Categoría: Papa Francisco

10
Dic

Calendario de las celebraciones navideñas presididas por el Papa Francisco

Vaticano.- La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer el calendario de las celebraciones presididas por el Santo Padre para la Navidad y el inicio del año 2021. La Misa de Nochebuena, 24 de diciembre, será a las 7.30 p.m., con una limitada participación en las celebraciones debido a la situación sanitaria. La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice dio a conocer – a través de un Comunicado publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede – las fechas y horas de las celebraciones que presidirá el Papa Francisco durante este tiempo de Navidad y las celebraciones de inicio de año 2021. 12 de diciembre: Misa por la Virgen de Guadalupe Antes de las fiestas navideñas, este sábado 12 de diciembre, a las 11.00 de la mañana, en la Basílica de San Pedro, el Pontífice presidirá la Santa Misa por el 125 Aniversario de la Coronación de Nuestra Señora de Guadalupe. Como es sabido, la Penitenciaría Apostólica, por mandato del Santo Padre, ha extendido una indulgencia plenaria a los fieles de todo el mundo que celebrarán el evento desde sus casas, ya que la Basílica mexicana estará cerrada del 10 al 13 de diciembre debido a las limitaciones sanitarias para hacer frente a la pandemia del Covid-19. Navidad 2020 El jueves 24 de diciembre, Solemnidad de la Natividad del Señor, el Papa Francisco presidirá la Santa Misa del Gallo, en la Basílica de San Pedro, a las 7.30 de la noche. Al día siguiente, viernes 25 de diciembre, Solemnidad de la Natividad del Señor, el Obispo de Roma dirigirá desde la Basílica de San Pedro, su Bendición “Urbi et Orbi”, a la ciudad y al mundo, a las 12 del mediodía. Mientras que el jueves 31 de diciembre, Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el Papa Francisco celebrará las Primeras vísperas y el Te Deum en acción de gracias del año pasado, a las 5.00 de la tarde, en la Basílica Vaticana. Enero de 2021 El viernes 1 de enero, Solemnidad de María Santísima Madre de Dios y 54ª Jornada Mundial de la Paz, el Santo Padre presidirá la Misa en la Basílica de San Pedro, a las 10 de la mañana. Finalmente, el miércoles 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Santo Padre presidirá la celebración Eucarística, en la Basílica de San Pedro, a las 10 de la mañana. Asimismo, en el Comunicado también se especifica que la participación en las celebraciones será muy limitada, con la identificación de los fieles según la modalidad utilizada en los últimos meses, respetando las medidas de protección previstas y salvo variaciones debidas a la situación sanitaria. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News10 de diciembre de 2020

10
Dic

Papa Francisco sobre Siria e Iraq: fomentar el proceso de paz para construir una sociedad justa

Vaticano.- El Papa Francisco envía un video mensaje a los participantes en el encuentro de solidaridad con Siria, Iraq y los países limítrofes, organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: «Es necesario lograr que la presencia cristiana, en estas tierras, siga siendo lo que siempre ha sido: un signo de paz, progreso, desarrollo y reconciliación entre las personas y los pueblos». “Cada esfuerzo -grande o pequeño- que se hace para fomentar el proceso de paz es como poner un ladrillo en la construcción de una sociedad justa, que se abra a la acogida, y donde todos puedan encontrar un lugar para vivir en paz”: lo subraya el Papa en un video mensaje dirigido a los participantes en la reunión virtual sobre la crisis humanitaria siria e iraquí, organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral junto a otras instancias de la Santa Sede, “para discutir y reflexionar sobre los gravísimos problemas que aun hoy afligen a las amadas poblaciones de Siria, Iraq y los países limítrofes”. Que la presencia cristiana siga siendo un signo de paz Francisco, que visitará Iraq del 5 al 8 de marzo 2021, dirige un pensamiento particular a quienes han tenido que huir de la guerra en busca de un futuro mejor: Mi pensamiento va especialmente a las personas que han tenido que dejar sus casas para escapar de los horrores de la guerra, en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus seres queridos. En particular, recuerdo a los cristianos que fueron obligados a abandonar los lugares donde nacieron y crecieron, donde su fe se desarrolló y enriqueció. Es necesario lograr que la presencia cristiana, en estas tierras, siga siendo lo que siempre ha sido: un signo de paz, progreso, desarrollo y reconciliación entre las personas y los pueblos. El llamado a la comunidad internacional: garantizar seguridad   Seguidamente, el Santo Padre manifiesta su preocupación por los refugiados que desean volver a sus países. Por ello, se dirige a la comunidad internacional: Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que haga todo esfuerzo para facilitar este retorno, garantizando las condiciones de seguridad y las condiciones económicas necesarias para que esto pueda realizarse. Cada gesto, cada esfuerzo en esta dirección es precioso. ¡Una Iglesia que ayuda a otra Iglesia! El Pontífice no deja de subrayar la obra que realizan las agencias católicas comprometidas en las ayudas humanitarias, alentándolas a seguir su camino: Un pensamiento de aliento para todos ustedes que, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, trabajan sin reservas para acoger, curar y acompañar a los migrantes y desplazados en estas tierras, sin distinción de credo o de pertenencia. Como he dicho muchas veces, la Iglesia no es una ONG. Nuestra acción caritativa debe estar inspirada por y hacia el Evangelio. Esta ayuda debe ser un signo tangible de la caridad de una Iglesia local que ayuda a otra Iglesia que está sufriendo, a través de estos medios maravillosos que son las agencias católicas de ayuda humanitaria y de desarrollo. ¡Una Iglesia que ayuda a otra Iglesia! Toda la Iglesia convertida en una sola: ¡No están solos! “Quiero que sepan que cuando se encuentran trabajando en estos lugares, ¡no están solos!”, les asegura Francisco en la conclusión, antes de impartirles su bendición, porque: Toda la Iglesia se convierte en una sola, para salir al encuentro del herido que se topó con los bandidos en el camino de Jerusalén a Jericó. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News10 de diciembre de 2020

