Categoría: Papa Francisco

17
Mar

Catequesis del Papa: Con el Espíritu Santo hay amor y alegría

Vaticano.- En su catequesis de la audiencia general Francisco se refirió al Espíritu, «primer don de toda existencia cristiana». Y recordó que todos son iguales “por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se liberase en cada uno de los que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos «. Además el Papa hizo dos llamamientos, uno por Paraguay y el otro por Myanmar Al reanudar su catequesis sobre la oración, también en esta ocasión desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco reflexionó acerca de la oración y la Trinidad. A modo de introducción se leyó un pasaje de Juan (14,15-17.25-26) sobre la promesa del Espíritu Santo: “Si me aman, guarden mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes, y estará en ustedes. Les he dicho estas cosas estando con ustedes. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que yo les he dicho”. La oración como relación con la Santísima Trinidad Tal como explicó el Papa, en esta catequesis deseaba continuar reflexionando sobre la oración “como relación con la Santísima Trinidad”, y en particular con el Espíritu Santo. Del Espíritu Santo el Pontífice dijo que “es el don fundamental de la vida cristiana”. Y añadió que “si podemos invocar a Dios llamándolo ‘Abbá – Papá’ es porque el Espíritu Santo habita en nosotros”. “Sin Él no es posible relacionarnos con Cristo y con el Padre” El Santo Padre también explicó que así como Abrahán, “que dando hospitalidad a tres viajeros, encontró a Dios, Trinidad de amor, también nosotros estamos llamados a abrirnos a su presencia y a acogerlo en nuestra vida”. “El Espíritu Santo nos transforma y nos hace experimentar la alegría de sabernos amados y habitados por Dios. Es la experiencia que vivieron los discípulos de Jesús, y que nos relata el Evangelio. Y es también la experiencia que vivieron tantos orantes, hombres y mujeres que el Espíritu Santo formó a la medida del Corazón de Cristo” Los orantes no son sólo los monjes o los eremitas Además, el Pontífice invitó a no pensar “que los orantes son sólo los monjes o los eremitas”. Y destacó: “Cuántas personas comunes han encontrado a Dios en el Evangelio, en la Eucaristía y en los hermanos, y cada día dan testimonio humilde de misericordia, de servicio y de oración”. Y concluyó diciendo: “Nuestra misión como cristianos es mantener vivo el fuego que Jesús trajo a la tierra, es decir, el amor de Dios. Sin este fuego del Espíritu la tristeza reemplaza a la alegría, el servicio se convierte en esclavitud y la rutina sustituye al amor” Al saludar cordialmente a los fieles de lengua española, el Papa Francisco, antes de bendecirlos, les dejó una invitación: “Pidamos al Señor que inflame con el fuego del Espíritu Santo nuestros corazones. Que nuestra vida sea como la lámpara encendida junto al sagrario, que se consuma en la alabanza a Dios y el servicio a los hermanos, siendo testigos alegres de su presencia en medio del mundo” Año de la Familia Amoris Laetitia A los fieles polacos el Santo Padre les recordó que con el llamamiento mariano especial de mañana, y con la Eucaristía celebrada en Jasna Gòra en la solemnidad de San José, comenzarán las celebraciones del Año de la Familia Amoris Laetitia. Y formuló su deseo de que María, “Reina de Polonia, obtenga para las familias la visión evangélica del matrimonio, en la comprensión mutua y en el respeto por la vida humana”. Mientras al bendecir de corazón a todos ellos su intención fue de modo especial a cuantos participarán en las iniciativas emprendidas con motivo de las celebraciones del mencionado Año. Llamamiento por Paraguay Antes de rezar el Padrenuestro y de impartir su bendición apostólica a cuantos participaron en esta audiencia general a través de los medios de comunicación, el Papa dijo: “Durante esta semana me han preocupado las noticias que llegan desde Paraguay. Por intercesión de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, pido al Señor Jesús, Príncipe de la Paz, que se pueda encontrar un camino de diálogo sincero para hallar soluciones adecuadas a las actuales dificultades, y así construir juntos la paz tan añorada. Recordemos que la violencia siempre es autodestructiva. Con ella no se gana nada, sino que se pierde mucho” Llamamiento por Myanmar A continuación, el Papa dijo: “Una vez más y con gran tristeza siento la urgencia de evocar la dramática situación de Myanmar, donde tantas personas, especialmente jóvenes, están perdiendo la vida para ofrecer esperanza a su país”. “Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ¡que cese la violencia! También yo extiendo mis brazos y digo: ¡que prevalezca el diálogo!” San José hombre justo y sabio Mientras al saludo a los fieles de lengua italiana el Santo Padre recordó que pasado mañana celebraremos la solemnidad de San José. Por esta razón el Papa señaló el ejemplo de este gran Santo a quienes invitó a confiarle su existencia. “Sean sabios como él, dispuestos a comprender y a poner en práctica el Evangelio” Por último, el pensamiento del Papa si dirigió a los ancianos, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados con las siguientes palabras: En la vida, en el trabajo, en la familia, en los momentos de alegría y de dolor, San José buscó y amó constantemente al Señor, ganándose el elogio de la Escritura como hombre justo y sabio. Invóquenlo siempre, especialmente en los momentos difíciles que puedan encontrar. ¡A todos mi bendición! Prensa CEVNota de prensa de Vatican News17 de marzo de 2021

