Categoría: Papa Francisco

18
Mar

Papa Francisco: “He pedido al Señor: Detén la epidemia con tu mano”

Vaticano.– «He pedido al Señor que detuviera la epidemia: Señor, detenla con tu mano. He orado por esto». Así el Papa Francisco respondió a la pregunta sobre cuál fue su oración del domingo por la tarde en Santa María Maggiore y San Marcello al Corso. El Papa, proponiendo cómo vivir estos días difíciles, dijo: “Debemos redescubrir la concreción de las pequeñas cosas, de las pequeñas atenciones que hay que tener hacia quienes están cerca, parientes, amigos. Entender que en las pequeñas cosas está nuestro tesoro. Hay gestos mínimos, que a veces se pierden en el anonimato de la vida cotidiana, gestos de ternura, de afecto, de compasión, que, sin embargo, son decisivos, importantes. Por ejemplo, un plato caliente, una caricia, un abrazo, una llamada telefónica… Son gestos familiares de atención a los detalles de cada día que hacen que la vida tenga sentido y que haya comunión y comunicación entre nosotros”. “A veces – añadió Francisco – vivimos una comunicación entre nosotros que es solo virtual. En cambio, deberemos descubrir una nueva cercanía. Una relación concreta hecha de atención y paciencia. A menudo las familias en casa comen juntas en un gran silencio que no viene dado por una escucha mutua, sino por el hecho de que los padres ven la televisión mientras comen y sus hijos están en sus teléfonos móviles. Parece que son muchos monjes aislados unos de otros. Aquí no hay comunicación; en cambio, escucharnos es importante porque entendemos qué necesita cada uno, sus necesidades, cansancios, deseos. Hay un lenguaje hecho de gestos concretos que debe ser salvaguardado. En mi opinión, el dolor de estos días debe abrirse a esta concreción». El Papa tuvo un pensamiento particular para el personal sanitario, para los voluntarios y para los familiares de las víctimas: «Agradezco a los que se gastan de esta manera por los demás. Son un ejemplo de esta concreción. Y pido que todos estén cerca de los que han perdido a sus seres queridos, tratando de acompañarlos de todas las maneras posibles. El consuelo debe ser ahora el compromiso de todos». Francisco dijo que había sido tocado, a este respecto, por un artículo publicado recientemente por Fabio Fazio, en particular por el hecho que “nuestros comportamientos siempre influyen en la vida de los demás”, citando el ejemplo de los que, al no pagar impuestos, provocan la falta de servicios de salud. Finalmente, Francisco invita a todos a la esperanza, incluso a aquellos que no creen: “Todos son hijos de Dios y son mirados por Él. Incluso quien aun no ha encontrado a Dios, quien no tienen el don de la fe, pueden encontrar su camino allí, en las cosas buenas en las que cree: puede encontrar la fuerza en el amor a sus hijos, a su familia, a sus hermanos. Uno puede decir: “No puedo rezar porque no creo”. Pero al mismo tiempo, sin embargo, puede creer en el amor de la gente que le rodea y allí encontrar la esperanza”. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News18 de marzo de 2020

