Categoría: Papa Francisco

29
Sep

Catequesis del Papa Francisco: Cristo con su gracia nos hace justos

Vaticano.- El Papa Francisco continúa hoy la catequesis sobre la enseñanza de San Pablo. El tema de esta mañana ha sido el de la justificación, un tema “difícil pero importante”, señaló el Papa. “No somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos” Sobre el tema de la justificación, Francisco dijo que San Pablo en la Carta a los Gálatas, como también en la de los Romanos, “insiste en el hecho de que la justificación viene de la fe en Cristo”. El Pontífice manifestó que la “justificación nos introduce en la larga historia de la salvación, que muestra la justicia de Dios: frente a nuestras continuas caídas y a nuestras insuficiencias, Él no se ha resignado, sino que ha querido hacernos justos y lo ha hecho por gracia, a través del don de Jesucristo, de su muerte y resurrección”.  Recordó que nosotros, «de pecadores, nos hemos convertido en justos. ¿Quién nos ha hecho justos? Este proceso de cambio es la justificación, dijo, nosotros, ante Dios, somos justos. Es cierto que tenemos nuestros pecados personales, pero somos básicamente justos. Esto es una justificación».  La justificación es la consecuencia de la misericordia de Dios Tras preguntarse Qué se esconde detrás de la palabra “justificación”, que es tan decisiva para la fe, el Papa dijo que no es fácil llegar a una definición exhaustiva, “pero en el conjunto del pensamiento de San Pablo se puede decir sencillamente que la justificación es la consecuencia de la «iniciativa misericordiosa de Dios que otorga el perdón» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1990). Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, ha destruido el pecado y nos ha donado de forma definitiva el perdón y la salvación”. Así justificados, señaló el Santo Padre, los pecadores son acogidos por Dios y reconciliados en Él. “Es como un regreso a la relación original entre el Creador y la criatura, antes de que interviniera la desobediencia del pecado”. Cristo con su gracia nos hace justos El Pontífice aclaró, que la justificación que Dios realiza, nos permite recuperar la inocencia perdida con el pecado. La justificación “ocurre por gracia”, según San Pablo. Pablo, al ser convertido, “conquistado por Cristo”, la fe en Él lo ha transformado en lo profundo, afirmó el Papa, “permitiéndole descubrir una verdad hasta ahora escondida: no somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos”.  “Pablo tiene siempre presente su encuentro con Jesús resucitado en el camino de Damasco; y para llegar a un conocimiento pleno del misterio de Cristo, está dispuesto a renunciar a todo lo que antes presumía, porque ha descubierto que sólo la gracia de Dios le ha salvado. Así, la luz de la fe nos permite reconocer cuán infinita es la misericordia de Dios, la gracia que obra para nuestro bien. Pero la misma luz nos hace ver también la responsabilidad que se nos ha confiado de cooperar con Dios en su obra de salvación. La fuerza de la gracia debe combinarse con las obras de misericordia que estamos llamados a vivir para dar testimonio de lo grande que es el amor de Dios. «¡Y este es nuestro Dios, tan bueno! Misericordioso, paciente, lleno de misericordia, que da continuamente el perdón, continuamente. Él perdona, y la justificación es Dios que perdona desde el principio a cada uno, en Cristo. La misericordia de Dios que da el perdón. Algunas veces he dicho cuál es el camino de Dios, cuál es el estilo de Dios, y lo he dicho en tres palabras: el estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Siempre está cerca de nosotros, es compasivo y tierno. Y la justificación es precisamente la mayor cercanía de Dios a nosotros, hombres y mujeres, la mayor compasión de Dios hacia nosotros, hombres y mujeres, la mayor ternura del Padre. La justificación es este don de Cristo, de la muerte y resurrección de Cristo que nos hace libres. Deja que sea Cristo quien lleve a cabo esa justificación. No estamos condenados, en el fondo, no: somos justos. Permítanme decirlo así: somos santos, en la base. Pero entonces, por nuestras acciones nos convertimos en pecadores. Pero, en la base, seamos santos: que la gracia de Cristo venga y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza para seguir adelante», dijo el Papa.  Prensa CEVNota de prensa de Vatican News29 de septiembre de 2021

29
Sep

Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común: ¡No hay más tiempo, hay que actuar!