09
Dic

Papa Francisco en la Catequesis: Orar es estar en espera

Vaticano.- No tenemos que escandalizarnos si sentimos la necesidad de rezar, ni de pedir cuando estamos en la necesidad. Si bien debemos aprender a hacerlo también en los tiempos felices, la oración de petición va a la par de la aceptación de nuestros límites y de nuestra creaturalidad. Lo dijo el Papa en la Audiencia General del 9 de diciembre. La Biblia – recordó – lo repite infinidad de veces: Dios escucha el grito de quien lo invoca. También nuestras peticiones balbuceadas, las que quedan en el fondo del corazón, que tenemos vergüenza de expresar, el Padre las escucha. Continuando con su ciclo de catequesis sobre la oración, el Papa Francisco habló, en la Audiencia General de este miércoles 9 de diciembre, sobre la oración de petición. La oración cristiana – dijo – es plenamente humana, porque abraza la alabanza y la súplica. Encontramos esta realidad en la oración que Jesús nos enseñó, el “Padrenuestro”, modelo de toda oración. En ella nos dirigimos a Dios como hijos y con confianza filial le presentamos todas nuestras necesidades. Le suplicamos los dones más sublimes, como la venida de su Reino y todo lo necesario para acogerlo, y también los dones más sencillos, como el pan de cada día, que incluye salud, casa, comida, esenciales para nuestra vida corporal, y también la Eucaristía, alimento para nuestra vida espiritual. La oración abre destellos de luz en la más densa oscuridad Si bien a veces podemos creer que no necesitamos nada, que nos bastamos nosotros mismos y vivimos en la autosuficiencia más completa, antes o después, señaló Francisco, esta ilusión “se desvanece”. Y en estas situaciones, “aparentemente sin escapatoria”, hay “una única salida: la oración. La oración abre destellos de luz en la más densa oscuridad. ¡Señor ayúdame!: esto abre el camino. En nosotros resuena el gemido multiforme de las creaturas “Ora toda la creación”, afirmó también el Santo Padre citando a Tertuliano: “oran los animales domésticos y los salvajes, y doblan las rodillas y, cuando salen de sus establos o guaridas, levantan la vista hacia el cielo y con la boca, a su manera, hacen vibrar el aire. También las aves, cuando despiertan, alzan el vuelo hacia el cielo y extienden las alas, en lugar de las manos, en forma de cruz y dicen algo que asemeja una oración”. Y, aunque si bien los seres humanos somos los únicos «que rezan conscientemente», nosotros “compartimos esta invocación de ayuda con toda la creación”. No somos los únicos que “rezamos” en este universo exterminado: cada fragmento de la creación lleva inscrito el deseo de Dios. No reprimir la súplica que surge espontánea en nosotros Por lo tanto, continuó diciendo el Papa, “no tenemos que escandalizarnos si sentimos la necesidad de rezar”, ni de, cuando estamos en situación de necesidad, de «pedir”. No hay que “tener vergüenza” de rezar: «Señor, necesito esto», «Señor, tengo esta dificultad», «¡Ayúdame!», porque este grito llega al corazón de Dios, que es Padre. Pero además también debemos hacerlo en los momentos felices, no sólo en los malos, pues no debemos dar “nada por descontado o por debido”, dado que “todo es gracia”, gracia de Dios. Sin embargo, no reprimamos la súplica que surge espontánea en nosotros. La oración de petición va a la par que la aceptación de nuestro límite y de nuestra creaturalidad. […]Se puede incluso llegar a no creer en Dios, pero es difícil no creer en la oración: esta sencillamente existe; se presenta a nosotros como un grito; y todos tenemos que lidiar con esta voz interior que quizá puede callar durante mucho tiempo, pero un día se despierta y grita. Dios responderá Sabemos que, hoy o mañana «Dios responderá”, aseguró Francisco, pues “no hay orante en el Libro de los Salmos que levante su lamento y no sea escuchado: Dios responde siempre”. La Biblia lo repite infinidad de veces: Dios escucha el grito de quien lo invoca. También nuestras peticiones balbuceadas, las que quedan en el fondo del corazón, que tenemos vergüenza de expresar, el Padre las escucha. Esto porque el Padre «quiere donarnos su Espíritu, que anima toda oración y lo transforma todo». Es cuestión de paciencia – dijo el Santo Padre -, de “soportar la espera”. Incluso la muerte tiembla cuando un cristiano reza, porque sabe que todo orante tiene un aliado más fuerte que ella: el Señor Resucitado. Por todo ello el Santo Padre animó a “aprender” a estar en espera del Señor. El Señor – hizo presente – viene a visitarnos, no sólo en estas grandes fiestas – Navidad, Pascua – sino que nos visita cada día en la intimidad de nuestros corazones, si estamos a la espera. Sin embargo, “muchas veces no nos damos cuenta de que el Señor está cerca, que llama a nuestra puerta y lo dejamos pasar”. «Tengo miedo de que pase y no me dé cuenta» decía San Agustín. Y el Señor pasa, el Señor viene, el Señor llama. Pero si tienes los oídos llenos de otros ruidos, no escucharás la llamada del Señor. “Estar en espera”, concluyó el Papa: “esta es la oración”. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News09 de diciembre de 2020

