El Papa: Las elecciones económicas deben estar al servicio de la justicia social

22
Sep
2022

Vaticano.- Recordando el noveno centenario de la fundación de la abadía de Prémontré, que tuvo lugar el día de Navidad de 1121. Francisco habla a los canónigos regulares de la importancia de tomar decisiones en las comunidades religiosas según criterios que apoyen la misión y el servicio a los pobres: la idolatría del dinero nos aleja de la verdadera vocación.

Prémontré, un pequeño pueblo del norte de Francia, se convirtió en la sede de la protocomunidad de la Orden de los Premostratenses, tras la primera profesión de San Norberto y sus primeros compañeros el día de Navidad de 1121. Así lo ha recordado el Papa, en su encuentro de esta mañana con los canónigos regulares premostratenses, al cumplirse un año de aquel aniversario, añadiendo que muchas abadías y monasterios de la Orden, surgidos posteriormente, celebrarán en los próximos años su noveno centenario de fundación.

Tiempo de reflexión

La historia de las órdenes religiosas -explica el Papa- muestra a menudo una cierta tensión entre el fundador y su fundación. «Y esto es bueno», añade, «porque cuando no hay tensión, el fundador se lleva todo consigo y el instituto muere con el fundador». Por lo tanto, «la tensión hace crecer la comunidad, el orden religioso». San Norberto fue un misionero, un predicador itinerante y, como arzobispo de Magdeburgo, planificó la evangelización de las fronteras del entonces imperio germánico. Luego se fundaron otras abadías y monasterios de la Orden, que están a punto de celebrar su noveno centenario de fundación. Por ello, el Papa invita a reflexionar sobre cómo «el carisma misionero de San Norberto podría aplicarse en comunidades estables vinculadas a un lugar determinado». «La organización de la Orden ha favorecido una gran estabilidad a lo largo de los siglos», dice el Papa. «Muchos de los monasterios y abadías están profundamente vinculados a eventos felices y pruebas, a la historia entera de una región concreta. Y subraya:

Esta simbiosis ya nos da una idea de cómo estabilidad y misión, vida en un lugar y evangelización pueden ir de la mano.

Entre las buenas intenciones y los errores

Una conciencia: «La presencia de una comunidad de hermanas o hermanos es como un faro luminoso en el entorno. Sin embargo, la gente sabe que las comunidades religiosas no siempre responden plenamente a la vida a la que están llamadas». De ahí el aliento del Papa:

‘La experiencia cristiana concreta está hecha de buenas intenciones y de errores, consiste en volver a empezar una y otra vez. ¡No tengan vergüenza de esto! Es el camino.

El valor de la conversión

«No en vano», señala el Papa, «en vuestra profesión de canónigos prometen llevar una vida de conversión y de comunión», porque «sin conversión no hay comunión, y precisamente este recomenzar y convertirse a la fraternidad es un claro testimonio del Evangelio, más que muchos sermones».

El valor de una misión hospitalaria

Francisco subrayó el carácter público y accesible de las celebraciones en las iglesias de la Orden de los Premostratenses, afirmando que «los fieles y los transeúntes son bienvenidos y participan en la comunidad de oración» y reiterando:

La cultura de la convivencia fraterna, de la oración comunitaria, que da cabida también a la oración personal, es el fundamento de una verdadera «hospitalidad misionera», que pretende que los «extraños» se conviertan en hermanos.

La celebración común y fiel de la Liturgia de las Horas y de la Eucaristía conduce continuamente a la fuente de la comunión, recuerda el Papa, subrayando que «la oración de la Iglesia no conoce fronteras».

Entre inspiración fundamental y nuevas circunstancias

Refiriéndose a la historia, el Papa recuerda que muchos premostratenses han sido misioneros, habla de «una historia de coraje y abnegación» y de la conciencia que llegó con el tiempo de que la misión, en la Orden, podía implicar el establecimiento de nuevas comunidades estables en tierras de misión. De ahí que surgieran nuevos monasterios y abadías en contextos muy diferentes a los europeos. El reto era «centrarse en lo esencial y someter las formas tradicionales a una justa crítica, para distinguir lo que es necesario y universal y lo que puede y debe adaptarse a las circunstancias».

El estímulo del Papa: En la medida en que revivan, por así decirlo, sus comienzos, podrán comprender cuál es su inspiración fundamental.

Con una aclaración: «Ninguna comunidad puede pretender imponer su identidad a las demás. Se trata más bien de reconocer lo que se comparte como expresión del carisma común».

Adhesión a la realidad en el espíritu del carisma

«Los canónigos regulares -dice el Papa- son misioneros porque, en virtud de su carisma, buscan siempre partir del Evangelio y de las necesidades concretas de la gente. El pueblo no es una abstracción: está formado por gente que conocemos, comunidades, familias, individuos con un rostro concreto ligado a la abadía o al monasterio porque viven y trabajan en la misma región». De ahí la invitación a un diálogo profundo: «Tener la capacidad de insertarnos culturalmente en el pueblo y dialogar con el pueblo y no renegar del pueblo del que venimos, es un carisma que nos hace aterrizar continuamente en la realidad».

El impulso misionero de una casa premostratense se traduce -señala el Papa- en opciones concretas en el ámbito social, económico y cultural. En muchos casos, esto implica el mantenimiento y la conservación de un patrimonio cultural y arquitectónico. Reiterando que «la actividad económica está al servicio de la misión y de la realización del carisma, nunca es un fin en sí mismo», advierte el Papa Francisco:

‘Cuando en una orden religiosa, incluso en una diócesis puede darse, la actividad económica se impone y todo sigue su curso, la gente se olvida enseguida lo que dijo Jesús: que no se puede servir a dos señores. ‘O sirves a Dios’ – yo me esperaba que dijera ‘o al diablo’, ¿no? No dice al diablo – o al dinero’. Esto nos aleja de la verdadera vocación.

No olvidar las consecuencias

«Las elecciones económicas y sociales no están separadas de la misión», explica el Papa, que habla de «sabia apertura para compartir bienes culturales, jardines y espacios naturales» que «pueden contribuir al dinamismo de un área más amplia». Y se refiere también a las responsabilidades de ser «empleadores» o de tener contactos con organismos públicos y empresas diversas, de hacer inversiones: «pueden contribuir a desarrollar buenas iniciativas». Una pregunta es siempre necesaria:

«¿Cuáles serán las consecuencias para los pobres, para nuestros huéspedes, para los visitantes que ven nuestra actividad económica? ¿Son nuestras elecciones económicas una expresión de la sencillez evangélica o somos ya empresarios? ¿Fomentan la hospitalidad y la vida fraterna? Y no puedes servir a dos señores. Tengan cuidado. El diablo acostumbra entrar por los bolsillos.

El Papa habla de la preocupación por la buena gestión y subraya que «debe ejercerse en favor de los que están fuera de la red social, de los marginados por su extrema pobreza o fragilidad y, por ello, difíciles de alcanzar». Algunas necesidades sólo pueden aliviarse a través de la caridad, el primer paso para una mejor integración en la sociedad.

Atención a la sostenibilidad

En el contexto de las preguntas sobre las consecuencias, hay que pensar en el medio ambiente: La sostenibilidad es un criterio clave, al igual que la justicia social.