17
Mar

El Papa: rezo por los ancianos que están solos y con miedo

Vaticano.- Que el Señor esté cerca dando fuerza a nuestras abuelas y abuelos. Francisco ofreció por esta intención la Misa matutina que se transmitió en vivo desde la capilla de la Casa de Santa Marta. E invitó a saber perdonar siempre y con el corazón El corazón del Papa mira a todos y cada día a alguien de manera especial. Francisco dedicó la Misa de esta mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta (VÍDEO INTEGRAL) a los ancianos que en tiempo de restricciones por el Coronavirus están entre los que sufren más que otros la distancia de sus seres queridos. Querría que hoy rezáramos por los ancianos que sufren este momento de manera especial, con una soledad interior muy grande y a veces con mucho miedo. Roguemos al Señor para que esté cerca de nuestros abuelos, de nuestras abuelas, de todos los ancianos y les dé fuerza. Ellos nos dieron la sabiduría, la vida, la historia. También nosotros estamos cerca de ellos con la oración. En su homilía, Francisco se inspiró en el Evangelio y en el tema del perdón que lleva a Pedro a preguntar a Jesús cuántas veces es lícito perdonar a los demás. No es fácil – reconoció el Papa – y recordó que hay «gente que vive condenando a la gente». Pero lo que Dios desea – afirmó – es «ser magnánimo» y  «perdonar, perdonar de corazón». A continuación el texto de la homilía: Jesús viene de hacer una catequesis sobre la unidad de los hermanos y la terminó con una hermosa palabra: «Les aseguro que si dos de ustedes, dos o tres, se ponen de acuerdo y piden una gracia, se les será concedida». La unidad, la amistad, la paz entre los hermanos atrae la benevolencia de Dios. Y Pedro hace la pregunta: «Sí, pero con las personas que nos ofenden, ¿qué debemos hacer? Si mi hermano comete culpas contra mí, me ofende, ¿cuántas veces tendré que perdonarlo? ¿Siete veces?». Y Jesús respondió con aquella palabra que significa, en su idioma, «siempre»: «Setenta veces siete». Siempre se debe perdonar. Y perdonar no es fácil. Porque nuestro corazón egoísta siempre está apegado al odio, a las venganzas, a los rencores. Todos hemos visto familias destruidas por odios familiares que pasan de una generación a otra. Hermanos que, frente al ataúd de uno de sus padres, no se saludan porque guardan viejos rencores. Parece que es más fuerte aferrarse al odio que al amor y éste es precisamente  – digámoslo así – el tesoro del diablo. Él se agazapa siempre entre nuestros rencores, entre nuestros odios y los hace crecer, los mantiene ahí para destruir. Destruir todo. Y muchas veces, por cosas pequeñas, destruye. Y también se destruye a este Dios que no vino a condenar, sino a perdonar. Este Dios que es capaz de festejar con un pecador que se acerca y olvida todo. Cuando Dios nos perdona, olvida todo el mal que hemos hecho. Alguien dijo: «Es la enfermedad de Dios». No tiene memoria, es capaz de perder la memoria en estos casos. Dios pierde la memoria de las historias malas de tantos pecadores, de nuestros pecados. Nos perdona y sigue adelante. Sólo nos pide: «Es lo mismo: aprende a perdonar», no sigas con esta cruz infecunda del odio, del rencor, del «me la pagarás». Esta palabra no es cristiana ni humana. La generosidad de Jesús nos enseña que para entrar en el cielo debemos perdonar. Es más, nos dice: «¿Vas a Misa?» – «Sí» – «Pero cuando vas a Misa acuérdate de tu hermano que tiene algo contra ti, y reconcíliate primero; no vengas a mí con el amor hacia mí en una mano y el odio para con tu hermano en la otra. Coherencia del amor. Perdonar. Perdonar de corazón. Hay gente que vive condenando a la gente, hablando mal de la gente, ensuciando constantemente a sus compañeros de trabajo, ensuciando a sus vecinos, a sus parientes, porque no perdonan algo que les han hecho, o no perdonan algo que no les gustó. Parece que la riqueza propia del diablo es ésta: sembrar amor al no-perdonar, vivir apegados al no-perdonar. Y el perdón es condición para entrar en el cielo. La parábola que nos cuenta Jesús es muy clara: perdonar. Que el Señor nos enseñe esta sabiduría del perdón que no es fácil. Y hagamos una cosa: cuando vayamos a confesarnos, a recibir el sacramento de la reconciliación, primero pregúntenos: «¿Yo perdono?». Si siento que no perdono, no hagas de cuenta que pides perdón, porque no serás perdonado. Pedir perdón significa perdonar. Van juntos. No pueden separarse. Y aquellos que piden perdón para sí mismos como este señor, al que el patrón le perdona todo pero él no perdona a los demás, terminarán como este señor. «Así también mi Padre celestial lo hará con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a su propio  hermano». “Que el Señor nos ayude a comprender esto y a bajar la cabeza, a no ser soberbios, a ser magnánimos en el perdón. Al menos a perdonar «por interés». ¿Cómo es eso? Sí: perdonar, porque si no perdono, no seré perdonado. Al menos eso. Pero siempre el perdón” Prensa CEVNota de prensa de Vatican News17 de marzo de 2020

16
Mar

Las dos oraciones del Papa para invocar el «fin de la pandemia»