17
Mar

Papa Francisco: Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar

Vaticano.- Al final de la Audiencia General, la voz de Francisco resuena con fuerza por el país asiático que, desde hace un mes y medio tras el golpe militar, está sumido en la represión y la violencia con un balance de más de 150 muertos. Yo también», dice el Papa, «extiendo mis brazos y digo: ¡que cese la violencia! Que el diálogo prevalezca sobre la represión y la armonía sobre la discordia, y que la comunidad internacional preste la ayuda necesaria para que las aspiraciones del pueblo de Myanmar no se vean sofocadas por la violencia. Así, hace pocos días, el 3 de marzo, con motivo del Ángelus, el Papa dirigía su pensamiento y preocupación a Myanmar, desde donde siguen llegando noticias dramáticas. Y hoy el tono de Francisco se vuelve más sentido, recordando con sus palabras la poderosa imagen de la hermana Ann Nu Thawng, la religiosa católica javeriana que se arrodilló frente a los agentes para salvar a los jóvenes durante las manifestaciones pacíficas a favor de la democracia: Una vez más y con tanta tristeza siento la urgencia de evocar la dramática situación de Myanmar, donde tantas personas, especialmente jóvenes, están perdiendo la vida para ofrecer esperanza a su país. Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ¡que cese la violencia! Yo también extiendo mis brazos y digo: ¡que prevalezca el diálogo! El derramamiento de sangre no resuelve nada. ¡Que prevalezca el diálogo! Recordemos que en el país asiático, desde el 1 de febrero, día del golpe militar que destituyó del poder la líder, la Premio Nobel de la Paz Aun San Suu Kyi, se ha producido una escalada de violencia contra los manifestantes pacíficos que reclaman el retorno del Estado de Derecho, incluyendo huelgas y protestas callejeras. Al menos 150 personas murieron, según las ONG.A la «consternación» expresada por la ONU» y a los llamamientos de la comunidad internacional se ha unido desde el principio la acción silenciosa y contundente de la Iglesia: el pasado lunes, durante la Jornada Mundial de Oración, el último llamamiento del cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon, que volvió a hacer un llamamiento al diálogo y a la justicia. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News17 de marzo de 2021

15
Mar

Papa Francisco: «En Cuaresma, acojamos la luz en nuestra conciencia»

Vaticano.- Profundizando sobre el Evangelio dominical el Papa Francisco recordó que en esta Cuaresma, estamos llamados a «acoger la luz en nuestra conciencia», en particular en el Sacramento de la Reconciliación, «para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, a su misericordia llena de ternura y bondad». Además, el Pontífice exhortó a no tener miedo de dejarnos «poner en crisis» por Jesús ya que, «la suya es una crisis saludable», que nos cura y hace que nuestra alegría sea plena. El 14 de marzo, cuarto domingo de Cuaresma conocido como domingo «Laetare», es decir, «Alégrate»; el Papa Francisco reflexionó sobre la liturgia eucarística que comienza con esta invitación: «Alégrate, Jerusalén…». (cf. Is 66,10). La alegría proviene del amor de Dios En este contexto, el Santo Padre explicó que la fuente de esta alegría proviene del amor de Dios: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn. 3,16). Y precisamente este mensaje gozoso es el corazón de la fe cristiana -dijo el Pontífice- indicando que el amor de Dios «ha encontrado la cima en el don del Hijo a una humanidad débil y pecadora». La esencia de estas palabras se desprende del diálogo nocturno entre Jesús y Nicodemo, una parte del cual está descrita en la misma página evangélica (cf. Jn 3,14-21) y sobre la cual Francisco profundiza: “Nicodemo, como todo miembro del pueblo de Israel, esperaba al Mesías, identificándolo como un hombre fuerte que juzgaría al mundo con poder. Jesús pone en crisis esta expectativa presentándose bajo tres aspectos: el del Hijo del hombre exaltado en la cruz; el del Hijo de Dios enviado al mundo para la salvación; y el de la luz que distingue a los que siguen la verdad de los que siguen la mentira” En cuanto a estos tres aspectos, el Obispo de Roma hizo hincapié en que Jesús se presenta en primer lugar como el Hijo del Hombre: “El texto alude al relato de la serpiente de bronce (cf. Números 21:4-9), que, por voluntad de Dios, fue levantada por Moisés en el desierto cuando el pueblo fue atacado por serpientes venenosas; quien había sido mordido y miraba la serpiente de bronce se curaba. Del mismo modo, Jesús fue levantado en la cruz y los que creen en Él son curados del pecado y viven” El segundo aspecto es el del Hijo de Dios: “Dios Padre ama a los hombres hasta el punto de «dar» a su Hijo: lo dio en la Encarnación y lo dio al entregarlo a la muerte. El propósito del don de Dios es la vida eterna de los hombres: en efecto, Dios envía a su Hijo al mundo no para condenarlo, sino para que el mundo se salve por medio de Jesús. La misión de Jesús es misión de salvación, para todos” El tercer nombre que Jesús se atribuye es «luz»: “El Evangelio dice: «Vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz (v. 19). La venida de Jesús al mundo provoca una elección: quien elige las tinieblas va al encuentro de un juicio de condenación, quien elige la luz tendrá un juicio de salvación. El juicio es la consecuencia de la libre elección de cada uno: quien practica el mal busca las tinieblas, quien hace la verdad, es decir, practica el bien, llega a la luz. Quien camina en la luz, quien se acerca a la luz, hace buenas obras” En Cuaresma, abrirnos a la misericordia de Dios En este sentido, el Papa recordó que estamos llamados a vivir plenamente estos aspectos durante la Cuaresma: «acoger la luz en nuestra conciencia, en particular en el Sacramento de la Reconciliación, para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, a su misericordia llena de ternura y bondad». «Así encontraremos el gozo verdadero y podremos alegrarnos del perdón de Dios que regenera y da vida», concluyó Francisco pidiendo a María Santísima que nos ayude a no tener miedo de dejarnos «poner en crisis» por Jesús ya que, «es una crisis saludable, para nuestra curación; para que nuestra alegría sea plena». Prensa CEVNota de prensa de Vatican News15 de marzo de 2021

