Cardenal Parolin: el principio de reciprocidad garantiza una convivencia armoniosa

17
Dic
2021

Vaticano.- El Secretario de Estado del Vaticano preside la ceremonia de entrega del concurso «Economía y Sociedad», promovido por la Fundación Centesimus Annus pro Pontifice, que ha premiado a dos jesuitas por estudios sobre el bien común y la ecología integral. Precisando el fin ético en el que se basa la Doctrina Social de la Iglesia, el cardenal advirtió sobre los riesgos de la esclavitud del dinero y reiteró la importancia de cuidar de los demás.

Presidida por el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, en la ceremonia de la quinta edición del concurso internacional «Economía y Sociedad» -que tuvo lugar en la tarde de ayer, en el Palacio de la Cancillería, en Roma- se proclamaron ganadores las obras “Recuperar los bienes comunes” (Recovering Common Goods), de Patrick Riordan (Dublín, Veritas 2017) y “Ecología integral. La recepción católica del reto de la sostenibilidad. 1891 (Rerum Novarum) – 2015 (Laudato Sì), de Jaime Tatay (Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, BAC 2018). Son textos de dos jesuitas, seleccionados entre 30 obras procedentes de 13 países de 4 continentes. El Premio, dotado con 20.000 euros, está promovido por la Fundación Centesimus Annus pro Pontifice y se concede cada dos años a estudios que se distinguen por una contribución original a la profundización y aplicación de la doctrina social de la Iglesia.

Parolin: educar a los jóvenes para liberarlos de la esclavitud del consumo

Al cierre de la ceremonia, el cardenal Pietro Parolin, hizo una reflexión sobre ética, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente centrada en las nuevas generaciones, cada vez más sometidas a constantes elecciones. «Ningún progreso tecnológico puede servir como criterio de valor», advirtió. Cuando hay que elegir entre distintos medios para un fin determinado», explicó, «la razón apoyada por la tecnología es capaz de desenredar la situación. Pero hay situaciones en las que tenemos que elegir entre distintos fines y, en esos casos, ningún medio tecnológico puede proporcionar un criterio de valor en el que basar la elección. Este es el riesgo que ha puesto de relieve el Secretario de Estado del Vaticano: hacer creer que el avance de los conocimientos técnicos y científicos es suficiente para resolver cualquier problema de elección. De ahí el peligro de que todo se vuelva indiferente. Por lo tanto, al purpurado no le sorprende, que muchos jóvenes se arrojen a las drogas o al alcohol, que «provocan un desinterés por todo lo que concierne al mundo y un discurso de valores, la búsqueda de un aturdimiento emocional, una pura distracción, un alivio momentáneo». Es en esta dimensión -insiste- donde la contribución de la Doctrina Social de la Iglesia es importante.

La ética del bien común es una morada que cuida al ser humano

Parolin se detiene entonces en el modelo de «homo oeconomicus» que ha entrado en todos los ámbitos de nuestra vida: la familia, la política, la escuela, incluso en ámbitos no preparados para soportar esta mentalidad. «La lógica del mercado tiende a englobar todas las necesidades humanas en una única forma de pensamiento: la de las relaciones de intercambio entre equivalentes», observó. Como consecuencia, el consumo afecta cada vez más las opciones de vida. “Casi nunca se piensa en educar a los jóvenes para que se mantengan libres de las trampas del dinero, cuando éste pasa de ser un siervo a ser un amo. Es una lógica que, en lugar de llevar a los jóvenes a tomar decisiones, los lleva a maravillarse», explica.

Por último, Parolin afirmó que «la Doctrina Social de la Iglesia puede ser la vía para favorecer la convergencia entre los múltiples enfoques de la cuestión ética tanto en el ámbito económico como en el sociopolítico». En cuanto es un ‘cuidar’, un ‘estar con’, incluso antes de ser una activación y enunciación de normas; es una morada, un hogar». Y especificó que «el objetivo es un orden social, no sólo justo sino también fraternal». «Por bien común, entonces, se entiende aquello que se realiza junto con el bien de los demás, no en contra o al margen del interés de los demás. Y así se opone lo que es «propio», como lo «público» se opone a lo «privado». La conclusión del discurso se centra en reafirmar la importancia del principio de reciprocidad: yo te doy algo libremente para que tú me des algo según tus posibilidades. No es la lógica del intercambio: te doy algo a condición de que me des algo equivalente a cambio. La aceptación política de este principio», concluyó, «es la garantía de una coexistencia armoniosa y con futuro».

