Niños y jóvenes: protagonistas del mes misionero

22
Oct
2020

Vaticano.- La Obra Pontificia de Infancia Misionera, se propone acompañar a los niños y adolescentes, a desarrollar un espíritu misionero, ayudándoles a compartir la fe y los medios materiales, especialmente con los pequeños más necesitados. Esto porque “todos los bautizados están llamados a donar el Evangelio, independientemente de su edad”.

“Todos los bautizados están llamados a donar el Evangelio, independientemente de su edad”: lo afirma a la Agencia Fides la hermana Roberta Tremarelli, Secretaria general de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, una de las cuatro Obras Pontificias Misionales que, radicada en más de 130 países, trabaja con el lema “Los niños evangelizan a los niños, los niños rezan por los niños, los niños ayudan a los niños de todo el mundo”.

En muchos países del mundo, afirma la religiosa, “los niños han hecho suyo el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones, diciendo: aquí estamos, mándanos, como chicos misioneros”. De ahí que “los niños y jóvenes” sean “los protagonistas del mes misionero”. Son los pequeños discípulos misioneros que evangelizan, con la oración y el testimonio de Jesús, en las escuelas, en sus propios hogares, en los lugares que frecuentan con sus coetáneos”.

En concreto, este tiempo, marcado por la pandemia, ha interpelado a la Obra de la Infancia Misionera en muchos países del mundo, y la animación ha recurrido muchas veces a las nuevas tecnologías, dado que muchos de estos niños son “nativos digitales”. “La IAM -subraya la religiosa- tiene como objetivo una implicación personal y comunitaria para hacer que los niños se sientan parte de una familia donde todos son importantes y todos se ayudan. Este es el desafío pedagógico actual: abrir el corazón a la universalidad, para contribuir a la salvación de sus coetáneos”.

La Secretaria General ha seguido explicando: “Las formas concretas en las que se expresa esta implicación son tres: oración, ofrenda y sacrificio. Los niños de la Infancia Misionera rezan todos los días por los demás niños y por la difusión del mensaje evangélico. La colecta, por tanto, es fruto de los sacrificios de los niños: cada uno pone de su parte para dar un mejor futuro a los niños del mundo. Gracias a estas ayudas, muchos niños pueden conocer a Jesús y su Palabra, comer, estudiar, tener un techo para dormir. Por último, está el testimonio misionero: con su comportamiento y su mensaje los niños misioneros son testigos y ejemplo de vida para sus compañeros y para toda la comunidad”.

La Obra Pontificia de la Infancia Misionera nació cuando, a mediados del siglo XIX, el obispo francés, Mons. Charles de Forbin-Janson quedó impresionado por la noticia recibida a través de los misioneros franceses en China sobre los muchos niños que murieron sin haber recibido el bautismo. Lamentando no poder irse personalmente como misionero, pidió consejo a Pauline Jaricot, fundadora de la Obra Pontificia para la Propagación de la Fe. El intercambio de ideas entre ambos fue esclarecedor y el obispo tuvo la idea de involucrar a los niños de Francia para que, a través de la oración y la colaboración material, pudieran ayudar a sus compañeros chinos.

“Un Ave María al día, un centavo al mes” para curar a un niño y salvar su alma, este fue el compromiso propuesto por el obispo de Nancy a los niños franceses. Fue el 19 de mayo de 1843 cuando, con esta iniciativa, se sembró la semilla de donde brotaría la Obra. Años más tarde se acuñará el lema “los niños ayudan a los niños”, que resume la intuición del fundador y el carisma de la obra. En poco tiempo, muchos otros países se unieron al proyecto. El 3 de mayo de 1922, el Papa Pío XI reconoció la Obra como Pontificia, mientras que el 4 de diciembre de 1950, el Papa Pío XII instituyó la «Jornada Mundial de la Santa Infancia», declarando la Epifanía como fecha de celebración, pero dando libertad a todas las naciones para adaptar la fecha a las necesidades locales.

Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
22 de octubre de 2020