Vaticano.- Francisco salió del Vaticano y veneró a la imagen de la Virgen bajo la advocación Salus Populi Romani en Santa María Maggiore. Luego, en San Marcello al Corso, rezó ante el crucifijo que salvó a Roma de la peste. Una intensa oración frente a María Salus Populi Romani, y frente al crucifijo de madera que protegió a Roma de la «Gran Peste» del siglo XVI. Así, el Papa Francisco, en este tercer domingo de Cuaresma, saliendo del Vaticano, quiso enfatizar su cercanía con quienes sufren al ir a implorar la protección especial de la Virgen que es venerada en el icono conservado en la basílica de Santa María Maggiore, en la primera etapa de sus dos visitas romanas. “Esta tarde, poco después de las 16:00 horas, el Papa Francisco dejó el Vaticano en privado – informa el Director de la Sala de Prensa del Vaticano- y visitó la Basílica de Santa Maria Maggiore, para dirigir una oración a la Virgen, Salus Populi Romani, cuyo icono es custodiado y venerado allí. Después, haciendo un tramo de la Vía del Corso a pie, como en peregrinación, el Santo Padre llegó a la iglesia de San Marcello al Corso, donde se halla el Crucifijo milagroso que en 1522 fue llevado en procesión por los barrios de la ciudad para acabar con la «Gran Peste» en Roma. Con su oración, el Santo Padre invocó el fin de la pandemia que golpea a Italia y al mundo, imploró la curación de tantos enfermos, recordó a las muchas víctimas de estos días y pidió que sus familiares y amigos encuentren consuelo y alivio. Su intención también fue por los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y a aquellos que en estos días, con su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad. Alrededor de las 17:30 horas el Santo Padre regresó al Vaticano”. La especial devoción del Pontífice a la Salus Populi Romani es bien conocida: Francisco va allí no solo con motivo de las grandes fiestas marianas, sino que también quiere hacer una pausa de oración antes de salir para los viajes internacionales, y regresa allí inmediatamente después de aterrizar, para dar gracias. En 593 el Papa Gregorio I la llevó en procesión para acabar con la peste, y en 1837 Gregorio XVI la invocó para acabar con una epidemia de cólera. Muy significativa, en vista del momento que estamos viviendo, fue también la segunda etapa de esta salida dominical: la iglesia de San Marcello al Corso, donde se conserva un antiguo y venerado crucifijo de madera que data del siglo XV, considerado por los estudiosos como el más realista de Roma, que sobrevivió a un incendio y salvó a la ciudad de la peste. Ese crucifijo, abrazado por san Juan Pablo II, marcó la culminación de la Jornada Mundial del Perdón durante el Gran Jubileo de 2000. Las muchas tradiciones de milagros atribuidas al «Santo Crucifijo» comenzaron el 23 de mayo de 1519 cuando un incendio, durante la noche, destruyó completamente la iglesia dedicada al Papa Marcelo. A la mañana siguiente todo el edificio se había reducido a escombros, pero de entre las ruinas emergió intacto el crucifijo del altar mayor, al pie del cual aun arde una pequeña lámpara de aceite. Esta imagen toca profundamente a los fieles, moviendo a algunos de ellos a reunirse todos los viernes por la noche para rezar. El 8 de octubre de 1519 el Papa León X ordenó la reconstrucción de la iglesia. Tres años después del incendio, Roma fue golpeada por la «Gran Peste». El pueblo llevó el crucifijo en procesión, logrando superar incluso las prohibiciones de las autoridades, comprensiblemente preocupadas por la propagación del contagio. El crucifijo fue sacado y conducido a través de las calles de Roma hasta la Basílica de San Pedro. La procesión duró 16 días: del 4 al 20 de agosto de 1522. A medida que la procesión avanzaba, la peste daba señales de regresión, por lo que cada distrito trató de mantener el crucifijo el mayor tiempo posible. Al final, al volver a la iglesia, la plaga había cesado por completo. Desde 1600, la procesión de la iglesia de San Marcello a la Basílica de San Pedro se convirtió en una tradición durante el transcurso del Año Santo. En el reverso de la cruz están grabados los nombres de los diferentes Pontífices y los años de los jubileos. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News16 de marzo de 2020

16
Mar

La Prefectura de la Casa Pontificia: Triduo Pascual sin peregrinos

Vaticano.- Los ritos de la Semana Santa tendrán lugar sin la presencia de las muchas personas que tradicionalmente pedían participar, pero pueden ser seguidos en vivo en Vatican News y en los canales de la televisión en el mundo entero. Hasta el 12 de abril las audiencias generales del Papa y los rezos del Ángelus seguirán las mismas modalidades. La transmisión diaria en vivo de la Misa de Santa Marta continúa. La Prefectura de la Casa Pontificia ha anunciado en su sitio web que, «debido a la actual emergencia sanitaria internacional, todas las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa tendrán lugar sin la presencia» de los numerosos peregrinos que tradicionalmente pedían participar en los ritos. Además, hasta el 12 de abril, las audiencias generales del Papa y la oración del Ángelus «estarán disponibles en streaming en directo en la página web oficial de Vatican News» y a través de los canales de televisión en todo el mundo. El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, también habló sobre las modalidades de la celebración. En respuesta a las preguntas de los periodistas dijo: «En cuanto a las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa, puedo especificar que todas están confirmadas. En la actualidad se están estudiando formas de aplicación y participación que respeten las medidas de seguridad establecidas para evitar la propagación del coronavirus. Estas modalidades se comunicarán tan pronto como se definan, de acuerdo con la evolución de la situación epidemiológica». «Cualquiera que sea la modalidad prevista, las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa -añadió Bruni- se transmitirán en directo por radio y televisión, incluso en todo el mundo y en streaming en el sitio web de las Noticias del Vaticano, y las imágenes serán distribuidas por los Medios de Comunicación del Vaticano a los medios que las soliciten».  Ayer por la mañana, la Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer que «ante la situación que se ha producido por el coronavirus», el Santo Padre ha decidido que la Santa Misa que celebra en Santa Marta a las 7:00 de la mañana siga transmitiéndose en directo esta semana. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News16 de marzo de 2020

