En el marco del Foro Mundial de Refugiados, organizado por la Organización de las Naciones Unidas y celebrado del 15 al 17 de diciembre en la sede de la ONU en Ginebra, la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Trata y Refugio (Clamor) participó activamente llevando la voz de las personas en movilidad humana forzada del continente.
Clamor es una red adscrita al Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral (Ceprap) del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), que articula organizaciones eclesiales presentes en las fronteras y territorios de mayor tránsito migratorio en América Latina y el Caribe, con un enfoque de defensa de los derechos humanos de migrantes, refugiados y víctimas de trata.
En este contexto, Elvy Monzant, secretario ejecutivo de la Red Clamor, concedió una entrevista a ADN Celam, en la que destacó la importancia de la presencia de la Iglesia en estos escenarios globales y el sentido profundo de la incidencia que se realiza desde la experiencia pastoral y territorial.
Incidencia desde la voz de quienes viven la migración forzada
Según el directivo, la presencia de Clamor en los foros internacionales de la ONU responde al reconocimiento de una red con alcance continental y trabajo permanente en la primera línea de la movilidad humana forzada.
“La Red Clamor se ha ganado un espacio en procesos regionales e internacionales como el Proceso de Quito, Cartagena +40, los MIRP para Centroamérica y México, el Foro de Migración y Desarrollo y ahora el Foro Mundial de Refugiados”, expuso. Estos escenarioss permiten llevar una voz crítica que interpela a los Estados sobre el cumplimiento real de los tratados internacionales que ellos mismos han firmado.
Más allá de los discursos oficiales y las visiones autocomplacientes que suelen marcar estos espacios, Clamor —señaló— participa para visibilizar las graves violaciones de derechos humanos que continúan afectando a las personas migrantes y refugiadas, una realidad que se ha profundizado en el último año.
Muros, criminalización y xenofobia: realidades que persisten
A partir de su experiencia en los territorios, Monzant advirtió que una de las principales injusticias actuales es la imposición de muros físicos, legales y administrativos que bloquean las vías regulares de quienes huyen del hambre, la violencia, la persecución política o la crisis ambiental.
De acuerdo a Monzant, impedir el ingreso o retornar a una persona a un territorio donde corre peligro su vida o dignidad, particularmente en casos de asilo y refugio, representa una seria transgresión a los principios internacionales asumidos por los Estados. Esta situación se agrava con políticas de seguridad que estigmatizan a la población migrante.
“El Papa Francisco ha denunciado estos muros como un pecado que clama al cielo, porque rompen la fraternidad entre los hijos e hijas de Dios”, observó Monzant, y subrayó que la dignidad humana debe estar por encima del origen o la condición migratoria.
Compromisos urgentes para proteger la vida y la dignidad
Entre los compromisos que Clamor espera emerjan del Foro Mundial de Refugiados, Monzant subrayó la urgencia de que los Estados ratifiquen y apliquen de manera efectiva la Convención de 1951 y su Protocolo de 1967, en particular el principio de no devolución, hoy gravemente vulnerado.
Asimismo, alertó sobre el aumento de la burocracia y las trabas en los procedimientos de asilo, que están dejando a miles de personas sin acceso a la protección internacional. Frente a las discusiones sobre posibles reformas al Estatuto de 1951, Clamor apoya únicamente reformas que respondan al principio de progresividad de derechos.
Inspirado en la Laudato Si’, Monzant enfatizó la urgente necesidad de otorgar reconocimiento jurídico a las personas desplazadas por causas climáticas como refugiadas, aun cuando numerosos Estados se nieguen a asumir los efectos del actual modelo de desarrollo sobre la casa común.
“Nada sobre los migrantes sin los migrantes”
Otro aspecto importante que resaltó de la presencia de Clamor en este foro, fue la exigencia de reconocer a las organizaciones de la sociedad civil —especialmente aquellas encabezadas por personas refugiadas y migrantes— como actores legítimos en la formulación de políticas públicas.
“Ya no se trata del migrante como objeto de ayuda, sino como sujeto organizado que defiende sus derechos y construye procesos de desarrollo”, expuso, evocando la consigna de la red: “Nada sobre los migrantes sin los migrantes”.
Monzant concluyó expresando su deseo de que los Estados pongan fin a las políticas anti-migrantes y avancen hacia procesos de migración ordenada y regular, basados en el respeto a la dignidad humana, sin estigmatización ni xenofobia.
19 de diciembre de 2025
Fuente: CELAM
CEV Medios
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