15
Mar

Llamamiento del Papa por Siria: decidido compromiso para poner fin a la crisis

Vaticano.- Tras el Ángelus, Francisco lanzó un nuevo llamamiento a la comunidad internacional en favor de la «amada y martirizada Siria», diez años después del inicio del conflicto, para dar esperanza a la «población exhausta». El compromiso de todas las partes implicadas, dice, debe ser «constructivo y solidario» para que se silencien las armas, se pueda «recomponer el tejido social y comenzar la reconstrucción y la recuperación económica». “Renuevo mi más sentido llamamiento a las partes en conflicto para que den muestras de buena voluntad, a fin de que se abra un resquicio de esperanza para la población exhausta”: fueron las palabras del Papa Francisco tras finalizar la oración del Ángelus, en la vigilia del décimo aniversario del inicio del “sangriento conflicto de Siria, que ha provocado una de las más graves catástrofes humanitarias de nuestro tiempo”. “También espero un decidido y renovado compromiso constructivo y solidario por parte de la comunidad internacional, para que, una vez depuestas las armas, se pueda recomponer el tejido social y activar la reconstrucción y la recuperación económica.” El Pontífice recuerda también los sufrimientos de la “amada y martirizada Siria”: “Un número incalculable de muertos y heridos, millones de refugiados, miles de desaparecidos, destrucción, violencia de todo tipo y un inmenso sufrimiento para toda la población, especialmente para los más vulnerables, como los niños, las mujeres y las personas ancianas.” Y finalmente invita a orar al Señor “para que tanto sufrimiento en la amada y martirizada Siria no caiga en el olvido, y para que nuestra solidaridad reavive la esperanza”. El último llamamiento de Iraq, durante el encuentro interreligioso de Ur Siria está por cumplir el décimo aniversario del conflicto, iniciado el 15 de marzo de 2011 y que ha causado más de 400.000 víctimas, 12 millones de desplazados y 12,4 millones de personas, el 60% de la población, afectadas por la inseguridad alimentaria. Hace poco más de una semana, el 6 de marzo, en Iraq, en el encuentro interreligioso de la Llanura de Ur, el Papa invitó a todos los representantes de las religiones a pedir en la oración que todo Oriente Medio, en particular «la cercana y martirizada Siria», pase «del conflicto a la unidad», recorriendo el camino de la paz con «el compartir y la acogida». La oración por Siria del 7 de septiembre de 2013 Recordando a los periodistas el sufrimiento del pueblo sirio en el vuelo de regreso a Roma, Francisco agradeció en particular a los países generosos, entre ellos el Líbano, que acogen a los migrantes, y se remontó con su recuerdo a la vigilia de oración por Siria del 7 de septiembre de 2013. «Recuerdo al inicio del pontificado aquella tarde de oración en la plaza de San Pedro, había adoración al Santísimo, se rezaba el rosario…. Pero cuántos musulmanes, cuántos musulmanes con alfombras rezaban con nosotros por la paz en Siria, para detener los bombardeos, en ese momento en el que se decía que tendría lugar un bombardeo feroz. Llevo a Siria en mi corazón». En 2011, de la «primavera árabe» a la guerra civil El inicio del conflicto en la «amada y martirizada Siria», como suele llamarla el Pontífice, está fechado 15 de marzo de 2011, pero a finales del verano el conflicto sufrió una escalada destinada a convertirlo en uno de los peores del mundo. Esto por el número de víctimas, los países implicados y por las reiteradas violaciones de los derechos humanos. El 15 de marzo, con la llegada de la «Primavera Árabe» a Damasco, decenas de miles de manifestantes salieron a las calles de las principales ciudades sirias, exigiendo reformas, más libertad y derechos. Quieren un cambio con respecto a las décadas anteriores, cuando el país estuvo dirigido por Hafiz al-Assad (de 1971 a 2000) y, tras su muerte, por su hijo Bashar al-Assad, el actual presidente sirio. Este último parecía estar a punto de responder positivamente a algunas de las demandas de los manifestantes, pero luego decidió cortar toda forma de protesta. Rusia con Assad, EEUU contra las armas químicas Así, desde finales del verano de 2011, los sirios luchan entre sí como nunca antes. Una verdadera guerra entre insurgentes y régimen: las comunidades sociales, económicas y políticas locales se enfrentan entre sí. Desde 2013, ha habido una importante presencia de actores externos en el conflicto sirio. Al mismo tiempo, se desarrolla un sectarismo cada vez más pronunciado dentro de las comunidades chiítas y sunitas. El mundo no se queda de brazos cruzados: por un lado, Rusia apoya al gobierno de Assad; por otro, Estados Unidos amenaza con atacar al ejército sirio si hace uso de armas químicas, como se le acusa de haber hecho en el ataque de septiembre de 2013 contra la zona de Ghuta, controlada por los rebeldes. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News15 de marzo de 2021

15
Mar

Papa Francisco: La Iglesia no está llamada a condenar sino a llevar la salvación de Cristo