16
Mar

Papa en Santa Marta: Dios ayude a las familias a redescubrir los verdaderos afectos

Vaticano.- Este 16 de marzo, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre continuó rezando por los enfermos y dirige un pensamiento especial a las familias en esta situación caracterizada por la enfermedad del Coronavirus. En su homilía subrayó la necesidad de acoger la simplicidad de Dios para no caer en la soberbia. El Papa Francisco celebró la Santa Misa en vivo desde la Casa Santa Marta, también esta semana el Pontífice desea manifestar su cercanía a los fieles que no pueden asistir a la Eucaristía debido a la emergencia sanitaria del Covid-19. Esta mañana, al introducir la celebración, continuó rezando por los enfermos y las familias. “Seguimos rezando por los enfermos. Pienso en las familias, cerradas, los niños no van a la escuela, tal vez los padres no pueden salir; algunos estarán en cuarentena. Que el Señor les ayude a descubrir nuevos modos, nuevas expresiones de amor, de convivencia en esta nueva situación. Es una hermosa oportunidad para redescubrir los verdaderos afectos con creatividad en la familia. Oremos por la familia, para que las relaciones en la familia en este momento florezcan siempre para el bien”. En su homilía, el Papa Francisco comentó las lecturas del día tomadas del Segundo Libro de los Reyes (2 Reyes 5:1-15) y del Evangelio de Lucas (Lc 4:24-30). A continuación el texto de la homilía: En los dos textos que la Liturgia nos hace meditar hoy, hay una actitud que atrae la atención, una actitud humana, pero no de buen espíritu: la indignación. Esta gente de Nazaret comenzó a escuchar a Jesús, les gustaba como hablaba, pero entonces alguien dijo: «Pero, ¿este, en qué universidad ha estudiado? ¡Este es el hijo de María y José, este era carpintero! ¿Qué viene a decirnos?» Y el pueblo se indignó. Entraron en esta indignación. Y esta indignación los lleva a la violencia. Y ese Jesús que admiraban al principio de la predicación es expulsado, para arrojarlo de la montaña. También Naamán, un buen hombre, también era este Naamán, también abierto a la fe, pero cuando el profeta le envía a decir que se bañara siete veces en el Jordán se indignó. ¿Pero por qué? «He aquí, yo pensaba, seguramente saldrá de pie, e invocará el nombre del Señor su Dios, y pondrá su mano en la parte enferma, y me quitará la lepra. ¿No son los ríos Abana y Parpar, de Damasco, mejores que todas las aguas de Israel? ¿No podría bañarme allí y purificarme? Se dio la vuelta y se fue enfadado». Con indignación. También en Nazaret había gente buena; pero ¿qué hay detrás de esta buena gente que los lleva a esta actitud de indignación? Y en Nazaret peor: la violencia. Tanto la gente de la sinagoga de Nazaret como Naamán pensaban que Dios sólo se manifestaba en lo extraordinario, en las cosas fuera de lo común; que Dios no podía actuar en las cosas ordinarias de la vida, en la simplicidad. Despreciaban lo simple. Ellos se indignan, despreciaban las cosas simples. Y nuestro Dios nos hace entender que Él actúa siempre con sencillez: en la sencillez, en la casa de Nazaret, en la sencillez del trabajo cotidiano, en la sencillez de la oración… Las cosas sencillas. En cambio, el espíritu mundano nos lleva hacia la vanidad, hacia las apariencias y ambos terminan en la violencia: Naamán era muy educado, pero le cierra la puerta en la cara al profeta y se va. La violencia, un gesto de violencia. La gente en la sinagoga comenzó a calentarse, a enfurecerse, y tomó la decisión de matar a Jesús, pero inconscientemente, y lo echaron afuera para tirarlo desde la colina. La indignación es una fea tentación que lleva a la violencia. Hace unos días, me mostraron, en un teléfono móvil, imágenes de la puerta de un edificio que estaba en cuarentena. Había una persona, un joven, que quería salir. Y el guardia le dijo que no podía. Y le dio un puñetazo, con indignación, con desprecio: «¿Quién eres tú, ‘negro’, para impedirme que me vaya?». La indignación es la actitud de los soberbios, pero los soberbios pobres, los soberbios con una fea pobreza de espíritu, los soberbios que viven sólo con la ilusión de ser más de lo que son. Es una clase espiritual, la gente que se indigna: de hecho, muchas veces estas personas necesitan estar indignadas, estar indignadas para sentirse persona. También a nosotros nos puede suceder esto: «el escándalo farisaico», lo llaman los teólogos, escandalizarme de las cosas que son la simplicidad de Dios, la simplicidad de los pobres, la simplicidad de los cristianos como, para decir: «Pero esto no es Dios. No, no. Nuestro Dios es más culto, es más sabio, es más importante. Dios no puede actuar con esta simplicidad». Y siempre la indignación te lleva a la violencia; tanto la violencia física como la violencia de la palabra, que mata como la violencia física. Pensemos en estos dos pasos, estos dos pasajes: la indignación de la gente en la sinagoga de Nazaret y la indignación de Naamán, porque no entendían la simplicidad de nuestro Dios. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News16 de marzo de 2020

