
Mérida. El recorrido del Santo Cristo de La Grita por el Valle del Mocotíes en la Arquidiócesis de Mérida comenzó el pasado domingo con el traslado de la imagen desde la Capilla de San Judas Tadeo en La Grita hasta el sector Otra Banda en Bailadores, donde la réplica fue colocada en una carroza decorada con arreglos florales donados por un fiel devoto.
Desde allí inició el recorrido por las comunidades de Bailadores, cuyos pobladores la veneraron desde las puertas de sus casas, algunos con oraciones, rezos del Santo Rosario y altares con imágenes marianas y del Nazareno.

La imagen llegó por segunda ocasión a Tovar la noche del domingo. Miles de feligreses la esperaban en el sector El Rosal para realizar una romería por las calles de la comunidad y participar en una eucaristía que se celebró en las instalaciones de la empresa Purificadora de Agua «Santo Cristo», presidida por el padre Jean Carlos García.
Al finalizar la Santa Misa, el recorrido de la imagen continuó por las calles de Tovar hasta ser entronizada en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima. En este lugar, fue venerada durante la madrugada del lunes con el rezo del Rosario de la Aurora, que precedió a una segunda Eucaristía presidida por el sacerdote Jean Carlos García, nativo de Pregonero y que actualmente presta sus servicios al clero merideño.

Al mediodía, la imagen fue llevada a hombros desde la iglesia en honor a la Virgen de Fátima hasta el Santuario Diocesano Nuestra Señora de Regla, donde Monseñor Helizandro Terán, Arzobispo de Mérida, presidió la Eucaristía de despedida, acompañado por el padre Jean Carlos García, el diácono Jorge Rojas y las cofradías del Santo Cristo de La Grita y de Tovar. El templo se vio desbordado de fieles que acudieron a despedir con devoción al Santo Cristo del Rostro Sereno.
Una homilía para profundizar en la fe
En su reflexión, el arzobispo recordó que el misterio de Cristo no puede contemplarse solo en su gloria, sino también en su humanidad y en su entrega hasta la cruz.
“Estamos acostumbrados a imaginar un Cristo glorioso, sentado a la derecha del Padre. Pero Cristo es también verdadero hombre, que se desgastó en su ministerio por los pobres, por los enfermos, por los olvidados. Él nos dejó las pautas para seguirlo, y el reto de la vida cristiana es configurarnos con Él, tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús”, expresó.

Monseñor Terán fue enfático al recordar que la verdadera fe se mide por la vivencia del Evangelio en las obras. “En el cielo no nos van a preguntar si fuimos devotos del Santo Cristo, de la Virgen de Regla o de La Chinita. Nos van a preguntar si cumplimos la Palabra de Dios y si nuestra vida estuvo marcada por el amor, la justicia, la paz y la misericordia”, afirmó.
El guía espiritual de los merideños insistió en que las devociones deben llevar al cristiano a un compromiso concreto con el prójimo. “Cristo desde la cruz nos pide que nuestras manos construyan fraternidad, que seamos mediadores de perdón, de reconciliación y de amor. Si no vivimos el Evangelio en nuestras obras, nuestras devociones se quedan vacías”.

Monseñor Terán también recordó que la Pasión de Cristo continúa hoy en los inocentes que sufren las consecuencias de la injusticia, la pobreza y la violencia.
“Cristo sigue padeciendo en los rostros de quienes mueren de hambre, de quienes sufren guerras, de los que son despojados de su dignidad. Allí está el Cristo crucificado. Por eso, contemplar al Santo Cristo del Rostro Sereno debe impulsarnos a transformar nuestras comunidades en espacios de justicia, fraternidad y dignidad para todos”.
La visita de la venerada imagen, que durante años ha sido signo de fe en la región andina, dejó una profunda huella en las comunidades de Bailadores y Tovar. Los fieles no solo expresaron su devoción, sino que fueron invitados a renovar su compromiso de vida cristiana con obras concretas de amor, perdón y justicia.
26 de septiembre de 2025
Fuente: Arquidiócesis de Mérida
CEV Medios
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