Vaticano.- En un mensaje dirigido a los participantes de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el Papa insiste en la necesidad de actuar con urgencia para afrontar juntos, «como familia de naciones», esta preocupación común: «cuidar de la naturaleza, para que ella cuide de nosotros». «Es necesario, pues, un verdadero cambio de rumbo, una nueva conciencia de la relación del ser humano consigo mismo, con los demás, con la sociedad, con la creación y con Dios», expresa Francisco. El Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes en el evento de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa titulado «Medio ambiente y derechos humanos: Derecho a un medio ambiente seguro, saludable y sostenible», que se celebra en Estrasburgo este 29 de septiembre. En el escrito, el Santo Padre agradece a Rik Daems, Presidente de la Asamblea Parlamentaria, por su apasionada invitación a hablar sobre el tema del cuidado de la creación, nuestra casa común, y recuerda que la Santa Sede, como País observador, «sigue con particular atención e interés todas las actividades del Consejo de Europa a este respecto, en la certeza de que toda iniciativa de esta organización (que pueda mejorar la dramática situación en que se encuentra la salud de nuestro planeta) debe ser apoyada y bien valorada». La Tierra: el gran recurso que Dios nos ha dado En este sentido, el Pontífice rememora las palabras que pronunció el 25 de noviembre de 2014, durante su visita al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, en la que destacó la urgente necesidad de reflexionar y cooperar en la defensa del medio ambiente, «de esta querida Tierra nuestra, que es el gran recurso que Dios nos ha dado y que está a nuestra disposición para no ser desfigurado, explotado o degradado, sino para que, disfrutando de su inmensa belleza, podamos vivir con dignidad».  Un punto sobre el cual volvería a insistir con determinación en su Carta Encíclica Laudato si’, pidiendo que unamos fuerzas en el cuidado de la casa común, «un principio universal que implica no solo a los fieles cristianos, sino a toda persona de buena voluntad que se preocupe por la protección del medio ambiente». Asimismo, el Santo Padre afirma que el presente evento (que tiene lugar en vísperas de la COP26 prevista para el próximo mes de noviembre en Glasgow) podrá ofrecer, una contribución válida también a la próxima reunión de las Naciones Unidas, gracias a una mayor consideración del principio fundamental del multilateralismo.  Nuevo instrumento jurídico que velará por el cuidado del ambiente Por otro lado, Francisco puntualiza que la Santa Sede también está convencida de que cualquier iniciativa del Consejo de Europa «no debe limitarse solo al área geográfica de este continente, sino que, partiendo de nuestra querida Europa, debe llegar a todo el mundo». De ahí que el Vaticano vea con interés la decisión que tomará el Consejo de Europa «de crear un nuevo instrumento jurídico que vincule el cuidado del medio ambiente al respeto de los derechos humanos fundamentales». Garantizar oportunidades para el desarrollo integral Además, en su mensaje el Papa hace hincapié en que no hay más tiempo para esperar, hay que actuar ya si queremos preservar el planeta para las futuras generaciones: “Cualquier instrumento que respete los derechos humanos y los principios de la democracia y el Estado de Derecho (que son valores fundamentales del Consejo de Europa) puede ser útil para abordar este desafío global. Nadie puede negar el derecho fundamental de todo ser humano a vivir con dignidad y a desarrollarse plenamente; y si todos los seres humanos nacen en esta tierra con la misma dignidad […], entonces como comunidad estamos obligados a garantizar que cada persona viva con dignidad y tenga las oportunidades adecuadas para su desarrollo integral” Igualmente, el Santo Padre pone en guardia sobre las consecuencias del comportamiento del ser humano, «cuando este se considera el señor del universo y no su administrador responsable, cuando deja de reconocer su legítima posición en relación con el mundo, justifica todo tipo de despilfarros, tanto ambientales como humanos, y trata a los demás y a la naturaleza como meros objetos». Consumir para vivir, no vivir para consumir Como decían nuestros antepasados -añade Francisco- «Esse oportet ut vivas, non vivere ut edas», es decir, «hay que comer para vivir, no vivir para comer», por lo tanto en nuestro tiempo hay que consumir para vivir, no vivir para consumir. Sobre todo, nunca se debe consumir de forma desenfrenada, como ocurre hoy en día. Cada persona debe utilizar de la tierra lo necesario para su sustento. Para el Papa hay un punto central que no podemos seguir ignorando: «Todo está conectado, y como familia de naciones debemos tener una preocupación común que es procurar que el medio ambiente sea más limpio, más puro y se conserve». En definitiva, «se trata de cuidar de la naturaleza, para que ella cuide de nosotros» y para ello -escribe Francisco- «es necesario un verdadero cambio de rumbo, una nueva conciencia de la relación del ser humano consigo mismo, con los demás, con la sociedad, con la creación y con Dios». Pensar en las futuras generaciones Finalmente, el Pontífice subraya que esta crisis ecológica es en realidad «una sola y compleja crisis socio-ambiental” que nos invita a un diálogo interdisciplinario y operativo a todos los niveles, desde el local hasta el internacional, pero también a una responsabilidad tanto individual como colectiva: “Debemos pensar en la responsabilidad que tenemos con las generaciones futuras, y en el mundo que queremos dejar a nuestros niños y jóvenes” «Espero que esta Asamblea Parlamentaria y el Consejo de Europa logren identificar, promover y actuar con determinación todas las iniciativas necesarias para construir un mundo más sano, más justo y más sostenible», concluye Francisco indicando que, «si de las manos de Dios hemos recibido un jardín; no podemos dejar un desierto a nuestros hijos”. Por eso, pide que entre todos, actuemos «con esperanza, valor y voluntad», tomando decisiones concretas «que no pueden dejarse para mañana, si su finalidad es proteger la casa común y la dignidad de todo ser humano». Prensa CEVNota de prensa de Vatican News29 de septiembre de 2021

