“La resiliencia no es justicia”, Cáritas Internationalis exige responsabilidad y reparación climática en la COP30

12
Nov
2025

En el corazón de la COP30 de BelémCáritas Internationalis reunió voces de Asia, América Latina y Europa para recordar que la justicia climática no se mide en promesas, sino en responsabilidades compartidas.

Durante el evento “El imperativo moral de la financiación climática: abordar la deuda ecológica en un año jubilar”, los participantes coincidieron en que los Estados deben dejar de tratar la financiación climática como un acto de caridad y asumirla como una obligación moral y reparadora.

Dimensión ética y estructural de la crisis climática

Entre los testimonios más impactantes estuvo el de Joy Reyes, activista filipina y sobreviviente del supertifón Haiyan, quien compartió su experiencia personal para poner rostro humano a la crisis ambiental. “Antes me encantaba el sonido de la lluvia. Ahora cada gota me da miedo”, dijo con voz quebrada, recordando la noche de 2013 en que su familia tuvo que huir de las aguas que inundaban su hogar.

El encuentro, organizado por Cáritas junto a CAFODCatholic Relief Services (CRS), el Grupo de Trabajo sobre Deuda y Clima y Living Laudato Si’ Philippines, puso en el centro la dimensión ética y estructural de la crisis climática, resaltando que la justicia exige reparación y no solo resiliencia.

Alistair Dutton, secretario general de Cáritas Internationalis y moderador del panel, expresó: “Estamos en la tierra del Amazonas, el pulmón de la Tierra. Algunos han disfrutado de los beneficios del desarrollo, pero otros han pagado la factura. La justicia exige que quienes más han contaminado sean quienes más paguen”.

Voces desde el dolor y la esperanza

El testimonio de Reyes dio rostro humano a las cifras de la crisis. Recordó la noche de 2013 en que el tifón Haiyan destruyó su ciudad natal: “Me encantaba el sonido de la lluvia. Ahora cada gota me da miedo”, y añadió: “La resiliencia no es justicia. No queremos ser resilientes. No estamos pidiendo clemencia. Exigimos responsabilidad”.

El tifón Haiyan, uno de los más destructivos jamás registrados, dejó más de 6.000 muertos y millones de desplazados en Filipinas.

El obispo Pablo Virgilio Davidpresidente de la Conferencia Episcopal Católica de Filipinas, reforzó la dimensión moral de la crisis. “A aquellos que aún niegan los efectos del cambio climático, les invito amablemente a vivir con nosotros durante un año en el país más propenso a los desastres del mundo”, expresó, describiendo los ciclones como “motores rotatorios de calor oceánico capaces de borrar costas enteras de la noche a la mañana”.

Pidió que se pase “de los préstamos a la restitución”, recordando que en 2022 los países en desarrollo pagaron 59.000 millones de dólares en deuda, mientras que solo recibieron 28.000 millones en financiación climática privada, mayormente en forma de nuevos préstamos.

América Latina: deuda, justicia y soberanía

Desde Bolivia, Carola Micaela Mejía, economista y coordinadora de Justicia Climática de LATINDADD, denunció la dimensión estructural del problema: “La deuda es un instrumento neocolonial. Mantiene a las naciones dependientes, incluso cuando se enfrentan en primera línea a la destrucción climática”.

Mejía señaló que América Latina gasta tres veces más en el servicio de la deuda que en salud y educación, y que en países como Colombia, más del 20 % del presupuesto público se destina al pago de deuda y menos del 1 % a acción climática. Propuso un marco de la ONU para la resolución soberana de deudas, afirmando que “el poder de decidir no debe seguir en manos de quienes contribuyeron a crear la crisis”.

El obispo David también compartió una propuesta pastoral desde Mindanao, el llamado “arancel terrestre”, que exige a las empresas extractoras de combustibles fósiles contribuciones obligatorias desde el punto de extracción: “No se trata de una compensación ni de una laguna jurídica, sino de una obligación reparadora”.

Brasil: comunidades que resisten y crean alternativas

Por su parte, Lucas D’Ávila, coordinador nacional de Medio Ambiente, Riesgos y Gestión de Emergencias de Cáritas Brasil, presentó los resultados de un estudio realizado en catorce territorios del país. “La pobreza y la vulnerabilidad climática son dos caras de la misma moneda”, sostuvo.

En Brasil, el 80 % de las familias están endeudadasy el gasto social se reduce por el pago de intereses. Sin embargo, D’Ávila destacó que las comunidades “no se quedan de brazos cruzados”: “Cada rama del río tiene su propia realidad. Cada comunidad tiene su propia forma de pensar y actuar. Es necesario consultar”.

Describió experiencias locales de resistencia, como grupos de financiación solidaria, casas de semillas y bancos comunitarios que sostienen a miles de familias en todo el país.

Escocia: ejemplo de coherencia política

La diputada Gillian Martin, secretaria del Gabinete para la Acción Climática y la Energía de Escocia, manifestó el compromiso de su país con una justicia climática tangible. Recordó que el primer ministro John Swinney impulsa la colaboración directa con comunidades de África Oriental que se benefician de los programas escoceses de justicia climática y pérdidas y daños.

“Escocia considera la financiación climática como una inversión en vidas, no como un gesto de caridad”, dijo Martin, e instó a las grandes economías a “pasar de las promesas a la práctica”, confiando en las comunidades locales para diseñar su propio futuro resiliente.

En la parte final del encuentro, los ponentes rechazaron las “soluciones falsas”, como los canjes de deuda, que “permiten seguir como si nada mientras ofrecen la ilusión de progreso”. Mejía advirtió que menos del 10 % de la financiación para adaptación llega a las acciones locales y menos del 1 % a comunidades indígenas, pese a ser las más afectadas.

Justicia reparadora, no promesas vacías

Los participantes señalaron que la justicia climática no será posible sin la participación directa de las comunidades locales e indígenas en la toma de decisiones y en el control de los recursos.

La reflexión final de Joy Reyes resumió el espíritu de Cáritas Internationalis en la COP30: “Durante catorce años, ningún país ha rendido cuentas por no cumplir la promesa de 100.000 millones de dólares. ¿Por qué las víctimas tienen que pedir préstamos para reconstruir lo que otros destruyeron?”.

El evento concluyó con el compromiso de las organizaciones de Cáritas de seguir trabajando por una financiación climática reparadora, justa y basada en la responsabilidad compartida, recordando que detrás de cada cifra hay una historia humana y una comunidad que resiste.

12 de noviembre de 2025
Fuente: CELAM (Con información de: Susan Dabbous, Cáritas Internationalis. Fotografías: Marcus Neto, Cáritas América Latina y el Caribe)
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