En el marco del XVI Encuentro de la Pastoral Afroamericana y Caribeña (EPA), que tiene lugar en Argentina del 4 al 7 de noviembre, Eunice Meneses Araúz, representante de la Pastoral Afropanameña, y el padre Efraín De León Valdés, secretario ejecutivo de la Pastoral Afro de Panamá, ofrecieron la ponencia “Nuestros clamores como pueblos afrodescendientes”, abordando los desafíos actuales de los pueblos afrodescendientes en la región.
Como parte de las reflexiones centrales del XVI EPA, que congrega a más de 150 delegados de toda la región en Mercedes-Luján, Argentina, los especialistas destacaron cómo tres heridas históricas —la migración forzada, la invisibilización y el racismo estructural— continúan marcando la existencia y el desarrollo de los pueblos afrodescendientes en América Latina y el Caribe.
Según lo expresaron los especialistas, estos clamores no se limitan a simples reivindicaciones sociales, sino que representan “gritos del alma” que exigen justicia, visibilidad y esperanza para los pueblos afrodescendientes, pasando de la simple asistencia a una pastoral profética y transformadora.

Migración: el dolor de caminar sin ser vistos
La migración afrodescendiente fue el primer clamor abordado, un fenómeno que conecta el antiguo éxodo de la trata esclavista con las actuales condiciones de pobreza y violencia. Datos recientes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) indican que más del 25 % de los migrantes que cruzan el Tapón del Darién provienen de naciones con mayoría afrodescendiente.
Los especialistas enfatizaron que la migración afrodescendiente es mucho más que un asunto económico, se trata de un desafío humano y espiritual que exige justicia, acogida y acompañamiento pastoral, siguiendo los verbos del Papa Francisco —acoger, proteger, promover e integrar— y enfrentando las causas estructurales como pobreza, exclusión y violencia.

Reconocimiento, justicia y dignidad afro
El segundo clamor identificado fue la invisibilización, un fenómeno que hace referencia a la exclusión y que borra de la memoria colectiva y de las instituciones la historia, los logros y la participación de los pueblos afrodescendientes.
Los ponentes señalaron que América Latina y el Caribe albergan entre 134 y 200 millones de afrodescendientes, pero que la falta de reconocimiento estadístico contribuye a su invisibilidad histórica. Casos recientes como México, que reconoció a los afromexicanos en 2020, y Perú, donde apenas 2,4 % se identifica como afrodescendiente.
Igualmente, destacaron que “lo que no se nombra no existe”, por lo que invitaron a la Iglesia a convertirse en aliada y voz visible en el Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2025–2034), promovido por Naciones Unidas en torno a los ejes de Reconocimiento, Justicia y Desarrollo.

Racismo estructural: herida abierta en la sociedad
Señalaron como un tercer clamor el correspondiente al racismo estructural, definido como “el sistema de exclusión que se reproduce en las instituciones, la economía y la cultura”, al respecto aseguraron que este fenómeno continúa afectando el acceso a derechos, la participación política y las oportunidades laborales.
De acuerdo con lo expuesto, el racismo “se cultiva desde la infancia” y se evidencia en la falta de afrodescendientes en posiciones de decisión y en la discriminación múltiple que enfrentan las mujeres. Frente a esta realidad, los especialistas enfatizaron que la Iglesia debe adoptar una pastoral antirracista y transformadora, que eduque, denuncie y actúe frente a cualquier forma de exclusión.

Hacia una Iglesia afrodescendiente, sinodal y profética
Al concluir su intervención, los especialistas subrayaron que la Asamblea Eclesial de 2021 dio pasos significativos al comprometerse con los pueblos afrodescendientes y originarios “en la defensa de la vida, la tierra y las culturas”, pero advirtieron que todavía falta convertir este acompañamiento en acciones y políticas pastorales concretas y sostenibles.
Eunice Meneses y el padre Efraín De León coincidieron en señalar que los clamores afrodescendientes encarnan el Evangelio y que atenderlos implica una conversión dentro de la Iglesia. “Ser Iglesia afrodescendiente no es una etiqueta, es una forma de vivir el Evangelio desde la raíz, la memoria y la esperanza”, puntualizaron.

07 de noviembre de 2025
Fuente: CELAM
CEV Medios
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