Categoría: Papa Francisco

24
Feb

Catequesis del Papa: Ancianos son el “nuevo pueblo” condenado al descarte

El Papa inicia un nuevo ciclo de catequesis dedicadas a la vejez, en un mundo donde los ancianos son ignorados y relegados a una «inercia de supervivencia», cuando son indispensables para que los jóvenes puedan ensanchar sus horizontes y abrir caminos hacia el futuro. Vaticano. La exaltación de la juventud ha sido un icono de los totalitarismos dominantes del siglo XX. Esta contundente afirmación del Papa Francisco en su catequesis de este miércoles revela como la cultura dominante, hoy, tiene un único modelo en el joven-adulto,  ensimismado en su propia juventud, mientras el “nuevo pueblo” de los ancianos es descartado como “un peso» por la sociedad. “Junto a las migraciones, la vejez es una de las cuestiones más urgentes que la familia humana está llamada a afrontar en este tiempo. No se trata solo de un cambio cuantitativo; está en juego la unidad de las edades de la vida: es decir, el real punto de referencia para la compresión y el aprecio de la vida humana en su totalidad”, advirtió el Pontífice. En la pandemia ni siquiera los vimos morir En su Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre inicia así un nuevo ciclo de catequesis dedicadas al sentido y el valor de la vejez, inspirado en el pasaje bíblico del profeta Joel (Jl 3,1-2.5), que exalta en los sueños de los ancianos la visión de futuro para los jóvenes. En su reflexión, Francisco constata que nunca antes en la historia de la humanidad la población anciana había sido tan numerosa y que la longevidad se ha masificado en amplias regiones del mundo, al punto de sobrepasar el equilibrio entre la infancia distribuida en pequeñas dosis, por un invierno demográfico, y la vejez. Sin embargo, el riesgo de ser descartados es aún más acuciante porque los ancianos son vistos a menudo como “un peso”. “En la dramática primera fase de la pandemia fueron ellos los que pagaron el precio más alto. Ya eran la parte más débil y descuidada: no los mirábamos demasiado en vida, ni siquiera los vimos morir”, lamentó el Pontífice. La vejez no es la pérdida del sentido de la vida Este desequilibro entre las nuevas y viejas generaciones proviene, a decir de Papa, de “la cultura dominante que tiene como modelo único al joven-adulto, es decir, un individuo hecho a sí mismo que permanece siempre joven”, mientras que la vejez es considerada simplemente como el “vaciamiento y pérdida” del sentido de la vida. “La exaltación de la juventud como única edad digna de encarnar el ideal humano, unida al desprecio de la vejez vista como fragilidad, degradación, discapacidad, ha sido el icono dominante de los totalitarismos del siglo XX”, enfatizó el Pontífice. No obstante, al recordar que la prolongación de la vida incide de forma estructural en la historia de los individuos, de las familias y de las sociedades, Francisco se preguntó cómo en las culturas llamadas “desarrolladas”, la vejez tiene poca incidencia, no es reconocida y su cuidado se limita a planes de asistencia y no a proyectos de vida en un período que abarca casi un tercio de la existencia humana. “Esto es un vacío de pensamiento, imaginación, creatividad. La juventud es hermosa, pero la eterna juventud es una alucinación muy peligrosa. Ser ancianos es tan importante – y hermoso – como ser jóvenes”, agregó el Papa. La melancolía del anciano vs la pantalla de un smartphone “La alianza entre las generaciones, que devuelve al ser humano todas las edades de la vida, es nuestro don perdido”, continuó diciendo el Santo Padre al explicar que la profecía de Joel vincula a jóvenes y ancianos, pues si estos últimos no se dejan inspirar por el Espíritu Santo y entierran su pasado y sus sueños, los jóvenes no lograrán vivir el presente y tener una visión de futuro. “Si los abuelos se repliegan en sus melancolías, los jóvenes se encorvarán aún más en su smartphone. La pantalla puede también permanecer encendida, pero la vida se apaga antes de tiempo”, advirtió Francisco, sin dejar de señalar que durante la pandemia esta dependencia se ha agudizado. No abandonarse a la inercia de la supervivencia El Santo Padre concluyó su catequesis alentando a los ancianos a vivir la vejez como un “don de sentido de la vida” y no que se consuman como en una “inercia de su supervivencia». “La vejez, si no es restituida a la dignidad de una vida humanamente digna, está destinada a cerrarse en un abatimiento que quita amor a todos”. Y este, añadió el Pontífice, es el desafío de humanidad y de civilización requiere nuestro compromiso y la ayuda de Dios.  Prensa CEVNota de Vatican News24 de febrero de 2022

24
Feb

Mensaje del Papa para la Cuaresma: “No nos cansemos de hacer el bien”