29
Sep

Pesar del Papa Francisco ante el ataque perpetrado en Nigeria

Vaticano.- El domingo pasado, murieron 34 personas y al menos siete resultaron heridas en un ataque perpetrado por hombres armados no identificados en el noroeste de Nigeria. El Papa expresó su dolor en la catequesis de hoy miércoles. Según noticias de la agencia Efe, el domingo las fuerzas armadas de Nigeria se dirigieron a la ciudad de Madamai, en la localidad de Kaura, y respondieron con un tiroteo contra los hombres armados que habían incendiado algunas casas en el pueblo. Varios estados del noroeste de Nigeria sufren ataques mortales por parte de bandas de criminales implicadas en el robo de ganado y en secuestros para conseguir el pago de rescate. Según la agencia Efe, en agosto, la organización Amnistía Internacional, AI, había denunciado la “la ineficiencia de las autoridades para poner fin a la violencia que golpea a los vecinos estados de Kaduna y Plateau (centro-norte)”. Según AI, entre julio y agosto han sido asesinadas al menos 78 personas y 160 secuestradas por bandidos, incluidos 121 alumnos de una escuela secundaria; y en Plateau fueron asesinadas 34 personas, entre ellas siete pastores. Llamamiento del Papa Francisco El Papa Francisco, al final de su catequesis expresó su pesar por la situación que vive Nigeria en estos momentos:  “Me entristeció la noticia de los ataques armados que tuvieron lugar el pasado domingo contra las aldeas de Kaura, en el norte de Nigeria. Rezo por los que murieron, por los que resultaron heridos y por toda la población nigeriana. Espero que la seguridad de todos los ciudadanos del país esté siempre garantizada”.  Prensa CEVNota de prensa de Vatican News29 de septiembre de 2021

28
Sep

Papa Francisco irá al Coliseo para la Oración por la Paz promovida por San Egidio

Vaticano.- La tarde del 7 de octubre, el Papa Francisco participará en la clausura del encuentro internacional «Pueblos hermanos, Tierra futura. Religiones y culturas en diálogo». En este contexto Marco Impagliazzo declara a Vatican News: «La presencia del Papa es una gran alegría. La Encíclica Fratelli tutti, en una época con pocos discursos de referencia, sigue siendo un documento de referencia también para los dirigentes políticos». El director de la Oficina de Prensa del Vaticano ha informado que el Santo Padre participará en la ceremonia final del Encuentro de Oración por la Paz organizado por la Comunidad de San Egidio, en la tarde del jueves 7 de octubre en la plaza junto al Coliseo, Encuentro que se presenta hoy en su 35ª edición. El título es «Pueblos hermanos, tierra futura. Religiones y culturas en diálogo» y, como tradición, forma parte del «espíritu de Asís» que ha operado después de la histórica jornada deseada por Juan Pablo II en 1986. El evento, que se celebrará los días 6 y 7 de octubre, reunirá a las grandes religiones del mundo después de un año dominado por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19, pero también por los demasiados conflictos que siguen existiendo en muchas partes del mundo.  Se celebrarán cuatro foros en Roma, en el centro de congresos Nuvola, en la zona romana del EUR, con líderes de las religiones, del mundo de la cultura y de las instituciones de diferentes continentes. En este contexto Marco Impagliazzo, Presidente de la Comunidad de San Egidio, expresa su alegría por esta presencia: – ¿Cómo reciben la noticia de la presencia del Papa para sellar vuestro encuentro? Por supuesto, acogemos esta noticia con gran alegría. El Papa ha guiado-permítanme decirlo- el mundo durante la pandemia. Su ya famoso discurso, el 27 de marzo de 2020, sobre la crisis y la pandemia y cómo salir de ella, es un poco la guía para nuestro encuentro. Ya el año pasado hubo una edición abreviada de esta Oración por la Paz en el Capitolio, con la presencia del Santo Padre, y se tituló «Nadie se salva solo». Esta nueva Oración por la Paz, esta vez con un mayor número de participantes dado el descenso de casos en la pandemia, quiere seguir en esa línea: no nos salvamos por nosotros mismos, sino también los pueblos hermanos y la Tierra Futura, es decir, una mirada a la fraternidad universal y a las crisis medioambientales, es decir, cómo trabajar por un mundo que respete el medio ambiente y prepare un futuro para nuestros hijos y nietos. – Ha pasado un año desde la publicación de la encíclica papal Fratelli tutti. En su opinión, ¿qué brecha ha abierto este documento en el mundo, en los diferentes pueblos, culturas y credos? En primer lugar, diría que es un texto de referencia que apunta al futuro del mundo, porque la pandemia ha demostrado que ni los pueblos ni los individuos van solos a ninguna parte. Seguimos en una situación de extrema fragilidad. La única respuesta que se puede dar después de esta grave crisis es precisamente la de caminar juntos y construir las bases de una fraternidad universal, naturalmente cada uno en su diversidad, pero unidos, teniendo en cuenta y pensando sobre todo en aquellos pueblos y en aquellas personas que están en mayor dificultad y que hasta ahora han sido -en cierto sentido- marginados o descartados por las grandes sociedades mundiales. Por lo tanto, esta encíclica es realmente la base para construir el mundo de mañana en un sentido positivo. – En su opinión, ¿han sido interpelados por esta encíclica los dirigentes políticos de los principales países del mundo? Creo que sí, porque en el mundo actual no hay grandes discursos de referencia. Siempre se habla mucho del presente o el razonamiento es principalmente a nivel económico, aunque hay una nueva sensibilidad ambiental, como lo demuestra la próxima COP en Glasgow. Por eso San Egidio reúne a los representantes de las grandes religiones del mundo, tratando de llevar a todos hacia este sueño y diseño de fraternidad, que es el único camino: primero, para detener la espiral de violencia, guerras y terrorismo en el mundo, porque todavía hay miles de muertos. En segundo lugar, porque las religiones que en cierto sentido se convierten en hermanas pueden hacer una gran contribución a un nuevo cuidado del medio ambiente. Pienso, entre ellos, en la gran labor del Patriarca Ecuménico Bartolomé, que lleva años insistiendo en esta cuestión y que estará entre los protagonistas del Encuentro de Roma. – ¿Cómo afecta la crisis afgana a las actividades de Sant Egidio? ¿En qué medida, en su opinión, es realmente posible un diálogo con los talibanes? Nos cuestiona dos puntos esenciales: la inutilidad de la guerra. Es una prueba más -esta crisis afgana- de que la guerra es una matanza inútil, como decía Benedicto XV: «Es una aventura sin retorno», como repetía San Juan Pablo II, y que por tanto no se puede ayudar a un pueblo con la guerra. El segundo es el de los migrantes: la crisis afgana ha demostrado una vez más que las migraciones son forzadas, en este mundo, debido a las grandes crisis internacionales y a las crisis medioambientales. Y la guerra ha impulsado a tantos a huir de su país y vuelve a llamar nuestra atención sobre lo que significa acoger e integrar a los inmigrantes en nuestras sociedades occidentales. En tercer lugar, Afganistán es un país que no debe ser olvidado: no hay pueblos ni países en el mundo que deban ser dejados solos. Por supuesto, siempre que estos pueblos o quienes los gobiernan, tengan la intención -digamos- de colaborar, de abrirse al mundo. Por ello, el llamamiento a los afganos es que no se cierren a un diálogo, a un encuentro, con otros pueblos. – África es la gran ausente en el G20. ¿Cómo se efectúa el gran rescate de este continente, por la que San Egidio está trabajando mucho? Yo diría que África es la gran