Caracas.- En la misa presidida en la Basílica de San Pedro por el 500 aniversario de la evangelización de Filipinas, Francisco agradeció a los católicos del país asiático la alegría con la que llevan su fe a todo el mundo y a las comunidades cristianas. No detener la labor de evangelización y llevar siempre la alegría del Evangelio a los demás. Fue la invitación del Papa en su homilía de la misa celebrada esta mañana en la Basílica de San Pedro, con ocasión del 500 aniversario de la evangelización en Filipinas. «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único» (Jn 3,16). Francisco parte de las palabras que Jesús dirige a Nicodemo en el Evangelio de San Juan, donde está el corazón del Evangelio, para explicar “el fundamento de nuestra alegría” y precisa que “el contenido del Evangelio no es una idea o una doctrina, sino que es Jesús, el Hijo que el Padre nos ha dado para que tengamos vida”. “El fundamento de nuestra alegría no es una bella teoría sobre cómo ser feliz, sino que es experimentar el ser acompañados y amados en el camino de la vida”, explica el Papa, deteniéndose a continuación en estos dos aspectos: «amó tanto» y «dio». En primer lugar, Dios amó tanto, precisa el Papa y recuerda que “siempre nos ha mirado con amor y por amor vino en medio de nosotros en la carne de su Hijo”. En Él vino a buscarnos en los lugares donde estábamos perdidos; en Él vino a levantarnos de nuestras caídas; en Él lloró nuestras lágrimas y curó nuestras heridas; en Él bendijo nuestras vidas para siempre. En Jesús, aclara el Papa, «Dios ha pronunciado la palabra definitiva sobre nuestras vidas: tú no estás perdido, eres amado». Puede ocurrir que «la escucha del Evangelio y la práctica de nuestra fe» ya no nos haga captar la grandeza de este amor, y quizás «nos deslizamos hacia una religiosidad seria, triste y cerrada». Esta es la señal, continúa Francisco, «de que debemos detenernos y escuchar de nuevo el anuncio de la buena noticia». Dios te ama tanto que te da toda su vida. No es un Dios que nos mira indiferente desde lo alto, sino un Padre enamorado que se implica en nuestra historia; no es un Dios que se complace de la muerte del pecador, sino un Padre que se preocupa de que nadie se pierda; no es un Dios que condena, sino un Padre que nos salva con el abrazo bendiciente de su amor. Refiriéndose a la segunda palabra, Dios «dio» a su Hijo, Francisco subraya que «precisamente porque nos ama tanto, Dios se entrega y nos ofrece su vida». “La fuerza del amor es precisamente ésta: rompe la coraza del egoísmo, quiebra los márgenes de la seguridad humana sobredimensionada, derriba los muros y supera los miedos, para convertirse en don”. “Quien ama es así, recuerda el Papa, prefiere arriesgarse en el donarse antes que atrofiarse reservándose para sí mismo. Por eso Dios sale de sí mismo: porque ‘ha amado tanto’. Su amor es tan grande que no puede evitar donarse a nosotros”. “En Jesús, levantado en la cruz, Él mismo vino a curarnos del veneno que da la muerte, se hizo pecado para salvarnos del pecado. Dios no nos ama con palabras: nos da a su Hijo para que todo el que lo mire y crea en Él se salve”. Es hermoso encontrar personas que se aman, que se quieren y comparten su vida; de ellas se puede decir como de Dios: se aman tanto que dan la vida, agrega el Papa y exclama: ¡Esta es la fuente de la alegría! Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo. Y recuerda el reciente viaje en Iraq: “un pueblo martirizado ha exultado de alegría; gracias a Dios, a su misericordia”. A veces, continúa el Papa, «buscamos la alegría donde no la hay», en «ilusiones que se desvanecen», en «sueños de grandeza de nuestro yo», «en la aparente seguridad de las cosas materiales», o «en el culto a nuestra propia imagen». Pero la experiencia de la vida nos enseña que la verdadera alegría es sentirse amados gratuitamente, sentirnos acompañados, tener a alguien que comparta nuestros sueños y que, cuando naufragamos, venga a rescatarnos y a llevarnos a puerto seguro. A continuación, recordando el 500 aniversario de la llegada del anuncio cristiano a Filipinas, cuando «recibieron la alegría del Evangelio», Francisco afirma: «esta alegría se ve en su pueblo, se ve en sus ojos, en sus rostros, en sus cantos y en sus oraciones». “Quiero darles las gracias por la alegría que aportan al mundo entero y a las comunidades cristianas. Pienso en tantas bellas experiencias en las familias romanas -pero es lo mismo en todo el mundo- donde su presencia discreta y trabajadora se ha convertido también en un testimonio de fe” Lo hacen, continúa, «al estilo de María y José», porque «a Dios le gusta llevar la alegría de la fe con un servicio humilde y escondido, valiente y perseverante». “No detengan”, concluye el Pontífice, dirigiéndose a los fieles filipinos, «la obra de evangelización, que no es proselitismo». El anuncio cristiano que han recibido «hay que llevarlo siempre a los demás», ocupándose «de los que están heridos y viven en los márgenes». Como el Dios que se entrega, también la Iglesia «no es enviada a juzgar, sino a acoger; no a imponer, sino a sembrar; no a condenar, sino a llevar a Cristo que es la salvación». “No tengan miedo de anunciar el Evangelio, de servir y de amar. Y con su alegría podrán conseguir que se diga también de la Iglesia: «¡ha amado tanto al mundo!» Una Iglesia que ama al mundo sin juzgarlo y que se entrega por el mundo es hermosa y atractiva. Que así sea, en Filipinas y en cada lugar de la tierra.” Prensa CEVNota de prensa de Vatican News15 de marzo de 2021

