Discernimiento pastoral sobre la Inteligencia Artificial en el Comité Ampliado de Comunicaciones de la Repam

03
Dic
2025

El sociólogo y coordinador del equipo de trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), Diego Álvarez Newman fue invitado al Comité Ampliado de Comunicaciones de la Red Eclesial Panamazonica (Repam).

En la oportunidad, Álvarez reflexionó sobre el documento La Inteligencia Artificial: una mirada pastoral desde América Latina y el Caribe”, elaborado por un equipo interdisciplinario de expertos de varios países. Su exposición, marcada por claridad, rigor y compromiso eclesial, situó a la Inteligencia Artificial (IA) como uno de los grandes desafíos pastorales del presente.

Álvarez comenzó agradeciendo el espacio y remarcando que su aporte nace de un trabajo amplio, recordando que el documento proviene del Centro de Gestión del Conocimiento del Celam, dirigido por Guillermo Sandoval, y fue coordinado por José Sols con la participación de catorce especialistas: “Su riqueza radica en que combina análisis técnico, reflexión ética y sensibilidad pastoral”.

Dos premisas: un problema humano y nunca neutral

La IA no es un fenómeno aislado ni meramente técnico, sino un factor que “ya está mediando la forma en que producimos, consumimos, nos comunicamos y organizamos la vida social”, fue la idea principal con la que partió la ponencia. Recordó, con preocupación, que su desarrollo está en manos de apenas diez corporaciones globales: “Nos obliga a abordar el tema sin ingenuidad y a no faltar a la verdad”

Álvarez explicó que el documento parte de dos premisas esenciales. La primera: el desarrollo de la IA no es un problema tecnológico, sino humano. La vida cotidiana: la educación, las políticas públicas, la gestión de recursos y los territorios, ya depende de sistemas digitales y lógicas algorítmicas que están “redefiniendo el sentido de lo colectivo”.

La segunda premisa señala que la tecnología jamás es neutral. Citó al Papa Francisco en el G7: “Ninguna innovación es neutral… siempre expresa la visión del mundo de quien la ha realizado”. Desde esa pregunta ética fundamental —¿quién diseña, para quién, bajo qué criterios y con qué impactos?— se articula todo el análisis posterior.

Aportes del Magisterio para iluminar el debate

El expositor resaló tres contribuciones del Magisterio reciente: La crítica al paradigma tecnocrático, que Francisco denuncia como una lógica de dominio y explotación donde personas y territorios quedan invisibilizados.

Una antropología integral, que recuerda que la dignidad humana no puede ser reducida a datos o métricas: “La persona es más que procesamiento de información”, subrayó Álvarez.

La ecología integral, que obliga a mirar también la materialidad de la “nube”: litio, agua, cobre, energía y el riesgo de un nuevo extractivismo digital.

Impactos en América Latina y el Caribe

Uno de los tramos de la presentación fue la pregunta sobre la noción misma de inteligencia. La IA funciona sobre patrones y optimización, pero la persona humana es, dijo Álvarez, “experiencia histórica, vulnerabilidad, creatividad, memoria y responsabilidad moral”. Reducir lo humano a datos implica perder su dimensión relacional y comunitaria, aquella que  ninguna tecnología puede replicar, recordó.

Álvarez expuso con detalle las tendencias analizadas en el documento: Trabajo y economía: Describió una acelerada plataformización de la economía”, donde Amazon, Airbnb, Uber o Spotify concentran datos, poder de predicción y beneficios. Aunque la IA no genera desempleo masivo, sí impulsa un empleo precario: “Condiciones por fuera del trabajo digno”, señaló, mencionando desde repartidores hasta quienes realizan microtareas para sistemas de IA.

Democracia y derechos humanos: Alertó sobre nuevas formas de manipulación: “La proliferación de deepfakes y bots es un riesgo real para la opinión pública”. Señaló también la baja alfabetización digital en la región y el monopolio de datos por parte de las grandes plataformas, que puede derivar en “riesgos de tecno-autocracia algorítmica”. Citó incluso casos de sesgos y el debate sobre la responsabilidad humana ante decisiones automatizadas.

Avances y riesgos

Salud: Reconoció avances significativos en medicina predictiva y robótica, pero advirtió que “la relación médico-paciente no puede ser sustituida”.

Comunicación social: La IA está redefiniendo la construcción de la información. Las plataformas impulsadas por la economía del clic, priorizan contenidos comerciales y generan burbujas informativas que “debilitan la construcción de sentido compartido”.

Ambiente y extractivismo digital: Recordó que los centros de datos necesitan agua, energía y minerales, lo que sitúa a la región frente a la amenaza de un nuevo neocolonialismo digital.

Educación: Advirtió tres riesgos: que la IA estandarice el conocimiento, que sustituya vínculos afectivos mediante acompañamiento emocional no regulado y que debilite el vínculo docente–alumno.

Desarrollo Humano Integral

En su conclusión, Álvarez llamó a evitar el falso dilema entre miedo y entusiasmo tecnológico: “El problema no radica en la IA en sí misma, sino en el marco cultural y político que define cómo se diseña y para quién”, dijo. Denunció que el paradigma tecnocrático reduce lo humano a rendimiento y acelera la toma de decisiones sin contexto ni memoria social.

Frente a esto, propuso recuperar la brújula del Desarrollo Humano Integral, concepto que no pertenece solo al ámbito eclesial, sino que hoy dialoga con múltiples disciplinas por su énfasis en la dignidad, la justicia social y ambiental, la relacionalidad y la pluralidad cultural.

“La IA debe ser un medio, no un fin”, remarcó. Su valor no está en su sofisticación técnica, sino en su capacidad real de ampliar la libertad, el reconocimiento y la participación de las personas en su propia historia. Por eso, insistió en que el verdadero desafío es político y cultural: no basta con regular algoritmos; es necesario reorientar el centro hacia la vida plena y los vínculos que sostienen las comunidades.

03 de diciembre de 2025
Fuente: CELAM
CEV Medios