28
Sep

Papa Francisco: el Concilio, luz para llevar al mundo la fraternidad

Vaticano.- Publicada la traducción no oficial del prefacio del Papa al volumen “Fraternità Segno dei Tempi. Il magistero sociale di Papa Francesco” del Cardenal Michael Czerny y Don Christian Barone, en librerías a partir del próximo jueves. «La fraternidad será más creíble -escribe el Pontífice- si empezamos también en la Iglesia a sentirnos «fratelli tutti» y a vivir nuestros respectivos ministerios como un servicio al Evangelio y a la construcción del Reino de Dios y al cuidado de la Casa Común.» PAPA FRANCISCO El corazón del Evangelio es el anuncio del Reino de Dios, que es Jesús en persona, el Emmanuel y Dios con nosotros. En efecto, en Él, Dios realiza definitivamente su proyecto de amor para la humanidad, estableciendo Su señorío sobre las criaturas e introduciendo en la historia humana la semilla de la vida divina, que la transforma desde dentro.  Ciertamente, el Reino de Dios no debe identificarse o confundirse con alguna conquista terrenal y política, pero tampoco debe imaginarse como una realidad puramente interior, personal y espiritual, o como una promesa que sólo concierne al más allá. En realidad, la fe cristiana vive de esta fascinante y convincente «paradoja», palabra muy querida por el teólogo jesuita Henri de Lubac: es lo que Jesús, unido para siempre a nuestra carne, realiza ya aquí y ahora, abriéndonos a la relación con Dios Padre y obrando una liberación continua en la vida y en la historia que vivimos, porque en Él se ha acercado ya el Reino de Dios (cf. Mc 1,12-15); al mismo tiempo, mientras estamos en esta carne, el Reino sigue siendo una promesa, un anhelo profundo que llevamos dentro, un grito que se eleva desde la creación todavía marcada por el mal, que gime y sufre hasta el día de su plena liberación (cf. Rm 8,19-24). El Reino anunciado por Jesús, por tanto, es una realidad viva y dinámica, que nos invita a la conversión y pide a nuestra fe que salga del estatismo de una religiosidad individual o reducida al legalismo, para ser, en cambio, una búsqueda inquieta y continua del Señor y de su Palabra, que cada día nos llama a colaborar en la obra de Dios en las distintas situaciones de la vida y de la sociedad. De diferentes maneras, a menudo silenciosas y anónimas, a menudo incluso dentro de la historia de nuestros fracasos y heridas, el Reino de Dios está teniendo lugar en nuestros corazones y en la historia que nos rodea; como una pequeña semilla escondida en la tierra (cf. Como una pequeña semilla escondida en la tierra (cf. Mt 13,31-32), como un poco de levadura que fermenta la masa (Mt 13,24-30), Jesús introduce en nuestra historia los signos de la vida nueva que vino a inaugurar y nos pide que colaboremos con Él en esta obra de salvación: cada uno de nosotros puede contribuir a realizar la obra del Reino de Dios en el mundo, abriendo espacios de salvación y liberación, sembrando esperanza, desafiando las lógicas mortíferas del egoísmo con la fraternidad evangélica, comprometiéndonos con la ternura y la solidaridad a favor del prójimo, especialmente de los más pobres. Nunca se debe neutralizar esta dimensión social de la fe cristiana. Como recordé también en la Evangelii Gaudium, el kerigma de la fe cristiana tiene en sí mismo un contenido social, que invita a construir una sociedad en la que triunfe la lógica de las Bienaventuranzas y un mundo solidario y fraterno.  El Dios amor, que en Jesús nos invita a vivir el mandamiento del amor fraterno, sana nuestras relaciones interpersonales y sociales por medio del amor y nos llama a ser artífices de la paz y constructores de fraternidad entre nosotros: «La propuesta es el Reino de Dios (Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo.  En la medida en que Él consiga reinar entre nosotros, la vida social será un espacio de fraternidad, justicia, paz y dignidad para todos. Por eso, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales» (Evangelii Gaudium, 180). En este sentido, el cuidado de nuestra Madre Tierra y el compromiso de construir una sociedad solidaria en la que seamos «todos hermanos» no sólo no son ajenos a nuestra fe, sino que son una realización concreta de la misma. Este es el fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia. No se trata de un simple aspecto social de la fe cristiana, sino de una realidad que tiene un fundamento teológico: el amor de Dios por la humanidad y Su diseño de amor y fraternidad que realiza en la historia a través de Jesucristo Su Hijo, al que los creyentes están íntimamente unidos por el Espíritu.  Por ello, estoy agradecido a Card. Michael Czerny y Don Christian Barone, hermanos en la fe, por esta contribución que ofrecen sobre la fraternidad y por estas páginas que, al tiempo que pretenden ser una introducción a la Encíclica Fratelli tutti, buscan sacar a la luz y explicitar el profundo vínculo entre el actual Magisterio social y las afirmaciones del Concilio Vaticano II.  A veces este vínculo no surge a primera vista y trato de explicar por qué. En la historia de América Latina en la que he estado inmerso, primero como joven estudiante jesuita y luego en el ejercicio del ministerio, respiramos un clima eclesial que con entusiasmo ha absorbido y hecho propias las intuiciones teológicas, eclesiales y espirituales del Concilio y las ha inculturado y aplicado. Para nosotros, los más jóvenes, el Concilio se convirtió en el horizonte de nuestro credo, de nuestros lenguajes y de nuestra praxis, es decir, pronto se convirtió en nuestro ecosistema eclesial y pastoral, pero no teníamos la costumbre de citar con frecuencia los decretos conciliares ni de detenernos en reflexiones especulativas. Sencillamente, el Concilio había entrado en nuestra manera de ser cristianos y de ser Iglesia, y, en el transcurso de la vida, mis intuiciones, percepciones y espiritualidad se generaron sencillamente por las sugerencias de la doctrina del Vaticano II. No había