12
Mar

Los 5 consejos del Papa a los confesores

Vaticano.- El Santo Padre ha dirigido un discurso a los participantes en la 31ª edición del Curso sobre el Foro Interno en el que ha reflexionado sobre el significado del Sacramento de la Reconciliación, dando algunos consejos a los confesores explicándoles cuál debe ser la actitud religiosa que deben tener ante el pecador perdonado. El Santo Padre ha dirigido un discurso a los participantes en la 31ª edición del Curso sobre el Foro Interno organizado por la Penitenciaría Apostólica en el que han participado 870 clérigos de manera online. Su reflexión ha girado en torno al significado del Sacramento de la Reconciliación y las 3 expresiones que mejor lo explican. La primera: «abandonarse al Amor»; la segunda: «dejarse transformar por el Amor»; y la tercera: «corresponder al Amor». “Me gustaría detenerme con vosotros en tres expresiones, que explican bien el sentido del Sacramento de la Reconciliación, porque confesarse no es ir a la tintorería a quitarse una mancha. No. Es otra cosa. Pensemos bien lo que es” ha dicho el Papa. Primer consejo: asombrarse de los hermanos que piden el perdón de Dios Para Francisco, abandonarse al Amor significa “hacer un verdadero acto de fe”, pero la fe – advierte el Papa – “nunca puede reducirse a una lista de conceptos o a una serie de afirmaciones que hay que creer. La fe se expresa y se entiende dentro de una relación: la relación entre Dios y el hombre y entre el hombre y Dios”, pues la fe “es el encuentro con Dios mismo que es Misericordia y es el abandono en los brazos de este Amor misterioso y generoso, que tanto necesitamos, pero al que, a veces, tenemos miedo de abandonarnos”. El Pontífice después señala que “quien no se abandona al amor de Dios acaba, tarde o temprano, abandonándose a otra cosa, terminando «en brazos» de la mentalidad mundana, que al final trae amargura, tristeza y soledad y no se cura”. Por tanto, el primer paso que Francisco considera para una buena confesión es “el acto de fe, de abandono, con el que el penitente se acerca a la Misericordia”. Su consejo para los confesores es que “deben ser capaces de asombrarse siempre de los hermanos que, por fe, piden el perdón de Dios y, todavía sólo por fe, se abandonan a Él, entregándose en la Confesión”. Segundo consejo: percibir el milagro del cambio Dejarse transformar por el Amor: Esta es la segunda expresión sobre la que ha reflexionado Francisco. Sabemos muy bien que no son las leyes las que salvan: “el individuo no cambia por una árida serie de preceptos, sino por la fascinación del Amor percibido y libremente ofrecido” dice Francisco. Por tanto, cuando el penitente que encuentra en la conversación sacramental un rayo de este Amor acogedor, “se deja transformar por el Amor, por la Gracia, empezando a experimentar esa transformación de un corazón de piedra en un corazón de carne”. Ante esta situación, el buen confesor – dice Francisco – “está siempre llamado a percibir el milagro del cambio, a advertir la obra de la Gracia en el corazón de los penitentes, favoreciendo en lo posible la acción transformadora”. Tercer consejo: señalar siempre el amor al prójimo Después, el Papa explica que el abandono y el dejarse transformar por el Amor tienen como consecuencia necesaria una correspondencia con el amor recibido. Francisco declara que es una correspondencia “que se manifiesta en el cambio de vida y en las obras de misericordia que le siguen”, pues, quien ha sido acogido por el Amor “no puede dejar de acoger a su hermano”, quien se ha abandonado al Amor, “no puede sino consolar al afligido” y quien ha sido perdonado por Dios, “no puede dejar de perdonar de corazón a sus hermanos”. En este sentido, el Santo Padre asegura que “Dios nos muestra un amor posible, en el que vivir esa correspondencia imposible” y que no es otra que “el amor al hermano”: “Amando a nuestros hermanos nos mostramos a nosotros mismos, al mundo y a Dios que le amamos de verdad”. Su tercer consejo para los confesores es que el buen confesor “señala siempre el imprescindible amor al prójimo como gimnasio diario en el que entrenar el amor a Dios”. Cuarto consejo a los confesores: No hacer preguntas impertinentes Al final de su discurso, les ha pedido que recuerden siempre “que cada uno de nosotros es un pecador perdonado, puesto al servicio de los demás, para que también ellos, a través del encuentro sacramental, puedan encontrar ese Amor que ha fascinado y cambiado nuestras vidas”. Teniendo esto en cuenta, el Papa ha querido subrayar algo que considera fundamental: cuál debe ser la actitud religiosa que debe tener el confesor ante el pecador perdonado. Francisco invita a los confesores a “acoger en paz, acoger con paternidad”, “todo el mundo sabrá cómo es la expresión de la paternidad – dice el Papa – una sonrisa, los ojos en paz… acoger ofreciendo tranquilidad, y luego dejar hablar”. También pide estar atentos cuando el penitente tiene cierta dificultad para seguir adelante con un [determinado] pecado. “Si lo entiende, no hace preguntas indiscretas” dice Francisco e insiste: “No les haga más dolor, más tortura en esto. Por favor, no hagas preguntas. A veces me pregunto: esos confesores que empiezan: «Y así, así, así [dice: tai, tai, tai]…», pero dime, ¿qué estás haciendo, tú? ¿Estás haciendo la película en tu mente? Por favor, ¿eh?”. Quinto consejo: ser padres y no el tribunal de examen académico Por último, el Papa explica a los confesores que ser “misericordioso” no significa tener la mano larga: “Significa ser hermano, padre, consolador”. «Eh, padre, no puedo hacerlo, no sé cómo lo haré…» – «Reza, y vuelve cuando lo necesites, porque aquí encontrarás un padre, un hermano: encontrarás esto»: Esa es la actitud, dice Francisco. Y por favor – concluye – “no hagas el tribunal de examen académico. No te metas en el alma de los demás”. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News12 de marzo de 2021

