre las diferentes comunidades de la Península».  Un pensamiento a familias víctimas por el coronavirus El Papa tuvo palabras de aprecio por los fieles romanos y peregrinos, que a pesar de las dificultades actuales y respetando siempre las reglas, se dan cita en la Plaza de San Pedro. El Pontífice saludo en especial a las familias que se han visto afectadas por la crisis sanitaria.  «Un saludo especial a las familias que más están luchando en este momento. Pienso en muchas familias que están en dificultades en este momento porque no tienen trabajo, han perdido sus empleos, tienen uno o dos hijos… Y a veces, con un poco de vergüenza, no dejan que esto se sepa». Pero somos cada uno de nosotros señaló Francisco, los que vamos a buscar allí donde hay necesidad. Donde está Jesús, donde Jesús está necesitado.  Prensa CEVNota de prensa de Vatican News23 de noviembre de 2020

23
Nov

Papa Francisco a los jóvenes: ¡Griten con sus vidas que Cristo vive y reina!

Vaticano.- En la misa por el pasaje de los símbolos de la JMJ, en el que una representación de los chicos centroamericanos y panameños, entregaron la cruz de la Jornada y el icono de la Virgen Salus Populi Romani a los portugueses, que celebrarán en el 2023 la próxima JMJ, en esta ceremonia litúrgica, el Papa en su homilía aconsejó a los jóvenes, les dijo que no renuncien a los sueños grandes, éstos dependen de las grandes decisiones, como lo dice el Evangelio de hoy. Y les aconsejó: “Cada uno de nosotros nos convertimos en lo que elegimos, para bien o para mal” El Papa en su homilía, dirigiéndose a los jóvenes del mundo, les pidió que no renuncien a “los sueños grandes.  No nos contentemos con lo que es debido. El Señor no quiere que recortemos los horizontes, no nos quiere aparcados al margen de la vida, sino en movimiento hacia metas altas, con alegría y audacia. No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este mundo. Él nos ha hecho capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida. Y las obras de misericordia son las obras más bellas de la vida. Si tienes sueños de gloria verdadera, no de la gloria del mundo que va y viene, sino de la gloria de Dios, este es el camino. Porque las obras de misericordia dan gloria a Dios más que cualquier otra cosa”. Para realizar grandes sueños se necesitan grandes decisiones Y para realizar esos grandes sueños, el Santo Padre aconsejó a los jóvenes que deben tener grandes decisiones. Y de esto habla el Evangelio de hoy. En el momento del “juicio final el Señor se basa en las decisiones que tomamos. Casi parece que no juzga: separa las ovejas de las cabras, pero ser buenos o malos depende de nosotros. Él sólo deduce las consecuencias de nuestras decisiones, las pone de manifiesto y las respeta”. De manera que la vida de cada uno, “la vida, dijo, es el tiempo de las decisiones firmes, fundamentales, eternas. Elecciones banales conducen a una vida banal, elecciones grandes hacen grande la vida”. Cada uno de nosotros nos convertimos en lo que elegimos En efecto, cada uno de nosotros nos convertimos en lo que elegimos, para bien y para mal. “Si elegimos robar nos volvemos ladrones, si elegimos pensar en nosotros mismos nos volvemos egoístas, si elegimos odiar nos volvemos furibundos, si elegimos pasar horas delante del móvil nos volvemos