Mons. Peña Parra: La santidad, puente para el reencuentro de un pueblo

20
Oct
2025

Vaticano. En la Pontificia Universidad Lateranense, el Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado propuso leer la canonización del doctor José Gregorio Hernández como un signo de paz, reconciliación y diplomacia del encuentro para Venezuela.

Mons. Edgar Peña Parra, Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, intervino este viernes 17 de octubre durante el simposio Testimonios para un proceso de paz: el desafío de los nuevos santos venezolanos, celebrado en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma.

Su exposición, titulada “La canonización: una oportunidad para el reencuentro y para la paz, la diplomacia del encuentro”, fue un recorrido espiritual, eclesial y humano sobre el cómo la santidad puede actuar como mediadora de unidad en los pueblos.

El arzobispo habló desde la emoción del hijo que vuelve a su tierra, evocando la memoria de uno de sus más ilustres compatriotas: el beato José Gregorio Hernández, cuya canonización se aproxima como un acontecimiento de fe y de identidad nacional. “Hablar de José Gregorio es hablar de nuestra tierra, de nuestro pueblo, de nuestras raíces más profundas”.

«Mi profundo deseo -sostuvo- es que la próxima canonización del doctor José Gregorio Hernández se viva como una cita de reconciliación para el pueblo venezolano, como una oportunidad providencial para mirar juntos hacia adelante, no desde la confrontación, sino desde el servicio humilde que él encarnó».

El prelado explicó que cada canonización es, en sí misma, un acto de paz: la Iglesia no solo propone un modelo de vida cristiana, sino que ofrece a la sociedad “un testigo de humanidad reconciliada”.

Así, los santos se convierten —dijo— en “puentes de comunión donde la política o el diálogo fracasan”, porque tienen la capacidad de unir corazones divididos bajo el signo de la fe y la caridad.

En su intervención también evocó ejemplos de santos que marcaron la historia de sus pueblos: san Óscar Romero, santa Teresa de Calcuta, san Martín de Porres o santo Tomás Moro —figuras que ejemplifican que la santidad puede inspirar transformaciones sociales.

Especial énfasis puso en la noción de “diplomacia del encuentro”, un concepto inspirado en el magisterio del Francisco y retomado en algunos discursos oficiales. No se trata de cálculos políticos, sino de un arte cristiano de tender puentes: “No se trata de negociar intereses, sino de hacer posible el reencuentro entre quienes parecen irreconciliables”.

Mons. Peña Parra presentó a Hernández como un ejemplo concreto de esa diplomacia del encuentro: “médico, creyente, ciudadano, hombre de ciencia y de oración, supo unir lo humano y lo divino, la ciencia y la fe, el servicio y la contemplación”.

Relató cómo, durante la pandemia de la gripe española, este médico atendía sin distinguir a quién atendía, derribando brechas ideológicas o de clase social: un verdadero servicio a todos.

«Podría decirse que murió como había vivido: de camino hacia el servicio, como gesto de encuentro con el sufrimiento ajeno».

La canonización como gesto de reconciliación

En su reflexión teológica y pastoral, Peña Parra propuso entender la canonización de Hernández como «un signo de Dios y oportunidad para los hombres puesto que nos invita a reconocernos como hermanos, a sanar la desconfianza y a reconstruir la convivencia sobre la verdad y la justicia».

A su vez, aclaró que «reconocerlo santo es afirmar que lo más grande de nuestra historia no son los conflictos ni las ideologías, sino la capacidad de servicio y de entrega que él encarnó imitando a Jesucristo».

El prelado enfatizó que este acontecimiento será “una cita de unidad nacional”, donde todos los venezolanos —creyentes o no— puedan reconocerse en un símbolo compartido.

Un llamado al compromiso

En su alocución, lanzó una invitación clara: no se trata de ser meros espectadores, sino protagonistas del camino que la canonización inaugura. Enfatizó que José Gregorio «no necesitó escribir tratados de diplomacia ni pronunciar discursos políticos para ser mediador».

«Su vida sencilla se convirtió en puente entre la fe y la ciencia, el pueblo y la academia, la religiosidad popular y la cultura universitaria, la devoción y el compromiso cívico. En él se cumple la afirmación de san Pablo: «[Cristo] es nuestra paz, el que de dos pueblos hizo uno» Ef 2,14). Su vida fue signo de esa paz que crea comunión».

Su rico discurso también precisó que la elevación de José Gregorio a los altares es un mensaje universal, ya que la Iglesia recordará al mundo que Venezuela es más que lo que difunden los medios de comunicación, «que es una tierra capaz de dar frutos de santidad, y anunciará que la paz es posible cuando hombres y mujeres convierten su vida en don». 

Por último, resaltó que «José Gregorio aparece como un testigo providencial» para la nación. «Su canonización es al mismo tiempo memoria agradecida, signo de reconciliación y profecía de futuro. Su vida y ejemplo hacen resonar la voz de Cristo que nos recuerda que la paz y la reconciliación son posibles, y que siempre comienzan en el corazón de cada persona que acepta su invitación».

20 de octubre de 2025
Fuente: Vatican News
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