27
Sep

Papa Francisco: La crisis pandémica ha hecho resonar el clamor de la tierra y de los pobres

Vaticano.- El Papa recordó a los participantes en la Asamblea plenaria de la Pontificia Academia para la vida que estos dos años de pandemia nos han “desgastado” y ya casi no se quiere hablar más de ello, sin embargo, les dijo que es imprescindible reflexionar con calma y “examinar en profundidad lo que ha ocurrido y ver el camino hacia un futuro mejor para todos”. El Papa Francisco, al dirigirse a los participantes en la plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, les recordó que la crisis provocada por la pandemia, ha hecho resonar con más fuerza «tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (Laudato si’, 49).  Y no podemos ser sordos a este doble grito, dijo, debemos escucharlo bien. Ante la crisis que estamos viviendo el Pontífice sugirió que no debemos desperdiciar la oportunidad de “escuchar atentamente la situación, para poder favorecer una verdadera conversión y llegar a decisiones concretas para salir mejores de la crisis”. La interpendencia entre la familia humana y la Casa Común Tras recordar que el horizonte de la salud pública, permite enfocar aspectos importantes para la convivencia de la familia humana y para el fortalecimiento de un tejido de amistad social, el Papa señaló además que la crisis pandémica ha puesto de manifiesto la profunda interdependencia entre nosotros y entre la familia humana y la casa común.  Sin embargo, afirmó que las sociedades especialmente las de Occidente, “han tendido a olvidar esta interconexión. Y las amargas consecuencias están ante nuestros ojos”. Por lo tanto, el Papa pidió con urgencia que se invierta en “esta tendencia perjudicial en este periodo de transición, y esto puede hacerse mediante una sinergia de disciplinas”, como la biología e higiene, medicina y epidemiología, pero también economía y sociología, antropología y ecología.  Con el objetivo dijo, no sólo de “comprender los fenómenos, sino también identificar los criterios tecnológicos, políticos y éticos de actuación en relación con los sistemas sanitarios, la familia, el trabajo y el medio ambiente”. El Santo Padre manifestó que este enfoque es especialmente importante en el ámbito de la salud, “porque la salud y la enfermedad están determinadas no sólo por los procesos de la naturaleza, sino también por la vida social”. Sin embargo, dijo que no basta con considerar la gravedad de un problema para que “llame la atención y se aborde de este modo”, en el mundo, el Papa señaló que hay problemas muy graves de salud, pero se ignoran “por falta de un compromiso adecuado”, como ocurre con “el impacto devastador de ciertas enfermedades como la malaria y la tuberculosis: el mal saneamiento causa millones de muertes evitables en todo el mundo cada año. Si comparamos esta situación con la preocupación causada por la pandemia de Covid-19, vemos que la percepción de la gravedad del problema y la correspondiente movilización de energía y recursos es muy diferente”. Más responsabilidad hacia los demás Francisco afirmó además que es necesario aprovechar de la coyuntura histórica que estamos viviendo en tiempos de pandemia, para tomar conciencia de lo que significa “ser vulnerable y vivir en la precariedad a diario. De este modo, también podremos responsabilizarnos de las graves condiciones en las que viven los demás y por las que hasta ahora nos hemos interesado poco o nada”.En muchas partes del mundo, “no sólo faltan vacunas, sino también agua potable y el pan diario”. Por lo tanto, señaló, el compromiso de una distribución justa y universal de las vacunas debe ser bienvenido, pero debe tener en cuenta el ámbito más amplio en el que se requieren los mismos criterios de justicia para las necesidades de salud y de promoción de la vida. “Considerar la salud en sus múltiples dimensiones y a nivel global ayuda a comprender y asumir responsablemente la interconexión de los fenómenos. Y así podemos observar mejor cómo incluso las condiciones de vida, que son el resultado de opciones políticas, sociales y medioambientales, tienen un impacto en la salud de los seres humanos”. La vida y la salud son valores fundamentales Hay grandes desigualdades en diferentes países entre la esperanza de vida – y la esperanza de vida saludable – dependen de “variables como el nivel salarial, la cualificación educativa, el barrio de residencia incluso en la misma ciudad”, manifestó el Papa, añadiendo que la vida y la salud son valores igualmente fundamentales para todos, basados en la dignidad inalienable de la persona humana. Sin embargo, dijo,  “si esta afirmación no va seguida de un compromiso adecuado para superar las desigualdades, aceptamos de hecho la dolorosa realidad de que no todas las vidas son iguales y la salud no está protegida para todos de la misma manera”. Apoyar iniciativas hacia una gobernanza global Ante el riesgo de nuevas pandemias, el Pontífice pidió que se apoyen iniciativas internacionales que crean una  gobernanza global para la salud de todos los habitantes, por ejemplo, dijo, las recientemente promovidas por el G20. Estas iniciativas, son un conjunto de normas claras y concertadas a nivel internacional que respeten la dignidad humana. «La Pontificia Academia para la Vida también puede aportar una valiosa contribución en este sentido, sintiéndose compañera de otras organizaciones internacionales comprometidas con el mismo objetivo. En este sentido, es importante participar en iniciativas conjuntas y, en su caso, en el debate público. Ello exige, naturalmente, que, sin «diluir» el contenido, tratemos de comunicarlo con un lenguaje adecuado y con argumentos comprensibles en el contexto social actual, para que la propuesta antropológica cristiana, inspirada en la Revelación, pueda ayudar también a los hombres y mujeres de hoy a redescubrir «como primario el derecho a la vida desde la concepción hasta su fin natural».  Por ello, dijo por último, debe verse con buenos ojos el estudio que vuestra Academia ha realizado en los últimos años sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la vida humana y, más concretamente, en la «algoritmia», de manera que «la ciencia esté realmente al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de la ciencia».  En este sentido,

