Papa Francisco: En la oración la voz de Dios nos sostiene en las adversidades
Vaticano.- En la audiencia general de esta mañana el Papa Francisco centró su catequesis en la constancia de San José para escuchar a Dios. Y puso de manifiesto que su rezar, trabajar y amar es lo que también muchos padres pueden hacer hoy para afrontar el dolor por las enfermedades o los problemas de sus hijos En su novena catequesis sobre San José, en el ámbito de la audiencia general de esta mañana, celebrada en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, el Papa Francisco se refirió a este hombre que «sueña”, un concepto al que se refirió en diversas ocasiones por ser una de sus figuras de gran inspiración. A modo de introducción se leyó un pasaje del Evangelio de San Mateo que refiere que un ángel del Señor se le apareció en sueños a José cuando estaba en Egipto para decirle que tomara al niño y a su madre para irse a la tierra de Israel; porque los que intentaron matar a Jesús habían muerto. Y así fue cómo la Sagrada Familia se retiró a la región de Galilea y se fue a vivir a la ciudad de Nazaret. Dios se revela a través de los sueños A los numerosos fieles y peregrinos, tras darles los buenos días, el Papa les recordó que, en la Biblia, como en las culturas de los pueblos antiguos, “los sueños eran considerados un medio a través del cual Dios se revelaba”. Y explicó que “el sueño simboliza la vida espiritual de cada uno de nosotros, ese espacio interior, que cada uno está llamado a cultivar y custodiar, donde Dios se manifiesta y a menudo nos habla”. “Pero también debemos decir que dentro de cada uno de nosotros no está solo la voz de Dios: hay muchas otras voces. Por ejemplo, las voces de nuestros miedos, de las experiencias pasadas, de las esperanzas; y está también la voz del maligno que quiere engañarnos y confundirnos” Reconocer la voz de Dios en medio de otras voces Por tanto – prosiguió diciendo el Santo Padre – “es importante lograr reconocer la voz de Dios en medio de las otras voces”. A la vez que “José demuestra que sabe cultivar el silencio necesario y, sobre todo, tomar las decisiones justas ante de la Palabra que el Señor le dirige interiormente”. De ahí la invitación del Pontífice: “Nos hará bien hoy retomar los cuatro sueños narrados en el Evangelio y que lo tienen a él como protagonista, para entender cómo situarnos ante la revelación de Dios” Francisco se refirió al primer sueño de José, en el que el ángel lo ayuda a “resolver el drama que lo asalta cuando se entera del embarazo de María”, en el que le dice que no tema en tomar con él a su mujer “porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo”. Y dijo que su respuesta “fue inmediata”: “Muchas veces la vida nos pone delante de situaciones que no comprendemos y parece que no tienen solución”. “Queridos hermanos y hermanas, el Señor nunca permite un problema sin darnos también la ayuda que necesitamos para afrontarlo. No nos arroja allí, solos al horno. No nos arroja entre las bestias. No. Cuando el Señor nos muestra un problema o nos revela un problema, siempre nos da la intuición, la ayuda, su presencia, para salir de él, para resolverlo” Del segundo sueño revelador de José el Obispo de Roma explicó que “llega cuando la vida del niño Jesús está en peligro”. Y recordó que su mensaje está claro, porque Herodes buscaría al niño para matarlo. Por esta razón, sin dudar, José obedece: “En la vida experimentamos peligros que amenazan nuestra existencia o la de los que amamos. En estas situaciones, rezar quiere decir escuchar la voz que puede hacer nacer en nosotros la misma valentía de José, para afrontar las dificultades sin sucumbir” Con la ayuda de Dios obtenemos el criterio de nuestras decisiones Por otra parte, prosiguió explicando el Santo Padre, ya en Egipto, José espera la señal de Dios “para poder volver a casa”, y éste es “el contenido del tercer sueño”, en el que el ángel le revela “que han muerto los que querían matar al niño y le ordena que salga con María y Jesús y regrese a su patria”, aunque miedo de ir allí. “Ahí está la cuarta revelación”, dijo Francisco, razón por la cual “avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret”: “También el miedo forma parte de la vida y también éste necesita de nuestra oración. Dios no nos promete que nunca tendremos miedo, sino que, con su ayuda, este no será el criterio de nuestras decisiones. José siente el miedo, pero Dios lo guía también a través de él. El poder de la oración hace entrar la luz en las situaciones de oscuridad” El Santo Padre dirigió su pensamiento “en este momento en muchas personas que están aplastadas por el peso de la vida y ya no logran ni esperar ni rezar”. De ahí su invocación a San José para que pueda ayudarlas a “abrirse al diálogo con Dios, para reencontrar luz, fuerza y ayuda”. “A mí me causa mucha ternura – me sucedía en Buenos Aires – cuando iba en autobús y pasaba delante de la cárcel: había una fila de personas para entrar a visitar a los presos. Y allí estaban las mamás que me causaban tanta ternura: ante el problema de un hijo que se ha equivocado, que está encarcelado, no lo dejaban solo, ponían la cara y lo acompañaban. Este valor; el valor de papá y de mamá que siempre, siempre acompañan a sus hijos. Pidamos al Señor que dé a todos los papás y a todas las mamás este coraje que dio a José. Y luego rezar para que el Señor nos ayude en estos momentos” Además, el Santo Padre añadió que la oración jamás “es un gesto abstracto o intimista, como quieren hacer estos
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