Papa Francisco aboga por la libertad religiosa como condición para el desarrollo humano

14
Sep
2022

Vaticano.- Un momento de oración silenciosa con los líderes religiosos abrió el segundo día de la “peregrinación de paz” del Santo Padre a Kazajistán. Además, el Pontífice impartió un discurso en la inauguración del séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales.

Fueron palabras “directas y familiares”, como él mismo las definió, las que abrieron el séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales. En una proficua alocución en Kazajistán, el Papa Francisco se dirigió a los líderes religiosos, las autoridades, los miembros del Cuerpo Diplomático, de las organizaciones internacionales, los representantes de instituciones académicas y culturales en la mañana de este miércoles 14 de septiembre.

El Palacio de la Independencia, que junto con el monumento Eli, el Museo Nacional, la Universidad Hazret Sultan, forma parte del conjunto arquitectónico de la plaza central de Nursultán, acogió la primera actividad en el segundo día de la visita pastoral del Obispo de Roma a la nación centroasiática.

El Pontífice se expresó “en nombre de esa fraternidad que nos une a todos, como hijos e hijas del mismo cielo”. Es una frase que trasciende las fronteras de lo verbal y se encarna en los gestos de este “peregrino de paz y unidad”, actitud con la que visita tierras kazajas, como lo dejó claro en su primer discurso de ayer, martes 13 de septiembre.

En un mensaje en el que confluyen lo pastoral con lo poético, el Sucesor de Pedro sostuvo que, “ante el misterio del infinito que nos sobrepasa y nos atrae, las religiones nos recuerdan que somos criaturas; no somos omnipotentes, sino mujeres y hombres en camino hacia la misma meta celestial”.

Para el Papa, “la condición de criaturas que compartimos instaura así una comunión, una auténtica fraternidad”. “Nos recuerda, prosigue Bergoglio, que el sentido de la vida no puede reducirse a nuestros intereses personales, sino que se inscribe en la hermandad que nos caracteriza”.

En un mensaje en el que confluyen lo pastoral con lo poético, el Sucesor de Pedro sostuvo que, “ante el misterio del infinito que nos sobrepasa y nos atrae, las religiones nos recuerdan que somos criaturas; no somos omnipotentes, sino mujeres y hombres en camino hacia la misma meta celestial”.

Para el Papa, “la condición de criaturas que compartimos instaura así una comunión, una auténtica fraternidad”. “Nos recuerda, prosigue Bergoglio, que el sentido de la vida no puede reducirse a nuestros intereses personales, sino que se inscribe en la hermandad que nos caracteriza”.

En un mensaje en el que confluyen lo pastoral con lo poético, el Sucesor de Pedro sostuvo que, “ante el misterio del infinito que nos sobrepasa y nos atrae, las religiones nos recuerdan que somos criaturas; no somos omnipotentes, sino mujeres y hombres en camino hacia la misma meta celestial”.

Para el Papa, “la condición de criaturas que compartimos instaura así una comunión, una auténtica fraternidad”. “Nos recuerda, prosigue Bergoglio, que el sentido de la vida no puede reducirse a nuestros intereses personales, sino que se inscribe en la hermandad que nos caracteriza”.

Amar, acoger

La lengua kazaja “invita a tener esta mirada acogedora”, pues, explicó el Pontífice, “en ella ‘amar’ significa literalmente ‘tener una mirada buena sobre alguien’”. En otra referencia a la cultura tradicional de estas regiones, Bergoglio compartió un “hermoso proverbio popular”, como él mismo lo definió, que reza así: “Si encuentras a alguien, intenta hacerlo feliz, quizá sea la última vez que lo veas”.

Francisco instó a redescubrir el arte de la hospitalidad, de la acogida, de la compasión, y a aprender “a avergonzarnos; sí, a experimentar esa sana vergüenza que nace de la piedad por el hombre que sufre, de la conmoción y del asombro por su condición, por su destino, del cual nos sentimos partícipes”.

“El camino de la compasión es el que nos hace más humanos y más creyentes. Depende de nosotros, además de afirmar la dignidad inviolable de todo hombre, enseñar a llorar por los demás, porque solo seremos verdaderamente humanos si percibimos como nuestras las fatigas de la humanidad.”

El cuidado de la casa común

El último desafío global desglosado por el Pontífice tiene que ver con la salvaguardia de la casa común, que, como ha reiterado en tantas oportunidades, hay que protegerla, “para que no sea sometida a las lógicas de las ganancias, sino preservada para las generaciones futuras, para alabanza del Creador”.

“El Altísimo ha dispuesto con cuidado amoroso una casa común para la vida. Y nosotros, que nos profesamos suyos, ¿cómo podemos permitir que se contamine, se maltrate y se destruya? También en este desafío unamos esfuerzos”.

“Sigamos adelante juntos”

Hacia el final de su intervención, el Pontífice exteriorizó su deseo de que sigamos adelante unidos, “para que el camino de las religiones sea cada vez más amistoso”.

En alusión a Abai, recordó que decía que “un falso amigo es como una sombra, cuando el sol resplandece sobre ti, no te liberarás de él, pero cuando las nubes se condensan sobre ti, no se verá por ninguna parte”. Francisco estimuló a “que no nos suceda esto, que el Altísimo nos libre de las sombras de la sospecha y de la falsedad, que nos conceda cultivar amistades luminosas y fraternas, por medio del diálogo asiduo y la franca sinceridad de las intenciones”.

“No busquemos falsos sincretismos conciliadores, sino más bien conservemos nuestras identidades abiertas a la valentía de la alteridad, al encuentro fraterno. Solo así, en los tiempos oscuros que vivimos, podremos irradiar la luz de nuestro Creador. ¡Gracias!”, concluyó el Santo Padre.

Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
14 de septiembre de 2022