08
Dic

Papa Francisco en el Ángelus: abrirnos a la gracia para decir “no” al mal y “sí” a Dios

Vaticano.- En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Santo Padre dirigió la oración del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico y en su catequesis invito a que: ¡Aprovechemos el momento presente! No disfrutar la vida en el momento fugaz… Sino acoger el hoy para decir “no” al mal y “sí” a Dios. “Este, para nosotros, es el camino para volver a ser santos e inmaculados. La belleza incontaminada de nuestra Madre es inimitable, pero al mismo tiempo nos atrae. Encomendémonos a ella, y digamos de una vez para siempre no al pecado y sí a la Gracia”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus, de este martes 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. María libre de cualquier mancha de pecado En la fiesta litúrgica de la Madre de Dios, el Santo Padre recordó que, hoy se celebra una de las maravillas de la historia de la salvación: la Inmaculada Concepción de la Virgen María. “También ella fue salvada por Cristo – afirmó el Pontífice – pero de una forma absolutamente extraordinaria, porque Dios quiso que desde el instante de la concepción la madre de su Hijo no fuera tocada por la miseria del pecado”. Y por tanto María, precisó el Papa, durante toda su vida terrena, estuvo libre de cualquier mancha de pecado, «llena de gracia» y disfrutó de una singular acción del Espíritu Santo, para poder mantenerse siempre en su relación perfecta con el hijo Jesús, es más, era la discípula de Jesús: la Madre y discípula. Pero el pecado no estaba en ella. Creados por Dios para la plenitud de santidad El Obispo de Roma citando el magnífico himno que abre la Carta a los Efesios, señaló que San Pablo nos hace comprender que cada ser humano es creado por Dios para esa plenitud de santidad, para esa belleza de la que la Virgen fue revestida desde el principio. “La meta a la cual estamos llamados es también para nosotros don de Dios, el cual – dice el apóstol – nos ha «elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados»; eligiéndonos de antemano, en Cristo, a estar un día totalmente libres del pecado. Y esto es la gracia, es gratuito, es un don de Dios”. La «puerta estrecha» nos conduce a la vida En este sentido, el Papa Francisco recuerda que, lo que para María fue al inicio, para nosotros será al final, después de haber atravesado el “baño” purificador de la gracia de Cristo. Ya que, todos los santos y las santas han recorrido este camino. También los más inocentes estaban marcados por el pecado original y lucharon con todas las fuerzas contra sus consecuencias. Han pasado a través de la «puerta estrecha» que conduce a la vida. ¿Y saben quién es el primero de quien tenemos la certeza de que ha entrado en el paraíso?, se pregunta el Papa, un “bandido”: uno de los dos que fueron crucificados con Jesús. Se dirigió a Él diciendo: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Y Él respondió: «hoy estarás conmigo en el Paraíso». “La gracia de Dios es ofrecida a todos; y muchos que sobre esta tierra son últimos, en el cielo serán los primeros” Acoger el hoy para decir “no” al mal y “sí” a Dios Finalmente, el Santo Padre advierte que, no vale hacerse los astutos: posponer continuamente un serio examen la propia vida, aprovechando la paciencia del Señor. “Quizá podemos engañar a los hombres, pero a Dios no, Él conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos”. ¡Aprovechemos el momento presente! Este sí es el sentido cristiano del “carpe diem”. No disfrutar la vida en el momento fugaz, no, éste es el sentido mundano. Sino acoger el hoy para decir “no” al mal y “sí” a Dios; abrirse a su Gracia, dejar finalmente de plegarse sobre uno mismo arrastrándose en la hipocresía. Mirar a la cara la propia realidad, reconocer que no hemos amado a Dios y al prójimo como deberíamos. Y confesarlo, empezar un camino de conversión pidiendo en primer lugar perdón a Dios en el Sacramento de la Reconciliación, y después reparar el mal hecho a los otros. Las flores que más le gustan a la Virgen son oración y penitencia Después de rezar la oración del Ángelus, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Santo Padre invito a “ofrecer a nuestra Madre las flores que más le gustan: la oración, la penitencia, un corazón abierto a la Gracia”. “Ofrezcamos a nuestra Madre las flores que más le gustan: la oración, la penitencia, un corazón abierto a la Gracia”, lo dijo el Papa Francisco después de rezar la oración mariana del Ángelus, de este martes 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, al recodar que, “esta tarde no se realizará el tradicional homenaje a la Inmaculada Concepción en la Plaza de España – precisó el Papa – para evitar el riesgo de conglomeración, como ordenan las autoridades civiles, a la que debemos obedecer”. Pero eso, afirmó el Pontífice, no nos impide ofrecer a nuestra Madre las flores que más le gustan: la oración, la penitencia, un corazón abierto a la Gracia. Además, el Papa recordó que, esta mañana muy temprano, fue en forma privada a la Plaza de España, y luego a Santa María La Mayor, donde celebro la Misa. La Inmaculada y la Acción Católica En sus saludos a los fieles de Roma y peregrinos de varios países que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar a la Madre de Dios, el Santo Padre se dirigió de manera especial al grupo de la Inmaculada, hoy, en la fiesta de la Inmaculada Concepción. Así mismo, el Papa saludó a los miembros de la Acción Católica Italiana que hoy renuevan su adhesión a la Asociación. A ellos