27
Sep

Papa Francisco sobre los migrantes: sin prejuicios, no cerremos las puertas a la esperanza

Vaticano.- Tras el Ángelus, el llamamiento de Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, «estemos al lado de los más vulnerables», con una invitación a situarse junto al monumento de la Plaza de San Pedro dedicado a los que huyen de su patria. «Caminar juntos sin prejuicios y sin miedo, estando al lado de los más vulnerables». En la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el Papa Francisco vuelve a invitar a toda la humanidad -no sólo a los creyentes- a tender la mano a estas personas que sufren: «Migrantes, refugiados, desplazados, víctimas de la trata y abandonados». El camino a seguir es «Hacia un Nosotros cada vez más grande», que es precisamente el tema de la jornada de hoy. Sin excluir a nadie Desde la ventana del Palacio Apostólico, tras la catequesis del Ángelus, en la que ya había reiterado la invitación a ser «comunidades humildes y abiertas», el Pontífice lanzó un claro llamamiento. Francisco dice unirse espiritualmente a quienes en las distintas partes del mundo celebran esta Jornada, instaurada por la Iglesia en 1914 y que se celebra en todo el mundo el último domingo de septiembre. En particular, el Papa saluda a los fieles reunidos en Loreto con motivo de la iniciativa de la Conferencia Episcopal Italiana en favor de los migrantes y refugiados, que culminó con una misa nacional en la basílica papal presidida por monseñor Pietro Coccia, presidente de la Conferencia Episcopal de las Marcas. A continuación, Francisco saludó y agradeció a las distintas comunidades étnicas presentes en la Plaza de San Pedro con banderas de distintos tamaños y colores. También saludó al Ufficio Migrantes de la Diócesis de Roma, al Centro Astalli y a los representantes de «APRI», el proyecto de Caritas Italiana (el nombre es un acrónimo de los cuatro verbos indicados por el Papa: «Accogliere, proteggere, promuovere e integrare», en italiano), que prevé la acogida de migrantes y refugiados en las diócesis italianas que ofrecen su disponibilidad.  «¡Gracias a todos por su generoso compromiso!», dice Francisco. Por último, el Papa pide a todos los presentes que, antes de abandonar la Plaza de San Pedro, se acerquen al monumento «Angel Unwares», una escultura de mármol negro realizada por el artista canadiense Timothy Schmalz, inspirada por el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, inaugurado en 2019 por el propio Pontífice. Realizada a tamaño natural, representa a un grupo de inmigrantes y refugiados de diferentes orígenes culturales y períodos históricos, todos juntos en una balsa. Una copia ha sido expuesta en Estados Unidos. En la Plaza de San Pedro está colocada en la columnata de la derecha, mirando a la Basílica, como advertencia y mensaje sobre el drama de las migraciones, con una clara referencia a las palabras del Apóstol Pablo en la Carta a los Hebreos: “No se olviden de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”. Detenerse en la mirada de los migrantes Junto al monumento, a lo largo del Ángelus de hoy, se encuentran el cardenal Czerny y el padre Fabio Baggio, también subsecretario del Dicasterio, junto a los participantes en la marcha promovida por Cáritas Italiana, en la que también participan otras organizaciones como la Fundación Migrantes, San Egidio, la Red Franciscana de Migrantes, el Movimiento Laudato si’ y otras. Señalándolos, el Papa dijo: «Antes de abandonar la plaza, les invito a que se acerquen a ese monumento que hay allí, donde está el cardenal Czerny: la barca con los migrantes, y a que se detengan en la mirada de esas personas y capten en esa mirada la esperanza que hoy tiene todo migrante de volver a vivir. Vayan allí. Vean ese monumento. No cerremos las puertas a su esperanza». Prensa CEVNota de prensa de Vatican News27 de septiembre de 2021