dependientes”. Pero si optamos por Dios, si elegimos a Dios, “nos volvemos cada día más amados y si elegimos amar nos volvemos felices”. Porque como afirmó el Papa la “belleza de las decisiones depende del amor. Jesús sabe que si vivimos cerrados e indiferentes nos quedamos paralizados, pero si nos gastamos por los demás nos hacemos libres. El Señor de la vida nos quiere llenos de vida y nos da el secreto de la vida: esta se posee solamente entregándola”. Cualquier decisión tiene sus obstáculos  Pero cualquier decisión que tomemos, tiene sus obstáculos, que las convierte en arduas las elecciones, y estos son: el miedo, la inseguridad, los porqués sin respuesta. Sin embargo, para superar estos obstáculos, Francisco afirmó que “el amor nos pide que vayamos más allá, que no nos quedemos sujetos a los porqués de la vida, esperando que llegue una respuesta del Cielo. No, el amor nos impulsa a pasar de los porqués al para quién, del por qué vivo al para quién vivo, del por qué me pasa esto al para quién puedo hacer el bien. ¿Para quién? No sólo para mí mismo: la vida ya está llena de decisiones que tomamos mirando nuestro beneficio, para tener un título de estudios, amigos, una casa, para satisfacer los propios pasatiempos e intereses. Pero corremos el riesgo de que pasen los años pensando en nosotros mismos sin comenzar a amar. Manzoni nos da un hermoso consejo: «Se debería pensar más en hacer el bien que en estar bien; y así se acabaría estando mejor» (Los novios, cap. XXXVIII)”. Y en este siglo 21, a los obstáculos anteriores para alcanzar esos grandes sueños, se unen la fiebre del consumo, que “narcotiza el corazón con cosas superfluas. Se encuentra la obsesión por la diversión, que parece el único modo para evadir los problemas, y en cambio sólo pospone los problemas”. En estos tiempos, el Papa dijo que hay una fijación en la reclamación de los propios derechos, olvidando el deber de ayudar. Otro obstáculo es la gran ilusión sobre el amor, que parece algo que “hay que vivir a fuerza de emociones y de “me gusta”, cuando amar es sobre todo: don, elección y sacrificio. Elegir, especialmente hoy, es no dejarse domesticar por la homogeneización, es no dejarse anestesiar por los mecanismos de consumo que desactivan la originalidad, es saber renunciar al aparentar y al mostrarse. Elegir la vida es luchar contra la mentalidad del usar y tirar y del todo y rápido, para conducir la existencia hacia la meta del Cielo, hacia los sueños de Dios”. En vez de decirnos qué me apetece hacer, decir qué me hace bien Muchas elecciones surgen cada día en el corazón. El Papa da otro consejo más a sus jóvenes, un último consejo para que se “entrenen a elegir bien. Si nos miramos dentro, vemos que a menudo nacen en nosotros dos preguntas distintas. Una es: ¿Qué me apetece hacer? Es una pregunta que con frecuencia engaña, porque insinúa que lo importante es pensar en uno mismo y seguir todos los deseos e impulsos que uno tiene. Sin embargo, la pregunta que el Espíritu Santo sugiere al corazón es otra: no ¿qué me apetece hacer?, sino ¿qué te hace bien? Aquí está la elección de cada día: ¿Qué quiero hacer o qué me hace bien? De esta búsqueda interior pueden nacer elecciones banales o elecciones de vida. Miremos a Jesús, pidámosle la valentía de elegir lo que nos hace bien, para