08
Dic

Papa Francisco encomienda a Roma y al mundo a la protección de María Inmaculada

Vaticano.- El Santo Padre ha realizado esta mañana un acto de veneración en forma privada a la Madre de Dios ante la estatua de la Santísima Virgen María Inmaculada ubicada en la Plaza de España, luego ha rezado y celebrado la Santa Misa en la Basílica de Santa María La Mayor. El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, ha informado que, “a las 7:00 de esta mañana, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Santo Padre ha ido a la Plaza de España, en Roma, para un acto de veneración en forma privada a María Inmaculada”. Al amanecer de este 8 de diciembre, bajo la lluvia, el Pontífice ha colocado un ramo de rosas blancas en la base de la columna donde se encuentra la estatua de la Virgen María y se ha dirigido a Ella en oración, para que vele con amor sobre Roma y sus habitantes, confiándole a Ella a todos los que en esta ciudad y en el mundo están afligidos por la enfermedad y el desánimo. Oración y Misa en Santa María La Mayor Asimismo, el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer que, poco antes de las 7.15 de la mañana, el Papa Francisco dejó la Plaza de España y se dirigió a Santa María La Mayor donde ha rezado ante el icono de María Salus Popoli Romani y ha celebrado la Misa en la Capilla de la Natividad. Luego regresó al Vaticano. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News08 de diciembre de 2020

08
Dic

Papa Francisco convoca a un «Año de San José»

Vaticano.- Con la Carta apostólica Patris Corde (Con corazón de padre), el Pontífice recuerda el 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal y, con motivo de esta ocasión, a partir de hoy y hasta el 8 de diciembre de 2021 se celebrará un año dedicado especialmente a él. Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra: con estas palabras el Papa Francisco describe a san José de una manera tierna y conmovedora. Lo hace en la Carta apostólica Patris corde, publicada hoy con motivo del 150 aniversario de la declaración del Esposo de María como Patrono de la Iglesia Católica. De hecho, fue el Beato Pío IX con el decreto Quemadmodum Deus, firmado el 8 de diciembre de 1870, quien quiso este título para san José. Para celebrar este aniversario, el Pontífice ha convocado, desde hoy y hasta el 8 de diciembre de 2021, un «Año» especial dedicado al padre putativo de Jesús. En el trasfondo de la Carta apostólica, está la pandemia de Covid-19 que -escribe Francisco- nos ha hecho comprender la importancia de la gente común, de aquellos que, lejos del protagonismo, ejercen la paciencia e infunden esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad. Como san José, «el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta». Y sin embargo, el suyo es «un protagonismo sin igual en la historia de la salvación». Padre amado, tierno y obediente San José, de hecho, expresó concretamente su paternidad al haber hecho de su vida una oblación de sí mismo en el amor puesto al servicio del Mesías. De ahí su papel como «la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento «, «siempre ha sido amado por el pueblo cristiano» (1). En él, «Jesús vio la ternura de Dios», la ternura que nos hace “aceptar nuestra debilidad», porque «es a través y a pesar de nuestra debilidad» que la mayoría de los designios divinos se realizan. «Sólo la ternura nos salvará de la obra» del Acusador, subraya el Pontífice, y es al encontrar la misericordia de Dios, especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que podemos hacer «una experiencia de verdad y de ternura», porque “Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona” (2). José es también un padre en obediencia a Dios: con su «fiat» salva a María y a Jesús y enseña a su Hijo a «hacer la voluntad del Padre». Llamado por Dios a servir a la misión de Jesús, «coopera en el gran misterio de la redención y es verdaderamente un ministro de la salvación» (3). Padre en la acogida de la voluntad de Dios y del prójimo Al mismo tiempo, José es «un padre en la acogida», porque «acogió a María sin poner condiciones previas», un gesto importante aún hoy -afirma Francisco- «en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente». Pero el Esposo de María es también el que, confiando en el Señor, acoge en su vida incluso los acontecimientos que no comprende, dejando de lado sus razonamientos y reconciliándose con su propia historia. La vida espiritual de José no “muestra una vía que explica, sino una vía que acoge”, lo que no significa que sea «un hombre que se resigna pasivamente». Al contrario: su protagonismo es «valiente y fuerte» porque con «la fortaleza del Espíritu Santo», aquella «llena de esperanza», sabe “hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia”. En la práctica, a través de san José, es como si Dios nos repitiera: «¡No tengas miedo!», porque «la fe da sentido a cada acontecimiento feliz o triste» y nos hace conscientes de que «Dios puede hacer que las flores broten entre las rocas». Y no sólo eso: José «no buscó atajos», sino que enfrentó «‘con los ojos abiertos’ lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona». Por ello, su acogida “nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles” (4). Padre valiente y creativo, ejemplo de amor a la Iglesia y a los pobres Patris corde destaca «la valentía creativa» de san José, aquella que surge sobre todo en las dificultades y que da lugar a recursos inesperados en el hombre. «El carpintero de Nazaret -explica el Papa- sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia». Se enfrentaba a «los problemas concretos» de su familia, al igual que todas las demás familias del mundo, especialmente las de los migrantes. En este sentido, san José es «realmente un santo patrono especial» de aquellos que, «forzados por las adversidades y el hambre», tienen que abandonar su patria a causa de «la guerra, el odio, la persecución y la miseria». Custodio de Jesús y María, José «no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia», de su maternidad y del Cuerpo de Cristo: cada necesitado, pobre, sufriente, moribundo, extranjero, prisionero, enfermo, es «el Niño» que José guarda y de él hay que aprender a «amar a la Iglesia y a los pobres» (5). Padre que enseña el valor, la dignidad y la alegría del trabajo Honesto carpintero que trabajó «para asegurar el sustento de su familia», José también nos enseña «el valor, la dignidad y la alegría» de «comer el pan que es fruto del propio trabajo». Este significado del padre adoptivo de Jesús le da al Papa la oportunidad de lanzar un llamamiento a favor del trabajo, que se ha convertido en «una urgente cuestión social», incluso en países con un cierto nivel de bienestar. «Es necesario comprender», escribe Francisco, «el significado del trabajo que da dignidad», que «se convierte en participación en la obra misma de la salvación» y «ocasión de realización» para uno mismo y su familia, el «núcleo original de la sociedad». Quien trabaja, colabora con Dios porque se convierte en «un poco