15
Mar

Papa Francisco deja el Vaticano para visitar la Basílica Santa María la Mayor y orar por el mundo entero

Vaticano.- Esta tarde, poco después de las 4:00 pm, hora local de Roma, el Papa Francisco ha dejado el Vaticano de forma privada y visitó la Basílica de Santa María Mayor, para dirigir una oración a la Virgen, Salus Populi Romani, cuyo icono está guardado y venerado allí. Posteriormente haciendo un tramo de la Vía del Corso a pie, como en peregrinación, el Santo Padre llegó a la Iglesia de San Marcelo al Corso, donde se encuentra el Crucifijo milagroso que en 1552 fue llevado por todos los barrios de la ciudad, para poner fin a la “gran peste” en Roma. Con su oración, el Santo Padre invocó el fin de la pandemia que afecta a Italia y al mundo, rogó por la sanación de los muchos enfermos, recordó a tantas víctimas de estos días y pidió que sus familiares y amigos encontraran consuelo. Su intención también se dirigió a los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y aquellos que en estos días, con su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad. Alrededor de las 5:30 pm, el Santo Padre regresó al Vaticano. Prensa CEVCon información de la Sala de Prensa VaticanaFotogrtafía: Copyright: Vatican Media15 de marzo de 2020

13
Mar

El Papa a obispos: seamos cercanos al pueblo, las medidas drásticas no siempre son buenas

Vaticano.- En la misa de Santa Marta, Francisco reza por los enfermos, pero también por los pastores para que tomen medidas para no dejar solo al pueblo de Dios y lo acompañen con el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración. En la quinta misa transmitida en directo desde la Capilla de la Casa Santa Marta, en el séptimo aniversario de su elección al trono papal, Francisco nos invita de nuevo a rezar por los enfermos de coronavirus, pero en particular reza por los pastores. «En estos días nos unimos a los enfermos, a las familias, que sufren esta pandemia. Y también me gustaría rezar hoy por los pastores que deben acompañar al pueblo de Dios en esta crisis: que el Señor les dé la fuerza y también la capacidad de elegir los mejores medios para ayudar. Las medidas drásticas no siempre son buenas, por eso rezamos: que el Espíritu Santo dé a los pastores la capacidad pastoral y el discernimiento para que proporcionen medidas que no dejen solo al santo y fiel pueblo de Dios. Que el pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración». El Papa, obviamente, no se refiere a las medidas tomadas por el gobierno para contener el contagio evitando las reuniones públicas, sino que se dirige a los pastores para tener en cuenta las necesidades de los fieles que necesitan ser acompañados espiritualmente en un momento tan dramático. En su homilía, comentando las lecturas del día, y en particular la parábola de los viñadores asesinos, habla de la infidelidad al pacto de los que se adueñan del don de Dios que es riqueza, apertura y bendición, y lo enjaula en una doctrina (Mt 21:33-43.45). «Ambas lecturas son una profecía de la Pasión del Señor. José vendido como esclavo por 20 siclos de plata, entregado a los paganos. Y la parábola de Jesús, que claramente habla simbólicamente del asesinato del Hijo. Esta historia de «un hombre que poseía un pedazo de tierra, plantó una viña allí – el cuidado con el que lo había hecho -, la rodeó con una cerca, cavó un lagar en ella, construyó una torre, lo había hecho bien,  luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje». El pueblo elegido de Dios Esta parábola de Jesús, se refiere al pueblo de Dios, el Señor eligió a esa gente,  dijo el Papa, hay una elección de esa gente. Es el pueblo de la elección. También hay una promesa hecha a Abraham. Y también hay una alianza con el pueblo del Sinaí.  El pueblo de Dios debe tener rsiempre en su memoria que ha sido el pueblo elegido, en la parábola se habla de la promesa de mirar hacia adelante con esperanza, continuó el Pontífice, y la alianza de vivir la fidelidad cada día. «Pero en esta parábola sucede que cuando llegó el momento de cosechar los frutos, esta gente había olvidado que no eran los dueños: «Los viñadores se llevaron a los sirvientes, a uno lo golpearon, a otro lo mataron, a otro lo apedrearon. Luego envió otros sirvientes, más numerosos, pero los trataron de la misma manera». Ciertamente Jesús muestra aquí – está hablando con los doctores de la ley – y cómo los doctores de la ley trataron a los profetas» Finalmente les envió a su propio hijo, se lee en el Evangelio,  pensando que tendrían respeto por su hijo.  «Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: ‘Este es el heredero’. ¡Vamos, matémoslo y tendremos su herencia!». Esta parábola es una historia de infidelidad, de infidelidad a la elección,  a la promesa,  a la alianza, que es un don.  La elección, la promesa y la alianza son un don de Dios. Señaló el Papa Francisco, y esta gente se apropió del don y se lo llevó para convertirlo en «su» propiedad.  El don de Dios encerrado en ideologías El Papa dijo que los doctores de la ley, han encerrado el don, lo han enjaulado en una doctrina de leyes, han ideologizado el don. Y así, afirmó el Papa ha perdido su naturaleza de don, ha terminado en una ideología. «Sobre todo, en una ideología moralista llena de preceptos, incluso ridícula porque se reduce a la casuística para todo. Se apropiaron del don. Este es el gran pecado. Es el pecado de olvidar que Dios se ha hecho un don para nosotros, que Dios nos ha dado esto como un regalo y, olvidando esto, nos convertimos en dueño. La alianza debe ser interpretada según mi opinión, ideologizada. Aquí, en esta actitud, veo quizás en el comienzo, del Evangelio, el clericalismo, que es una perversión, que siempre niega la libre elección de Dios, la alianza gratuita de Dios, la promesa gratuita de Dios. Se olvida la gratuidad de la revelación, se olvida que Dios se ha manifestado como don, se hizo don por nosotros y nosotros debemos darlo, hacerlo ver a los demás como don, no como una posesión nuestra». Pidamos hoy al Señor la gracia de recibir el don como un regalo y de transmitir el don como un regalo no como una propiedad, no de una manera sectaria, de una manera rígida, de una manera «clericalista». Prensa CEVNota de prensa de Vatican News13 de marzo de 2020

12
Mar

Papa Francisco en Santa Marta: rezando por las autoridades sin olvidar a los pobres

Vaticano.- En la misa de esta mañana, Francisco invitó a rezar por las autoridades que tienen que tomar decisiones ante la pandemia de coronavirus. Luego instó a no olvidar, incluso en este momento, a los más necesitados, los niños hambrientos y los que huyen de las guerras. El Papa Francisco continúa acompañándonos en este difícil momento con la misa en la capilla de Santa Marta dedicada al Espíritu Santo. Es la cuarta celebración eucarística en streaming en directo. Esta mañana, en su introducción, nos invitó a rezar especialmente por las autoridades. “Seguimos rezando juntos en este momento de pandemia: por los enfermos, por los familiares, por los padres con hijos en casa… pero sobre todo quiero pedirles que recen por las autoridades: deben decidir y muchas veces deciden medidas que no agradan a la gente. Pero es por nuestro propio bien. Y muchas veces, la autoridad se siente sola, no sucede. Recemos por nuestros gobernantes que deben tomar la decisión sobre estas medidas: que se sientan acompañados por la oración del pueblo”. La globalización de la indiferencia En su homilía Francisco dijo que hoy día, la sociedad esta muy informada de todo, pero no conoce nada de su vecino, de aquel que está a su lado y está sufriendo. Vivimos muy informados, pero con el corazón cerrado. La información no llega a nuestros corazones, afirmó el Papa, no nos sentimos sacudidos por el drama de los demás. Vivimos en la indiferencia,  la indiferencia es este drama de estar bien informados, pero no sentir la realidad de los demás. Este es el abismo de la indiferencia. «Hay un gran abismo entre nosotros, no podemos comunicarnos, no podemos pasar de un lado a otro …Todos sabemos, porque lo hemos oído en las noticias o lo hemos visto en los periódicos, cuántos niños sufren hambre en el mundo hoy en día; cuántos niños no tienen las medicinas necesarias; cuántos niños no pueden ir a la escuela. Continentes, con este drama: lo sabemos. Eh, pobrecitos… y seguimos con nuestra vida. Esta información no llega al corazón, y muchos de nosotros, muchos grupos de hombres y mujeres viven en este desapego entre lo que piensan, lo que saben y lo que sienten: el corazón está desprendido de la mente. Son indiferentes”.,  Ante esta indiferencia “global”, como la llamó al recordar su viaje a Lampedusa, y ver la difícil situación de los migrantes, el Papa retomó la situación actual que vive Italia con la pandemia del coronavius.  Hoy, en Roma, dijo, estamos todos preocupados porque «parece que las tiendas están cerradas” y no puedo seguir mi estilo de vida, mis paseos, moverme con facilidad y libertad. Una vez más aseveró. estamos preocupados por nuestras cosas. Sin pensar, que los problemas de los migrantes, persisten, que existe aún el hambre en el mundo.  «Y nos olvidamos de los niños hambrientos, olvidamos a esos pobres que, en las fronteras de los países, buscando la libertad, esos migrantes forzados que huyen del hambre y de la guerra y sólo encuentran un muro, un muro de hierro, un muro de alambre de púas, un muro que no los deja pasar. Sabemos que esto existe, pero el corazón se siente afectado. Vivimos en la indiferencia».  El egoísmo nos hace perder nuestra identidad Y por último, el Santo Padre señaló otro problema: El egoísmo hace de nosotros que perdamos nuestra verdadera identidad, aseveró, nuestro nombre y sólo nos lleva a evaluar los adjetivos. “La mundanidad nos ayuda en esto. Hemos caído en la cultura de los adjetivos donde tu valor es lo que tienes, lo que puedes… Pero no «¿cómo te llamas?»: has perdido tu nombre. La indiferencia lleva a esto. Perder el nombre. Somos solamente los ricos, somos sólo adjetivos”. La plegaria del Papa al Señor, que nos de la gracia de no caer en la indiferencia, la gracia de que toda la información de los dolores humanos que tenemos, baje a nuestros corazones y nos mueva a hacer algo por los demás. Prensa CEVNota de prensa de Vatican News12 de marzo de 2020

11
Mar

“María, signo de salvación y esperanza”. Oración del Papa a la Virgen del Divino Amor

Vatican.– En un video mensaje, el Santo Padre pidió a la milagrosa Virgen del Santuario de Castel di Leva «protección» ante la emergencia del Coronavirus. El video del Papa dio inicio a la celebración de la Misa presidida por el Cardenal Vicario Angelo De Donatis para la Jornada de Oración y Ayuno. “Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba”, lo dijo el Papa Francisco en un video mensaje con ocasión de la Misa presidida por el Cardenal Vicario de Roma, Angelo De Donatis, en el Santuario romano del Divino Amor, este miércoles 11 de marzo, Jornada de oración y ayuno promovida por la Diócesis de Roma. María, la Salus Populi Romani En su oración, el Santo Padre recordó la presencia de la Virgen María en nuestras vidas “como signo de salvación y esperanza”; por ello, nos encomendamos a la Madre de Jesús, “salud de los enfermos”, y también “Salvación del Pueblo Romano”, porque sabe “lo que necesitamos y estamos seguros – precisó el Pontífice – de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba”. El Santo Padre se dirige a la Madre del Divino Amor, para que nos ayude “a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección”. El mundo bajo la protección de la Madre de Dios En estos días de emergencia sanitaria, el Pontífice confía “la Ciudad, Italia y el mundo a la protección de la Madre de Dios como signo de salvación y esperanza”. El Santo Padre participó espiritualmente a través de esta oración, con la cual se inició la celebración Eucarística, de la Jornada de oración y ayuno promovida por la diócesis de Roma. Oración a la Virgen del Divino Amor, al pie de la cual en 1944 Pío XII y los romanos imploraron la salvación de Roma durante la retirada de las tropas nazis. Después de 75 años otra emergencia, invisible e igualmente amenazante, llevó al Papa a dirigirse a la Madre Dios compartiendo los sentimientos del Cardenal Vicario de Roma. Recaudación de fondos para el personal sanitario En la Misa – informó el Vicariato de Roma – también se realizó «una colecta diocesana extraordinaria de ofrendas en apoyo al personal sanitario que está trabajando con generosidad y sacrificio en el cuidado de los enfermos”. “Será un momento de gracia, en el que unidos – escribía el Cardenal De Donatis en la Carta con la que instituyó la Jornada de Oración y Ayuno – estaremos en comunión espiritual, nos sentiremos hermanos y hermanas en la fe, en la solidaridad y no desconfiados unos de otros”. Oración completa del Papa a la Virgen del Divino Amor Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén. Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Prensa CEVNota de prensa de Vatican News11 de marzo de 2020