27
Sep

Mensaje del Papa para la XXXVI Jornada Mundial de la Juventud 2021

Vaticano.- El texto, firmado por el Papa Francisco en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, forma parte de un ciclo de tres mensajes que acompañan a los jóvenes en el camino entre la JMJ de Panamá 2019 y la de Lisboa 2023, todos ellos centrados en el verbo «levantarse». «¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto». (cf. Hch 26,16): este es el tema del Mensaje del Santo Padre a los jóvenes con motivo de la XXXVI Jornada Mundial de la Juventud 2021, que se celebrará el 21 de noviembre en las Iglesias locales de todo el mundo. El texto, firmado por el Papa Francisco en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, forma parte de un ciclo de tres mensajes que acompañan a los jóvenes en el camino entre la JMJ de Panamá 2019 y la de Lisboa 2023, todos ellos centrados en el verbo «levantarse». Este año, se invita a los jóvenes a meditar sobre la conversión de San Pablo, que pasó de ser un «perseguidor-ejecutor» a un «discípulo-testigo». Releyendo el episodio de Damasco, punto de inflexión en la historia del Apóstol de las Naciones, el Papa guía a los jóvenes al descubrimiento del amor incondicional de Dios por cada hombre. «El Señor -escribe Francisco- eligió a alguien que incluso lo había perseguido, que había sido completamente hostil a Él y a los suyos. Pero no existe una persona que para Dios sea irrecuperable.Por medio del encuentro personal con Él siempre es posible volver a empezar. Ningún joven está fuera del alcance de la gracia y de la misericordia de Dios”. El Papa Francisco también ofrece algunas indicaciones concretas sobre cómo «levantarse» y «convertirse en testigos» de los muchos compañeros que encuentran «en el ‘camino de Damasco’ de nuestro tiempo», entre ellas: «Levántate y testimonia el amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas», «Levántate y testimonia que las existencias fracasadas pueden ser reconstruidas, que las personas que ya han muerto en el espíritu pueden resurgir, «. Este año, por primera vez, la edición local de la Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en la solemnidad de Cristo Rey del Universo. El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha publicado recientemente el subsidio Orientaciones Pastorales para la Celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias Particulares, que recoge las inspiraciones y la experiencia de la pasada JMJ, con el fin de que la celebración de esta «Jornada de la Juventud» sea aún más fructífera para las comunidades locales y para la pastoral juvenil ordinaria. La próxima edición internacional de la JMJ se celebrará en Lisboa en 2023 bajo el lema: «María se levantó y partió sin demora» (Lc 1,39). Prensa CEVNota de prensa de Vatican News23 de septiembre de 2021

24
Sep

Telegrama del Papa Francisco por el fallecimiento del Cardenal Urosa Savino

Vaticano.- El Santo Padre Francisco recuerda al abnegado pastor que, durante años y con fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia. El Cardenal Jorge Urosa Savino falleció en Venezuela el 23 de septiembre a primeras horas de la tarde por complicaciones debidas al Covid-19 Al Cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, Arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas se dirige el Papa Francisco en un telegrama de condolencias por el fallecimiento del Cardenal Jorge Liberato Urosa Savino. El Santo Padre Francisco expresa su sentimiento de pesar que transmite también a los familiares del difunto prelado y a cuantos forman parte de esa comunidad eclesial.  Recordando “a este abnegado pastor que, durante años y con fidelidad entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia”, el Sumo Pontífice ofrece “sufragios por el eterno descanso de su alma, para que el señor Jesús le otrogue la corona de gloria que no se marchita”. Finalmente imparte a todos la Bendición Apostólica “como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado.  Prensa CEVNota de prensa de Vatican News24 de septiembre de 2021

22
Sep

Papa Francisco en la audiencia general: el futuro será de esperanza si será juntos

