León XIV en el jubileo de los Coros: La música como camino sinodal de fe y alegría

24
Nov
2025

Vaticano. En el Jubileo de Coros y Corales, el Santo Padre destacó que el canto es un camino de fe y unidad que acompaña al Pueblo de Dios en su peregrinar, invitando a los coristas a vivir su servicio litúrgico como un auténtico ministerio de amor, armonía y alegría que refleja el corazón de la Iglesia.

Esta mañana, desde la Plaza de San Pedro en el marco del Jubileo dedicado a los Coros y Corales, el Santo Padre dirigió una homilía centrada en el valor espiritual, eclesial y humano de la música. Partiendo del salmo responsorial —«Vayamos con alegría al encuentro del Señor»— propuso un recorrido espiritual donde el canto se revela como un modo privilegiado de caminar juntos hacia Cristo, Rey del Universo, cuyo poder se manifiesta no en la fuerza sino en el amor crucificado. Estaban presentes en esta celebración Eucarística conrezo mariano del Ángelus, más de 60 mil fieles, peregrinos y participantes en este jubileo. El Papa al final de la ceremonia, el Pontífice hizo un recorrido en su papamóvil llegando hasta el final de la Vía de la Conciliazione, saludando a los fieles presentes.

El canto: expresión del corazón y de la fe

El Papa recordó que la música ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes, permitiendo expresar aquello que las palabras solas no alcanzan. Citó a san Agustín para subrayar que «cantar es propio de quien ama», pues quien canta no solo manifiesta sus emociones más profundas, sino que también ama a Aquel a quien dirige su canto.

Esta dimensión se vuelve aún más profunda para el Pueblo de Dios: el canto litúrgico participa del “cántico nuevo” que Cristo resucitado eleva al Padre. De esta manera, cada coro se convierte en instrumento de la gracia, ayudando a la asamblea a vivir la liturgia con mayor intensidad espiritual.

“… hoy celebran su jubileo y agradecen al Señor por haberles concedido el don y la gracia de servirlo ofreciendo sus voces y sus talentos para su gloria y para la edificación espiritual de los hermanos. Su tarea es la de involucrarlos en la alabanza a Dios y de hacerlos participar mejor de la acción litúrgica por medio del canto. Hoy expresan plenamente su “iubilum”, su regocijo, que nace del corazón inundado de la alegría de la gracia.”

Coros que caminan juntos: imagen viva de la Iglesia sinodal

“Las grandes civilizaciones nos han regalado la música para que podamos manifestar lo que llevamos en lo profundo de nuestro corazón y que no siempre pueden expresar las palabras. Todos los sentimientos y las emociones que nacen en nuestro interior y de una relación viva con la realidad pueden encontrar voz en la música.”

El Santo Padre retomó una bella imagen agustiniana: la del viajero que, cansado pero esperanzado, canta en el camino anticipando la alegría del encuentro final con Dios. Así comparó la vida de un coro con el caminar de la Iglesia: un grupo de personas diversas que avanzan juntas, se sostienen mutuamente y encuentran en el canto un impulso de consuelo, fraternidad y esperanza.

La referencia a san Ignacio de Antioquía reforzó este punto. Según el santo, es Cristo mismo quien canta en la armonía de un coro cuando este vive en el amor y la unidad. Así, las voces distintas que se unen para entonar una sola melodía se vuelven signo luminoso de la Iglesia, llamada a ser comunión.

“Quien canta expresa el amor, pero también el dolor, la ternura y el deseo que alberga en su corazón y, al mismo tiempo, «ama a aquel a quien canta». En Cristo somos cantores de la gracia, hijos de la Iglesia que encuentran en el Resucitado la causa de su alabanza. La música litúrgica se convierte así en un instrumento muy valioso mediante el cual desempeñamos el servicio de alabanza a Dios y expresamos el gozo de la vida nueva en Cristo.”

Un ministerio exigente al servicio de la liturgia

El Papa destacó el valor del servicio litúrgico de los coros, subrayando que no se trata de un adorno, sino de un auténtico ministerio. Requiere preparación, dedicación, disciplina y, sobre todo, una vida espiritual profunda.

León XIV recordó a los coristas que su misión consiste en ayudar al pueblo de Dios a rezar, evitando el riesgo del exhibicionismo musical que desplaza a la comunidad en lugar de integrarla. Los animó a estudiar el Magisterio litúrgico, especialmente las orientaciones conciliares, para ejercer su servicio en plena sintonía con la Iglesia.

“El coro es una pequeña familia de personas diferentes unidas por el amor a la música y por el servicio que ofrecen. Pero recuerden que su gran familia es la comunidad; no están por delante, sino que forman parte de ella, con el compromiso de hacerla más unida, inspirándola y haciéndola partícipe.”

Armonía, servicio y belleza: un camino hacia Dios

Como en toda comunidad, en los coros pueden surgir tensiones o incomprensiones. Sin embargo, el Papa invitó a ver en ello un reflejo de la condición peregrina de la Iglesia, que camina en medio de dificultades pero se mantiene unida por el canto de la fe. La música —dijo— hace más llevadero el viaje espiritual, pues eleva el alma, fortalece la esperanza y abre el corazón a la gracia. Por ello, exhortó a los coros a convertirse cada vez más en «un prodigio de armonía y belleza», un testimonio vivo del amor a Dios expresado mediante la música.

Santa Cecilia: modelo de entrega y alabanza

Al concluir, el Santo Padre encomendó a todos los coristas a la intercesión de santa Cecilia, patrona de los músicos, cuyo testimonio de vida y martirio se vivió como un canto de amor total a Cristo. Invitó a continuar el camino espiritual “cantando”, haciendo propia la exhortación del salmo: «Vayamos con alegría al encuentro del Señor».

24 de noviembre de 2025
Fuente: Vatican News
CEV Medios