11
Mar

Papa Francisco en Santa Marta reza por los prisioneros

Vaticano.- En la misa de esta mañana en la Capilla de Santa Marta, Francisco continuó rezando por los pacientes de coronavirus, dirigiendo un pensamiento especial a los prisioneros. En su homilía habló de los cristianos perseguidos, mencionando también a Asia Bibi Tercera misa de la mañana presidida por Francisco en directo desde la capilla de la Casa Santa Marta. El Papa, al introducir la celebración, continuó rezando por los pacientes de coronavirus, con un pensamiento especial por los prisioneros. “Seguimos rezando por los enfermos de esta epidemia. Y hoy, de manera especial me gustaría rezar por los prisioneros, por nuestros hermanos y hermanas encarcelados. Están sufriendo y debemos estar cerca de ellos con la oración, para que el Señor les ayude, les consuele en este momento difícil”. El Papa entonces leyó la antífona: «No me abandones, Señor mi Dios, no te alejes de mí; ven pronto en mi ayuda, Señor mi salvación.» (Sal 37:22-23) En su homilía, el Papa Francisco, comentando las lecturas del día que hablan de la Pasión de Jesús, subrayó que es la propia manera del diablo de destruir con un estilo particular, la alevosía. Existe la seducción, con la que Satanás quiere alejarse de la Cruz ofreciendo el espíritu mundano, el poder, la vanidad, pero también existe la saña. Y recordó a los muchos cristianos perseguidos. También mencionó a Asia Bibi: “Que el Señor nos dé la gracia de saber discernir cuándo hay un espíritu que quiere destruirnos con ensañamiento, y cuándo el mismo espíritu quiere consolarnos con las apariencias del mundo, con la vanidad. Pero no olvidemos: cuando hay saña, hay odio, la venganza del diablo derrotado. Así es hasta hoy, en la Iglesia. Pensemos en tantos cristianos, en lo cruelmente perseguidos que son. En estos días, los periódicos hablaban de Asia Bibi: nueve años de prisión, sufrimiento. Es la alevosía del diablo. Que el Señor nos dé la gracia de discernir: el camino del Señor, que es la Cruz, del camino del mundo, que es la vanidad, la apariencia, el maquillaje”. Homilía del Papa Francisco La primera lectura, un pasaje del profeta Jeremías, es en realidad una profecía sobre la Pasión del Señor. Es el sufrimiento del profeta pero hay una profecía sobre Jesús. El mismo Jesús en el Evangelio nos habla de esto: «He aquí que subimos a Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte, lo entregarán a los gentiles para que sea burlado, azotado, crucificado». No es sólo una sentencia de muerte: hay más, dijo el Papa en su homilía. Hay humillación, hay encarnizamiento. Y cuando hay obstinación en la persecución de un cristiano, de una persona, está el diablo. El demonio tiene dos estilos: la seducción, con las promesas del mundo, como quiso hacer con Jesús en el desierto, para seducirlo, y con la seducción hacerle cambiar el plan de redención, y si eso no funciona, la alevosía. El diablo no es contundente. Su soberbia, señaló el Santo Padre, es tan grande que intenta destruir, y destruye con saña. El Pontífice recordó las persecuciones de tantos santos, de tantos cristianos que no sólo los matan, sino que incluso los hacen sufrir y tratan por todos los medios de humillarlos, hasta el final. “El diablo es feroz, para destruir. Pensemos en el Apocalipsis: quiere tragarse el hijo de la mujer, que está a punto de nacer. Los dos ladrones que fueron crucificados con Jesús fueron condenados, crucificados y dejados a morir en paz. Nadie los insultó: no importaba. El insulto fue sólo para Jesús, contra Jesús. Jesús dice a los apóstoles que será condenado a muerte, pero será burlado, azotado, crucificado… Se burlan de él”. El Papa recordó en su homilía que la vanidad, el espíritu mundano es precisamente el camino que el diablo ofrece para alejarse de la Cruz de Cristo. La propia realización, el profesionalismo o la carrera profesional, el éxito mundano: todos son caminos no cristianos, todos son caminos para cubrir la Cruz de Jesús. Prensa CEVNota de prensa Vatican News11 de marzo de 2020