Ganadores del premio

Patrick Riordan SJ -que no pudo asistir a la ceremonia en persona- enseña filosofía política en la Universidad de Oxford. En su obra “Recovering Common Goods”, explora cómo la enseñanza social católica y el principio del bien común pueden aplicarse con éxito en la esfera pública, ya sea en relación a la educación, la economía o la democracia que a los derechos civiles. «Desde los conflictos mundiales hasta la política nacional y los conflictos laborales – se lee en la sinopsis del texto –  nos bombardean con noticias sobre las divisiones entre las personas, los problemas que las separan y la violencia de su lenguaje y sus acciones hacia los demás». Sin embargo, al trabajar juntos para defender el bien común, nos ayudamos a nosotros mismos y a nuestros vecinos a alcanzar sus objetivos y, a su vez, a prosperar como personas y como comunidad.

Jaime Tatay Nieto es profesor de la Universidad Pontificia Comillas, donde enseña Ecología, Ética y Doctrina Social de la Iglesia. Imparte la asignatura Cristianismo y Ética Social (grado de Ingeniería) en el ICAI y la asignatura Medio Ambiente y Sostenibilidad en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. El autor analiza el proceso de recepción y formulación de los temas ambientales en la Iglesia católica, desde la Rerum novarum (1891) hasta la Laudato si’ (2015) y permite comprender la riqueza de la propuesta católica ante la crisis ecológica actual.

El bien común no discrimina. La cuestión ecológica exige diálogo

Como señaló el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising y presidente del jurado, según Riordan, «el bien común, si ha de ser común, no puede excluir a nadie de formar parte de él: un bien común no permite la discriminación. Además, para ser verdaderamente bien, no puede excluir o denigrar sistemáticamente ninguna dimensión auténtica de la humanidad». Riordan dedica su último capítulo a la Comunidad Europea y al fenómeno del Brexit. Ante el crecimiento de los movimientos nacionalistas, la lectura de Riordan es recomendable para entender que los valores y los intereses pueden ser perseguidos en paralelo por las comunidades, no son mutuamente excluyentes.

En cuanto al otro autor premiado, Tatay, el presidente del jurado alaba el carácter enciclopédico de su obra. El libro de Tatay, con su visión histórica, pone de manifiesto de forma muy singular la capacidad de la doctrina social católica para dialogar con actores extra eclesiales. «Según Tatay», afirma Marx, «integrar el problema ecológico en la Doctrina Social Católica no es sólo una extensión temática, sino también metodológica: implica el diálogo entre muchos actores dentro y fuera de la Iglesia».

Tomasi: romper los esquemas que protegen los privilegios

El Cardenal Silvano María Tomasi, Delegado Especial de la Soberana Orden de Malta, pronunció un amplio discurso de apertura, en el que observó que en la llamada «cuarta revolución industrial», mientras las sociedades de asesoras hablan de un «capitalismo más inclusivo», nunca se menciona la necesaria conversión moral. Tomasi señaló la «marginación de la ética» y la «privatización de la moral» como fenómenos que no deben repetirse; sobre todo, advierte del riesgo de «deshumanización de los modelos anteriores». Teniendo en cuenta que la pandemia ha aumentado la desigualdad dentro de los países y ha alterado los presupuestos de muchas zonas en desarrollo, no bastará – dijo Tomasi – con aplicar la iniciativa del G20 y del Club de París de suspender los pagos de la deuda bilateral de un número selecto de países vulnerables». De ahí el llamamiento a una acción multilateral mucho más ambiciosa en materia de reestructuración y alivio de la deuda, necesaria para generar la estabilidad política y económica necesaria para un desarrollo verdaderamente integral.

Además, el cardenal volvió a hablar del «virus» del individualismo a ultranza que aísla y destruye a la persona, y señaló a la doctrina social católica como «antídoto contra la enfermedad de la ganancia sin conciencia». Por ello, Tomasi pidió que se promueva la dignidad, la solidaridad, la subsidiariedad, el cuidado de la familia y de la creación de Dios, el bien común y la opción preferencial por los pobres. Y, al final, recordó la figura de San José que, con su valor, fue capaz de transformar sus propias convicciones. Nos fijamos en este modelo, recordando que hay que proteger los derechos de los trabajadores.

«Necesitamos una nueva ética del bien común como base de las decisiones políticas», dijo, subrayando la necesidad de romper el molde que protege los privilegios y el poder. Concluyó refiriéndose a la economía actual que «funciona con una idolatría que parece querer anular la Trinidad». Instó a todos los miembros de la Fundación a ser el «signo de la cruz» en el mundo para dar forma a «una economía de conciencia y compasión».

Becas a las italianas Erminia Florio y Sofia Horsfall

En esta edición del Premio, la Fundación ha establecido y concedido por primera vez dos Becas para el estudio y aplicación de nuevos modelos de desarrollo socioeconómico que, en línea con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, deben ser inclusivos, solidarios y sostenibles. Entre las candidaturas de 5 países, el jurado seleccionó el trabajo de dos becarias italianas: Erminia Florio y Sofia Horsfall.

Prensa CEV
Nota de prensa de Vatican News
17 de diciembre de 2021