Francisco exhorta a meditar asiduamente la Palabra de Dios, para fortalecer la vida cristiana como “colaboradores de Dios” haciendo el bien con la oración, el ayuno y la caridad. Vaticano. «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a), es la cita bíblica del apóstol Pablo que medita el Papa Francisco en su mensaje para el tiempo litúrgico de la Cuaresma de este año. El Santo Padre inicia su mensaje recordando que “la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”. Leer: MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2022 Siembra y Cosecha “¿Qué es para nosotros este tiempo favorable?”, se pregunta el Papa en la meditación. Respondiendo luego que “ciertamente, la Cuaresma es un tiempo favorable, pero también lo es toda nuestra existencia terrena, de la cual la Cuaresma es de alguna manera una imagen”. Lamenta el Pontífice que “con demasiada frecuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir, como muestra la parábola evangélica del hombre necio, que consideraba que su vida era segura y feliz porque había acumulado una gran cosecha en sus graneros (cf. Lc 12,16-21)”. Por ello invita a escuchar asiduamente la Palabra de Dios, para responder al don de Dios de ser sus colaboradores obrando el bien.    “La escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros (cf. St 1,21), que hace fecunda nuestra vida. Si esto ya es un motivo de alegría, aún más grande es la llamada a ser «colaboradores de Dios» (1 Co 3,9), utilizando bien el tiempo presente (cf. Ef 5,16) para sembrar también nosotros obrando el bien”, dijo. «No nos cansemos de hacer el bien» En el segundo apartado del mensaje para la Cuaresma 2022, el Papa exhorta a que “no nos cansemos de hacer el bien” (Ga 6,9), de manera especial a través de la práctica cristianas de la oración, el ayuno y la caridad. “No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lc 18,1). Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa”, afirma el Papa. También invita al “ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma”, para que “fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado”. Exhortando luego a recibir la gracia del perdón “en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar”. Y pide “hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo”, durante la Cuaresma dando con alegría (cf. 2 Co 9,7). «Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos» Al utilizar la imagen del sembrado en la cita bíblica de san Pablo (Ga 6,9-10a), invita el Papa a pedir “a Dios la paciente constancia del agricultor (cf. St 5,7) para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro. Quien caiga tienda la mano al Padre, que siempre nos vuelve a levantar. Quien se encuentre perdido, engañado por las seducciones del maligno, que no tarde en volver a Él, que es rico en perdón”. Concluye resumiendo Francisco: “el ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda”. Prensa CEVNota de Vatican News24 de febrero de 2022

24
Feb

Papa Francisco invita a una jornada de oración y ayuno por la paz en Ucrania

Al final de la audiencia general Francisco hizo un llamamiento a creyentes y no creyentes a unirse en oración por la paz en Ucrania el primer día de Cuaresma y exhortó a todas las partes implicadas en la crisis a que «hagan un examen de conciencia ante Dios» y se «abstengan de acciones que provoquen más sufrimiento a las poblaciones y desacrediten el derecho internacional» Vaticano. “Tengo un gran dolor en mi corazón por el empeoramiento de la situación en Ucrania. A pesar de los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas, se están abriendo escenarios cada vez más alarmantes”.  Lo afirma el Papa al final de la audiencia general del último miércoles de febrero en el Aula Pablo VI.   “Como yo, tanta gente de todo el mundo siente angustia y preocupación”, observa el Pontífice, constatando con amargura que “una vez más la paz de todos se ve amenazada por intereses partidistas”. De ahí su apremiante exhortación a los líderes políticos: “Quisiera hacer un llamamiento a los responsables políticos para que hagan un serio examen de conciencia ante Dios, que es Dios de la paz y no de la guerra; que es el Padre de todos, no sólo de algunos, que quiere que seamos hermanos y no enemigos. Ruego a todas las partes implicadas que se abstengan de llevar a cabo cualquier acción que pueda causar aún más sufrimiento a las poblaciones, desestabilizando la convivencia entre las naciones y desprestigiando el derecho internacional.” Unidos en oración por la paz A continuación, el Santo Padre extiende su llamado a todos, “creyentes y no creyentes” invitándolos para que se unan en una jornada de oración conjunta por la paz: “Jesús nos enseñó que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Invito a todos a que el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, hagan una Jornada de ayuno por la paz. Ánimo de manera especial a los creyentes para que ese día se dediquen intensamente a la oración y al ayuno. Que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra.” Prensa CEVNota de Vatican News24 de febrero de 2022

21
Feb

Papa Francisco en el Angelus: rezar por quien nos ha tratado mal para transformar el mal en bien

Vaticano.- Rezar por quien nos ha tratado mal, sin ceder al instinto y al odio, pidiendo a Dios la fuerza de amar, tal como nos lo enseña Jesús, que pone la otra mejilla para apagar el odio y la injusticia, y pide cuentas con gentileza del mal recibido. Fueron algunas de las enseñanzas del Papa Francisco a la hora del Ángelus dominical, al meditar sobre el Evangelio del día. “Poner la otra mejilla no es el repliegue del perdedor, sino la acción de quien tiene una fuerza interior más grande”. En la alocución previa a la oración mariana del Ángelus, el Papa Francisco reflexionó, como cada domingo, sobre el Evangelio del día, que hoy muestra al Señor Jesús dar “algunas indicaciones fundamentales de vida” a sus discípulos.  El discípulo está llamado a no ceder al instinto y al odio El Señor, explicó Francisco, se refiere “a las situaciones más difíciles, las que constituyen para nosotros el banco de pruebas, las que nos ponen frente a quien es nuestro enemigo y hostil, a quien busca siempre hacernos mal”. En estos casos, tal como enseña Jesús, el discípulo está llamado “a no ceder al instinto y al odio, sino a ir más allá, mucho más allá”. Jesús dice: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien» (Lc 6,27). Y aún más concreto: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra» (v. 29). El Señor parece pedir lo imposible. Y además ¿por qué amar a los enemigos? Si no se reacciona a los prepotentes, todo abuso tiene vía libre, y esto no es justo. ¿Pero es realmente así? ¿Realmente el Señor nos pide cosas imposibles e injustas?  Poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio El Santo Padre pidió considerar, en primer lugar, el “sentido de injusticia” que advertimos en el “poner la otra mejilla”, y a pensar en la pasión de Jesús que, en su injusto proceso delante del sumo sacerdote, a un cierto punto recibe una bofetada por parte de uno de los guardias.  ¿Y Él cómo se comporta? Dice al guardia: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23). Pide cuentas del mal recibido. Poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia. Jesús con su pregunta denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira ni violencia, es más, con gentileza.  Una fuerza interior más grande El Maestro, “no quiere desencadenar una discusión, sino calmar el rencor”, explicó Francisco, que precisó: quiere “apagar juntos el odio y la injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable”.  Esto es poner la otra mejilla: la mansedumbre de Jesús es una respuesta más fuerte que el golpe que recibió. Poner la otra mejilla no es el repliegue del perdedor, sino la acción de quien tiene una fuerza interior más grande, que vence el mal con el bien, que abre una brecha en el corazón del enemigo, desenmascarando lo absurdo de su odio. No lo dicta el cálculo, sino el amor.  Cuando el Señor pide algo, quiere darlo El amor “gratuito e inmerecido” que recibimos de Jesús “genera en el corazón un modo de hacer semejante al suyo, que rechaza toda venganza”, enseñó el Papa, que planteó a continuación la siguiente objeción: “¿es posible que una persona llegue a amar a los propios enemigos?” Si dependiera solo de nosotros, sería imposible. Pero recordemos que, cuando el Señor pide algo, quiere darlo. Cuando me dice que ame a los enemigos, quiere darme la capacidad de hacerlo. Pedirle a Dios la fuerza de amar Recordando la oración de San Agustín al Señor «da lo que mandas y manda lo que quieras» (Confesiones, X, 29.40), el Obispo de Roma planteó un interrogante: “¿Qué pedirle? ¿Qué está Dios feliz de darnos?” Y respondió:  La fuerza de amar, que no es una cosa, sino que es el Espíritu Santo. Esto porque “con el Espíritu de Jesús podemos responder al mal con el bien, podemos amar a quien nos hace mal”.  Así hacen los cristianos. ¡Qué triste es cuando personas y pueblos orgullosos de ser cristianos ven a los otros como enemigos y piensan en hacer guerra! Rezar por quien nos ha tratado mal Antes de dirigir su oración a la Madre de Dios, el Santo Padre pidió pensar en una persona “que nos ha hecho mal”, y a preguntarnos si tratamos de vivir las invitaciones de Jesús. Quizá “hay rencor” dentro de nosotros, dijo. Entonces, “a este rencor”, indicó, “acerquemos la imagen de Jesús, manso, durante su proceso”, y luego “pidamos al Espíritu Santo que actúe en nuestro corazón”. Finalmente “recemos por esa persona”:  Rezar por quien nos ha tratado mal (cfr Lc 6,28) es lo primero para transformar el mal en bien. “Que la Virgen María nos ayude a ser constructores de paz hacia todos, sobre todo hacia quien es hostil con nosotros y no nos gusta”, concluyó.   Prensa CEVNota de prensa de Vatican News21 de febrero de 2022

18
Feb

Papa Francisco: «El mundo necesita el testimonio de la comunión»

En un discurso durante la asamblea plenaria de la Congregación para las Iglesias orientales, el Sucesor de Pedro valoró la riqueza de sus tradiciones y las exhortó a ser promotoras de comunión. Vaticano.  “Agradezco al Cardenal Sandri por sus palabras de saludo y de introducción y agradezco a cada uno de ustedes por su presencia, en especial a quienes vienen desde lejos”. Así el Papa Francisco comenzaba su discurso a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales en la mañana del viernes 18 de febrero. En su mensaje, el Cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación, agradeció al Santo Padre por el tiempo que decidió dedicarles, primero con los Patriarcas y los Arzobispos Mayores de las Iglesias Orientales católicas, luego con los miembros del Dicasterio reunidos en la asamblea plenaria. “Hemos trabajado juntos en la mañana del miércoles, deseando que el estilo de compartir y de escucha no caracterice solo a estas jornadas, sino a la vida cotidiana de nuestro ser Iglesia”, dijo el Purpurado, quien también lanzó un llamado por la paz en Ucrania. Francisco recordó que esta mañana los asistentes rezaron ante la Confesión del Apóstol Pedro, para renovar juntos la profesión de fe: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. “El mismo gesto que hicimos antes de la misa al comienzo del pontificado, para mostrar, como dijo el Papa Benedicto XV, que ‘en la Iglesia de Jesucristo, que no es latina, ni griega, ni eslava, sino católica, no hay discriminación entre sus hijos y que todos, latinos, griegos, eslavos y de otras nacionalidades tienen la misma importancia’”, expresó el Pontífice (cf. Encíclica Dei Providentis, 1917).“A él (Benedicto XV), fundador de la Congregación para las Iglesias Orientales y del Pontificio Instituto Oriental, se dirige nuestro agradecido recuerdo, cien años después de su muerte”, manifestó. También destacó que Benedicto XV denunció la incivilidad de la guerra como “matanza inútil”, en línea con las recientes reflexiones del Papa Francisco cuando se refiere a la guerra como una “locura”. Sin embargo, destacó Francisco, la advertencia no fue escuchada por los líderes de las naciones involucradas en la Primera Guerra Mundial y tampoco fue atendido el llamado de San Juan Pablo II para evitar el conflicto en Irak, puntualizó. “Esperábamos que no hubiera necesidad de repetir palabras similares en el tercer milenio; sin embargo, la humanidad parece seguir andando a tientas en la oscuridad: hemos sido testigos de las masacres de los conflictos en Oriente Medio, en Siria e Irak; de las de la región etíope de Tigray; y siguen soplando vientos amenazadores en las estepas de Europa del Este, encendiendo las mechas y los fuegos de las armas y dejando fríos los corazones de los pobres e inocentes”, subrayó. El Papa recordó que, mientras tanto, el drama continúa en el Líbano, dejando a mucha gente sin pan. A su vez, los jóvenes y los adultos deciden abandonar sus tierras, ante la pérdida de la esperanza. No obstante, remarcó que “son la patria de las Iglesias católicas orientales”, pues allí se “han desarrollado, conservando tradiciones milenarias y muchos de ustedes, miembros del dicasterio, son sus hijos y herederos”. Entre el oro del pasado, el testimonio de fe del presente y el barro de las miserias Francisco manifestó que la vida cotidiana de sus oyentes es “como una mezcla del precioso polvo de oro de vuestro pasado y del heroico testimonio de fe de muchos en el presente, junto, sin embargo, con el barro de las miserias de las que también somos responsables y del dolor que causan las fuerzas externas”. El Sucesor de Pedro profundizó en el carácter preciado de los destinatarios de su mensaje, calificándolos además como “semillas colocadas en los tallos y ramas de plantas centenarias, llevadas por el viento hasta fronteras impensables”. “Desde hace décadas los católicos orientales habitan continentes lejanos, han cruzado mares y océanos y atravesado llanuras”, puntualizó. Francisco precisó que se han creado circunscripciones territoriales (eparquías) en Canadá, Estados Unidos, América Latina, Europa y Oceanía. Muchas otras, explicó, están confiadas a los obispos latinos de acuerdo con los procedimientos de los respectivos Jefes de Iglesia, Patriarcas, Arzobispos Mayores o Metropolitanos sui iuris (“de Proprio Derecho”). “Vuestros trabajos han tratado sobre la evangelización, que constituye la identidad de la Iglesia en toda parte, es más, la vocación de todo bautizado”, apuntó. “Y para la misión tenemos que ponernos mayormente en escucha de la riqueza de las distintas tradiciones”, interpeló. En este sentido, citó el itinerario del catecumenado de los adultos, “que prevé la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana en forma unitaria: una costumbre que en las Iglesias orientales se conserva y practica también con los niños”, remarcó. El Pontífice enfatizó la necesidad de una “sabia catequesis” que acompañe a los bautizados de cada edad a una “madura y feliz pertenencia a la comunidad cristiana”.  “En este camino son preciosos los distintos ministerios en la Iglesia, como también la armonía en los vínculos con los religiosos y las religiosas que actúan según el propio carisma en vuestros contextos”, resaltó Francisco. “El mundo necesita el testimonio de la comunión” En la última parte de su alocución, Francisco se detuvo en la liturgia, que “es el cielo en la tierra, como le gusta repetir a los orientales”, declaró, aunque reconoció que la belleza de los ritos orientales “está lejos de ser un oasis de evasión o preservación”. Al contrario, “la asamblea litúrgica se reconoce como tal no porque se autoconvoque, sino porque escucha la voz de Otro, permaneciendo dirigida hacia Él, y por eso mismo siente la urgencia de salir hacia sus hermanos, llevándoles el anuncio de Cristo”, admitió. El Papa consideró que el Congreso Litúrgico por los 25 años de la Instrucción sobre la aplicación de las prescripciones litúrgicas de los Códigos de Derecho Canónicos de las Iglesias orientales es “una oportunidad para conocerse en el interior de las comisiones litúrgicas de las diferentes Iglesia sui iuris”. Francisco exhortó a no olvidar que “los hermanos de las Iglesias Orientales y Ortodoxas Orientales nos

17
Feb

25 consejos del Papa Francisco a los sacerdotes de hoy

Vaticano. Durante la apertura del simposio “Para una teología fundamental del sacerdocio”, el Papa Francisco ofreció a los presbíteros del mundo valiosos consejos que son fruto de sus más de 50 años de sacerdocio. El Santo Padre dijo: “Soy consciente de que mucho se podría hablar y teorizar sobre el sacerdocio, hoy quiero compartirles esta ‘pequeña cosecha’ para que el sacerdote de hoy, sea cual sea el momento que esté viviendo, pueda vivir la paz y la fecundidad que el Espíritu quiere regalar”. 1. La cercanía con el Señor es crucial en los momentos oscuros de la vida: “Sin la intimidad de la oración, de la vida espiritual, de la cercanía concreta con Dios a través de la escucha de la Palabra, de la celebración de la Eucaristía, del silencio de la Adoración, de la consagración a la Virgen, del acompañamiento sapiente de un guía, del sacramento de la Reconciliación, el sacerdote es, por así decirlo, solo un ‘obrero cansado’ que no goza de los beneficios de los amigos del Señor”. 2. Que todas las acciones y las actitudes -sean útiles o buenas- tengan siempre “sabor a Evangelio”. 3. Estar atentos ante el “optimismo exacerbado”, el repetir “todo irá bien”, pero avanzar sin discernimiento y sin tomar las decisiones necesarias. “Ese optimismo terminará por ignorar los heridos de esta transformación y que no logra aceptar las tensiones, complejidades y ambigüedades propias del tiempo presente y ‘consagra’ la última novedad como lo verdaderamente real, despreciando así la sabiduría de los años”. 4. “Hacerse cargo con confianza de la realidad anclada en la sabia Tradición viva y viviente de la Iglesia, que puede permitirse remar mar adentro sin miedo”. 5. No caer en “espiritualismos desencarnados”, “discernir la voluntad de Dios es aprender a interpretar la realidad con los ojos del Señor, sin necesidad de evadirnos de lo que acontece a nuestros pueblos y sin la ansiedad que lleva a querer encontrar una salida rápida y tranquilizadora de la mano de una ideología de turno o una respuesta prefabricada 6. Fomentar comunidades con “un fervor apostólico contagioso” y no comunidades “funcionales, bien organizadas, pero sin entusiasmo, ‘todo en orden’, en donde falta el fuego del Espíritu”. 7.No olvidar que la “vocación específica, incluida la del Orden sagrado, es cumplimiento del Bautismo”. 8. Acordarnos que “nuestra primera llamada es a la santidad. Nuestra vocación es en primer lugar una respuesta a Aquel que nos amó primero”. 9. “Sin una relación significativa con el Señor nuestro ministerio está destinado a ser estéril. 10. Muchas crisis sacerdotales tienen precisamente origen en una escasa vida de oración, en una falta de intimidad con el Señor, en una reducción de la vida espiritual a mera práctica religiosa. 11. Tener espacios de silencio durante el día. “Sustituir el verbo ‘hacer’ de Marta para aprender el ‘estar’ de María”. 12. Aprender a dejar que el Señor “siga realizando su obra en cada uno y que pode todo aquello que es infecundo, estéril y que distorsiona el llamado”. 13.La cercanía con Dios fortalece la cercanía del sacerdote con su Pueblo y viceversa. 14.Obedecer significa “aprender a escuchar y recordar que nadie puede pretender ser el poseedor de la voluntad de Dios, y que esta solo puede entenderse a través del discernimiento”. 15. La obediencia puede “ser confrontación, escucha y, en algunos casos, tensión, pero que no se rompe. Esto pide necesariamente que los sacerdotes recen por los obispos y se animen a expresar su parecer con respeto, valentía y sinceridad”.  16. Tener “humildad, capacidad de escucha, capacidad de autocrítica y de dejarse ayudar”. 17. Evitar la envidia. “Debemos hablar claro: en nuestros presbiterios existe la envidia, no todos son envidiosos, pero existe la tentación de la envidia, estemos atentos, y de la envidia a las habladurías”. 18. “No tenemos necesidad de presumir, ni mucho menos de pavonearnos o, peor aún, de asumir actitudes violentas, faltando el respeto a quien está junto a nosotros. Porque también existen formas clericales de bullying”. 19. Fomentar el amor fraterno porque es “la gran profecía que en esta sociedad del descarte estamos llamados a vivir”. En este sentido, “no se puede permitir que se crea que el amor fraterno es una utopía”, 20. “El celibato es un don que la Iglesia latina custodia, pero es un don que para ser vivido como santificación requiere relaciones sanas, vínculos de auténtica estima y genuina bondad que encuentran su raíz en Cristo. Sin amigos y sin oración el celibato puede convertirse en un peso insoportable y en un antitestimonio de la hermosura misma del sacerdocio”. 21. “Para comprender de nuevo la identidad del sacerdocio, hoy es importante vivir en estrecha relación con la vida real de la gente, junto a ella, sin ninguna vía de escape”. 22. Ser capaces de “caminar no como un juez sino como el Buen Samaritano que reconoce las heridas de su pueblo, el sufrimiento vivido en silencio, la abnegación y sacrificios de tantos padres y madres por llevar adelante sus familias, y también las consecuencias de la violencia, la corrupción y de la indiferencia que a su paso intenta silenciar toda esperanza”. 23. Ser “pastores del Pueblo y no clérigos de estado, ni profesionales de lo sagrado”, sino “pastores que sepan de compasión, de oportunidad 24. Evitar la “clericalización del laicado, esa promoción de una pequeña élite que en torno al cura termina también por desnaturalizar su misión fundamental”. 25. Para mantener viva y fecunda la vocación es necesario permanecer cerca de Dios, cerca del obispo, cerca de los sacerdotes y cerca del Pueblo de Dios. “Estas cuatro cercanías son una buena escuela para jugar en la cancha grande a la que el sacerdote es convocado sin miedos, sin rigidez, sin reducir ni empobrecer la misión”. Prensa CEVNota de ACI Prensa17 de febrero de 2022

17
Feb

Papa Francisco a los artistas: La belleza nos pone en contacto con la bondad divina

Vaticano.- La mañana de este jueves, el Santo Padre recibió en audiencia a los miembros de la Asociación de artistas “Diaconie de la Beauté”, con ocasión de su 10º Aniversario de fundación. A ellos les recordó que, por naturaleza estamos llamados a ser artesanos y custodios de la belleza de la creación. “Les doy las gracias por el trabajo que realizan, por la alegría que dan al mundo con sus obras, y los animo, una vez más, a continuar su servicio con amor y competencia, porque el mundo necesita la belleza hoy más que nunca”, lo dijo el Papa Francisco a los animadores de la “Diaconie de la Beauté”, a quienes recibió en Audiencia la mañana de este jueves, 17 de febrero, con ocasión de su 10º Aniversario. Llamados a ser artesanos y custodios de la belleza Al inicio de su discurso, el Santo Padre saludó a los artistas que forman parte de esta Asociación y que buscan de diferentes maneras ayudar y animar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a seguir la via pulchritudinis. “Las Sagradas Escrituras nos hablan mucho de la belleza del universo y de todo lo que contiene, que se refiere por analogía a la del Creador. También nos recuerdan que cada uno de nosotros está llamado por la naturaleza a ser artesano y custodio de esa belleza. En cierto sentido – preciso el Pontífice – la obra artística complementa la belleza de la creación y, cuando se inspira en la fe, revela más claramente a los hombres el amor divino que está en su origen”. El arte expresa mensajes para la fe y la evangelización Al recordar este 10 aniversario, el Papa Francisco les agradeció, por el amor y la pasión con que han puesto a disposición de sus hermanos los talentos que han recibido de Dios, expresando en el lenguaje del arte preciosos mensajes para la fe y la evangelización. La belleza es capaz de crear comunión, dijo el Papa, «porque une a Dios, al hombre y a la creación en una única sinfonía; porque une el pasado, el presente y el futuro; porque atrae a los diferentes pueblos y a las naciones lejanas al mismo lugar y los involucra en la misma mirada». Una característica especial del artista es que no está limitado por el tiempo, porque su arte habla a todas las edades. El arte nos muestra el mundo del espíritu Asimismo, recordando la Carta de San Juan Pablo II a los Artistas, el Papa Francisco señaló que, “para transmitir el mensaje que le ha sido confiado por Cristo, la Iglesia necesita el arte. Debe, en efecto, hacer perceptible y, de hecho, en la medida de lo posible, fascinante el mundo del espíritu, de lo invisible, de Dios. Por lo tanto, debe trasladar a fórmulas significativas lo que en sí mismo es inefable. Ahora bien, el arte tiene su propia capacidad para captar uno u otro aspecto del mensaje, traduciéndolo en colores, formas, sonidos que siguen la intuición del espectador u oyente”. La Iglesia cuenta hoy con ustedes para ayudar a nuestros hermanos y hermanas a tener un corazón sensible y compasivo, una mirada renovada de amor sobre el mundo y sobre los demás. La belleza es siempre una fuente de alegría Finalmente, el Santo Padre les dijo que, en el difícil contexto actual que conoce el mundo, en el que el desconcierto y la tristeza parecen a veces tener la sartén por el mango, su misión resulta más necesaria que nunca, porque la belleza es siempre una fuente de alegría, que nos pone en contacto con la bondad divina. Si hay belleza, es porque Dios es bueno y nos la da. Y esto nos da alegría, nos tranquiliza, nos hace bien. Contacto con «la belleza nos eleva, siempre, la belleza nos hace ir más allá». Despertando y sosteniendo la fe, «es un camino para ir al Señor». Prensa CEVNota de prensa de Vatican News17 de febrero de 2022

17
Feb

Santa Sede: «Un futuro mejor si cambiamos estilos de vida»

Vaticano.- Los desafíos económicos y los del mundo del trabajo en la pospandemia fueron los temas que desarrolló Monseñor Janusz Urbanczyk en sus intervenciones durante el 30º Foro Económico y Medioambiental de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). “Debemos buscar soluciones creativas e innovadoras que mejoren la vida de las personas, especialmente de aquellas que se encuentran al margen de la sociedad”, afirmó. La promoción de la seguridad y de la estabilidad en el área de la OSCE a través de la recuperación económica sostenible después de la pandemia fue el foco de la primera reunión preparatoria del 30º Foro Económico y Ambiental de la OSCE, desarrollado en Viena el 14 y 15 de febrero. El encuentro se realizó en cuatro sesiones. En la primera se discutió sobre la forma de sostener el crecimiento mediante la promoción de las inversiones, los emprendimientos y el desarrollo de las empresas. La segunda sesión estuvo dedicada a una prioridad específica: promover la buena administración y la lucha de la corrupción para reforzar la reactivación económica. Otro punto en el centro del encuentro fue la promoción del comercio para sostener el crecimiento. En la cuarta sesión se dialogó sobre la importancia del desarrollo del capital humano para la seguridad económica, la competitividad y el crecimiento inclusiva en la era pospandémica. “Una economía al servicio de los pueblos y del planeta” En su participación durante la reunión preparatoria del 14 de febrero, Monseñor Janusz Urbanczyk, subrayó que la pandemia fue una “crisis reveladora”, desnudó “las iniquidades y las injusticias que amenazan el bienestar, la seguridad y la vida de las personas”. Desde el inicio de la emergencia sanitaria, recordó el representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, el Papa Francisco remarcó en múltiples ocasiones que “no saldremos de esta crisis de la misma forma, saldremos mejor o peor y lo que sucederá depende de nuestro compromiso”. La Santa Sede está convencida de que “un mejor futuro es posible”, pero solo si colectivamente, explicó Monseñor Urbanczyk, elegimos repensar “nuestra vida y nuestras actividades como seres humanos”. Y si estamos prontos, añadió, “a cambiar nuestros estilos de vida en la actualidad”. Uno de estos cambios debe referirse la actitud hacia la economía que, ante todo, “debe estar al servicio de las personas y del planeta”. Como recordó el Papa Francisco, debemos “adecuar nuestros modelos socio-económicos, para que tengan un rostro humano, ya que tantos modelos lo han perdido”. La pandemia, dijo además el representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, puso a prueba la economía mundial y esto evidenció “las persistentes desigualdades en diversos sectores sociales y económicos”. “Al hombre se le brindó una oportunidad para mejorar y repensar algunas de las estructuras de nuestra economía”, agregó. “No deberíamos dejar pasar esta oportunidad, sino esforzarnos por encontrar soluciones creativas e innovadoras para mejorar la vida de las personas, especialmente de las que están al margen de la sociedad”, concluyó el prelado. El trabajo digno asegura seguridad y estabilidad   El 15 de febrero, al referirse al tema de la cuarta sesión centrada en el desarrollo del capital humano, Monseñor Urbanczyk recordó que, en el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2022, el Papa Francesco describe el trabajo como un medio “para una plena realización de la dignidad humana”. El trabajo, afirmó el representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, es “una condición esencial para establecer una paz segura y duradera”. “La pandemia –enfatizó- ejerció un impacto devastador en el mercado del trabajo y ha afectado de manera desproporcionada a aquellos que viven en situaciones precarias o en los márgenes de la sociedad, como los migrantes, las mujeres, las personas con discapacidad y aquellos que trabajan en el ámbito de la economía informal”. La seguridad y la estabilidad, observó Monseñor Urbanczyk, solo pueden lograrse “si todos los miembros de la sociedad en edad laboral tienen la oportunidad, a través de un empleo digno, de contribuir a la vida de sus familias y de la sociedad en su conjunto”. Por tanto, los gobiernos y la sociedad civil deberían comprometerse “para integrar a los migrantes y refugiados en sus sociedades y economías, y reconocer su potencial para promover un crecimiento sostenible e inclusiva”. Como destacó el Santo Padre en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1º de enero de 2022, “es más urgente que nunca promover en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y a la preservación de lo creado. Es necesario asegurar y apoyar la libertad de las iniciativas emprendedoras y, al mismo tiempo, fomentar una renovada responsabilidad social, para que el beneficio no sea el único criterio guía”. Poniendo al ser humano en el centro del proceso económico, concluyó Monseñor Urbanczyk, “la dignidad humana y la sociedad florecerán”. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News17 de febrero de 2022

17
Feb

Papa inaugura simposio sobre sacerdocio: el celibato, un don para la santificación

Vaticano.- Cercanía con Dios, cercanía con los obispos, cercanía entre sacerdotes y cercanía al pueblo son los cuatro puntos centrales del mensaje de Francisco. En la mañana del jueves 17 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano comenzaron los trabajos del Simposio “Hacia una teología fundamental del sacerdocio”, organizado por la Congregación para los Obispos y el Centro de Investigación y Antropología de las Vocaciones, que se extenderá hasta el sábado 19. En sus palabras, el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, expresó que “el objetivo de este simposio es profundizar el horizonte global del sacerdocio de Cristo”. El Santo Padre Francisco brindó un extenso e inspirador discurso inaugural ante un auditorio en el que se encontraban cardenales, sacerdotes, laicos y religiosos, además del público que se conectó a la transmisión en vivo. Su mensaje se articuló en torno a cuatro pilares que dan solidez a la persona del sacerdote, las “cuatro columnas constitutivas de nuestra vida sacerdotal”, que él denominó “las cuatro cercanías”. “Siguen el estilo de Dios, que fundamentalmente es un estilo de cercanía” (cf. Dt. 4, 7). Francisco consideró que dichos principios pueden “ayudar de manera práctica, concreta y esperanzadora a reavivar el don y la fecundidad que un día se nos prometió”. “Sin estas cercanías, un sacerdote es solo un obrero cansado” El primer aspecto desarrollado fue la cercanía con Dios, recalcó la importancia de la vida espiritual al marcar la diferencia con la “mera práctica religiosa” y remarcó que la falta de intimidad del Señor es el origen de muchas crisis sacerdotales. “Sin la intimidad de la oración, de la vida espiritual, de la cercanía concreta con Dios a través de la escucha de la Palabra, de la celebración de la Eucaristía, del silencio de la adoración, de la consagración a la Virgen, del acompañamiento sabio de un guía, del sacramento de la Reconciliación, sin estas ‘cercanías’, en definitiva, un sacerdote es, por así decirlo, solo un obrero cansado que no goza de los beneficios de los amigos del Señor”, enfatizó. Francisco recordó algunas ocasiones en que ha preguntado a sacerdotes cómo regresan a sus hogares después de una jornada intensa de trabajo. Narraba que algunas respuestas son “Muy cansado” y, al consultar qué hacían, algunos le decían que se iban a descansar directamente. “Perseverar en la oración no solo significa permanecer fieles a una práctica, sino no escapar cuando precisamente la oración nos lleva al desierto”, manifestó. En este sentido, interpeló: “¿Te dejas llevar al desierto o prefieres el ‘oasis de la televisión’?”. “Un sacerdote debe tener un corazón suficientemente ‘ensanchado’ para dar cabida al dolor del pueblo que le ha sido confiado y, al mismo tiempo, como el centinela, anunciar la aurora de la Gracia de Dios que se manifiesta en ese mismo dolor”, expresó. El Sucesor de Pedro agregó que “abrazar, aceptar y presentar la propia miseria en cercanía al Señor será la mejor escuela para poder hacer lugar gradualmente a toda la miseria y el dolor que encontrará diariamente en su ministerio hasta que él mismo se vuelva como el corazón de Cristo”. “Las cercanías nos permiten romper la lógica del encierro” En el segundo punto, Francisco se refirió a la cercanía con el obispo y acotó que la obediencia no es un “atributo disciplinar sino la característica más profunda de los vínculos que nos unen en comunión”. “Obedecer significa aprender a escuchar y recordar que nadie puede pretender ser el poseedor de la voluntad de Dios, y que esta solo puede entenderse a través del discernimiento”. Por tanto, “la obediencia es escuchar la voluntad de Dios, que se discierne precisamente en un vínculo”. El Papa consideró que “esta lógica de las cercanías posibilita romper toda tentación de encierro, de autojustificación y de llevar una vida ‘de solteros’”. También aludió a la necesidad de que los sacerdotes recen por los obispos y se animan a expresar sus opiniones con respeto y sinceridad, así como la importancia de la humildad, capacidad de escucha, autocrítica y de “dejarse ayudar” por parte de los obispos. “Ser santos con los demás” El Obispo de Roma se detuvo también en la cercanía entre sacerdotes. Puntualizó que “la fraternidad es escoger deliberadamente, ser santos con los demás y no en soledad”. A su vez, evocó un proverbio africano que dice: “Si quieres ir rápido, tienes que ir solo, mientras que, si quieres ir lejos, tienes que ir con otros”. Reconoció que a veces “parece que la Iglesia es lenta –y es verdad-, pero me gustaría pensar que es la lentitud de quien ha decidido caminar en fraternidad”. Francisco afirmó que “ahí donde funciona la fraternidad sacerdotal y hay lazos de auténtica amistad, también es posible vivir con más serenidad la elección del celibato”, pues “es un don que la Iglesia latina custodia, pero es un don que, para ser vivido como santificación, requiere relaciones sanas, vínculos de auténtica estima y genuina bondad que encuentran su raíz en Cristo”. Cercanía con el pueblo Por último, el Santo Padre subrayó la pertinencia de la cercanía del pastor a su pueblo, de convocar a la comunidad y ayudar a crecer el sentimiento de pertenencia al Santo Pueblo de Dios. “Si el pastor anda disperso, lejano, las ovejas también se dispersarán y quedarán al alcance de cualquier lobo”, dijo. Esta pertenencia es, según el Papa, un “antídoto contra la deformación de la vocación que nace precisamente de olvidarse que la vida sacerdotal se debe a otros”, un olvido que está “en las raíces del clericalismo y sus consecuencias”. “El clericalismo es una perversión porque se constituye con ‘lejanías’. Cuando pienso en el clericalismo, pienso también en la clericalización del laicado, esa promoción de una pequeña élite que alrededor del cura termina también por desnaturalizar su misión fundamental”, sentenció el Pontífice (cf. Gaudium et spes, 44). Prensa CEVNota de prensa de Vatican News17 de febrero de 2022

16
Feb

Papa Francisco: En los momentos difíciles invoquemos a San José, custodio de la Iglesia

Vaticano.- En la Audiencia General de este miércoles, 16 de febrero, el Santo Padre concluyó con su ciclo de catequesis dedicado a la figura del padre putativo de Jesús y lo hizo reflexionando sobre San José como Patrono de la Iglesia Católica; en la cual invitó a pedir su intercesión precisamente en los momentos más difíciles de la vida y de nuestras comunidades. “Los animo a pedir la intercesión de San José precisamente en los momentos más difíciles de sus vidas y de sus comunidades. Allí donde nuestros errores se convierten en escándalo, pidamos a San José tener la valentía de hacer verdad, pedir perdón y empezar de nuevo humildemente”, fue la invitación del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles, 16 de febrero, al concluir con su ciclo de catequesis sobre la figura de San José y al explicar que estas catequesis son complementarias a la Carta Apostólica “Patris corde”, escrita con ocasión de los 150 años de la proclamación de San José como Patrón de la Iglesia Católica, por parte del Beato Pío IX. José tiene la tarea de proteger a Jesús y a María En su catequesis, el Santo Padre señaló que, para entender lo que significa el título de San José como Patrono de la Iglesia, los Evangelios nos dan la clave de lectura más correcta. “De hecho, al final de cada historia que ve a José como protagonista – precisó el Pontífice – el Evangelio anota que él toma consigo al Niño y a su madre y hace lo que Dios le ha ordenado (cfr Mt 1,24; 2,14.21). Resalta así el hecho de que José tiene la tarea de proteger a Jesús y a María”. En este sentido, el Papa comentando la Patris corde, 5 señaló que, José es su principal custodio: «De hecho, Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe». “En el plan de la salvación no se puede separar el Hijo de la Madre, de aquella que avanzó «en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz», como nos recuerda el Concilio Vaticano II (Lumen gentium, 58)” San José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia Por esto, indicó el Papa Francisco, podemos decir que Jesús, María y José son en un cierto sentido el núcleo primordial de la Iglesia. “Jesús es hombre y Dios; María la primera discípula es la Madre; y José el custodio”. Y también nosotros «debemos preguntarnos siempre si estamos protegiendo con todas nuestras fuerzas a Jesús y María, que están misteriosamente confiados a nuestra responsabilidad, a nuestro cuidado, a nuestra custodia». El Hijo del Altísimo vino al mundo en una condición de gran debilidad. Quiso tener necesidad de ser defendido, protegido, cuidado. Dios se ha fiado de José, como hizo María, que en él ha encontrado el esposo que la ha amado y respetado y siempre ha cuidado de ella y del Niño. En este sentido, precisó el Papa, «san José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María».  “José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre” San José protector de todos los necesitados Por tanto, agregó el Santo Padre, toda persona que tenga hambre y sed, todo extranjero, toda persona sin ropa, todo enfermo, todo preso es el “Niño” que José custodia. Por esto, afirmó el Pontífice, San José es invocado como protector de todos los necesitados, de los exiliados, de los afligidos, y también de los moribundos. Y también nosotros debemos aprender de José a “custodiar” estos bienes: amar al Niño y a su madre; amar los Sacramentos y al pueblo de Dios; amar a los pobres y nuestra parroquia. Amarnos los unos a los otros, cuidar del otro. Cada una de estas realidades es siempre el Niño y su madre. “Este Niño es Aquel que dirá: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40)” Solo el amor nos hace capaces de decir la verdad El Santo Padre también dijo que, hoy es común criticar a la Iglesia, subrayar las incoherencias, los pecados, que en realidad son nuestras incoherencias, nuestros pecados, porque desde siempre la Iglesia es un pueblo de pecadores que encuentran la misericordia de Dios. Preguntémonos si, en el fondo del corazón, nosotros amamos a la Iglesia. De hecho, solo el amor nos hace capaces de decir plenamente la verdad, de forma no parcial; de decir lo que está mal, pero también de reconocer todo el bien y la santidad que están presentes en ella, a partir precisamente de Jesús y de María. “Amar a la Iglesia, cuidar a la Iglesia y caminar con la Iglesia. La Iglesia somos todos y no solo un grupito. Cuidarnos los unos a los otros, cuidarnos reciprocamente” Invoquemos la intercesión de San José Asimismo, el Papa Francisco animó a los fieles y peregrinos que se dieron cita en el Aula Pablo VI del Vaticano, a pedir la intercesión de San José en los momentos más difíciles de sus vidas y de sus comunidades. “Allí donde nuestros errores se convierten en escándalo, pidamos a San José tener la valentía de hacer verdad, pedir perdón y empezar de nuevo humildemente. Allí donde la persecución impide que el Evangelio sea anunciado, pidamos a San José la fuerza y la paciencia de saber soportar abusos y sufrimientos por amor al Evangelio. Allí donde los medios materiales y humanos escasean y nos hacen experimentar la pobreza, sobre todo cuando estamos llamados a servir a los últimos, los indefensos, los huérfanos, los enfermos, los descartados de la sociedad, recemos a San José para que haya para nosotros Providencia”. “¡Cuántos santos se han dirigido a él! ¡Cuántas personas