20
Nov

Tres desafíos del Papa Francisco a sacerdotes del Colegio Pío Latinoamericano

Vaticano.- En medio de las tensiones globales generadas por la pandemia, el Santo Padre exhortó a los presbíteros a permanecer abiertos a la diversidad de la Iglesia en América Latina y a comprometerse con la transformación del mundo, sin clericalismos y siempre trabajando junto a las comunidades de base. Fue un diálogo entre hermanos con una historia y una lengua común, de pastores de una misma tierra, de sacerdotes provenientes de América Latina que se reunieron en torno al primer Pontífice venido de esa parte del mundo. El mediodía de este viernes el Papa Francisco recibió en la Sala Clementina del Vaticano a más de 50 miembros del Colegio Pío Latinoamericano, institución que acoge en Roma a los presbíteros diocesanos que vienen a formarse en diversas disciplinas para potenciar su servicio pastoral en sus iglesias de origen. El encuentro con Francisco tuvo como telón de fondo la crisis mundial desatada por la pandemia de Covid-19, así como los desafíos que ella plantea a la sociedad y a la Iglesia que peregrina en Latinoamérica, caracterizada por la diversidad humana y cultural propia del mestizaje vivido por esta región. Por eso el Papa recalcó que “el Evangelio y su mensaje llegó a nuestra tierra por medios humanos, no exentos de pecado, lo sabemos todos, pero la gracia se sobrepuso a nuestra debilidad y su Palabra se extendió por todos los rincones del continente. Los pueblos y las culturas lo acogieron en una rica diversidad de formas que hoy podemos contemplar”. Eso sí, recalcó el Santo Padre, este verdadero milagro de la evangelización ocurrió por la disposición al encuentro mutuo tanto de quienes llegaron a América llevando la fe como de quienes la recibieron. “Esta raíz mestiza nace de un corazón capaz de amar al otro con un amor que es fecundo, es decir, dispuesto a crear algo nuevo que lo supera y lo trasciende”, puntualizó Francisco. (Lea aquí el discurso completo) “Arrimar el hombro” para adelantar el Reino Precisamente dicha apertura de corazón es uno de los desafíos que el Papa propuso en su discurso a los sacerdotes, para que sepan recibir y, al mismo tiempo, se dejen enriquecer por la enorme diversidad de expresiones religiosas y culturales que presenta una Latinoamérica herida por la exclusión social. “Cuando abren el corazón a todos sin distinción por amor de Dios, crean un espacio donde Dios y el prójimo pueden encontrarse. No dejen nunca de manifestar esta disponibilidad, esta apertura: no cierren nunca la puerta a quien en el profundo de su corazón desea poder entrar y sentirse acogido”. Junto con esto y usando un lenguaje muy cercano, el Santo Padre pidió a los asistentes “arrimar el hombro y convocar a los demás a hacerlo”, es decir, a comprometerse con sus comunidades en la transformación del mundo en un esfuerzo por adelantar la presencia del Reino de Dios en la tierra. “Luchen contra la cultura del descarte y, por favor, no la provoquen con un clericalismo que hace tanto daño, y que es una enfermedad. Luchen contra la segregación social, luchen contra la desconfianza y el perjuicio en razón de la raza, de la cultura o de la fe, para que el sentimiento de fraternidad se imponga sobre toda diferencia”, exhortó Francisco. Finalmente, de cara a las fracturas políticas y sociales evidenciadas por la frágil respuesta global a la pandemia, el Santo Padre pidió a los presbíteros ayudar a “cuidar al mundo del gran mal que lo aqueja”. Para esto los llamó a buscar esta sanación partiendo “desde abajo, desde los corazones y las almas que un día les serán encomendadas a ustedes. Y debe llegar con propuestas en el ámbito de la educación, la catequesis, el compromiso social; con propuestas que sean capaces de cambiar mentalidades y abrir espacios, para sanar este mal y dar a Dios un pueblo unido”.  Como sacerdotes junto a Pedro Tras escuchar las palabras del sucesor del apóstol Pedro, los presbíteros pudieron saludarlo personalmente y recibir su bendición. Es un gesto que ellos quieren extender a sus iglesias particulares en toda América Latina, haciendo fecundo este encuentro con Francisco, valorando esta “experiencia de estar con ‘Pedro’, con la figura de unidad de la Iglesia, una figura de unidad que en Latinoamérica se expresa a través de la diversidad, del mestizaje”, puntualizó el sacerdote Jonattan Muñoz, de la Arquidiócesis de Santiago de Chile. Respecto del llamado a permanecer cerca del Pueblo de Dios, el padre Arnaldo Ortiz Dominicci, de la diócesis de Ponce, Puerto Rico, explicó que buscará vivir esta invitación del Santo Padre “acompañando al que sufre y, también, motivando a los agentes pastorales y a todos a estar más cerca del que necesita de nosotros como Iglesia, sea creyente o no. Es importante que nosotros seamos animadores, que motivemos a la gente a vivir la fe en eso concreto, día a día”. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News20 de noviembre de 2020

19
Nov

Papa Francisco a los Pasionistas: «renovar el compromiso hacia los más pobres»

