Franciscus: Cinco hitos del primer Papa latinoamericano

17
Dic
2025

Hoy, 17 de diciembre, recordamos el nacimiento y la memoria de Francisco, cuyo nombre nació de aquel susurro profético, tras su elección en 2013, cuando su amigo el Cardenal Cláudio Hummes le dijo: «No te olvides de los pobres». Aquellas palabras grabaron en su corazón el mandato de seguir las huellas del ‘Poverello’ de Asís.

El Papa Francisco rediseñó el horizonte espiritual de nuestra época con profunda sencillez. Sus gestos derribaron muros invisibles entre la fe y la realidad social. Él nos invitó a caminar juntos con alegría, priorizando siempre la humildad sobre el protocolo.

ADN Celam honra su historia repasando los cinco hitos que sostuvo con valentía durante su pontificado. Estas ideas guían hoy a la Iglesia Universal hacia un futuro de mayor esperanza. Su magisterio permanece vivo en cada gesto de caridad que practicamos con cada hermano y hermana en Cristo.

1. Nos enseñó a amar a los pobres

Francisco definió su misión con una meta clara: “una Iglesia pobre para los pobres”. Desde el inicio, renunció a los lujos palaciegos para habitar en la sencillez de Santa Marta. Esta decisión marcó un rumbo profético que puso la humildad por encima del protocolo.

En su exhortación Evangelii gaudium, el Papa denunció una economía que mata y excluye. Nos recordó que el dinero debe servir y no gobernar nuestras sociedades. Francisco exigió que los cristianos tomen partido por quienes no tienen voz ni protección.

Él no solo predicó la caridad, sino que la practicó en cada viaje apostólico. Visitó cárceles, campos de refugiados y comedores sociales en los rincones más olvidados. Su presencia constante en las periferias del mundo validó su mensaje con acciones concretas.

Nos dejó el encargo de no apartar la mirada del sufrimiento ajeno para vencer la “indiferencia”. Nos pidió ser una Iglesia que sale al encuentro del necesitado sin miedos. Su legado nos obliga a poner a los descartados en el centro de la mesa.

Este legado ha sido ratificado por su sucesor, el Papa León XIV, tras publicar su primera exhortación titulada Dilexi te (Te he amado). Este nuevo documento reafirma la continuidad del mensaje de amor y servicio iniciado por Francisco. Así, la Iglesia sigue avanzando hoy por la senda de la caridad.

2. Fue la voz fuerte de nuestra Casa Común

Cuando el mundo guardaba silencio ante el desastre ecológico, él publicó Laudato si’. Esta encíclica revolucionaria cambió la forma en que los creyentes entienden la naturaleza. Francisco nos enseñó que proteger el medio ambiente es un imperativo moral y espiritual.

Él acuñó el término “ecología integral” para conectar lo social con lo ambiental. Explicó que el grito de la tierra y el grito de los pobres son uno solo. No podemos cuidar el planeta si ignoramos la injusticia que sufren los seres humanos.

El Papa Francisco denunció la cultura del descarte que consume recursos sin medida. Nos invitó a adoptar estilos de vida más sobrios y respetuosos con la creación. Su voz se convirtió en la referencia ética más importante en las cumbres climáticas globales.

Hoy, su mensaje resuena como una advertencia urgente para las generaciones venideras. Nos dejó una hoja de ruta para sanar nuestra relación con el mundo herido. La fe ahora incluye, de forma irrevocable, la protección activa de nuestra casa común.

3. Hizo de la misericordia nuestra bandera

Francisco centró su pontificado en la ternura de Dios mediante el Jubileo de la Misericordia. Utilizó la imagen de la Iglesia como un “hospital de campaña” para todos. Su prioridad fue curar las heridas del corazón antes de imponer normas o doctrinas.

En su carta Misericordia et Misera, afirmó que la misericordia no puede ser un paréntesis. Debe ser la esencia misma de la vida cristiana y el motor del cambio. Francisco nos liberó del juicio rígido para enseñarnos el valor del abrazo fraterno.

Él insistió constantemente en que Dios no se cansa nunca de perdonar a sus hijos. El problema, señalaba el Papa, es que nosotros nos cansamos de pedir su perdón. Esa insistencia devolvió la esperanza a millones de personas que se sentían alejadas de Dios.

Su legado nos enseña a abrazar la fragilidad humana con paciencia y mucho amor. Nos recordó que la santidad no es perfección, sino dejarse levantar por la gracia divina. La misericordia es hoy el sello distintivo de su paso por la silla de Pedro.

4. Construyó puentes donde había muros

Bajo la premisa de que “nadie se salva solo”, Francisco derribó barreras históricas y políticas. En su encíclica Fratelli tutti, propuso la amistad social como la solución a los conflictos. Viajó a tierras lejanas para estrechar manos con líderes de todas las religiones.

El Papa Francisco condenó el nacionalismo cerrado y la indiferencia globalizada que nos aísla. Defendió el derecho de los migrantes a ser recibidos y protegidos con dignidad. Su diplomacia no buscó el poder, sino el encuentro genuino entre los pueblos.

Estableció el diálogo como el único camino posible para alcanzar la paz duradera. Firmó documentos históricos con líderes musulmanes para promover la convivencia y el respeto mutuo. Para Francisco, el diálogo nunca fue una debilidad, sino una fortaleza espiritual.

Nos enseñó que por encima de los dogmas y las fronteras está nuestra humanidad común. Su vida fue un testimonio constante de que el amor es más fuerte que el odio. Hoy su ejemplo nos guía para seguir construyendo puentes en un mundo dividido.

5. Inició la revolución de la escucha

Su mayor reforma no fue administrativa, sino que transformó la estructura misma del corazón de la Iglesia universal. Mediante la Asamblea Eclesial (2021) y el Sínodo de la Sinodalidad (2021-2024), Francisco devolvió la palabra a todo el pueblo de Dios. Invitó a laicos, jóvenes y mujeres a participar activamente en las decisiones.

Él insistió en que la Iglesia debe ser una comunidad que camina unida siempre. Nos enseñó a escuchar al Espíritu Santo a través de la voz de los demás. Esta apertura renovó el entusiasmo de las parroquias y comunidades en los cinco continentes.

El Papa Francisco combatió el clericalismo, al que llamó una perversión de la fe cristiana. Pidió pastores con “olor a oveja” que estuvieran cerca del pueblo y sus problemas. Su visión democratizó la responsabilidad de llevar el mensaje del Evangelio a todos.

Su legado de comunión, participación y misión es el motor del futuro. Nos dejó una Iglesia más dinámica, menos rígida y profundamente comprometida con la escucha activa. Francisco nos enseñó que caminar juntos es la forma más bella de ser cristianos.

17 de diciembre de 2025
Fuente: Vatican News
CEV Medios