11
Mar

Papa Francisco: La humanidad se salva y el virus se neutraliza con las vacunas

Vaticano.- El Papa Francisco le envió una carta al Dr. Roberto Gallardo, Presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, tras haber recibido la declaración del Comité en la que denuncia la mala distribución de vacunas en el mundo. El Papa le envió una carta al Dr. Roberto Gallardo, Presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, tras haber recibido la declaración del Comité en la que denuncia la mala distribución de vacunas en el mundo. El Pontífice, agradece el trabajo del Comité, compartiendo la preocupación por los mecanismos de producción, comercialización y distribución de las vacunas contra el virus que provoca la enfermedad COVID19, y deseando que la comunicación del Comité Panamericano ante la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Salud contribuya a que las vacunas y la medicación lleguen a todas las personas independientemente del país al que pertenezcan. En la misiva, el Santo Padre dice que “la humanidad se salva y el virus se neutraliza con las vacunas, y medicación para todas las personas”. Solamente vacunando toda la humanidad, y dando los medicamentos a quien los necesite se podrán “abrir las fronteras y recobrar la normalidad en las relaciones internacionales”, señala el Papa. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News11 de marzo de 2021

10
Mar

Papa Francisco: el pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, el desafío es la fraternidad

Vaticano.- A su regreso del histórico Viaje Apostólico a Irak, el Papa Francisco recorrió nuevamente el camino realizado en la Audiencia General del miércoles 10 de marzo. El pueblo iraquí «tiene derecho a vivir en paz», aseveró el Papa, que repitió, una vez más, que «el desafío para tantas regiones de conflicto y para el mundo entero» es la fraternidad. “El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece”. A su regreso del Viaje Apostólico en Iraq, tierra de Abrahán, padre de la fe, de las tres religiones monoteístas, quien escuchó la llamada de Dios hace cuatro mil años y partió de su tierra bajo la promesa de Dios de una descendencia, el Papa Francisco dedicó su catequesis a la histórica peregrinación en esa amada, martirizada y milenaria tierra, que ha vivido años de guerra y terrorismo. Un viaje que, como él mismo dijo en el inicio de su catequesis, fue realizar un proyecto de Juan Pablo II, quien deseaba, recordamos, recorrer el camino de la salvación, para el Jubileo del año 2000. Un proyecto que el santo polaco no pudo cumplir por la situación en Irak, pero que “la providencia” – como dijo Francisco hoy – “quiso que esto sucediera ahora, como signo de esperanza”, durante la pandemia.  Después de esta visita, mi alma está llena de gratitud. Gratitud a Dios y a todos aquellos que la han hecho posible: al presidente de la República y al Gobierno de Irak; a los patriarcas y a los obispos del país, junto a todos los ministros y los fieles de las respectivas Iglesias; a las Autoridades religiosas, empezando por el Gran Ayatolá Al-Sistani, con quien tuve un encuentro inolvidable en su casa en Nayaf.  El sentido penitencial de esta peregrinación Francisco habló de la “fuerza” del sentido penitencial que sintió de esta peregrinación: “no podía acercarme a ese pueblo atormentado, a esa Iglesia mártir, sin tomar sobre mí, en nombre de la Iglesia católica, la cruz que ellos llevan desde hace años; una cruz grande, como esa colocada en la entrada de Qaraqosh”. Lo sentí de forma particular viendo las heridas todavía abiertas de las destrucciones, y más todavía encontrando y escuchando a los testigos supervivientes de la violencia, la persecución, el exilio… Y al mismo tiempo vi en torno a mí la alegría de acoger al mensajero de Cristo; vi la esperanza de abrirse a un horizonte de paz y de fraternidad, resumido en las palabras de Jesús que eran el lema de la visita: «Vosotros sois todos hermanos» (Mt 23,8). Encontré esta esperanza en el discurso del presidente de la República, la encontré en muchos saludos y testimonios, en los cantos y en los gestos de la gente. La leí en los rostros luminosos de los jóvenes y en los ojos vivaces de los ancianos. La gente llevaba cinco horas esperando al Papa, de pie, incluso mujeres con niños en brazos: esperaban y en sus ojos había esperanza. ¿Quién vende las armas a los terroristas? El pueblo iraquí – aseveró el Pontífice – tiene derecho a vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece. Y la respuesta a la guerra que destruyó tantos lugares de la Mesopotamia, cuyas «raíces religiosas y culturales son milenarias», “es la fraternidad”. “Pero, – quiere saber el Papa – ¿quién vende las armas a los terroristas?”  Mesopotamia es cuna de civilización; Bagdad ha sido en la historia una ciudad de importancia primordial, que albergó durante siglos la biblioteca más rica del mundo. ¿Y qué la destruyó? La guerra. La guerra siempre es el monstruo que, con el cambio de épocas, se transforma y continúa devorando a la humanidad. Pero la respuesta a la guerra no es otra guerra, la respuesta a las armas no son otras armas. Y me pregunté: ¿quién vendía las armas a los terroristas? ¿Quién vende ahora armas a los terroristas que están llevando a cabo masacres en otros lugares, en África por ejemplo? Esta es una pregunta que me gustaría que alguien respondiera. La respuesta no es la guerra, sino que la respuesta es la fraternidad.  El desafío para el mundo entero es la fraternidad La fraternidad, sí, de la que tanto nos habla el Papa Francisco, de la que lleva el titulo el Documento firmado en Abu Dabi y de la que nos habla en su carta encíclica Fratelli tutti es el desafío para Iraq, pero también “es el desafío para tantas regiones de conflicto, y, en definitiva, es el desafío para el mundo entero”. ¿Seremos capaces – pregunta Francisco – de hacer que haya fraternidad entre nosotros, de hacer una cultura de hermanos? ¿O seguiremos con la lógica iniciada por Caín, la guerra?  Por esto nos hemos encontrado y hemos rezado, cristianos y musulmanes, con representantes de otras religiones, en Ur, donde Abrahán recibió la llamada de Dios hace unos cuatro mil años. Abrahán es padre en la fe porque escuchó la voz de Dios que le prometía una descendencia, dejó todo y partió. Dios es fiel a sus promesas y todavía hoy guía nuestros pasos de paz, guía los pasos de quien camina en la Tierra con la mirada dirigida al Cielo. Y en Ur, estando juntos bajo ese cielo luminoso, el mismo cielo en el cual nuestro padre Abrahán nos vio a nosotros, su descendencia, nos pareció que resonaba todavía en los corazones esa frase: Vosotros sois todos hermanos. Los mensajes que partieron hacia el mundo Y fueron muchos los mensajes de fraternidad que partieron de la cuna de la civilización al mundo entero. El Papa los recorre uno a uno: el encuentro en la catedral siro católica de Bagdad, donde fueron asesinados 48 personas cuya causa de beatificación está en curso, el mensaje lanzado desde Mosul y Qaraqosh, donde la furia del autodenominado Estado Islámico azotó con fuerza la misma identidad de estas ciudades, el mensaje que partió de las celebraciones eucarísticas en rito caldeo en Bagdad y aquella en Erbil, capital de la Región Autónoma del Kurdistán iraquí:  Un mensaje de