Vaticano.- En la audiencia general del cuarto miércoles de septiembre, Francisco ilustró a los fieles su Viaje Apostólico a Budapest y Eslovaquia. Recordando su encuentro con las diversas iglesias cristianas, los judíos, los jóvenes, los más vulnerables, los creyentes de otras religiones, indicó el camino de la fraternidad: construir juntos el futuro con esperanza. Una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza: así definió el Papa Francisco su reciente viaje apostólico a Budapest y Eslovaquia, terminado hace exactamente una semana, al que dedicó su catequesis de la audiencia general de este cuarto miércoles de septiembre. Dirigiéndose a los fieles presentes en el Aula Pablo VI, el Santo Padre explicó los diversos aspectos de su peregrinación, que comenzó con la primera etapa en Budapest para la celebración de la Santa Misa conclusiva del Congreso Eucarístico Internacional, aplazada exactamente un año debido a la pandemia. “La oración comenzó en Budapest, en la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional, con la adoración a Jesús Sacramentado, y se concluyó con la Fiesta de la Virgen Dolorosa en Šaštin”, dijo el Papa en nuestro idioma. Explayándose en su catequesis en italiano, recordó la gran participación del pueblo santo de Dios, en el día del Señor, reunido ante el misterio de la Eucaristía en la Misa de Clausura del Congreso Eucarístico Internacional: Era abrazado por la Cruz que sobresalía sobre el altar, mostrando la misma dirección indicada por la Eucaristía, es decir la vía del amor humilde y desinteresado, del amor generoso y respetuoso hacia todos, de la vía de la fe que purifica de la mundanidad y conduce a la esencialidad. Esta fe siempre nos purifica y nos aleja de la mundanidad que nos arruina, a todos: es una carcoma que nos arruina por dentro. Una peregrinación de oración en el corazón de Europa Fue una “peregrinación de oración en el corazón de Europa, iniciado con la adoración y concluido con la piedad popular”, afirmó el pontífice y añadiendo que su peregrinación de “escucha” concluyó en Eslovaquia en la Fiesta de María Dolorosa” en Šaštín, indicó: Rezar porque a esto es a lo que sobre todo está llamado el Pueblo de Dios: adorar, rezar, caminar, peregrinar, hacer penitencia, y en todo esto sentir la paz y la alegría que nos da el Señor. Nuestra vida debe ser así: adorar, rezar, caminar, peregrinar y hacer penitencia. Y esto tiene una particular importancia en el continente europeo, donde la presencia de Dios se diluye en el consumismo y en los “vapores” de un pensamiento único – algo extraño pero real- fruto de la mezcla de viejas y nuevas ideologías. Y esto nos aleja de la familiaridad con el Señor, de la familiaridad con Dios.También en tal contexto, la respuesta que sana viene de la oración, del testimonio y del amor humilde. Del amor humilde que sirve. Retomemos esta idea: es cristiano está para servir. La importancia de la memoria “No hay oración sin memoria”, afirmó a continuación el Santo Padre, recordando el encuentro con “un pueblo fiel, que sufrió la persecución ateísta. Lo vi también en los rostros de nuestros hermanos y hermanas judíos con los cuales recordamos la Shoah”. No hay oración sin memoria. ¿Qué significa esto? Significa que cuando rezamos, debemos recordar nuestra propia vida, la vida de nuestro pueblo, la vida de tantas personas que nos acompañan en la ciudad, en el pueblo, cual ha sido la historia… Una peregrinación a las raíces El segundo aspecto subrayado por Francisco fue el “recuerdo agradecido de estas raíces de fe y de vida cristiana, vívido en el ejemplo luminoso de testigos de la fe, como los cardenales Mindszenty y Korec, como el beato obispo Pavel Peter Gojdič. Raíces que descienden en profundidad hasta el siglo IX, hasta la obra evangelizadora de los santos hermanos Cirilo y Metodio, que han acompañado este viaje como una presencia constante”. En más de una ocasión insistí en el hecho de que estas raíces están siempre vivas, llenas de la savia vital que es el Espíritu Santo, y que como tales deben ser custodiadas: no como exposiciones de museo, no ideologizadas e instrumentalizadas por intereses de prestigio y de poder, para consolidar una identidad cerrada. No. ¡Esto significaría traicionarlas y esterilizarlas! Cirilo y Metodio no son para nosotros personajes para conmemorar, sino modelos a imitar, maestros de los que aprender siempre el espíritu y el método de la evangelización, como también el compromiso civil – durante este viaje en el corazón de Europa pensé a menudo en los padres de la Unión Europea, como la soñaron: no como una agencia para distribuir las colonizaciones ideológicas de la moda, no. Como la soñaron ellos. Así entendidas y vividas, las raíces son garantía de futuro: de ellas brotan gruesas ramas de esperanza. La esperanza de los jóvenes y de quienes se ocupan del prójimo La esperanza es el tercer aspecto de este viaje, afirmó el Papa. Esperanza que Francisco encontró “en los ojos de los jóvenes, en el inolvidable encuentro en el estadio de Košice”. “Un signo fuerte y alentador, también gracias a la presencia de numerosas parejas jóvenes, con sus hijos”, en este tiempo de pandemia. Como fuerte y profético es el testimonio de la beata Anna Kolesárová, joven eslovaca que a costa de su vida defendió la propia virginidad contra la violencia: un testimonio más actual que nunca, lamentablemente, porque la violencia sobre las mujeres es una llaga abierta. Esperanza que el Santo Padre tuvo ocasión de ver también en tantas personas que “silenciosamente, se ocupan y se preocupan del prójimo”: Pienso en las Hermanas Misioneras de la Caridad del Centro Belén en Bratislava, que acoge a personas sin hogar. Pienso en la comunidad gitana y en los que se comprometen con ellos por un camino de fraternidad y de inclusión. Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio. Una “esperanza” que se hace concreta “solo si se declina con otra palabra: juntos”, precisó el Obispo de Roma: