Categoría: Papa Francisco

30
Ene

Papa Francisco: una sociedad es «civilizada» si lucha contra la «cultura del descarte»

Vaticano.- Al recibir a la Congregación para la Doctrina de la Fe, reunida en Asamblea Plenaria, el Papa Francisco habla del valor intangible de la vida humana, del cuidado de los enfermos en fases críticas y terminales y de la necesidad de reescribir la «gramática» del hacerse cargo y cuidar a la persona que sufre. Una sociedad que está erosionando la conciencia de lo que hace valiosa la vida. Las palabras del Papa Francisco a la sesión plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dedicada al cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, son la fotografía del contexto sociocultural que estamos viviendo. Un contexto en el que la vida «, subraya el Pontífice, «se evalúa sólo en nombre de la utilidad mientras que se pierden los «deberes imperativos de la  solidaridad y la fraternidad». El Papa se detiene en los enfermos terminales y en la urgencia de «convertir la mirada del corazón» a la luz de la compasión. Destaca el bien que hacen los hospicios donde se practica la «terapia de la dignidad». Francisco exhorta entonces a continuar el estudio sobre la revisión de las normas sobre la delicta graviora, contenidas en el Motu proprio «Sacramentorum sanctitatis tutela» de Juan Pablo II, para proceder por el camino de la transparencia y el respeto de la dignidad de los más pequeños. El valor intangible de la vida «Vidas descartadas», «vidas indignas» porque no cumplen el criterio de utilidad. La sociedad actual usa esta vara de medir y pierde – explica el Papa – «lo que hace valiosa la vida humana». «En esta situación de pérdida de los auténticos valores, se pierden también los deberes inalienables de la solidaridad y la fraternidad humana y cristiana», afirmó. “En realidad, una sociedad merece la calificación de «civil» si desarrolla anticuerpos contra la cultura del descarte; si reconoce el valor intangible de la vida humana; si la solidaridad es activamente practicada y salvaguardada como fundamento de la convivencia” La Doctrina, una realidad dinámica       Agradeciendo a la Congregación para la Doctrina de la Fe por su servicio a la Iglesia, Francisco destacó que «la fe requiere que se tenga en cuenta a su destinatario, que se le conozca y se le ame eficazmente». La doctrina cristiana no es un sistema rígido y cerrado en sí mismo, pero tampoco es una ideología que cambia con el pasar de las estaciones; es una realidad dinámica que, permaneciendo fiel a su fundamento, se renueva de generación en generación y se compendia en un rostro, en un cuerpo y en un nombre: Jesucristo resucitado. La «gramática» del cuidado Deteniéndose en el momento en que «la enfermedad llama a la puerta de nuestra vida», el Papa recuerda lo importante que es la compasión, «un estribillo» en el Evangelio, y la presencia de alguien que nos tome de la mano, un buen samaritano, una «plataforma humana de relaciones» que abran a la esperanza, un bálsamo para aliviar el «desaliento emocional» y «la angustia espiritual». «No abandonar jamás a nadie», enfatiza Francisco, «en presencia de males incurables». La vida humana, por su destino eterno, conserva todo su valor y toda su dignidad en cualquier condición, incluso de precariedad y fragilidad, y como tal es siempre digna de la más alta consideración». El tema del cuidado de los enfermos, en las fases críticas y terminales de la vida, pone en consideración la tarea de la Iglesia de reescribir la «gramática» del hacerse cargo y el cuidado de la persona que sufre. El ejemplo del Buen Samaritano nos enseña que es necesario convertir la mirada del corazón, porque muchas veces quien mira no ve. ¿Por qué? Porque falta la compasión. Sin compasión, el observador no se involucra en lo que observa y pasa por alto; en cambio, el corazón compasivo se conmueve y se involucra, se detiene y se ocupa de ello. La terapia de la dignidad «Quien en el camino de la vida ha encendido, aunque sea una antorcha en la hora oscura de alguien no ha vivido en vano»: Francisco cita a Santa Teresa de Calcuta para delinear «el estilo de la cercanía y de la comunión», «haciendo más humano el morir». Una importante tarea que realizan hoy los hospicios. A este respecto, pienso en el bien que hacen los hospicios para los cuidados paliativos, donde los enfermos terminales son acompañados con un cualificado apoyo médico, psicológico y espiritual, para que puedan vivir con dignidad, reconfortados por la cercanía de sus seres queridos, la fase final de su vida terrenal. Espero que estos centros continúen siendo lugares donde se practique con empeño la «terapia de la dignidad», alimentando así el amor y el respeto por la vida. Rigor y transparencia El Pontífice expresa su reconocimiento por el estudio realizado sobre la revisión de las normas sobre el delicta graviora, contenidas en el Motu proprio «Sacramentorum sanctitatis tutela» de San Juan Pablo II. Un compromiso va en la dirección de actualizar las normas para hacer más eficaces los procedimientos a la luz de las nuevas situaciones y problemas del contexto sociocultural actual. Los exhorto a continuar con firmeza en esta tarea, para dar una válida contribución  en un ámbito en el que la Iglesia está directamente implicada a proceder con rigor y transparencia en la tutela de la santidad de los Sacramentos y de la dignidad humana violada, especialmente la de los pequeños. Por último, Francisco felicita por el documento elaborado por la Pontificia Comisión Bíblica sobre los temas fundamentales de la antropología bíblica, que profundiza «una visión global del proyecto divino, iniciado con la creación y que encuentra su cumplimiento en Cristo, el Hombre Nuevo», «la clave, el centro y el fin de toda la historia humana». Prensa CEV Nota de prensa de Vatican News 30 de enero de 2020

29
Ene

Papa Francisco: vivir las bienaventuranzas nos otorgará profunda alegría y paz

Vaticano.- Las Bienaventuranzas enseñadas por Jesús, nos revelan “el camino a la felicidad”, es decir, “Su camino”. Esto porque las Bienaventuranzas «iluminan las acciones de la vida cristiana y revelan que la presencia de Dios en nosotros nos hace verdaderamente felices». Lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 29 de enero, dando inicio a un nuevo ciclo de catequesis. En el último miércoles de enero el Papa Francisco comenzó un nuevo ciclo de catequesis sobre las Bienaventuranzas. En este día ofreció una visión general de las mismas, mientras que a partir de la próxima semana comentará una a una las ocho Bienaventuranzas narradas en el Evangelio de Mateo (5:1-11). Las bienaventuranzas son la “carta de identidad” del cristiano, porque describen el rostro y el estilo de vida de Jesús. Las bienaventuranzas están dirigidas a toda la humanidad En primer lugar recordó cómo se produjo la proclamación de las Bienaventuranzas, y subrayó el hecho de que son un mensaje dirigido “a toda la humanidad”: “El Evangelio nos dice que Jesús, al ver al gentío que lo seguía, subió al monte y se sentó, y dirigiéndose a sus discípulos, proclamó las Bienaventuranzas. El mensaje estaba dirigido a sus discípulos, pero también a la gente; es decir, a toda la humanidad”. El camino de la felicidad de Jesús Además el Papa hizo notar que la montaña donde predicó Jesús, hace memoria del Monte Sinaí, donde Dios entregó a Moisés los diez mandamientos. En la montaña, sin embargo, Jesús comienza a enseñar «una nueva ley”, a saber, “ser pobres, ser mansos, ser misericordiosos”, revelando así “el camino a la felicidad”, es decir, “Su camino”. Ahora, con las bienaventuranzas, Jesús nos da los “nuevos mandamientos”, que no son normas, sino el camino de la felicidad que Él nos propone. Las “tres partes” de las bienaventuranzas Cada bienaventuranza – precisó Francisco – está compuesta de tres partes: primero está siempre la palabra «bienaventurados»; luego viene la situación en la que se encuentran los bienaventurados: la pobreza de espíritu, la aflicción, el hambre y sed de justicia, y así sucesivamente. Y finalmente está el motivo de la bienaventuranza, introducido por la conjunción «porque»: “Bienaventurados estos porque, bienaventurados aquellos porque…”. La razón de la bienaventuranza es la “nueva condición” que recibimos de Dios El Santo Padre pidió poner atención al hecho de que la razón de la bienaventuranza no es la situación “actual”, sino “la nueva condición” que los bienaventurados reciben como “don de Dios”, vale decir, la “razón de la felicidad”: «serán consolados», «heredarán la tierra», «serán saciados», «serán perdonados», «serán llamados hijos de Dios», etcétera. Bienaventurado es «el que está en condición de gracia» “¿Pero qué significa la palabra «bienaventurado»?, planteó el Pontífice. Y explicó: Viene del término griego makarios, que significa el que está en condición de gracia y que avanza en la amistad de Dios. Esto es importante: las Bienaventuranzas iluminan las acciones de la vida cristiana y revelan que la presencia de Dios en nosotros nos hace verdaderamente felices. En ocasiones, Dios elige caminos difíciles de comprender: por ejemplo, el de nuestros propios límites y derrotas, pero es allí donde manifiesta la fuerza de su salvación y nos concede la verdadera alegría. Mateo 5, 1-11 Las bienaventuranzas, aseguró el Papa concluyendo, “te conducen a la alegría, siempre”. Son “el camino para ir a la alegría”. Por eso invitó a tomar el Evangelio de Mateo, hoy y más veces durante la semana, y leer las bienaventuranzas: Mateo, capítulo 5, versículos del 1 al 11. “Los animo a leer detenidamente el texto de la Bienaventuranzas y pedir a Dios la gracia para vivirlas en medio del mundo en el que nos encontramos, su vivencia nos otorgará una profunda alegría y paz. Que Dios los bendiga”. El próximo viernes memoria de San Juan Bosco Al saludar, como cada miércoles, de manera particular a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados, el Papa animó a que el ejemplo de santidad de San Juan Bosco, a quien recordaremos el próximo viernes como Padre y Maestro de la juventud, lleve, en particular a los jóvenes, a realizar los proyectos de futuro, sin excluir el plan que Dios tiene para cada uno. “Oremos a San Juan Bosco para que cada uno encuentre en la vida su propio camino, lo que Dios quiere para nosotros”. Prensa CEV Nota de prensa de Vatican News 29 de enero de 2020

28
Ene

Papa Francisco en Santa Marta: no a cristianos sin alegría, prisioneros de las formalidades

Vaticano.- No avergonzarse de expresar la alegría del encuentro con el Señor, no estar separados de la fiesta que hace el pueblo cuando siente a Dios cerca de ellos: es esta la reflexión del Papa en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Evangelio, afirma, sólo seguirá adelante con evangelizadores llenos de vida y alegría. Una alegría que también continúa «en la mesa juntos con la familia». Es el sentimiento de alegría de ser cristiano que el Papa Francisco puso al centro de su homilía en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. La inspiración la tomó de la primera lectura de hoy, del Segundo Libro de Samuel, que habla de David y de todo el pueblo de Israel celebrando el regreso del Arca de la Alianza a Jerusalén. El Pueblo festeja porque Dios está cerca El Arca había sido secuestrada, recuerda el Papa, y su regreso «es una gran alegría para el pueblo». La gente siente que Dios está cerca de ellos y lo celebran. Y el rey David está con él, se pone a la cabeza de la procesión, hace un sacrificio inmolando un novillo y un carnero gordo. Con el pueblo entonces grita, canta y baila «con todas sus fuerzas». “Había una fiesta: la alegría del pueblo de Dios porque Dios estaba con ellos. ¿Y David? Baila. Baila ante el pueblo, expresa su alegría sin vergüenza; es la alegría espiritual del encuentro con el Señor: Dios ha regresado entre nosotros. Y esto nos da mucha alegría. ¿David no piensa que él es el rey y que el rey debe estar separado de la gente, su majestad, no? -, con la distancia… David ama al Señor, es feliz por este evento de traer el arca del Señor. Expresa esta felicidad, esta alegría, bailando e incluso cantando seguramente como todo el pueblo. Haciendo fiesta”. Francisco señala entonces que esto también nos sucede, sentir alegría «cuando estamos con el Señor» y, tal vez en la parroquia o en los pueblos, la gente celebra. Luego menciona otro episodio de la historia de Israel, cuando se encontró el libro de la ley en el tiempo de Nehemías y aún entonces «el pueblo lloraba de alegría», continuando la celebración en casa. Desprecio por la espontaneidad de la alegría El texto del profeta Samuel continúa describiendo el regreso de David a su hogar donde encuentra a una de sus esposas, Mical, la hija de Saúl. Ella lo recibe con desprecio. Al ver al rey danzando se avergüenza de él y le reprocha diciendo: «¿Pero te avergonzaste de bailar como un vulgar, como uno del pueblo?  Y el Papa Francisco observa: “Es el desprecio de la religiosidad exquisita hacia la espontaneidad de la alegría con el Señor.  Y David le explica: “Pero mira, esto era motivo de alegría. ¡La alegría en el Señor, porque hemos traído el arca a casa!”. Ella desprecia. Y dice en la Biblia que esta señora – se llamaba Mical – no tuvo hijos por esto. El Señor la ha castigado. Cuando falta la alegría en un cristiano, ese cristiano no es fecundo; cuando falta la alegría en nuestro corazón, no hay fecundidad”. Necesitamos evangelizadores alegres para ir adelante El Papa Francisco señala entonces que la fiesta no sólo se expresa espiritualmente, sino que se convierte en un compartir. David, ese día, después de la bendición, había distribuido «un pan para todos, una porción de carne asada y un puré de pasas», para que todos pudieran celebrar en su propia casa. «La Palabra de Dios no se avergüenza de la fiesta», dijo Francisco, y luego continuó: «Es verdad, a veces el peligro de la alegría es ir más allá y creer que esto es todo. No: este es el aire de la celebración». Luego recordó que San Pablo VI, en su Exhortación Apostólica «Evangelii Nuntiandi», habló de este aspecto y exhortó a la alegría. Francisco concluye recogiendo sus pensamientos: “La Iglesia no irá adelante. El Evangelio no irá adelante con evangelizadores aburridos y amargados. No. Sólo ira adelante con evangelizadores alegres, llenos de vida. El gozo de recibir la Palabra de Dios, el gozo de ser cristianos, el gozo de ir adelante, la capacidad de hacer fiesta sin avergonzarse y no ser como esta señora, Mical, cristianos formales, cristianos prisioneros de las formalidades”. Prensa CEV Nota de prensa Vatican News 28 de enero de 2020

27
Ene

Padre Gonzalo Aemilius es el nuevo secretario particular del Papa Francisco

Vaticano.- El sacerdote uruguayo, al que Francisco conoce desde 2006, ocupa el lugar dejado por el Padre Pedacchio el pasado mes de diciembre. Se conocen desde 2006, cuando el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, lo llamó porque había oído hablar de su trabajo con los niños de la calle. El sacerdote uruguayo Gonzalo Aemilius, doctor en teología, es el nuevo secretario particular del Papa. Toma el lugar del Padre Fabián Pedacchio, el sacerdote argentino que trabajó junto a Francisco desde 2013 hasta 2019, que regresó en diciembre pasado a su puesto en la Congregación de los Obispos. Proveniente de una familia acomodada de Montevideo, de una abuela judía y de padres no creyentes, Gonzalo Aemilius se convirtió durante la escuela secundaria, sorprendido por la sonrisa y la alegría en el rostro de algunos sacerdotes que ayudaban a los niños de la calle a pesar de las amenazas de muerte. Decidió hacerse sacerdote y dedicar su vida a los niños pobres y abandonados de su país. Nacido el 18 de septiembre de 1979, ordenado sacerdote el 6 de mayo de 2006, el padre Aemilius se había convertido en un rostro conocido porque en la mañana del 17 de marzo de 2013, mientras saludaba a los fieles reunidos fuera de la Puerta de Santa Ana, el nuevo Papa lo vio entre la multitud y lo invitó a seguirlo hasta la iglesia donde estaba a punto de celebrar su primera misa con los fieles después de la elección. Al final de la liturgia, Francisco lo llamó a su lado y lo presentó a todos, pidiéndoles que rezaran por él y por su trabajo con los niños de la calle. El Padre Aemilius fue director del Colegio Jubilar Juan Pablo II en Uruguay y estudió teología en Roma. Entrevistado por L’Osservatore Romano, al día siguiente de este encuentro particular con el Santo Padre, contó que le había impresionado la capacidad del entonces arzobispo Bergoglio para integrar diferentes valores y canalizarlos en una sola dirección: «Experimentar esta capacidad suya fue decisivo en mi vida. Me enseñó a tomar lo mejor que hay en cada individuo, por más diferente que sea de todos los demás, y a aprovecharlo para el bien de todos». El sacerdote uruguayo elegido por Francisco acompañará al actual secretario particular, el padre Yoannis Lahzi Gaid. Prensa CEV Nota de prensa de Vatican News 27 de enero de 2020

27
Ene

Papa Francisco reza por la unidad de los cristianos: «Dios quiere la salvación de todos»

Vaticano.- En el día en el que la Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la conversión de San Pablo, Apóstol de los gentiles, el Papa Francisco concluyó la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos rezando las II vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, junto al Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado ecuménico, Su Gracia Ian Ernest, representante personal en Roma del Arzobispo de Canterbury, y un grupo de estudiantes ortodoxos. «Sin cansarnos nunca, sigamos rezando para invocar a Dios el don de la plena unidad entre nosotros», pidió el Pontífice. La tarde del 25 de enero, día en el que Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la conversión del Apóstol San Pablo, el Papa Francisco celebró las II vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, y concluyó la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año lleva como tema “Nos trataron con amabilidad”, palabras tomadas del libro de los Hechos de los Apóstoles en referencia al naufragio del Apóstol Pablo quien, durante su viaje  a Roma siendo ya prisionero, llega junto al resto de compañeros de navegación a las costas de Malta, donde fueron «recibidos con amabilidad, con una humanidad poco común». Dios desea ardientemente la unidad entre los cristianos Un relato que refleja cómo ante la dificultad de la tormenta que los hace navegar a la deriva durante varios días, el Apóstol no pierde las esperanzas de sobrevivir y alienta a sus compañeros a seguir hacia delante con la confianza de que «Dios quiere que todos se salven». (Hechos 27:24). Esta narración -explicó el Papa- habla también de nuestro camino ecuménico, orientado hacia la unidad que Dios desea ardientemente, ya que en primer lugar, «nos dice que los débiles y vulnerables, los que tienen poco que ofrecer materialmente, como Pablo, pero que han encontrado su riqueza en Dios pueden dar mensajes preciosos para el bien de todos». Los más débiles llevan el mensaje de salvación más importante En este sentido, el Santo Padre invitó a pensar en las comunidades cristianas marginadas y perseguidas. «Como en la historia del naufragio de Pablo, a menudo son los más débiles los que llevan el mensaje de salvación más importante. Porque a Dios le ha gustado así: salvarnos no con la fuerza del mundo, sino con la debilidad de la Cruz (cf. 1 Cor 1,20-25). Por otra parte, Francisco señaló que el relato de los Hechos nos recuerda un segundo aspecto: la prioridad de Dios es la salvación de todos. «Este es el punto en el que el Apóstol insiste. «Es una invitación a no dedicarnos exclusivamente a nuestras comunidades, sino a abrirnos al bien de todos, a la mirada universal de Dios, que se encarnó para abrazar a todo el género humano, y murió y resucitó para la salvación de todos. Si, con su gracia, asimilamos su visión, podemos superar nuestras divisiones». Aprendamos a ser más hospitalarios Por último, el Papa hizo hincapié en un tercer aspecto que emana de la narración y que ha estado en el centro de esta Semana de Oración por la Unidad de los cristianos: la hospitalidad. San Lucas, en el último capítulo de los Hechos de los Apóstoles, dice que los habitantes de Malta recibieron a los náufragos «con amabilidad», o «con una humanidad poco común». Es por ello que a partir de esta Semana de Oración el Pontífice exhortó a «aprender a ser más hospitalarios», en primer lugar «entre nosotros los cristianos», y también entre hermanos y hermanas de diferentes confesiones. La hospitalidad- aseveró Francisco- pertenece a la tradición de las comunidades y familias cristianas. Nuestros ancianos nos han enseñado con el ejemplo que en la mesa de una casa cristiana siempre hay un plato de sopa para el amigo que pasa o el necesitado que llama a la puerta. Y en los monasterios el huésped es tratado con gran respeto. ¡No perdamos, al contrario, revivamos estas costumbres que tienen sabor a Evangelio! ,alentó el Papa. Sigamos rezando por el don de la unidad Antes de concluir su homilía, el Santo Padre dirigió un saludo cordial y fraterno a Su Eminencia el Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado ecuménico, a Su Gracia Ian Ernest, representante personal en Roma del Arzobispo de Canterbury, y a todos los representantes de las distintas Iglesias y Comunidades eclesiales reunidas en la Basílica de San Pablo Extramuros. Asimismo, dedicó unas palabras especiales de agradecimiento a los estudiantes del Instituto ecuménico de Bossey, que visitan Roma para profundizar en el conocimiento de la Iglesia católica, y a los jóvenes ortodoxos y ortodoxos orientales que estudian en Roma becados por el Comité para la colaboración cultural con las Iglesias ortodoxas, que trabaja en el Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos. «Juntos, sin cansarnos nunca, sigamos rezando para invocar a Dios el don de la plena unidad entre nosotros», puntualizó Francisco. Prensa CEV Nota de prensa de Vatican News 27 de enero de 2020

27
Ene

Ángelus con el Papa Francisco: el camino de la conversión parte del encuentro con Jesús

Vaticano.- En alusión a la lectura del Evangelio del día que narra el inicio del ministerio público de Jesús y su gran anuncio «Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca», el Papa Francisco recordó a la hora del rezo del Ángelus, que para lograr una conversión de vida, debemos encontrarnos verdaderamente con el Señor, «escuchar su llamada, dejar todo inmeditamente y seguirlo». ¿Cómo se hace esto? Abandonando el camino del egoísmo, del mal y del pecado, tal como hicieron sus primeros discípulos, los primeros mensajeros de la Palabra de Dios. El 26 de enero, tras haber celebrado en la Basílica del Vaticano la Santa Misa del domingo de la Palabra de Dios, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus junto a miles de fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro. «Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca» Comentando el Evangelio de hoy (cf. Mt 4,12-23) que relata el comienzo de la misión pública de Jesús en Galilea, «una tierra en las afueras de Jerusalén, mirada con recelo debido a su mezcla con los paganos y de la que no se esperaba nada bueno», el Santo Padre destacó el núcleo central del mensaje que allí predicaba el Maestro: «Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca» (v. 17), lo que se traduce como una invitación «a cambiar de vida». Abandonar el camino del egoísmo, del mal y del pecado «Con la venida de Jesús, luz del mundo, Dios Padre mostró a la humanidad su cercanía y amistad», añadió Francisco subrayando que estos dones nos fueron entregados «gratuitamente más allá de nuestros méritos». En este sentido, el Pontífice puntualizó que la llamada a la conversión «que Jesús dirige a todos los hombres de buena voluntad», se comprende plenamente a la luz del acontecimiento de la manifestación del Hijo de Dios. Sin embargo, no siempre es fácil lograr este cambio de vida, ya que para ello hay que «abandonar el camino del egoísmo, del mal y del pecado» y esto es posible si el compromiso de conversión se centra «en Cristo y su Espíritu, y no sólo sobre nosotros mismos y en las propias fuerzas». Abrirnos a la misericordia del Padre Al respecto, el Santo Padre pone en guardia sobre el hecho de que nuestra adhesión al Señor «no puede reducirse a un esfuerzo personal», sino que debe expresarse en una apertura confiada del corazón y de la mente para recibir la Buena Nueva de Jesús, «abrirnos a la misericordia del Padre y a dejarnos transformar por la gracia del Espíritu Santo». «Aquí es donde comienza un verdadero camino de conversión. Precisamente como sucedió con los primeros discípulos: el encuentro con el divino Maestro, con su mirada, con su palabra, les dio el impulso para seguirlo, para cambiar vida poniéndose concretamente al servicio del Reino de Dios». Imitemos a los primeros mensajeros de la Palabra de Dios El Papa concluyó haciendo hincapié en que el encuentro sorprendente y decisivo con Jesús «dio inicio al camino de los discípulos, transformándolos en anunciadores y testigos del amor de Dios por su pueblo», y lanzó una invitación: que cada uno de nosotros imite a los primeros mensajeros de la Palabra de Dios, «dando pasos en las huellas del Salvador, para ofrecer esperanza a los que tienen sed de ella». Todo esto, buscando siempre la intercesión de la Virgen María. Prensa CEV Nota de prensa de Vatican News 27 de enero de 2020

27
Ene

Papa Francisco pide que «hagamos espacio» a la Palabra de Dios en nuestra vida diaria

Vaticano.- «Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad», fue la exhortación del Papa Francisco al celebrar la misa en el domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Santo Padre mediante su Carta Apostólica Aperuit illis, con el fin de «no dejar empolvar la Biblia como si fuera un libro más». El 26 de enero, III domingo del tiempo ordinario y primer domingo de la Palabra de Dios, el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica de San Pedro centrando su homilía en el relato del Evangelio del día (Mt 4, 12-23), que narra el inicio del ministerio público de Jesús, «nos dice cómo, dónde y a quién el Señor comenzó a predicar». ¿Cómo comenzó Jesús a predicar?  Ante la primera cuestión, ¿cómo comenzó Jesús a predicar? el Papa señaló que lo hizo con una frase muy simple: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (v. 17). «Esta es la base de todos sus discursos, nos dice que el reino de los cielos está cerca, es decir que Dios está cerca de nosotros y esta es la novedad, el primer mensaje», aseveró Francisco: «Dios no está lejos, el que habita los cielos descendió a la tierra, se hizo hombre. Eliminó las barreras, canceló las distancias. No lo merecíamos. Él vino a nosotros, vino a nuestro encuentro». El Pontífice va a la esencia de este mensaje de alegría que predica el Maestro, resaltando que por amor «Dios vino a visitarnos en persona, haciéndose hombre», por tanto la invitación directa de Jesús cuando nos dice “Convertíos”, quiere decir, “cambia tu vida”. «Cambia tu vida porque ha comenzado una nueva forma de vivir: ha terminado el tiempo de vivir para ti mismo; ha comenzado el tiempo de vivir con Dios y para Dios, con los demás y para los demás, con amor y por amor». ¿Dónde comenzó Jesús a predicar? En cuanto al segundo punto, ¿dónde comenzó Jesús a predicar? el Santo Padre afirmó que descubrimos el origen de sus predicaciones precisamente en las regiones que entonces se consideraban “oscuras». «No desde el atrio del templo en Jerusalén, sino desde el lado opuesto del país, desde la Galilea de los gentiles, desde un lugar fronterizo, desde una periferia y de esto podemos sacar un mensaje: la Palabra que salva no va en busca de lugares preservados, esterilizados y seguros. Viene en nuestras complejidades, en nuestra oscuridad, porque Dios desea visitar aquellos lugares donde creemos que no llega». ¿A quién comenzó Jesús a hablar? Finalmente, está la pregunta ¿a quién comenzó Jesús a hablar? El Evangelio dice que «paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos […] que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”» (Mt 4,18-19). En este sentido, Francisco recordó que los primeros destinatarios de la llamada fueron pescadores; «no personas cuidadosamente seleccionadas en base a sus habilidades, ni hombres piadosos que estaban en el templo rezando, sino personas comunes y corrientes que trabajaban» y los convocó de una manera particular: Hagamos espacio a la Palabra de Dios «Los llama donde están y como son, para involucrarlos en su misma misión», y ellos responden a esta llamada dejando todo inmediatamente para seguirlo, para escucharlo. Por eso, el Papa hizo hincapié en que, al igual que los primeros discípulos del Señor, también nosotros necesitamos atender su llamada y escuchar su Palabra: «en medio de tantas palabras diarias, necesitamos escuchar esa Palabra que no nos habla de cosas, sino de vida». El Santo Padre concluyó su homilía pidiendo que hagamos espacio a la Palabra de Dios: «Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad, que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida». Prensa CEV Nota de prensa de Vatican News 27 de enero de 2020

24
Ene

Papa Francisco: “Toda historia humana es, de alguna manera, historia divina”

Vaticano.- En la memoria litúrgica de San Francisco de Sales, Obispo y Doctor de la Iglesia, fundador de la Orden de la Visitación y patrono de la prensa católica, se hizo público, como todos los años, el tradicional Mensaje del Santo Padre con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. En esta ocasión se titula: “Para que puedas contar y grabar en la memoria. La vida se hace historia” El Papa Francisco dedica su Mensaje de este año con motivo de la LIV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales al tema de la narración, puesto que – como él mismo explica – “para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”. A lo largo de cinco puntos el Pontífice explica la importancia de los relatos que deben estar a la altura de la humanidad a la que Jesús la elevó, puesto que “toda historia humana tiene una dignidad que no puede suprimirse”.  Y añade que “no hay historias humanas insignificantes o pequeñas”, porque “después de que Dios se hizo historia, toda historia humana es, de alguna manera, historia divina”. Tejer historias Teniendo en cuenta que “el hombre es un ser narrador”, el Papa recuerda que “los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos”. Sí, porque como escribe: “El hombre no es solamente el único ser que necesita vestirse para cubrir su vulnerabilidad, sino que también es el único ser que necesita ‘revestirse’ de historias para custodiar su propia vida”. Y, de hecho, “sumergiéndonos en las historias” – escribe Francisco – “podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida”. A lo que añade: “El hombre es un ser narrador porque es un ser en realización, que se descubre y se enriquece en las tramas de sus días. Pero, desde el principio, nuestro relato se ve amenazado: en la historia serpentea el mal” No todas las historias son buenas Naturalmente Francisco sabe que no todas las historias son buenas. De hecho, muchas “nos narcotizan” – escribe – “convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices”. Y añade que “casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos”. A lo que pone de manifiesto que “en lugar de relatos constructivos, que son un aglutinante de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia”. “Recopilando información no contrastada, repitiendo discursos triviales y falsamente persuasivos, hostigando con proclamas de odio, no se teje la historia humana, sino que se despoja al hombre de la dignidad” Por otra parte, el Pontífice al referir que, en nuestra época, “en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales” (el deepfake), “necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos”. “Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados. Necesitamos paciencia y discernimiento para redescubrir historias que nos ayuden a no perder el hilo entre las muchas laceraciones de hoy; historias que saquen a la luz la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana” La Historia de las historias Tras reafirmar que la Sagrada Escritura “es una Historia de historias”. Francisco escribe que “a través de su narración Dios llama a las cosas a la vida y, como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres, generadores de historia junto a Él”. Y recuerda que “no nacemos realizados, sino que necesitamos constantemente ser ‘tejidos’ y ‘bordados’”; porque “la vida nos fue dada para invitarnos a seguir tejiendo esa ‘obra admirable’ que somos”. Y en este sentido, el Pontífice destaca que la Biblia “es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad”, en cuyo centro está Jesús, dado que “su historia lleva al cumplimiento el amor de Dios por el hombre y, al mismo tiempo, la historia de amor del hombre por Dios”. Por otra parte, al recordar que el título de este Mensaje está tomado del libro del Éxodo, que constituye un relato fundamental, en el que Dios interviene en la historia de su pueblo, el Santo Padre agrega textualmente: “De hecho, cuando los hijos de Israel estaban esclavizados clamaron a Dios, Él los escuchó y rememoró: ‘Dios se acordó de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob’ (…). De la memoria de Dios brota la liberación de la opresión, que tiene lugar a través de signos y prodigios” El Dios de la vida se comunica contando la vida El Papa Francisco no deja de recordar que Jesús hablaba de Dios no con razonamientos abstractos, sino con parábolas y narraciones breves, tomadas de la vida cotidiana. Y explica que de este modo “para el que la escucha, la historia se hace vida: esa narración entra en la vida de quien la escucha y la transforma”. Por esta razón no es causal que “también los Evangelios sean relatos”, dado que mientras nos informan sobre Jesús, nos “performan” y conforman a Él: “El Evangelio de Juan nos dice que el Narrador por excelencia – el Verbo, la Palabra – se hizo narración: ‘El Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado’” En punto de su Mensaje el Santo Padre escribe que ha querido utilizar el término “contado” porque en lengua original puede traducirse como “revelado” o “contado”. “Dios se ha entretejido personalmente en nuestra humanidad, dándonos así una nueva forma de tejer nuestras historias” Una historia que se renueva El Papa Francisco recuerda que “la historia de Cristo no es patrimonio del pasado”, sino que “es nuestra historia, siempre actual”. Además “nos dice que no hay historias humanas insignificantes o pequeñas”, porque “después de que Dios se hizo historia, toda historia humana es, de alguna manera,

24
Ene

Papa Francisco: la envidia trae la guerra, pero siempre es una pompa de jabón

Vaticano.- En la homilía de la misa de la mañana del 24 de enero de 2020, el Papa Francisco advirtió contra «la polilla de los celos», que nos lleva a juzgar mal a los demás, a entrar en competición con una «murmuración» con uno mismo que mata al otro, pero que en realidad «no tiene consistencia». Que el Señor nos dé siempre la gracia de entender esto, y como Saúl, no matemos a David. Estemos atentos a la polilla de la envidia y de los celos, que «nos lleva a juzgar mal a la gente», a entrar en competencia en la familia, en el vecindario y en el trabajo: «Es la semilla de una guerra», un «murmullo» con nosotros mismos que mata al otro, pero si pensamos «no tiene consistencia», y termina en «una pompa de jabón». El Papa Francisco, en la homilía de la misa de la mañana en la Casa Santa Marta, extrae esta gran enseñanza de vida de la Primera Lectura propuesta por la liturgia, que describe cómo se desinflan los celos del rey Saúl contra David. Los celos son criminales, siempre tratan de matar El Papa recuerda que los celos del rey, descritos en el primer Libro de Samuel, nacen del canto de victoria de las jóvenes, por Saúl que mató a mil enemigos, mientras que David mató a diez mil. Así comienza «la inquietud de los celos», como «una polilla que te carcome por dentro». Así «Saúl sale con el ejército para matar a David». «Los celos son criminales – comenta Francisco – siempre tratan de matar». Y a los que dicen «sí, estoy celoso de esto, pero no soy un asesino», el Pontífice recuerda: «ahora. Pero si continúas puede terminar mal». Porque, recuerda, se puede matar fácilmente «con la lengua, con la calumnia». El envidioso murmura consigo mismo y no ve la realidad Celos, continúa el Papa Francisco, que crecen «hablando consigo mismo», interpretando las cosas con la clave de los celos. En la «murmuración consigo mismo», el celoso «es incapaz de ver la realidad», y sólo «un hecho muy fuerte» puede abrirle los ojos. Así que, en la fantasía de Saúl, «los celos le hicieron creer que David era un asesino, un enemigo». “Nosotros también, cuando sentimos la envida, los celos, hacemos esto, ¿eh? Cada uno de nosotros piense: ¿Por qué esta persona me resulta insoportable? ¿Por qué a aquel otro ni siquiera lo quiero ver? Porque aquel otro…» Cada uno de nosotros piense por qué. Muchas veces buscaremos el por qué y descubriremos que son fantasías nuestras. Fantasías, pero que crecen en esa murmuración conmigo mismo”. “Y al final es una gracia de Dios cuando el celoso se encuentra con una realidad como la que le sucedió a Saúl: los celos estallan como una pompa de jabón, porque los celos y la envidia no tienen consistencia.” Dios rompió la burbuja de jabón de los celos de Saúl La salvación de Saúl está en el amor de Dios, recuerda el Papa, que «le había dicho que, si no obedecía, le habría quitado su reino, pero lo quería». Y así «le dio la gracia de hacer reventar esa burbuja de jabón que no tenía consistencia». Francisco narra el episodio bíblico, con Saúl que entra en la cueva donde se escondieron David y sus hombres, «para hacer sus necesidades». Sus amigos le dicen a David que aproveche para matar al rey, pero él se niega: «Nunca pondré mi mano sobre el ungido del Señor». Se ve, comenta el Pontífice, «la nobleza de David comparada con los celos asesinos de Saúl». Así, en silencio, corta sólo un trozo de tela del dobladillo del manto del rey, «y se lo lleva consigo». La narración del diálogo entre David y Saúl Luego, continúa el Papa Francisco, David sale de la cueva y llama respetuosamente a Saúl: «¡Oh rey, mi señor!», aunque si ese “trata de matarlo». Y le pregunta: «¿Por qué haces caso a los rumores de la gente, cuando dicen que David busca tu ruina?». Y le muestra el borde del manto, diciendo: «Podría haberte matado. No, no lo hice». Esto, comenta el Papa, «rompe la pompa de jabón de los celos de Saúl», que reconoce a David «como si fuera un hijo y vuelve a la realidad», diciendo: «Tú eres más justo que yo, porque me has hecho el bien, mientras que yo te he hecho el mal». Protejamos nuestros corazones del gusano de los celos «Es una gracia -dice Francisco- cuando el envidioso, el celoso, se enfrenta a una realidad que revienta esa burbuja de jabón que es su vicio de celos o de envidia». Y nos invita a mirarnos a nosotros mismos cuando «somos antipáticos con una persona, no la queremos». Preguntémonos: «¿Qué hay dentro de mí? ¿Está creciendo la polilla de los celos porque él tiene algo que yo no tengo o hay un enojo oculto?». Debemos, es el consejo del Pontífice, «proteger nuestro corazón de esta enfermedad, de este murmullo conmigo mismo que hace crecer esta pompa de jabón, que luego no tiene consistencia, pero que duele mucho». E incluso cuando alguien viene a nosotros «para hablar mal de otro», debemos hacerle comprender que, a menudo, no habla con serenidad, sino «con pasión», y en esa pasión «está el mal de la envidia y el mal de los celos». “Estemos atentos, porque esta es una polilla que entra en el corazón de todos nosotros – ¡de todos nosotros! – y nos lleva a juzgar mal a la gente, porque dentro hay una competencia: él tiene algo que yo no tengo. Y así comienza la competencia. Nos lleva a descartar a la gente, nos lleva a una guerra; una guerra doméstica, una guerra de vecindario, una guerra de lugares de trabajo. Pero precisamente en el origen está la semilla de una guerra: la envidia y los celos”. La gracia de un corazón transparente y amistoso Estemos atentos, concluye el Papa Francisco, «cuando sentimos esta antipatía por alguien y preguntémonos: ‘¿Por qué siento

24
Ene

Papa Francisco: no a las historias falsas y destructivas, narrar el bien que une

Vaticano.- En el 54º Mensaje para las Comunicaciones Sociales sobre el tema «Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10,2) La vida se hace historia», el Sumo Pontífice se detiene en el valor de la narración. Del Papa la exhortación, más urgente que nunca también para el mundo católico, a vencer la tentación de las historias destructivas. Los relatos “nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos”, porque “el hombre es un ser narrador” que necesita “revestirse de historias para custodiar su propia vida”. El Papa Francisco lo subraya en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2020, publicado en la memoria de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas. Un mensaje que, sin embargo, abarca un horizonte mucho más amplio que la profesión de periodista, como por otra parte Francisco nos ha acostumbrado desde su primer Mensaje para las Comunicaciones Sociales, el de 2014, cuando trazó un vínculo ideal entre la figura evangélica del buen samaritano y la misión que hoy llevan a cabo los «buenos comunicadores». En un momento marcado por el uso instrumental y divisivo de la palabra, «enfermedad» de la que el mundo católico lamentablemente no es inmune, el Papa nos recuerda que la comunicación es auténtica si construye, no si destruye. Si es «humilde» en la «búsqueda de la verdad», como ya se subrayó en la audiencia del pasado mes de mayo a los periodistas de la Asociación de la Prensa Extranjera. Y frente a la difusión de narraciones «falsas y malvadas» – hasta la sofisticada aberración del deepfake (engaño profundo) – el Papa anima a que la narración hable «de nosotros y de la belleza que poseemos» ayudando a «reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos». Necesitamos, es su exhortación, «respirar la verdad de las buenas historias». La Sagrada Escritura, una «Historia de historias» En el Mensaje se cita la storytelling (narración de historias), una técnica cada vez más en boga en varios campos, desde la publicidad hasta la política, pero la historia en la que piensa Francisco no sigue lógicas mundanas. Tiene un valor más profundo que hace «memoria de lo que somos a los ojos de Dios». Además, una indicación reveladora de lo que el Papa considera un modelo de narración viene ya del tema elegido para el Mensaje: «Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10,2)La vida se hace historia». La Sagrada Escritura, señala el Papa, es «una Historia de historias» y añade que la Biblia nos muestra «un Dios que creador y narrador al mismo tiempo». Precisamente «a través de su narración – continúa – Dios llama a las cosas a la vida y, como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres». En la inminencia de la celebración del «Primer Domingo de la Palabra de Dios», instituido por la Carta Apostólica Aperuit Illis, el Papa Francisco nos invita, por tanto, también con este Mensaje, a estar cerca de la Sagrada Escritura, a hacerla nuestra, recordándonos que «la Biblia es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad». Por otra parte, como nos enseña el Libro del Éxodo -del que se toma el tema del mensaje- aprendemos que «el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando, de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente». La tentación de las narraciones falsas y malvadas Una parte importante del documento está dedicada por el Papa a «historias destructivas» que describe con palabras que recuerdan la inmediatez de las homilías de Santa Marta. Una vez más -como ya en el Mensaje para las Comunicaciones de 2018 dedicado al fenómeno de las fake news (noticias falsas) – Francisco pone en guardia ante la tentación de la serpiente, narrada en el Libro del Génesis, que «introduce en la trama de la historia un nudo difícil de deshacer». El Papa denuncia esas historias que «nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices». Y, retomando un tema muy querido para él, estigmatiza la avaricia de la «charla y las habladurías» de los que «casi no nos damos cuenta» así como la mucha «violencia y falsedad» que «consumimos». La consecuencia última es la difusión de «historias destructivas y provocadoras que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia». En riesgo está la dignidad humana, leemos en el Mensaje, que se ve despojada por la combinación de «información no contrastada» con la repetición de «discursos triviales y falsamente persuasivos» que hostigan «con proclamas de odio». A todo esto, pide reaccionar con «coraje» para rechazar tales amenazas. En un mundo que sufre «muchas laceraciones», Francisco espera que podamos sacar a la luz “la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana». Ninguna historia humana es insignificante a los ojos de Dios El Papa dirige entonces la atención a la historia de Jesús, que muestra cómo a Dios le importa tanto el hombre y que para Él «no hay historias humanas insignificantes o pequeñas». «Por obra del Espíritu Santo», añade, «cada historia, incluso la más olvidada», puede «renacer como una obra maestra, convirtiéndose en un apéndice del Evangelio». Cita algunos historias que han «escrito admirablemente el encuentro entre la libertad de Dios y la del hombre» desde las Confesiones de Agustín hasta Los Hermanos Karamazov. Nos invita a leer las historias de los santos y a compartir esas «historias que huelen a Evangelio» que cada uno de nosotros conoce. «Contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil», reitera, porque «nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar». Por esta razón, señala, «incluso cuando contamos el mal» podemos reconocer el bien y «hacerle sitio». El Mensaje termina con una oración a María para que escuche nuestras historias, para que las custodie. Recordando una imagen querida por Francisco y también presente en la casa de Santa Marta, pide a la Virgen que desate