07
Dic

Papa Francisco: rechazar el pecado, pedir con fuerza la gracia de la conversión

Vaticano.-Porque «son muchas las ataduras que nos mantienen cerca del pecado», la conversión «es una gracia» que debemos pedir con fuerza. La conversión implica el desapego del pecado y de la mundanidad, y su objetivo final, es la comunión y amistad con Dios. Es una síntesis de lo expresado por el Papa este domingo, reflexionando sobre el Evangelio del día, a la hora del Ángelus dominical. Como cada domingo el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar junto con los fieles presentes en la plaza de San Pedro la oración mariana del Ángelus dominical. En este segundo domingo de Adviento, reflexionó sobre la figura y la obra de Juan el Bautista quien “señaló a sus contemporáneos un itinerario de fe similar al que el Adviento nos propone a nosotros”: este itinerario de fe – afirmó el Pontífice – es un itinerario de conversión.   La conversión implica el desapego del pecado y de la mundanidad Tal como enseñaba el Bautista, que en el desierto de Judea proclamaba “un bautismo de conversión para perdón de los pecados”, convertirse, explicó Francisco, “significa pasardel mal al bien, del pecado al amor de Dios”, tanto en la vida moral como espiritual. En aquel entonces, “recibir el bautismo era un signo externo y visible de la conversión” de quienes escuchaban la predicación del Bautista y “decidían hacer penitencia”. Sin embargo, el bautismo “era inútil sin la voluntad de arrepentirse y cambiar de vida”. “La conversión implica el dolor de los pecados cometidos, el deseo de liberarse de ellos, el propósito de excluirlos para siempre de la propia vida. Para excluir el pecado, hay que rechazar también todo lo que está relacionado con él: la mentalidad mundana, el apego excesivo a las comodidades, el apego excesivo al placer, al bienestar, a las riquezas.” Juan el Bautista, un hombre austero, que renuncia a lo superfluo y busca lo esencial”, señaló el Obispo de Roma, “es el ejemplo de este desapego del pecado y de la mundanidad”. El objetivo de la comunión y amistad con Dios Pero el Santo Padre también habló del “otro aspecto” de la conversión, que es «el final del camino» constituido por “la búsqueda de Dios y de su reino”: “El abandono de las comodidades y la mentalidad mundana no son un fin en sí mismo, no es ascetismo sólo para hacer penitencia: el cristiano no hace de faquir. Es otra cosa. El desapego no es un fin en sí mismo.sino que tienen como objetivo lograr algo más grande, es decir, el reino de Dios, la comunión con Dios, la amistad con Dios.” Este objetivo “no es fácil”, añadió el Pontífice, “porque son muchas las ataduras que nos mantienen cerca del pecado: inconstancia, desánimo, malicia, mal ambiente y malos ejemplos”. A veces – continuó – el impulso que sentimos hacia el Señor es demasiado débil y parece casi como si Dios callara; nos parecen lejanas e irreales sus promesas de consolación, como la imagen del pastor diligente y solícito, que resuena hoy en la lectura de Isaías. Es entonces cuando se siente la “tentación” de decir que es “imposible convertirse de verdad”: ese desánimo, dijo el Papa, «es arena movediza de una existencia mediocre». Una “gracia” que hay que pedir con fuerza “¿Qué podemos hacer en estos casos?”, preguntó entonces el Papa Francisco. “En primer lugar, recordar que la conversión es una gracia», y, como «nadie puede convertirse con sus propias fuerzas» «hay que pedirle a Dios con fuerza que nos convierta». “Nos convertimos verdaderamente en la medida en que nos abrimos a la belleza, la bondad, la ternura de Dios.” Al concluir su reflexión, el Sumo Pontífice oró para que María Santísima, a quien pasado mañana celebraremos como la Inmaculada Concepción, “nos ayude a desprendernos cada vez más del pecado y de la mundanidad, para abrirnos a Dios, a su palabra, a su amor que regenera y salva”. Ninguna pandemia ni crisis puede apagar la luz de Dios Tras el rezo mariano, el Santo Padre Francisco pidió que, en estos días, en los que en tantos hogares se preparan el árbol de Navidad y el pesebre “para la alegría de chicos y grandes”, vayamos más allá de estos “signos de esperanza”, es decir, a su significado: a Jesús, el amor de Dios que Él nos reveló y a la bondad infinita que hizo resplandecer en el mundo. “No hay ninguna pandemia, ninguna crisis que pueda apagar esta luz. Dejémosla entrar en nuestros corazones, y tendamos la mano a los más necesitados. Así Dios nacerá de nuevo en nosotros y entre nosotros.” Prensa CEVNota de prensa de Vatican News07 de diciembre de 2020