08
Mar

Papa Francisco concluye su histórica visita en Irak

Vaticano.- El 33º viaje internacional del Papa Francisco. Irak queda para siempre en el corazón del Pontífice. El vuelo papal despegó de Bagdad a las 7:54 de la mañana y está previsto que llegue a Roma poco antes de la 1 de la tarde. Hoy 8 de marzo, día internacional de la mujer, el tuit del Papa: “Quisiera dar las gracias de corazón a todas las #mujeres, especialmente a las de #Iraq, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas. ¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les dé atención y oportunidades! #ViajeApostólico” La visita del Papa a Irak terminó hoy bajo el lema evangélico «Todos son hermanos». Fue una visita histórica, la primera de un Pontífice en el país del Golfo y en un país de mayoría chiíta, que comenzó el pasado 5 de marzo, una peregrinación largamente deseada para abrazar a un pueblo que ha sufrido tanto pero que también ha desarrollado un gran deseo de redención y de un futuro de paz. La despedida de la Nunciatura Apostólica esta mañana, y luego el traslado en coche al aeropuerto internacional de Bagdad, donde el Pontífice llegó hacia las 9.20 horas, según el horario previsto, 7.20 horas en Italia y despegue a las 7.54 horas. En el aeropuerto, como estaba previsto, el Papa Francisco fue despedido por el Presidente de la República Barham Ṣalih con su esposa, las Delegaciones. Hubo una breve reunión privada de unos diez minutos en el vestíbulo interior. A continuación, Francisco recorrió la larga alfombra roja para saludar a los representantes civiles y religiosos que le habían seguido durante estos tres intensos días. A continuación, embarcó en el avión A330 de Alitalia que le llevará de vuelta a Roma en poco más de 5 horas, donde está previsto que llegue a las 12.45 horas. Apenas despegó el avión, el presidente Ṣalih envía un tuit: «Saludamos a Su Santidad el Papa Francisco que fue nuestro invitado en Bagdad, Nayaf, Ur, Nínive y Erbil -escribe- trayendo un gran mensaje de humanidad y solidaridad con nuestro país. Su presencia, signo de paz y amor, permanecerá para siempre en el corazón de todos los iraquíes». En el avión como es habitual, está prevista la conferencia de prensa, entre el Pontífice y los periodistas que cubrieron el 33 viaje apostólico. Quedaron fijadas para siempre en los corazones de los iraquíes, las últimas palabras de saludo del Papa, pronunciadas ayer tras la misa en Erbil en el estadio Hariri: «¡Salam, salam, salam! Que Dios los bendiga a todos. Que Dios bendiga a Iraq. Este país», volvió a decir el Papa, «permanecerá siempre en mi corazón. El encuentro con el gran ayatolá al Sistani en Nayaf, la oración contra la guerra en Mosul, antiguo bastión del Is; el abrazo a los cristianos de la llanura de Nínive, a quienes el Papa animó a no rendirse, a perdonar y a no perder nunca la esperanza. «En estos días -dijo ayer Francisco- he escuchado voces de dolor y angustia, pero también he escuchado voces de esperanza y consuelo. El terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra: «Quien sigue los caminos de Dios no puede estar contra alguien, sino a favor de todos». Apenas partió el avión de Bagdad, el Santo Padre envió al presidente iraquí un telegrama en el que le expresó su profunda gratitud al presidente y al pueblo iraquí, por la “cálida acogida y la generosa hospitalidad que le dispensaron durante su estancia”. “Con fervientes buenos deseos y oraciones por la paz, la unidad y la prosperidad de la Nación, Francisco, en su telegrama invocó sobre todos, las bendiciones del Dios Altísimo”. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News08 de febrero de 2021

08
Mar

Papa Francisco: «Caridad, amor y fraternidad son el camino»

Vaticano.- En el coloquio con los periodistas en el vuelo hacia Roma, Francisco repasa las etapas del histórico viaje a Irak: el encuentro con «el hombre sabio y hombre de Dios» Al Sistani, la emoción frente a las iglesias destruidas de Mosul, la conmoción ante las palabras de la madre cristiana que perdió a su hijo y perdonó a los asesinos, la promesa de un viaje al Líbano La caridad, el amor y la fraternidad son el camino a seguir. Lo dijo el Papa conversando con los periodistas en el vuelo que desde Bagdad lo traía de regreso a Roma, tras el histórico viaje de cuatro días a Irak. Francisco relató sus impresiones sobre su encuentro con Al Sistani, la conmoción frente a las iglesias destruidas de Mosul y relató que ha prometido al Patriarca Bechara Rai hacer un viaje al Líbano. Al inicio del encuentro a alta altitud, el Pontífice saludó a monseñor Dieunonné Datonou, nuevo coordinador de los viajes papales, al quien calificó «el nuevo comisario». A continuación, se dirigió a los periodistas de la siguiente manera: «En primer lugar, gracias por su trabajo, por su compañía y por su cansancio. Hoy es el Día de la Mujer, ¡felicidades a las mujeres! En el encuentro con la esposa del Presidente de Irak hablaban de por qué no hay un día del hombre. Yo dije: ¡por qué los hombres siempre estamos de fiesta! La esposa del Presidente me habló de las mujeres, dijo cosas muy hermosas hoy, aquella fortaleza que tienen las mujeres para llevar adelante la vida, la historia, la familia, tantas cosas. Y tercero: ayer fue el cumpleaños de la periodista de la Cope: los mejores deseos y hay que celebrarlo, luego veremos cómo, aquí podemos». Santidad, hace dos años en Abu Dhabi tuvo lugar un encuentro con el Imam Al Tayyeb de Al Azhar y la firma de la Declaración sobre la fraternidad. Hace tres días usted se reunió con Al Sistani: ¿es posible pensar en algo similar también con la parte chiíta del Islam? Y una segunda pregunta sobre el Líbano: San Juan Pablo II decía que más que un país es un mensaje. Hoy, lamentablemente, como libanés, le digo que este mensaje está desapareciendo. ¿Es inminente una visita suya al Líbano? R. – El documento de Abu Dhabi del 4 de febrero se preparó con el Gran Imán en secreto, durante seis meses, rezando, reflexionando y corrigiendo el texto. Era -es un poco presuntuoso decirlo, tómenlo como una presunción- un primer paso de lo que usted me pregunta. Podemos decir que éste sería el segundo y que habrá otros. El camino de la fraternidad es importante. El documento de Abu Dhabi dejó en mí la inquietud de la hermandad, y entonces salió «Fratelli tutti». Ambos documentos se deben estudiar porque van en la misma dirección, en la vía de la fraternidad. El ayatolá Al Sistani tiene una frase que trato de recordar bien: los hombres son hermanos por religión o iguales por creación. En la hermandad está la igualdad, pero por debajo de la igualdad no podemos ir. Creo que es también un camino cultural. Pensemos en nosotros los cristianos, en la Guerra de los Treinta Años, en la noche de San Bartolomé, por poner un ejemplo. Cómo cambia la mentalidad entre nosotros: porque nuestra fe nos hace descubrir que es esto, la revelación de Jesús es el amor y la caridad y nos lleva a esto: pero ¡cuántos siglos para ponerlos en práctica! Esto es importante, la hermandad humana, que como hombres todos somos hermanos, y debemos seguir adelante con las otras religiones. El Concilio Vaticano II dio un gran paso en este sentido, y también las instituciones después, el Consejo para la Unidad de los Cristianos y el Consejo para el Diálogo Interreligioso. El cardenal Ayuso nos acompaña hoy. Tú eres humano, eres hijo de Dios y eres mi hermano, ¡y punto! Esta sería la indicación más grande, y muchas veces hay que arriesgarse para dar este paso. Usted sabe que hay algunas críticas: que el Papa no es valiente, que es un inconsciente que está dando pasos contra la doctrina católica, que está a un paso de la herejía, hay riesgos. Pero estas decisiones se toman siempre en la oración, en diálogo, pidiendo consejo, en la reflexión. No son un capricho y además son la línea que enseñó el Concilio. Paso a la segunda pregunta: el Líbano es un mensaje, el Líbano sufre, el Líbano es más que un equilibrio, tiene la debilidad de las diversidades, algunas todavía no reconciliadas, pero tiene la fortaleza del gran pueblo reconciliado, como la fortaleza de los cedros. El Patriarca Rai me pidió por favor que durante este viaje hiciera una parada en Beirut, pero me pareció poco… Una migaja ante un problema, ante un país que sufre como el Líbano. Le escribí una carta, le hice la promesa de hacer un viaje. Pero el Líbano en este momento está en crisis, pero en crisis -no quiero ofender- en crisis de vida. El Líbano es muy generoso a la hora de acoger a los refugiados. ¿En qué medida el encuentro con Al Sistani era también un mensaje para los líderes religiosos de Irán? R. – Creo que fue un mensaje universal. Sentí el deber de hacer esta peregrinación de fe y de penitencia, y de ir a ver a un grande, a un sabio, a un hombre de Dios: sólo escuchándolo se puede percibir esto. Hablando de mensajes, diría que es un mensaje para todos, y él es una persona que tiene esa sabiduría y también la prudencia. Me decía: «Desde hace 10 años no recibo a personas que vengan a visitarme con otros fines políticos y culturales… sólo religiosos». Él fue muy respetuoso, muy respetuoso en el encuentro. Me sentí honrado. Incluso en el momento del saludo, él nunca se levanta… Se levantó para saludarme, dos veces, un hombre humilde y sabio, a mí este encuentro me hizo bien al alma. Es una luz,