En un ambiente de profunda alegría y acción de gracias, el viernes 12 de diciembre, Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, fueron ordenados presbíteros los diáconos Luis José Ubán Puentes y Jorge Onerge Rojas Contreras, durante la Solemne Eucaristía celebrada en la Catedral Basílica Menor Inmaculada Concepción.
La celebración fue presidida por Monseñor Helizandro Terán, Arzobispo Metropolitano de Mérida, acompañado por Monseñor Luis Alfonso Márquez, obispo auxiliar emérito; el Padre José Gregorio Méndez, vicario general; el clero arquidiocesano, sacerdotes invitados, religiosas, religiosos, seminaristas, movimientos de apostolado y numerosos fieles que llenaron la catedral para acompañar a los nuevos presbíteros.
Un signo de esperanza para la Iglesia
El Rito de la Ordenación Presbiteral inició con el llamado realizado por el padre Ramón Paredes, rector del Seminario Arquidiocesano San Buenaventura, quien presentó a los candidatos ante el arzobispo solicitando su Ordenación Presbiteral, petición que fue aceptada.

En su homilía, Monseñor Terán expresó un saludo paternal a los ordenandos y destacó el profundo significado de recibir el Orden Sagrado en la fiesta de la Virgen de Guadalupe, “rostro indígena y moreno que refleja nuestra propia tierra y nuestra raza”.
Subrayó que la Guadalupana es “signo inequívoco del amor profundo que Dios tiene a nuestro continente”, recordando su cercanía maternal y su permanente llamado a la fe.
El arzobispo invitó a vivir una fe auténtica, profunda y comprometida
“La fe no es un simple conjunto de verdades o tradiciones; la fe se vive y se experimenta como una historia de amor con Aquel que sabemos nos ama», destacó.
Monseñor Helizandro reflexionó también sobre la centralidad del sacerdocio de Cristo, recordando que Él es “el único mediador entre Dios y los hombres” y que el ministro ordenado es signo visible de esa mediación en la comunidad cristiana.

“El ministerio presbiteral no es un privilegio personal, sino un don para la comunidad. Ustedes serán manifestación tangible de la presencia de Cristo en medio del pueblo de Dios», indicó.
Les exhortó a mantener una relación íntima con el Espíritu Santo y a cultivar una profunda vida de oración, para que quienes se acerquen a ellos “encuentren en sus palabras, gestos y actitudes al Señor Jesús”.
Concluyó invitando a todos los sacerdotes a la santidad de vida y pidiendo la intercesión de la Virgen de Guadalupe.
La ordenación: un don para la Iglesia
Tras la homilía, se realizó la Imposición de Manos y la Oración Consecratoria, mediante las cuales los diáconos fueron constituidos presbíteros. Luego, los sacerdotes presentes también impusieron sus manos como signo de comunión y acogida al nuevo ministerio.
Los recién ordenados recibieron los ornamentos propios del presbítero —estola, casulla y escapulario— de manos de sus padres y padrinos.

Seguidamente, el arzobispo les entregó el cáliz y la patena, y después les besó las manos, gesto que fue repetido por cada uno de los sacerdotes presentes en señal de fraternidad sacerdotal.
Luis José Ubán Puentes, oriundo de La Azulita, Parroquia Santuario Inmaculada Concepción, y Jorge Onerge Rojas Contreras, nativo de Mucutuy, Parroquia San Antonio de Padua, son fruto de comunidades merideñas y de la formación recibida en el Seminario Arquidiocesano San Buenaventura.
Durante la acción de gracias después de la Comunión, los nuevos presbíteros elevaron su gratitud a Dios por el don del ministerio, agradeciendo igualmente a su casa de formación, a sus familias, párrocos, formadores y a todos quienes los acompañaron en su camino vocacional.
Envío misionero de seminaristas
En el marco de esta misma celebración, se realizó la bendición y envío de los seminaristas del Seminario San Buenaventura. Ellos partieron desde este 12 de diciembre a las distintas parroquias de la Arquidiócesis para cumplir con las misiones decembrinas. Este servicio pastoral lo realizan cada año en preparación a la Navidad.
La Arquidiócesis de Mérida eleva su oración para que el Señor bendiga abundantemente el ministerio de los nuevos presbíteros, y para que, bajo el amparo maternal de la Virgen de Guadalupe, sigan siendo fieles servidores de Cristo y de su Iglesia.
12 de diciembre de 2025
Fuente: Prensa Arquidiócesis de Mérida
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