07
Dic

Papa Francisco irá a Iraq del 5 al 8 de marzo

Vaticano.- El anuncio de la nueva peregrinación, la primera desde finales de 2019, fue hecho por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede: el Papa visitará Bagdad, la llanura de Ur, Erbil, Mosul y Qaraqosh. Un viaje de cuatro días a Iraq: después de quince meses durante los cuales suspendió las peregrinaciones internacionales debido a la pandemia, Francisco reanuda excepcionalmente los viajes. «Aceptando la invitación de la República de Iraq y de la Iglesia Católica local, el Papa Francisco realizará un Viaje Apostólico al citado país del 5 al 8 de marzo de 2021, visitando Bagdad, la llanura de Ur, ligada a la memoria de Abraham, la ciudad de Erbil, así como Mosul y Qaraqosh en la llanura de Nínive. A su debido tiempo se publicará el programa del viaje, que tendrá en cuenta la evolución de la emergencia sanitaria mundial». Ciertamente el viaje representa un gesto concreto de cercanía a toda la población de ese martirizado país. Francisco había expresado claramente su intención de visitar Iraq el 10 de junio de 2019, durante la audiencia con los participantes en la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (Roaco). «Un pensamiento insistente me acompaña pensando en Iraq», decía, compartiendo la voluntad de ir en el 2020, «para que pueda mirar adelante a través de la  pacífica y compartida participación en la construcción del bien común de todos los componentes también religiosos de la sociedad y recaiga en tensiones que provienen de los jamás aplacados conflictos de las potencias regionales». Una posibilidad que pareció cada vez más concreta, cuando el 25 de enero de 2020, el Papa recibió a Barham Salih, Presidente de la República de Iraq, en el Vaticano. El Jefe de Estado también se reunió con el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y con Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados. Habían sido abordados los desafíos del país, como el de «fomentar la estabilidad y el proceso de reconstrucción -señalaba una nota de la Oficina de Prensa vaticana-, alentando el camino del diálogo y la búsqueda de soluciones adecuadas a favor de los ciudadanos y en el respeto a la soberanía nacional». Central «la importancia de preservar la presencia histórica de los cristianos» y «la necesidad de garantizarles la seguridad y un lugar en el futuro» del país. En Iraq, de hecho, antes del 2003, año del conflicto que llevó a la caída de Saddam Hussein, los cristianos eran alrededor de 1 a 1,4 millones . El horror de la guerra y la ocupación de la Llanura de Nínive por el autodenominado Estado Islámico, entre 2014 y 2017, los redujo a unos 300-400 mil. El Presidente Salih ha subrayado repetidamente el valor de los cristianos y su papel en la construcción. En la misma línea el Primer Ministro, Mustafá Al-Kazemi, que ha invitado a los cristianos, que huyeron de Iraq a causa de las violencias, a volver para contribuir a la reconstrucción. Sin embargo, las obras de construcción de la paz, la seguridad y la estabilidad siguen abiertas. La crisis económica, el desempleo, la corrupción y la tragedia de los aproximadamente 1,7 millones de desplazados internos están poniendo a dura prueba los proyectos de desarrollo. El Unicef estima que más de 4 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, la mitad son niños. En este contexto, en el que faltan hospitales y medicamentos, la pandemia del Covid-19 ha matado a miles de personas. En primera línea, en todos los frentes, la Iglesia local, que espera ahora la llegada del Sucesor de Pedro que pondrá en marcha el proyecto, concebido en el 2000 por San Juan Pablo II. «El Papa Francisco es un hombre abierto, un buscador de paz y de fraternidad. Todos en Iraq, cristianos y musulmanes, lo estiman por su sencillez y cercanía – dijo el Cardenal Louis Raphael Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos, en la agencia SIR hace un año -. Sus palabras tocan los corazones de todos porque son las de un pastor. Es un hombre que puede traer paz. Muchos millones de musulmanes siguieron la visita del Pontífice a Abu Dhabi. Será así también en Iraq». La visita a Iraq, en la llanura de Ur de los Caldeos, debía ser la primera etapa de la peregrinación jubilar de Juan Pablo II para el año 2000. El viaje del Papa Wojtyla había sido programado del 1° al 3 de diciembre de 1999. Pero no se realizó, porque Saddam Hussein, después de negociaciones que duraron varios meses, decidió posponerlo. Veinte años después, el sueño de Juan Pablo II se hace realidad para su segundo sucesor. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News07 de diciembre de 2020

04
Dic

Primera predicación de Adviento: Jesús libera del miedo a la muerte a quien lo tiene

Vaticano.- “Enséñanos a contar nuestros días y llegaremos a la sabiduría del corazón” es el título de la primera predicación de Adviento realizada este 4 de diciembre por el cardenal Raniero Cantalamessa. Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, desarrolló la primera predicación de Adviento en el contexto de la pandemia que vive el mundo. Predicó sobre tres verdades eternas: primera, “que todos somos mortales y no tenemos una morada estable aquí abajo”; segunda, la vida del creyente no termina con la muerte, porque nos espera la vida eterna” y, tercera, “no estamos solos a merced de las olas en el pequeño barco de nuestro planeta” porque Jesús está con nosotros. «Memento mori!» Cantalamessa evidenció la realidad humana de la que la muerte es parte: “Memento mori”: recuerda que morirás y puntualizó que se puede hablar de la muerte de dos maneras diferentes: en clave kerigmática o en clave sapiencial. La primera consiste en proclamar que Cristo ha vencido a la muerte. La segunda, la forma sapiencial, consiste en “reflexionar sobre la realidad de la muerte tal como se presenta a la experiencia humana, con el fin de sacar lecciones de ella para vivir bien. Es la perspectiva en la que nos situamos en esta meditación”. La reflexión sobre la muerte, afirma Cantalamessa la encontramos particularmente en los libros sapienciales del Antiguo Testamento, como también en el Nuevo Testamento: «Mirad porque no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13), la conclusión de la parábola del hombre rico que planeaba construir graneros más grandes para su cosecha: «Insensato, esta misma noche se te pedirá la vida. Y lo que has preparado, ¿de quién será?» (Lc 12,20), y también su dicho: «¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde el alma?» (cf. Mt 16,26). También la tradición de la Iglesia ha hecho suya esta enseñanza. El Predicador de la Casa Pontificia afirma que el modo sapiencial de hablar sobre la muerte está presente en la Biblia, en el cristianismo y en todas las culturas. En la época actual, también lo hallamos en el pensamiento moderno. Cantalamessa cita a los autores Jean-Paul Sartre, Martin Heidegger. Refiriéndose a los planteamientos del segundo afirma: “¿Qué es entonces —se pregunta el filósofo— ese «núcleo sólido, seguro e infranqueable», al que la conciencia recuerda al hombre y sobre el que debe basarse su existencia, si quiere ser «auténtica»? Respuesta: ¡Su nada! Todas las posibilidades humanas son, en realidad, imposibilidades. Todo intento de proyectarse y de elevarse es un salto que parte de la nada y termina en la nada[1]”. Recordando a San Agustín, el Predicador dirá: “también había anticipado esta intuición del pensamiento moderno sobre la muerte, pero para sacar de ello una conclusión totalmente diferente: no el nihilismo, sino fe en la vida eterna”. En la escuela de la «hermana muerte» Ante un mundo que enfatizó los avances tecnológicos y las conquistas de la ciencia, Cantalamessa afirma: “La presente calamidad ha venido a recordarnos lo poco que depende del hombre «proyectar» y decidir su propio futuro”., por eso, continúa: “No hay mejor lugar para colocarse para ver el mundo, a uno mismo y todos los acontecimientos, en su verdad que el de la muerte. Entonces todo se pone en su justo lugar”. Ver el mundo desde la perspectiva caótica no ayuda a “descifrar su significado”, sin embargo, afirma Cantalamessa, “Mirar la vida desde el punto de vista de la muerte, otorga una ayuda extraordinaria para vivir bien. ¿Estás angustiado por problemas y dificultades? Adelántate, colócate en el punto correcto: mira estas cosas desde el lecho de muerte. ¿Cómo te gustaría haber actuado? ¿Qué importancia darías a estas cosas? ¡Hazlo así y te salvarás! ¿Tienes una discrepancia con alguien? Mira la cosa desde el lecho de muerte. ¿Qué te gustaría haber hecho entonces: haber ganado o haberte humillado? ¿Haber prevalecido o haber perdonado?” Pensar en la muerte nos impide “apegarnos a las cosas (…) El hombre, dice un salmo, «cuando muere no se lleva nada consigo, ni desciende con él su gloria» (Sal 49,18) (…) La hermana muerte es una muy buena hermana mayor y una buena pedagoga. Nos enseña muchas cosas; basta que sepamos escucharla con docilidad. Cantalamessa subraya que la muerte nos enseña la importancia de reconciliarnos con nosotros mismo y con los prójimos. Pero también es importante en el campo de la evangelización. “El pensamiento de la muerte es casi la única arma que nos queda para sacudir del letargo a una sociedad opulenta, a la que le ha sucedido lo que le ocurrió al pueblo elegido liberado de Egipto: «Comió y se sació, —sí, engordó, se cebó, engulló— y rechazó al Dios que lo había hecho» (Dt 32,15)”. Esta es la tarea asignada a los profetas, recordarle al pueblo la solución al dilema: “La cuestión sobre el sentido de la vida y de la muerte desempeñó un papel notable en la primera evangelización de Europa y no se excluye que pueda desempeñar uno análogo en el esfuerzo actual por su re-evangelización”. «Alabado seas Señor, por la hermana muerte corporal» “Jesús libera del miedo a la muerte a quien lo tiene, no al que no lo tiene e ignora alegremente que debe morir. Vino a enseñar el miedo a la muerte eterna a aquellos que sólo conocían el miedo a la muerte temporal”, afirma Cantalamessa. “La «muerte segunda», la llama el Apocalipsis (Ap 20,6). Es la única que realmente merece el nombre de muerte, porque no es un tránsito, una Pascua, sino una terrible terminal de trayecto”. Raniero Cantalamessa continúa su prédica afirmando: “Lo que da a la muerte su poder más temible para angustiar al hombre y atemorizarle es el pecado. Si uno vive en pecado mortal, para él la muerte todavía tiene el aguijón, el veneno, como antes de Cristo, y por eso hiere, mata y envía a la Gehena. No temáis —diría Jesús— a la muerte que mata el cuerpo y luego no puede hacer nada más. Temed a esa muerte que, después de