Vaticano.- El 22 de noviembre, comienza el Jubileo de la Congregación de la Pasión de Jesucristo (Pasionistas). En ocasión del 300º Aniversario de su fundación, este Año Santo se extenderá hasta el 1º de enero de 2022. El Papa Francisco ha enviado un mensaje uniéndose espiritualmente a esta celebración y a la “alegría por el don de la vocación que los Pasionistas han recibido de vivir y proclamar la memoria de la Pasión de Cristo, haciendo del misterio pascual el centro de su vida”. El domingo 22 de noviembre, desafiando la pandemia pero respetando las medidas anti COVID-19, en la Basílica de los Ss. Juan y Pablo, en Roma, se inicia oficialmente el Jubileo con la apertura de la Puerta Santa y la celebración de la Misa inaugural —que se puede seguir por streaming— presidida por el Secretario de Estado Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin. El Papa Francisco envió al Superior General de la Congregación de la Pasión de Jesucristo, los Pasionistas, el padre Joachim Rego, un mensaje en ocasión de los 300 años de fundación de la Orden. Mensaje del Papa a los Pasionistas En su mensaje al Superior General, Francisco animó a los Pasionistas a “reforzar su compromiso en favor de las necesidades de la humanidad. Esta urgencia misionera se dirige sobre todo hacia los crucificados de nuestro tiempo: los pobres, los débiles, los oprimidos los descartados por las muchas formas de injusticia. El cumplimiento de esta tarea requerirá por su parte un esfuerzo sincero de renovación interior, que deriva de la relación personal con el Crucificado-Resucitado. Solamente el que está crucificado por amor, como lo fue Jesús en la cruz, es capaz de socorrer a los crucificados de la historia con palabras y acciones eficaces”. Nuevas respuestas a las expectativas de la humanidad Además, también ha dicho que “este importante centenario representa una oportunidad providencial para que podáis encaminaros hacia nuevos objetivos apostólicos”, con la conciencia de que “el contacto con la Palabra de Dios en la oración y la lectura de los signos de los tiempos en los acontecimientos cotidianos, os harán capaces de percibir el soplo creativo del Espíritu que alienta en el tiempo, señalando respuestas a las expectativas de la humanidad: a nadie se le escapa que hoy vivimos en un mundo en el que ya nada es como antes”. La humanidad se encuentra en una espiral de cambios que cuestiona no sólo el valor de las corrientes culturales que hasta ahora la han enriquecido, sino también la íntima constitución de su ser, afirmó el Papa al Superior General. La naturaleza y el cosmos, sometidos al dolor y a la caducidad de las manipulaciones humanas (cf. Rm 8, 20), asumen preocupantes rasgos degenerativos. También a vosotros se os pide que encontréis nuevos estilos de vida y nuevos lenguajes para anunciar el amor del Crucificado, testimoniando así el corazón de vuestra identidad. Una renovación siguiendo tres aspectos: gratitud, profecía y esperanza A este respecto, Francisco recordó las recientes reflexiones capitulares que han llevado a los Pasinistas al compromiso de renovación de la misión, centrándose en tres aspectos: gratitud, profecía y esperanza. La gratitud, señalo el Santo Pdre,  es la experiencia de vivir el pasado en la misma actitud del Magnificat y caminar hacia el futuro en actitud eucarística. «Vuestra gratitud es fruto de la memoria passionis. El que vive inmerso en la contemplación y se dedica al anuncio del amor que se entrega por nosotros en la cruz, se prolonga en la historia, se siente realizado y su vida es feliz». La profecía, afirmó,  es pensar y hablar en el Espíritu. Esto es posible para el que vive la oración como aliento del alma, y puede acoger el impulso del Espíritu en lo íntimo de los corazones y en el conjunto de la creación. «Entonces, la palabra anunciada siempre se adapta a las necesidades del presente. Que la memoria passionis os convierta en profetas del amor del Crucificado en un mundo que está perdiendo el sentido del amor».  La esperanza, dijo por último Francisco,  es ver en la semilla que muere, la espiga que rinde el treinta, el sesenta, el cien por cien. «Se trata de percibir que en vuestras comunidades religiosas y parroquiales, cada vez más reducidas, continúa la acción generadora del Espíritu, que garantiza la misericordia del Padre que no nos abandona. La esperanza es alegrarse por lo que hay, en lugar de quejarse de lo que falta. En cualquier caso, no os dejéis «robar la alegría evangelizadora» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 83)». Los Pasionistas, fundados por un santo Han pasado 300 años desde el 22 de noviembre de 1720, el día en el que el joven Pablo Danei, fundador de los Pasionistas, recibió el hábito de ermitaño e inició un retiro de 40 días en la pequeña celda de la Iglesia de San Carlos en Castellazzo. Durante este retiro escribió las Reglas de “Los Pobres de Jesús”, la futura Congregación de la Pasión. Tomó el nombre religioso de Pablo de la Cruz y, con el tiempo, con algunos compañeros asumieron el nombre de «Pasionistas», en consonancia con el encargo que la Virgen le había hecho a Pablo: predicar la Pasión de Jesucristo como «el don más maravilloso del amor de Dios, la fuerza que puede transformar al hombre y al mundo entero». Fue canonizado en 1867 por el Papa Pío IX. Renovar la misión Pasionista “Cuando hablamos de renovar nuestra misión —explicó el Superior General Joachim Rego C.P.— se trata principalmente de renovarnos a nosotros mismos, porque ‘quiénes somos’ y ‘qué hacemos’ están interconectados e interrelacionados”.  El Año Jubilar, por lo tanto, no se trata de una celebración de su grandeza o sus éxitos; sino más bien de las bendiciones de Dios durante estos tres siglos y de la fidelidad de innumerables Pasionistas que, por su vida y su misión, han mantenido vivo el recuerdo de la Pasión de Jesús como un acto magnánimo y concreto del amor de Dios. Para los Pasionistas, el presente Jubileo,  es una ocasión para la

19
Nov

Mensaje del Papa Francisco para seminario sobre Iglesia y pandemia en América Latina

Vaticano.- Es necesario “rehabilitar la política”, una de las formas más preciosas de la caridad, por el bien de todos los pueblos. La profundidad de la crisis actual reclama proporcionalmente “la altura” de la clase política- dirigente, para que sea “capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos”. Lo dijo el Papa en un video mensaje dirigido al Seminario virtual «América Latina: Iglesia, Papa Francisco y los escenarios de la pandemia». El Santo Padre se hizo presente con un video mensaje en el Seminario virtual «América Latina: Iglesia, Papa Francisco y los escenarios de la pandemia», organizado por la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) junto con la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Con la esperanza de que la iniciativa pueda “inspirar caminos, despertar procesos, crear alianzas e impulsar todos los mecanismos necesarios para garantizar una vida digna a nuestros pueblos, especialmente a los más excluidos, a través de la vivencia de la fraternidad y la construcción de la amistad social”, el Sumo Pontífice saludó a los participantes y agradeció a los organizadores que se reunieron de forma virtual para reflexionar y analizar la situación de pandemia de Covid-19 en la región, sus consecuencias y las posibles líneas de acción y ayuda solidaria a desarrollar. Contribuir, compartir y distribuir En el vídeo el Pontífice constata que la pandemia del COVID hizo “aún más visibles vulnerabilidades preexistentes”, como la falta de un techo seguro donde poder cumplir el distanciamiento social, la falta de agua y de recursos sanitarios para higienizarse y desinfectar los ambientes, un trabajo estable que garantice el acceso a los beneficios. Francisco piensa en aquellos que “además de sufrir el embate de la pandemia, ven con tristeza que el ecosistema de su entorno está en serio peligro por los incendios forestales que destruyen extensas zonas como el pantanal, la amazonia”, que son “el pulmón de América Latina y del mundo”. Somos conscientes – dice el Papa – de que los efectos devastadores de la pandemia los seguiremos viviendo por mucho tiempo, sobre todo en nuestras economías, que requieren atención solidaria y propuestas creativas para alivianar el peso de la crisis. En el Reino de Dios, «que inicia ya en este mundo», afirma «el pan llega a todos y sobra, la organización social se basa en el contribuir, compartir y distribuir, no en el poseer, excluir y acumular». De ahí que “estamos todos llamados, individual y colectivamente, a realizar nuestro trabajo o misión con responsabilidad, transparencia y honestidad”. Es más que nunca necesario, subraya Francisco, “retomar la conciencia de nuestra pertenencia común”, y, el virus, “nos recuerda que la mejor forma de cuidarnos es aprendiendo a cuidar y proteger a los que tenemos al lado”. De esta crisis podemos salir mejores Francisco vuelve luego sobre las famosas tres “T”, es decir, techo, tierra y trabajo, cuya falta requiere “una respuesta generosa y una atención inmediata”. Ensalza los pueblos latinoamericanos “que supieron enfrentar con valentía las crisis y engendrar voces que gritando en el desierto allanaron los caminos del Señor”, y pide que “no nos dejemos robar la esperanza”. De esta crisis, como lo han testimoniado “tantas hermanas y hermanos nuestros en la entrega cotidiana de su vida y en las iniciativas que el Pueblo de Dios fue generando”, “podemos salir mejores” reitera. Rehabilitar la política, preciosa forma de caridad El Sumo Pontífice se dirige también a quienes ejercen responsabilidades políticas y convoca a una rehabilitación de la misma, pues, dice, la política “es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”. “No es una mera utopía”, reafirma el Papa citando Fratelli tutti, “reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos”. Esto exige “la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles” y, “cualquier empeño en esta línea”, asegura, “se convierte en un ejercicio supremo de la caridad”. Se trata – explica más adelante – de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social. Esto “pide a todos aquellos que tenemos una función de liderazgo aprender el arte del encuentro y no propiciar ni avalar o utilizar mecanismos que hagan de la grave crisis una herramienta de carácter electoral o social”. El desprestigio socava la posibilidad de encontrar acuerdos El Papa resalta luego cuánto la profundidad de la crisis reclame proporcionalmente “la altura” de la clase política- dirigente, para que sea “capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos”. El desprestigio del otro – asevera – lo único que logra es dinamitar la posibilidad de encontrar acuerdos que ayuden a aliviar en nuestras comunidades, principalmente en los más excluidos, los efectos de la pandemia. Es “el pueblo”, afirma el Pontífice, quien en fin de cuentas “paga” ese proceso de desprestigio. Por ese motivo “es tiempo que la nota distintiva de aquellos que fueron ungidos por sus pueblos para gobernarlos, sea el servicio al bien común y no que el bien común sea puesto al servicio de sus intereses”. Algo que vale “también para los hombres y mujeres de Iglesia” porque “las internas eclesiásticas son una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio”. Amor, justicia y solidaridad han de ser conquistados cada día Concluyendo su mensaje el Papa Francisco anima a todos a que, impulsados por la luz del Evangelio, sigan «saliendo junto a todas las personas de buena voluntad, en busca de los que claman por ayuda, a la manera del buen samaritano”, pues, “el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día”. A la Guadalupana insta a pedir que frente a estos grandes desafíos “nuestra tierra latinoamericana no se ‘desmadre’, es decir, que no pierda la memoria de su madre, que

18
Nov

Catequesis del Papa Francisco: María modelo silencioso de oración

Vaticano.- Siguiendo sus reflexiones sobre la oración, el Papa Francisco meditó en su catequesis de la audiencia general de esta mañana sobre la figura de la Virgen María, la “llena de gracia e inmaculada desde su concepción”, que estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la anunciación Al reanudar su catequesis semanal sobre la oración, durante la audiencia general celebrada esta mañana en la Biblioteca del Palacio Apostólico, el Papa Francisco se refirió a la Virgen María en su calidad de mujer orante. Cumplimiento de la ley del Señor A modo de introducción se leyó un pasaje del Evangelio (Lc 2, 39-40.51) que refiere acerca del cumplimiento de la ley del Señor, destacando que el niño Jesús creció y se fortaleció, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él, mientras  “su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”. María, humilde mujer de oración El Santo Padre destacó acerca de María: “Ella, Mujer de oración, forma parte de la multitud de los humildes de corazón, con los que Dios preparó la venida de su Hijo” María fue siempre obediente a la voluntad de Dios Francisco afirmó asimismo que María “no dirigió su vida autónomamente, sino dejó que la voz del Señor orientara su corazón y sus pasos”. Y de hecho, San Lucas nos lo recuerda cuando dice que la Virgen conservaba en su corazón todo lo que le sucedía, y lo meditaba, llevándolo a su diálogo con Dios, para seguir con fiel obediencia el camino que Él le indicaba. De ahí que, por su docilidad a Dios, María estuvo presente en el designio providencial del Padre, y en los momentos culminantes de la vida de su Hijo Jesús: desde el anuncio del ángel hasta el misterio de su muerte y resurrección. A lo que el Papa agregó: “Ella acompañó también los primeros pasos de la Iglesia naciente, oraba con los discípulos de su Hijo y por ellos. Y así, como por obra del Espíritu Santo se convirtió en Madre de Dios, también por obra del mismo Espíritu se convirtió en Madre de la Iglesia, a la que sigue acompañando, con su oración y mediación, en su peregrinar hacia la Patria celestial” Acoger la voluntad del Padre y cumplirla De los saludos del Papa destacamos que a los fieles de nuestro idioma les deseó que “a imitación de la Virgen María y por su intercesión”, el Señor les dé la gracia de comprender en la oración que cada día que Él nos concede es una ocasión para acoger la voluntad del Padre y cumplirla, con un corazón lleno del amor de Dios y bien dispuesto al servicio de los hermanos”. Seguimos rezando por nuestros queridos difuntos A los fieles de lengua árabe, el Santo Padre les recordó que durante este mes de noviembre “seguimos rezando por nuestros queridos difuntos para que el Señor, en su misericordia, los acoja en el banquete celestial”. A los Polacos el Pontífice les recordó que hoy en su nación, se celebra la memoria litúrgica de la Beata Karolina Kozka, virgen y mártir, quien siendo muy joven sufrió la muerte por martirio en defensa de la virtud de la castidad. Por esta razón el Papa dijo: “Con su ejemplo, sigue indicando aún hoy, especialmente a los jóvenes, el valor de la pureza, el respeto del cuerpo humano y la dignidad de la mujer”. Por esta razón les pidió que se encomienden a su intercesión, para que los ayude a dar un valiente testimonio de las virtudes cristianas y los valores del Evangelio. Llamados a ser templo vivo de Dios Por último, en sus saludos en lengua italiana el Pontífice recordó que se celebra la Dedicación de la Basílica de San Pedro en el Vaticano y de la Basílica de San Pablo en la Vía Ostiense. Y manifestó que esta fiesta que resalta el significado de la Iglesia, edificio sagrado donde se reúnen los creyentes, suscite en todos nosotros la conciencia de que cada uno está llamado a ser un templo vivo de Dios”. Finalmente, dirigió un pensamiento a los ancianos, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, a quienes exhortó “a amar a la Iglesia del Señor; a cooperar con generosidad y entusiasmo en su construcción; a vivir el ofrecimiento de su oración y sufrimiento como una preciosa contribución a la construcción de la Iglesia del Señor, morada del Altísimo entre nosotros. La audiencia, como es costumbre, concluyó con el rezo del Padrenuestro en latín y la bendición apostólica del Papa Francisco. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News 18 de noviembre de 2020

16
Nov

Papa Francisco en el Ángelus: usemos el patrimonio que Dios nos ha dado para hacer el bien

Vaticano.- A la hora del rezo del Ángelus, en la Jornada Mundial de los Pobres, el Santo Padre Francisco reflexionó sobre la parábola de los talentos y animó a emplear los dones que Dios ha dado a cada uno de nosotros, «patrimonio», para hacer «el bien en esta vida, como servicio a Dios y a nuestros hermanos». Tras celebrar la Misa con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, el domingo 15 de noviembre en la Basílica de San Padro, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano. Comentando el Evangelio del día, Francisco reflexionó sobre la parábola de los talentos, (cf. Mt 25, 14-30) que «forma parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos, que precede inmediatamente a su pasión, muerte y resurrección». La parábola de los talentos «La parábola cuenta de un rico señor que debe partir y, previendo una larga ausencia, encomienda sus bienes a tres de sus siervos», dijo el Santo Padre. «Al primero le encomienda cinco talentos, al segundo dos, al tercero uno. Jesús especifica que la distribución se hace «según la capacidad de cada uno» (v. 15)», puntualizó el Santo Padre recordando que así hace el Señor con todos nosotros: «nos conoce bien, sabe que no somos iguales y no quiere privilegiar a nadie en detrimento de otros, sino que encomienda a cada uno un capital de acuerdo con sus capacidades». “Durante la ausencia del amo, los dos primeros siervos se esforzaron hasta el punto de duplicar la suma que se les había encomendado. No así el tercer siervo, que esconde su talento en un hoyo: para evitar peligros, lo deja allí, a salvo de los ladrones, pero sin hacerlo fructífero. Llega el momento del regreso del amo, que pide cuentas a sus siervos. Los dos primeros presentan el buen fruto de sus esfuerzos, y el maestro los elogia, los recompensa y los invita a compartir su alegría. El tercero, sin embargo, al darse cuenta de que está en falta, inmediatamente empieza a justificarse diciendo: «Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo» (vv. 24-25). Se defiende de su pereza acusando a su amo de ser «duro». Entonces el amo le recrimina: le llama siervo «malo y perezoso»(v. 26); hace que le quiten su talento y lo echen de su casa” Al respecto, Francisco señaló que esta parábola vale para todos, pero, como siempre, especialmente para los cristianos. Todos recibimos un «patrimonio» de Dios «Todos hemos recibido de Dios un «patrimonio» como seres humanos -continuó el Papa- en primer lugar la vida misma, luego las diferentes facultades físicas y espirituales. Como discípulos de Cristo hemos recibido la fe, el Evangelio, el Espíritu Santo, los sacramentos… Estos dones hay que emplearlos para hacer el bien en esta vida, como servicio a Dios y a nuestros hermanos». Es por ello, que el Santo Padre recordó que al final de nuestra existencia, en el juicio personal, «Dios recompensará con el Paraíso, con la vida eterna, a aquellos que han aprovechado sus dones para hacer el bien». “Si, en cambio, pretendo «hacerme el listo», dejando mis talentos encerrados en una caja fuerte, me excluyo yo solo de la fiesta de Dios, que es la fiesta del Amor. Por ejemplo: si un sacerdote, que ha recibido el Evangelio de Cristo, nunca predica, no hace catequesis, no lleva el Evangelio a los enfermos y a los pobres, ¿cómo podrá entrar en la fiesta de su Señor? ¡Pero, cuidado! No juzguemos a los demás, examinémonos a nosotros mismos. Y no olvidemos que Dios puede salvar al peor de los pecadores” El Papa concluyó afirmando que la Virgen María recibió a Jesús de Dios, «pero no se lo guardó para sí misma, se lo dio al mundo, a su pueblo». «Aprendamos de ella el temor del Señor, no el miedo. Aprendamos, sobre todo, el amor atento, a ponernos al servicio los unos de los otros. Para que el Señor, a su regreso, nos encuentre así, esforzándonos en hacer fructíferos sus dones», añadió. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News16 de noviembre de 2020

16
Nov

Papa Francisco en la Jornada de los Pobres: «la riqueza es lo que somos, no lo que tenemos»

Vaticano.- «No hay fidelidad sin riesgo. En el Evangelio, los siervos buenos son los que arriesgan. No son cautelosos y precavidos, no guardan lo que han recibido, sino que lo emplean», dijo el Papa en la Jornada Mundial de los Pobres, recordando que el bien, «si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos». En este sentido, el Santo Padre señaló que los pobres nos permiten enriquecernos en el amor, que es la mayor carencia que uno puede tener. Y nos invita a preguntarnos ¿qué puedo dar?, en lugar de plantearnos constantemente, ¿qué puedo comprar? La mañana del 15 de noviembre, XXXIII domingo del tiempo ordinario, el Papa Francisco celebró la Misa en la Basílica de San Pedro en el marco de la IV Jornada Mundial de los Pobres que este año lleva como tema: «Tiende tu mano al pobre» (cf. Si 7,32). El Santo Padre profundizó sobre el evangelio del día que narra la parábola de los talentos que Jesús cuenta a sus discípulos: un señor llama a sus siervos, les entrega a cada uno una serie de talentos, (una cantidad diferente según su capacidad) y luego, con el tiempo, les reclama qué es lo que han hecho con esas monedas entregadas. Francisco, divide, entonces, este relato en tres partes: «un comienzo, un desarrollo y un desenlace, que iluminan el principio, el núcleo y el final de nuestras vidas». «En el comienzo todo inicia con un gran bien: el dueño no se guarda sus riquezas para sí mismo, sino que las da a los siervos; a uno cinco, a otro dos, a otro un talento, a cada cual según su capacidad», dijo el Pontífice recordando que también para nosotros empieza todo así: «Con la gracia de Dios, que es Padre y ha puesto tanto bien en nuestras manos, confiando a cada uno talentos diferentes. Somos portadores de una gran riqueza, que no depende de cuánto poseamos, sino de lo que somos: de la vida que hemos recibido, del bien que hay en nosotros, de la belleza irreemplazable que Dios nos ha dado, porque somos hechos a su imagen, cada uno de nosotros es precioso a sus ojos, único e insustituible en la historia». Luego llegamos al centro de la parábola – continuó reflexionando Francisco- que es el trabajo de los sirvientes, es decir, el servicio. “El servicio es también obra nuestra, el esfuerzo que hace fructificar nuestros talentos y da sentido a la vida: de hecho, no sirve para vivir el que no vive para servir. ¿Pero cuál es el estilo de servicio? En el Evangelio, los siervos buenos son los que arriesgan. No son cautelosos y precavidos, no guardan lo que han recibido, sino que lo emplean. Porque el bien, si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos. Cuánta gente pasa su vida acumulando, pensando en estar bien en vez de hacer el bien. ¡Pero qué vacía es una vida que persigue las necesidades, sin mirar a los necesitados! Si tenemos dones, es para ser dones” Y para lograr esto, el Papa señaló que es fundamental seguir el ejemplo de San Pablo que «nos invita a enfrentar la realidad y a no dejarnos llevar por la indiferencia». «¿Pero cuál es el estilo de servicio?» – se interrogó el Obispo de Roma. “En el Evangelio, los siervos buenos son los que arriesgan. No son cautelosos y precavidos, no guardan lo que han recibido, sino que lo emplean. Porque el bien, si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos. Cuánta gente pasa su vida acumulando, pensando en estar bien en vez de hacer el bien. ¡Pero qué vacía es una vida que persigue las necesidades, sin mirar a los necesitados! Si tenemos dones, es para ser dones” Precisamente el señor de la parábola indica al siervo fiel el camino que hay que seguir para que los talentos recibidos den frutos: «Debías haber llevado mi dinero a los prestamistas, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses» (v. 27). A este punto, el Santo Padre nos plantea… «¿Quiénes son los “prestamistas” para nosotros, capaces de conseguir un interés duradero?». “Son los pobres: ellos nos garantizan un rédito eterno y ya desde ahora nos permiten enriquecernos en el amor. Porque la mayor pobreza que hay que combatir es nuestra carencia de amor», afirmó Francisco haciendo hincapié El Libro de los Proverbios alaba a una mujer laboriosa en el amor, cuyo valor es mayor que el de las perlas: debemos imitar a esta mujer que, según el texto, «tiende sus brazos al pobre» (Pr 31,20). Extiende tu mano a los necesitados, en lugar de exigir lo que te falta: de este modo multiplicarás los talentos que has recibido” Llegando a la parte final de la parábola, el Papa subrayó las palabras del señor a sus siervos: «Habrá quien tenga abundancia y quien haya desperdiciado su vida y permanecerá siendo pobre (cf. v. 29)». “Al final de la vida, en definitiva, se revelará la realidad: la apariencia del mundo se desvanecerá, según la cual el éxito, el poder y el dinero dan sentido a la existencia, mientras que el amor, lo que hemos dado, se revelará como la verdadera riqueza. Un gran Padre de la Iglesia escribió: «Así es como sucede en la vida: después de que la muerte ha llegado y el espectáculo ha terminado, todos se quitan la máscara de la riqueza y la pobreza y se van de este mundo. Y se los juzga sólo por sus obras, unos verdaderamente ricos, otros pobres» (S. Juan Crisóstomo, Discursos sobre el pobre Lázaro, II, 3). Si no queremos vivir pobremente, pidamos la gracia de ver a Jesús en los pobres, de servir a Jesús en los pobres” Al concluir su homilía, Francisco agradeció a todos los fieles siervos de Dios, «que no dan de qué hablar sobre ellos mismos,