04
Dic

Papa Francisco a embajadores: trabajar por un mundo más justo, fraterno y unido

Vaticano.- El Papa Francisco recibió la mañana del 4 de diciembre a los embajadores de Jordania, Kazajstán, Zambia, Mauritania, Uzbekistán, Madagascar, Estonia, Ruanda, Dinamarca y la India, quienes presentaron las Cartas Credenciales como Embajadores Extraordinarios y Plenipotenciarios de sus países ante la Santa Sede. El Papa dio la bienvenida a los nuevos embajadores acreditados ante la Santa Sede a quienes ofreció sus mejores deseos y les aseguró el apoyo de todas las instancias “para ayudarles en el cumplimiento de sus responsabilidades”. Su misión en un momento de gran desafío El Obispo de Roma dirigió una alocución a los diplomáticos recordando un fragmento del mensaje dirigido al mundo: Momento Extraordinario de oración, el pasado 27 de marzo, momento marcado por la propagación acelerada de la pandemia: “Su misión comienza en un momento de gran desafío para toda la familia humana. Incluso antes de la pandemia de Covid-19, estaba claro que 2020 sería un año de necesidades humanitarias urgentes debido a los conflictos, la violencia y el terrorismo en diferentes partes del mundo. Las crisis económicas están causando hambre y migraciones masivas, mientras que el cambio climático aumenta el riesgo de desastres naturales, hambrunas y sequías. Y ahora la pandemia está exacerbando las desigualdades ya presentes en nuestras sociedades; de hecho, los pobres y los más vulnerables de nuestros hermanos y hermanas corren el riesgo de ser descuidados, excluidos y olvidados”. Estamos en el mismo barco El Papa insistió en que cualquier respuesta a la emergencia que vivimos a nivel global pasa por la comprensión de un hecho: “La crisis nos ha hecho comprender que estamos «en el mismo barco, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de consuelo”. Diálogo y cooperación sinceros Francisco continuó su mensaje afirmando: “Hoy, quizás más que nunca, nuestro mundo cada vez más globalizado requiere urgentemente un diálogo y una cooperación sinceros y respetuosos, capaces de unirnos para hacer frente a las graves amenazas que se ciernen sobre nuestro planeta e hipotecar el futuro de las generaciones más jóvenes”. El Obispo de Roma subrayó a los diplomáticos que “La presencia de la Santa Sede en la comunidad internacional está al servicio del bien común mundial, llamando la atención sobre los aspectos antropológicos, éticos y religiosos de las diversas cuestiones que afectan a la vida de las personas, los pueblos y las naciones enteras”. Fomentar la cultura del encuentro El Papa expresó sus deseos de que la actividad diplomática que los embajadores realizan “fomente la «cultura del encuentro» (Fratelli tutti, 215), tan necesaria para superar las diferencias y divisiones que tan a menudo obstaculizan la realización de los altos ideales y objetivos propuestos por la comunidad internacional. Cada uno de nosotros está invitado, de hecho, a trabajar diariamente para la construcción de un mundo cada vez más justo, fraternal y unido”. Francisco se despidió pidiendo las bendiciones divinas sobre las familias, colaboradores y compatriotas de cada uno de los representantes diplomáticos. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News04 de diciembre de 2020